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De los clósets a los museos

Museo Q nace para mostrar el camino que las personas queer han recorrido y las experiencias que han vivido. Hace falta sacar del clóset el elemento “raro” y darle un lugar en la historia.

Texto y fotos: Museo Q.

Los avances en derechos y el reconocimiento que han logrado las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT) producen alegría y son motivo de celebración. Sin embargo, es importante desplazar la mirada hacia el pasado, para garantizar un futuro en el que todas se sientan incluidas.

Ese es el objetivo que motiva la iniciativa Museo Q: comprender los procesos que las personas LGBT llevaron al presente y reconocer las memorias que han construido. Toda memoria puede potenciarse desde el presente hacia el futuro.

No basta con que se reconozcan derechos a quienes no los tenían, hace falta un recorrido por las formas en que la exclusión configuró imágenes y experiencias de quienes se alejaban de la norma, de aquellas personas que constituyen lo queer, lo desviado, lo raro.

Museo Q nace con la intención de iniciar un proceso que evidencie el camino que las personas queer han recorrido y cómo ha sido la representación y las experiencias que han vivido a lo largo de la historia.

Gracias a que hoy podemos garantizar ciertos derechos, es posible pensar en transformaciones que afecten nuestra cotidianidad y espacios de representación.

Museo Q, historia de lo queer en Colombia

Hace falta sacar del clóset el elemento raro y desviado en la construcción del país y darle un lugar en la historia para que reconozcamos la presencia de esa diferencia, pues lo queer no surge en el momento en el que se obtienen unos derechos y un reconocimiento legal, sino que ha estado siempre presente, sólo que se ha mantenido oculto.

Con el Museo Q se han iniciado algunas aproximaciones a esta intención. Además de trabajar en el desarrollo de un archivo histórico sobre la presencia de los sectores sociales LGBTI, el museo ha participado en coloquios y eventos académicos preguntándose por las maneras en que las representaciones afectan los cuerpos y posibilitan otras maneras de sentir.

Aunque todavía la sociedad prefiere mantener al margen una relación innegable entre creación y sexualidad y no se reconoce la importancia que la orientación y el género tienen sobre la creación cultural, el Museo Q va más allá de lo puramente museográfico; trabaja con esos vacíos y esas ausencias.

Otras formas de violencia

En tiempos en los que a la fiesta del reconocimiento de derechos se suma la posibilidad de que después de cincuenta años de conflicto armado en Colombia este llegue a su fin, es necesario fijar la atención en esas otras formas de violencia que afectan memorias, personas y comunidades.

La paz no es sólo el silenciamiento de los fusiles, también es la posibilidad de que la diferencia se manifieste y no sea invisibilizada, aniquilada, ocultada, marginada u obligada a permanecer en el armario. Para lograrlo se necesita exponer las memorias que mantienen viva la posibilidad de ser diferente y exhibir las dificultades que se han superado para que la diferencia no se extinga.

Cada triunfo de las personas con orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas (no normativas, no tradicionales) está acompañado de la reacción de quienes quieren mantener el status quo, por lo que es necesario empezar a construir herramientas que permitan defender las ganancias como el cumplimiento de una exigencia necesaria.

Museo Q, historia de lo queer en Colombia

Si todavía gran parte de la población está en contra de que en las instituciones educativas se implemente la sentencia T – 478/15 de la Corte Constitucional (más conocida como la sentencia Sergio Urrego), es porque aún nos falta hacer que esos logros legislativos se conviertan en realidades materiales y extensivas.

Ante la violencia y estrategia reaccionaria, hay que responder con una memoria que señale que lo que está en juego en este momento no es la eliminación de una opción (la heterosexual) sino la posibilidad de tener otras diferentes.

El clóset ha sido siempre el lugar privilegiado del ocultamiento. En ese espacio oscuro podemos escondernos y arrojar todo lo que quisiéramos olