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Bisexuales: “acá estamos, existimos”

9 personas bisexuales hablaron con Sentiido sobre las creencias que persisten sobre esta orientación sexual. Recordaron que no están confundidas, que no son homosexuales de clóset y que lo suyo no es una etapa sino que simplemente les atraen hombres y mujeres.

Una propuesta que cada vez toma más fuerza es la idea de dejar atrás las etiquetas “gay”, “lesbiana”, “bisexual”, “trans”, “heterosexual”, “hombre” y “mujer” para simplemente ser humanos.

Uno de los argumentos detrás de esta idea es que estas categorías son vistas como identidades inmodificables, cuando en la vida nada es estático. Asimismo, son causa de desigualdades. Está claro que en materia de derechos no es lo mismo ser heterosexual que homosexual u hombre que mujer.

Como lo explicaba Sentiido en el artículo Queer para dummies, además de retar la heterosexualidad obligatoria (llamada “heteronormatividad”), una de las propuestas de las teorías queer es no clasificar a las personas por una orientación sexual o una identidad de género.

Entre otras cosas, porque la sexualidad y el género son espectros muy amplios que pueden variar con el tiempo. Rubén Campero, licenciado en psicología y sexólogo especialista en género y diversidad sexual, radicado en Montevideo (Uruguay), le explicaba a Sentiido que si se tienen en cuenta las fantasías, impulsos y sensaciones de cada quien, se entendería que el erotismo y el afecto trascienden el sexo y el género de las personas.

Según Judith Butler, filósofa norteamericana, cualquier categoría de identidad, como “lesbiana” o “heterosexual” regula y controla.

Algunas personas, entre ellas buena parte de las nuevas generaciones, coinciden en que lo mejor sería empezar a poner sobre la mesa palabras como “pansexualidad” o la idea de que en la atracción y en la afectividad no son determinantes el sexo, el género ni la orientación sexual de cada quien.

Sin embargo, también están quienes consideran que vale la pena aprovechar que “bisexualidad” es un término que forma parte del imaginario colectivo, más allá de otros como “queer” o “pansexualidad”, para cuestionar la idea de limitar la sexualidad a heterosexualidad y homosexualidad.

Quienes se identifican como bisexuales buscan que esta orientación sexual no sea señalada como una etapa o un estado de confusión, sino que se reconozca como la atracción sexual y afectiva tanto por personas del mismo sexo como del opuesto.

Sentiido habló con 9 personas bisexuales sobre las creencias alrededor de esta orientación sexual y los retos y desafíos que enfrentan.

Catalina León Amaya

Bisexuales: "acá estamos, existimos"

Abogada con una maestría en sociología y derecho, consultora en derechos humanos con énfasis en prevención y atención de violencias contra las mujeres. Es cofundadora del Colectivo Sentimos Diverso y participó en la Mesa LGBT de Bogotá.

“La bisexualidad es una orientación sexual, no una fase ni una transición”

El primer gran amor de Catalina fue una persona que, en ese entonces, se identificaba como mujer, con quien convivió durante tres años y quien hoy se reconoce como hombre trans. “A ella (hoy él), la conocí en la iglesia cristiana a la que asistíamos. Durante 10 años estuve vinculada a iglesias cristianas convencida de todo lo contrario a lo que hoy pienso”.

Enamorarse y vivir algo reprobado en la iglesia que frecuentaban las llevó a retirarse. “Tuvimos que elegir entre nuestra relación o permanecer allí y escogimos lo primero”. Antes de esa relación, Catalina había sentido atracción por hombres pero se enamoró, en ese entonces, de una mujer y lo asumió con tranquilidad.

Adicional a esto, en la iglesia existían normas con las que Catalina no estaba de acuerdo. “Por varios años acepté someterme a ese control porque estaba en cuestión mi fe, considerada allí como la verdadera, pero la copa se iba a rebosar tarde o temprano”.

Después de esa experiencia, Catalina tuvo parejas masculinas y actualmente está casada con un hombre. “Sin embargo, por la manera como el amor y el sentir han llegado a mi vida, me fue quedando claro que soy bisexual. De llegar el momento de la ruptura con quien estoy, no sé si la siguiente persona con quien me relacione será masculina o femenina”.

Con su familia el proceso ha sido más difícil porque la mayorìa es muy religiosa -como Catalina lo era- y el hecho de que ella asumiera su bisexualidad con tanta contundencia les significó dolor, rupturas y distancias.

“Para mí es importante recordarle a mi familia que aunque después de haber tenido una pareja femenina, he tenido otras masculinas, esto no significa que me haya ‘rehabilitado’, que fue una fase por la que pasé o que ya entendí y volví al camino correcto. Es como si por ser bisexual, tuviera que salir del clóset constantemente para recordar que no me he vuelto a adecuar a ninguna norma heterosexual”.

Desde hace unos meses, Catalina vive en Brasil donde, entre otras cosas, ha desarrollado investigaciones sobre el sistema de justicia en casos de violencia doméstica.

“Más que bisexual, soy una persona que puede amar independiente del sexo o género del otro”

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

Están las ideas de que las personas bisexuales “pateamos con ambas piernas”, que somos promiscuas, que mantenemos relaciones paralelas con hombres y mujeres, que lo queremos todo al mismo tiempo, que somos indefinidas y que constantemente estamos dudando de nuestra orientación sexual.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Que la bisexualidad es real. Existimos quienes podemos amar y desear a las personas independientemente de su género. Ocurre. Esto no es un asunto de porcentajes o de “una bisexualidad perfecta” donde la atracción sea de un 50% por hombres y de un 50% por mujeres porque de lo contrario la persona sería homosexual o heterosexual.

No faltan quienes nos hacen cuentas de cuántas parejas masculinas y cuántas femeninas hemos tenido para sacar sus propias conclusiones porque siempre está la curiosidad de si a uno le gustan más los hombres o las mujeres. Y estas ideas no son exclusivas de las personas heterosexuales, también lo piensan muchos gais y lesbianas.

En algunas relaciones me ha ocurrido que la pareja llega a sentir miedo. También se tiende a creer que, en algún momento, las personas bisexuales van a sentir carencia de los otros genitales con los que no se están relacionando en ese momento.

3. ¿Por qué la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Tener parejas de distinto sexo o género determina los espacios de socialización. En mi caso, cuando he tenido parejas masculinas, los círculos sociales tienden a ser heterosexuales.

Al ver a una pareja de hombre y mujer, la gente asume que son heterosexuales y si está conformada por dos personas del mismo sexo, que son homosexuales. Entonces, es como si uno se camuflara y necesitara salir del clóset bisexual de manera permanente.

La bisexualidad no se contempla, a menos de que la persona se reconozca como tal. Aunque, por supuesto, a muchas personas no nos interesa andar en eso todo el tiempo. Para mí es importante hacerlo con mi familia y con mis parejas, pero no tiene sentido entrar a un bar con un letrero que diga “a pesar de que estoy con un hombre, no soy heterosexual, soy bisexual”.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

Es importante trabajar en la remoción de estereotipos y prejuicios para evitar la discriminación por orientación sexual e identidad de género. También es importante avanzar en la atención en salud sexual y reproductiva porque si a lo largo de la vida se tienen parejas de distinto sexo, es fundamental no encontrar prejuicios -que se convierten en barreras- en los profesionales de la salud.

***

Héctor Mazuera Alcalde

Administrador de empresas especializado en gestión pública.

“La bisexualidad es una orientación sexual que, como todas, se vive”.

No fue fácil para Héctor asumir que era bisexual. Al principio, en la adolescencia, no entendía muy bien qué era lo que le pasaba porque no se sentía ni heterosexual ni homosexual. Y aunque solamente salía con mujeres, en el colegio era blanco de burlas porque estaba lejos de ser el estereotipo del “conquistador”.

La aceptación vino después de salir de su natal Valle del Cauca rumbo a Bogotá. Aunque para entonces ya estaba claro que le atraían hombres y mujeres, siguió saliendo con estas últimas porque tenía unos objetivos claros: casarse, tener hijos, ser profesional y conseguir un buen trabajo.

Después de 20 años de matrimonio se separó. Tomó la decisión, no por ser bisexual, sino porque su esposa tenía otra persona y él no está de acuerdo con la infidelidad. “Ella tenía claro que soy bisexual porque me conocía muy bien, pero también sabía que yo no salía con ninguna otra persona”. Sus tres hijas respetan su vida afectiva y han conocido a las personas con quienes ha salido después de divorciarse.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

Las prohibiciones de algunas religiones en temas de sexualidad, hacen más difícil la aceptación de las orientaciones sexuales no heterosexuales. Son, además, un obstáculo para garantizar el derecho al libre desarrollo de la personalidad. No es fácil desprenderse de todos esos mandatos.

Por el miedo que generan esas limitaciones, mucha gente se queda en una vida impuesta. Por eso quienes somos creyentes, tenemos una doble lucha: aceptar que también somos una creación de Dios y superar las prohibiciones en materia de sexualidad.

Ahora, el hecho de que alguien sea bisexual no quiere decir que sea “indefinido”, sino que sentimos atracción por personas de distinto sexo.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Nosotros tenemos muy claro quiénes somos y qué sentimos, algo que no siempre es fácil de entender para las personas que no lo viven de igual manera. Para muchos de quienes nos identificamos como bisexuales, establecer relaciones afectivas o sexuales con uno u otro sexo nos resulta igual de satisfactorio, no hay una preferencia por uno u otro.

Normalmente, por la presión que existe, cuando se empieza el proceso de exploración y de aceptación, uno se pregunta “¿qué prefiero?” o “¿qué me gusta más?”, pero con el paso del tiempo se entiende que lo importante es sentirse bien con quien se está sin necesidad de elegir. Se trata de disfrutar de la vida sexual y afectiva de la mejor manera posible sin caer en barreras impuestas.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

En una ocasión, con algunas personas intentamos organizar un grupo de encuentro para hablar y discutir sobre temas relacionados con bisexualidad, pero encontramos que a muchas de ellas poco les interesaba nombrarse como “bisexuales”, sino que simplemente les interesaba vivir tranquilas su vida sexual y afectiva.

Además, muchas veces cuando una persona empieza a ser visible como bisexual, la gente empieza a mirarla de otra manera, se crean barreras. Infortunadamente en muchas partes todavía no es bien visto sentir atracción por personas del mismo sexo.

La falta de interés de algunas personas bisexuales por ser visibles también puede deberse a comodidad, porque finalmente no las clasifican como gais o lesbianas y no se han sentido vulneradas. Por supuesto, algunos creemos que así no nos sintamos discriminados, podemos apoyar la lucha por la igualdad.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

Como la mayoría de personas bisexuales no son percibidas de esta manera en espacios públicos, son menos agredidas y discriminadas. Y muchas veces no sienten vulnerados sus derechos. Sin embrago, esto no significa que no podamos ser solidarios con las luchas por igualdad que, en algunos casos, también son nuestras.

En los medios de comunicación las personas bisexuales tampoco somos visibles porque somos menos comerciales. A muchos medios en Colombia les resulta más rentable incluir homosexuales estereotipados.

***

Francy Peñuela Aguirre

Estudiante de Psicología

“La gente me pregunta: ¿por qué no dices que realmente eres lesbiana?”

Desde temprana edad Francy se dio cuenta de que le atraían las niñas y los niños, lo que al principio le causó conflicto. De hecho, en algún momento pensó que era lesbiana y que no quería reconocerlo, pero ha tenido relaciones estables con hombres y mujeres y con el tiempo entendió que, simplemente, era bisexual.

Sus papás se enteraron un día que ella discutió con una niña en su casa, lo que no fue fácil para ellos. Y socialmente también es complicado porque no faltan los señalamientos de “¡defínete! No quieres salir del clóset, no te quieres aceptar”. Además, “para algunas personas soy demasiado femenina para ser lesbiana y para otras demasiado masculina para ser heterosexual”.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

Una frecuente es que la persona no quiere reconocer una orientación sexual homosexual. Yo salí del clóset hace más de 10 años así que no tendría problema en decir, si lo fuera, que soy lesbiana.

También persiste la idea machista de que seguro no me ha ido bien con los hombres y que por eso salgo con mujeres o que tengo un trauma de infancia, pero yo crecí muy feliz en una familia con papá y mamá.

Otra creencia es que las personas bisexuales somos promiscuas y tenemos múltiples parejas. Sin embargo, esta forma de vida no tiene nada que ver con una orientación sexual, hay muchas personas bisexuales monógamas.

Al principio, los hombres heterosexuales suelen asumir con erotismo la idea de tener como pareja a una mujer bisexual porque les entusiasma la idea de cumplir con la fantasía de hacer un trio, pero después les genera conflicto pensar que su pareja también puede tener una relación afectiva con otra mujer.

Para los hombres bisexuales es difícil, en la medida de que a muchas mujeres les cuesta el tema de que ellos han tenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Los seres humanos somos bisexuales por naturaleza pero a muchas personas les da miedo aceptarlo y vivirlo. En todo caso, si alguien no comprende la bisexualidad simplemente debe respetar. Finalmente tampoco hay mucho que entender, más allá de que no es una patología ni una condición, sino una orientación sexual más.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

La discriminación entre personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (endodiscriminación) ha reforzado la idea de que no nos queremos asumir como homosexuales. Antes era frecuente que a algunas lesbianas les costara entender que a una mujer que le gustan las personas de su mismo sexo, también le atrajeran los hombres.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

El gran reto con la bisexualidad y con cualquier tipo de diferencia es aprender a respetarla. Se trata de dejar de lado la idea de que si no comprendo algo o no me gusta, respondo con violencia física, psicológica o verbal.

También sería interesante ampliar el tema para más allá de hablar de bisexualidad, empezar a discutir sobre “pansexualidad” o donde uno siente atracción por personas sin importar su orientación sexual e identidad de género. No importa el cuerpo, sino que es un ser humano.

Esto no significa que uno sienta atracción por todas las personas, cada quien tiene sus criterios, solamente que en ese filtro de selección no cuenta que la persona sea homosexual, bisexual, trans o cisgénero.

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María Camila Pachón

Estudiante de Comunicación Audiovisual.

“Puede que algunas personas crean que la bisexualidad no existe, pero acá estoy yo”

Al comienzo, Camila sentía que las mujeres le atraían físicamente. En algunas fiestas se dio besos con algunas pero de ahí nunca pasó. Seguía firme: “soy heterosexual”.

Todo cambió cuando empezó a hablar más de lo acostumbrado con una amiga y a salir con ella. Se dio cuenta de que le gustaba más allá de lo físico. Descubrió, entonces, que no era tan “hétero” como pensaba.

Todos sus amigos saben que es bisexual. Con su  familia el proceso ha sido distinto porque aunque saben que forma parte de Aires, el grupo LGBT de la Universidad de La Sabana y que participa en las marchas LGBT, todavía no les ha hablado abiertamente del tema.

Hasta el momento, Camila no ha tenido relaciones estables ni con hombres ni con mujeres, pero lo que sí tiene claro es la atracción por ambos.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

Muchas personas sin importar si son o no LGBT creen que la bisexualidad no existe, que es una fase mientras uno reconoce ser homosexual. Yo tengo muy claro que no es una transición ni una etapa sino que nos gustan hombres y mujeres.

También está la idea de que, necesariamente, somos personas indefinidas y promiscuas que nos la pasamos saltando de un lado a otro, de ahí que algunos sientan miedo de entablar relaciones serias con nosotros. Y, por supuesto, tampoco falta la pregunta “¿entonces te gustan los tríos?”, pero la orientación sexual no define las prácticas sexuales.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Existimos. Sentimos atracción tanto por hombres como por mujeres, finalmente el amor va más allá del sexo y del género, de ahí que muchos bisexuales digan que simplemente se enamoran de personas. Se trata de abrir la mente y de entender que la vida no es en blanco y negro sino que hay otras muchas tonalidades.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Por la creencia de que la bisexualidad no existe. Por esto, cuando uno dice “soy bisexual”, no faltan quienes responden con un “no, tú eres lesbiana, lo que pasa es que no has terminado de aceptarte”.

También me ha pasado que estoy saliendo con una mujer y cuando le digo que soy bisexual, se previene y piensa que en cualquier momento la voy a dejar por un hombre. Sienten celos por los amigos porque creen que seguramente también me atraen. Por eso, en muchos casos, es mejor decirles a las lesbianas que también lo soy y a los hombres heterosexuales que soy heterosexual.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

El primero, aceptar que la bisexualidad es una realidad. Nadie duda de que las personas lesbianas y gais existen, pero de las bisexuales no se habla por la idea de que somos “homosexuales en proceso de aceptación” o “heterosexuales explorando”. La bisexualidad no se legitima.

Lo más importante para hacerle frente a este desconocimiento es que la gente se informe para entender que la bisexualidad existe y no es un término medio. También hace falta más respeto e inclusión dentro de nosotros mismos porque muchos hombres gais califican de “locas” a otros homosexuales y algunas lesbianas de “machorras” a otras lesbianas.

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Nikita Dupuis Vargas

Comunicador social y periodista enfocado en educación popular.

“Los hombres homosexuales y bisexuales somos vistos como menos hombres, como si perdiéramos algo de la masculinidad”

Cuando nació, por tener vagina, Nikita fue clasificada como mujer (“nunca elegí serlo”, dice) y su heterosexualidad se dio por hecho. Como suele suceder, ni lo uno ni lo otro fueron motivo de discusión, simplemente “era lo correcto”.

“Cuando estaba en el colegio, identificándome aún como mujer, creía que la atracción que sentía por las mujeres era algo temporal y, como los niños me atrían, me decía: ‘no es que las chicas me gusten, sino que las admiro‘”.

La vida erótica afectiva de Nikita empezó a los 21 años. “No diría que fue tarde porque no creo que haya una edad para empezarla, pero ya era una persona adulta, independiente económicamente y con redes afectivas y sociales adicionales a mi familia, lo que me permitía tomar mis propias decisiones”.

Por esto, nunca pasó por un ritual de decirles a sus papás que le atraían hombres y mujeres. “Salía con quien quería, si ellos se daban cuenta, bien, o si no, daba igual”.

Nikita cree que si algún día salió del clóset como bisexual, fue más con sus amigas lesbianas. La gente asumía que también lo era porque en ese entonces se identificaba como mujer y salía con mujeres.

“Decirles a ellas que estaba saliendo con hombres fue caótico porque para muchas eso era como salir con el enemigo. Sentían un rechazo muy fuerte por el cuerpo masculino y me hacían sentir como ‘la traidora'”.

Para algunas de ellas era incómodo que yo llevara a mi novio a los bares gais. “Pero si ellas iban con sus parejas, ¿yo por qué no podía ir con la mía?”. Es entonces cuando Nikita siente que las personas bisexuales deben vivir entre dos mundos: uno heterosexual y otro homosexual.

Más que salir del clóset como bisexual, Nikita lo hizo como persona trans, porque hacer un tránsito de género (en su caso, pasar de femenino a masculino) implica cambios físicos.

Para su familia no ha sido fácil entender que, primero, identificándose aún como mujer, tuviera relaciones afectivas con hombres y mujeres. Y que después, cuando se asumió como hombre trans, siguiera saliendo con hombres y mujeres, incluidas personas trans.

Una vez Nikita empezó a identificarse como hombre trans bisexual, apareció la discriminación. Algunos hombres trans le dijeron: “¿usted va a pasar a ser hombre para seguir andando con hombres, entonces para qué hace el tránsito? Ser hombre es salir con chicas“.

Mucha gente cree que ‘ser hombre’ es sinónimo de heterosexualidad. Por eso entre ellos se molestan con frases como ‘se volvió marica’ o ‘no sea tan gay’. A los hombres se les mide su masculinidad y virilidad a partir de su orientación sexual”.

A la gente le cuesta entender que la identidad de género no tiene nada que ver con la orientación sexual”. 

A la mayoría de hombres trans bisexuales latinoamericanos con los que ha hablado, les han cuestionado su masculinidad por ser bisexuales. En las mujeres, por el contrario, hay mayor permisividad a que lo sean porque dos mujeres juntas es una de las fantasías masculinas. “Es una mirada de la sexualidad femenina al servicio de la masculina”.

Nikita le agradece a Entre-Tránsitos, el primer colectivo de hombres trans al que perteneció, porque allá se contemplaba la bisexualidad. “Camilo Rojas, uno de sus fundadores, hablaba de una sexualidad más fluida. A mí me tranquilizó pensar que no era el único”.

Sus parejas han sido amables con el tema. “Excepto para una novia lesbiana que no lograba imaginar a los hombres como seres humanos sino solamente como seres con pene. Yo lo único que sé es que me gustan hombres y mujeres, más allá de lo que tengan entre las piernas”.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

Que estamos confundidos o pasando por una etapa de la que pronto vamos a salir. Y esa confusión se mide dependiendo de la pareja con la que uno esté. La gente me percibe heterosexual o gay según mi pareja, pero yo nunca dejo de ser bisexual.

Mis recientes parejas han sido hombres trans, entonces hay quienes dicen que soy gay porque estoy con hombres, pero yo no tengo por qué salir con una mujer y con un hombre al mismo tiempo para que la gente me reconozca como bisexual. Si hoy estuviera con una mujer, no sería heterosexual sino el mismo bisexual de siempre.

También está la idea de que las personas bisexuales somos las transmisoras de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y las responsables de que el VIH haya llegado a los heterosexuales. De hecho, muchas veces cuando un hombre bisexual sale con una mujer, ella está muerta del susto de que la pueda contagiar de algo.

Otra creencia es que somos infieles. Está la idea de que tarde o temprano les vamos a poner los cachos a nuestras parejas de turno porque, en cualquier momento, algo del otro sexo/género nos va a hacer falta. Y esa es una creencia dolorosa para las parejas.

Otro de los problemas para los hombres trans bisexuales es acudir a los servicios de salud. Como ser trans aún es visto como una enfermedad, cuando uno acude a un profesional de la salud mental para solicitar el certificado de disforia de género que nos permita recibir tratamiento con endocrinólogo y demás especialistas, una de las primeras preguntas que nos formulan es si somos heterosexuales.

En otras palabras, buena parte de la validación psiquiátrica para obtener el certificado de disforia de género que les permite a las personas trans acceder a los servicios de salud que necesitan, es cumplir con el modelo heterosexual.

No es suficiente con que yo diga que quiero construirme como hombre, sino que tengo que suscribirme a un modelo de masculinidad machista y heterosexual”.

La primera vez que fui por dicho certificado, dije que era heterosexual, que había tenido como ocho novias y que a una “casi” la dejo embarazada. Afirmé que jugaba fútbol y que era lo más hombre del mundo y así obtuve el certificado.

Hace unos meses me dijeron que para recibir el tratamiento con endocrinólogo y otros especialistas, debía sacar un nuevo certificado de disforia de género. Y una vez más surgió la pregunta de si soy heterosexual.

En esta ocasión dije la verdad, que era bisexual y la psicóloga no podía entender mi respuesta. “¿Cómo así?”, me preguntó. Me odié porque la siguiente media hora fue cuestionando por qué había hecho un tránsito de femenino a masculino para salir con hombres y mujeres. Así que en la nueva cita con el psiquiatra no dije que era bisexual.

En todo este proceso confirmé que ser heterosexual es un aspecto clave para valorar la masculinidad. Pero esto no se queda solamente en los consultorios médicos sino que, en cualquier escenario, ser heterosexual es una validación de la masculinidad.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

En los espacios en que sea posible, yo me hago visible como bisexual y el hecho de presentarme con seguridad hace que no me cuestionen. Sin embargo, recuerdo que alguna vez un amigo trans me dijo que yo realmente era un hombre trans gay, que lo mejor era reconocerlo. Yo le respondí que el hecho de que llevara años sin salir con una mujer no significaba que no me atrajeran. Lo cierto es que ni mi orientación sexual ni mi identidad de género tienen por qué ser cuestionadas.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Es más común que en vez de hablar de bisexualidad, la gente aborde lo queer y la “pansexualidad” (personas que sienten atracción por otras más allá de su sexo y género. Pueden entablar relaciones afectivas con mujeres y hombres sin importar su orientación sexual e identidad de género). Yo tengo prácticas pansexuales, pero en este momento ese no es mi lugar.

Es cierto que a muchas personas lesbianas, gais y trans les cuesta aceptar la bisexualidad, quizás faltan más organizaciones y activistas que hagan visible este tema. Esto puede deberse al sexismo existente dentro de algunos círculos de lesbianas y gais que no permiten la existencia de la bisexualidad.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

El primero, que sea visible, que se hable del tema. Lo que no se ve, no existe. Hay que empezar a cuestionar los estereotipos y ponerlos en el debate público, lo que exige visibilidad. Me alegra saber que en los grupos universitarios LGBT cada vez más jóvenes se identifican como bisexuales. Es importante que más gente lo mencione.

Yo recuerdo años atrás, cuando Ana Lucía Ramírez de la organización Mujeres al borde, donde al comienzo había muchas mujeres lesbianas, se identificaba como activista bisexual. En Hombres en desorden, grupo del que ahora formo parte, es común que hablemos de hombres trans heterosexuales, bisexuales y homosexuales.

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Sergio Julián Hómez Álvarez

Estudiante de Biología e integrante de Gaeds UN, grupo de apoyo y estudio de la diversidad de la sexualidad de la Universidad Nacional de Colombia.

“Les guste o no, me crean o no, soy bisexual”

En su adolescencia Sergio Julián se dio cuenta de que le gustaban los hombres. Como sucede en muchos casos, pasó por una lucha interna para desmitificar la homosexualidad.

Sin embargo, desde hace unos años también tuvo claro que sentía atracción por las mujeres, pero tenía la idea de que si no era blanco era negro o si no era heterosexual, era homosexual.

“Cuando uno dice que le atraen hombres y mujeres, la reacción de muchas personas es que estamos confundidos, que somos heterosexuales curiosos u homosexuales no reconocidos. Para mí el sexo y el género de una persona no son determinantes a la hora de entablar una relación sentimental. De hecho, más que como bisexual me defino como alguien a quien le atraen las personas”.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

La creencia más común es que si una persona se identifica como bisexual, necesariamente es promiscua. Tener esta orientación sexual no significa que voy a “caerle” a quienes vea, sean hombres o mujeres. Para empezar, yo no puedo tener una relación sexual con alguien sin haber establecido un vínculo afectivo primero.

Otra pregunta frecuente es: “¿dónde está tu novia y dónde tu novio y cómo haces para sacarles tiempo para los dos?”. El hecho de que una persona sea bisexual no significa que tenga que estar con un hombre y una mujer al tiempo.

Tampoco faltan quienes dicen “pero yo solo te he visto con hombres”. Y mi respuesta es: ¿para demostrar que me identifico como bisexual tienen que verme con una mujer? Para definirme como bisexual, yo no tengo por qué comprobar nada.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Es una de las creencias que más se repite. La sexualidad es un proceso único en cada persona, no hay normas. En mi caso, como bisexual, no tengo en cuenta el género a la hora de sentir atracción por alguien. He tenido novios y novias incluidas personas trans. A eso se le llamaría “pansexualidad” porque no se tienen en cuenta ni la orientación sexual ni la identidad de género.

Es importante dejar atrás la idea de que los bisexuales somos homosexuales confundidos o heterosexuales curiosos, cada quien sabe qué le gusta. Otra creencia es que hay más mujeres que hombres bisexuales.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Vivimos en una sociedad donde solamente existen dos opciones: si no es hombre, es mujer, si no es blanco, es negro o si no es heterosexual es homosexual. No hay matices, no hay grises. Las personas bisexuales somos menos visibles que gais y lesbianas porque nuestras necesidades son distintas.

También hay discriminación de algunas personas gais y lesbianas hacia las bisexuales, porque está la idea de “definirse” y las bisexuales somos vistas como “indecisas”.

Ahora, podemos compartir las luchas por el matrimonio y la adopción igualitaria, pero tenemos objetivos propios, independientes de gais y lesbianas y fuera del marco heterosexual. Nos enfocamos más en desmitificar la bisexualidad, en que existimos y en que no estamos pasando por una fase.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

Es clave que la gente conozca más sobre bisexualidad. El primer paso para esto, es aceptarnos y ser visibles en nuestros espacios. Cuando la gente le pone un rostro a este tema, lo entiende más. El segundo, avanzar en educación para dejar a un lado los prejuicios.

En su momento, el VIH fue asociado exclusivamente con homosexualidad. Con la bisexualidad están las ideas de la promiscuidad, de que es una etapa, de que estamos confundidos, de que preferimos un sexo más que otro o de que si uno está en una relación con otro hombre tiene que ser “el activo”.

También se tiende a clasificar la bisexualidad según el género. Muchas veces se dice que las mujeres bisexuales son divertidas, mientras que los hombres bisexuales están confundidos. Conozco hombre bisexuales que públicamente prefieren definirse como heterosexuales u homosexuales, para no ser cuestionados.

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Harold Galindo

Empleado en el sector privado.

“Tenemos que hablar más de poliamor y de pansexualidad”.

Aunque para mucha gente resulta difícil reconocerse como bisexual, este no fue el caso de Harold. Tenía 19 o 20 años cuando empezó a experimentar con un amigo situaciones que iban más allá de una amistad. Harold le contó a su novia lo que pasaba y ella lo tomó bien.

Tiempo después terminó su relación con ella y tuvo nuevas experiencias con mujeres y con otros hombres, empezando por su amigo. Fue entonces cuando se interesó más por conocer sobre temas LGBT y decidió hablar con sus amigos y su familia sobre su orientación sexual. Todo fluyó. “Me siento bien de ser quien soy”.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

El más frecuente es que se trata de un “homosexual en el clóset” o un heterosexual a quien “se le moja la canoa”. Mucha gente cree que estamos en un “limbo” e invalidan lo que sentimos. No encuentran más posibilidades que categorizar a la gente entre homosexual o heterosexual

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Así como una persona tiene claro que es heterosexual u homosexual, nosotros también sabemos que somos bisexuales. La mayoría de la gente tiende a creer que solamente existen dos opciones y que los grises no cuentan. A mí me gustan hombres y mujeres, así lo validan mi cuerpo y mis sentimientos. ¿Por qué mi orientación sexual sería menos válida que otras?

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Las personas lesbianas y gais han liderado la lucha por la igualdad de derechos. Las bisexuales hemos sido menos visibles porque, de alguna manera, somos percibidas “en el medio”. No obstante, los logros obtenidos por gais y lesbianas como el matrimonio o la adopción también nos benefician aunque personalmente no creo en el matrimonio.

También es cierto que dentro del mismo movimiento LGBT hay chistes cuando uno dice que es bisexual, que mejor se defina de una vez como homosexual. ¿Y por qué tendría que hacerlo si no lo soy?

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

En la lucha por la igualdad de derechos, pareciera ser más estratégico definirse como gay o lesbiana. Yo creo que, en últimas, no es tan importante definirnos de manera tan marcada. Finalmente lo que se persigue es una igualdad que debe estar garantizada por el hecho de ser humanos.

Es importante trabajar en un cambio cultural de percepción de la bisexualidad, enseñar que no somos “homosexuales de clóset”, sino que es una orientación sexual donde sentimos atracción por hombres y mujeres. Mi propuesta es dejar de categorizarnos en “LGBT” o más letras. Tenemos que empezar a hablar más de “poliamor” y “pansexualidad”.

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Manuel González Mayorga

Odontólogo, epidemiólogo y magister en salud pública. Trabaja en temas de salud pública.

“Algunas de mis parejas me han dicho: yo a los hombres los cuido de las viejas, pero a ti no sé de quién cuidarte”.

Definirse como un hombre bisexual fue un proceso tranquilo que se dio en los primeros semestres de universidad. En algún momento, Manuel empezó a reconocer que tenía unos intereses diferentes. No era solamente un asunto de orientación sexual no heterosexual sino de una masculinidad distinta, lo que se sumó a experiencias tanto con personas de su mismo sexo como del opuesto.

En principio, sintió algo de inquietud porque socialmente se habla de que se es una cosa o la otra, entonces surgió la pregunta de “¿será que soy homosexual?”. “Lo más complejo en ese momento es sentir que uno no es ni homosexual ni heterosexual”.

Profesionalmente Manuel siempre ha estado vinculado a temas de sexualidad, diversidad sexual y educación sexual, lo que ha hecho que en sus entornos laborales, de amistad y de familia el tema de su orientación sexual sea algo reconocido y respetado.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

El primero y más grande es que la bisexualidad no existe o no es posible. Está en el imaginario la idea de que una persona bisexual es en realidad un gay o una lesbiana reprimida, alguien que no es capaz de definirse o que se identifica así por miedo porque está la creencia de que es más fácil ser bisexual que homosexual.

Es un asunto muy relacionado con la idea de que se es blanco o negro o heterosexual u homosexual. No existe lo intermedio. La bisexualidad es percibida por algunas personas como “carreta” de quienes no son capaces de definirse.

También hay una cierta idea de que la persona bisexual es un “depredadora sexual”, alguien que puede sostener relaciones con cualquiera, como si las personas bisexuales estuviéramos en una búsqueda permanente de parejas.

Asimismo, está la idea de que las relaciones afectivas con personas bisexuales no funcionan porque la pareja tendrá temor de que la persona bisexual, ese supuesto “depredador sexual”, viva en busca de parejas sexuales. En su momento, algunas de mis parejas me han dicho: “si yo estoy con un hombre heterosexual, lo ‘cuido’ de las viejas, pero a ti no sé de quién ‘cuidarte'”.

Está la desconfianza que inspira una persona que, supuestamente, no se ha definido. Si estoy con una pareja mujer, también está el temor de que ella esté pensando en qué momento me “volveré” gay.

De igual manera, en las familias hay un cierto miedo de que la persona bisexual termine por definirse como gay o lesbiana. Otra creencia que aún persiste en algunos espacios es que los hombres bisexuales fueron quienes propagaron el VIH, llegando incluso a señalar a las personas heterosexuales como sus víctimas.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

Que la vida está llena de matices. Somos una paleta de posibilidades en la que nos podemos mover. Por algo existe la bandera de arcoíris. Ser bisexual no es la incapacidad de definirse. Por el contrario, es una posibilidad más como la heterosexualidad o la homosexualidad. La diversidad existe y va más allá de ser gay, lesbiana o bisexual sino que es, de entrada, ser humano.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Por la creencia de que la bisexualidad no existe. Cuesta reconocer los matices. Yo recuerdo amigos que me decían “¡Defínase! Yo a usted le veo pinta de gay”. Esto está ligado a la resistencia a creer que la bisexualidad es una opción real que se puede vivir.

Muchas veces se cree que la bisexualidad es una alternativa más fácil que la homosexualidad, pero es compleja en la medida en que vivimos en sociedades que piden “decidirse”. Por eso, en muchos espacios, es tan difícil asumirse como bisexual.

Cuando uno dice “soy bisexual” muchas personas lo miran a uno raro o no saben cómo tratarlo. También hay algo de discriminación dentro de las mismas personas LGBT, hay quienes invitan a “definirse” a las bisexuales.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

El primero es abrir la discusión sobre la bisexualidad: ¿qué es? o ¿qué implica tener un papá o una mamá bisexual? Tampoco hay muchas personas que se asuman públicamente como bisexuales y sería importante que quienes puedan lo hicieran.

Hay que poner el tema en la agenda pública. Se requiere más información porque entre menos haya, más estigma, más presión y más posibilidades de violencia y de vulneración. También es importante dejar claro que todas las personas somos diversas independiente de nuestra orientación sexual e identidad de género.

***

Mauro Alejandro Fherro

Ingeniero topográfico

“Sin ninguna pena reconozco que me gustan hombres y  mujeres”

Reconocerse como un hombre bisexual no fue fácil para Mauro Alejandro. Forma parte de una familia conservadora donde la sexualidad siempre fue un tabú. Creció con la idea de que ser gay era sinónimo de peluquería y durante muchos años le incomodó ver personas homosexuales. Todo cambió a los 19 años cuando conoció a un policía. “Yo le dije que no era gay y le ofrecí una amistad siempre y cuando no pasara de ahí”.

Se volvieron muy amigos al punto de que el policía lo acompañaba a visitar a su novia. “Hasta mi suegra lo pretendía”. Después de un año de amistad, un día fueron a cine y “terminó pasando lo que tenía que pasar. Sin embargo, me gustó, me sentí bien, pero también me gustaba mi novia”.

Así que siguió saliendo con el policía, manteniendo una relación paralela, hasta que entró en crisis porque no sabía cómo manejar la situación y decidió terminar con los dos.

Después, vino una etapa en la que se convenció de que era gay. Pero había mujeres que le seguían llamando la atención. “En ese entonces estaba influenciado por las opiniones de algunos amigos gais que decían ‘qué asco acostarse con mujeres’ y si me fijaba en alguna me decían ‘¡Qué te pasa!'”.

Llegó el día en que empezó a salir con un hombre, pero terminó enamorado de su hermana. Fue entonces cuando dijo “yo no soy gay” y conoció un grupo de hombres bisexuales que le hablaron de esta orientación sexual. Su familia supo que era gay y ahí dejó el tema. Prefiere evitar explicarles que no es homosexual sino bisexual. Mauro Alejandro tiene un hijo de 4 años.

1. ¿Cuáles son las principales creencias y estereotipos que persisten alrededor de la bisexualidad?

Aunque las personas bisexuales vivimos la sexualidad de una manera más amplia, no falta quienes nos dicen que somos promiscuos o que solo se puede ser una cosa o la otra.

También está la creencia de que nos inclinamos más por un sexo que por otro, pero no es así. En algún momento quise irme más por el lado de los hombres pero no resultó, yo puedo tener relaciones afectivas con hombres y mujeres.

2. ¿Qué podría decirles a quienes creen que las personas bisexuales son en realidad “homosexuales en el clóset”?

A mí no me da pena decir que soy bisexual. Años atrás por evitar que la gente me clasificara como “promiscuo” o “indefinido”, ocultaba mi orientación sexual. Ya no. Sin ninguna pena digo que me gustan los hombres y las mujeres.

3. ¿Por qué cree que la bisexualidad es tan poco visible, incluso dentro del mismo movimiento LGBT?

Muchas veces las personas bisexuales nos camuflamos dentro del movimiento LGBT. Somos más imperceptibles. En algunos casos, decidimos ser menos visibles que gais y lesbianas.

4. ¿Cuáles cree que son los retos que existen en Colombia con respecto a la bisexualidad?

En mi caso, no me interesa la visibilidad. Tengo mis amigos, mi trabajo y estoy bien. Por supuesto que entiendo y comparto la lucha por la igualdad de derechos y por la no discriminación de lesbianas, gais y trans porque son más visibles y por tanto más vulnerables a la violencia. En general, hay muchos prejuicios y desconocimiento alrededor de ser LGBT que es necesario trabajar.

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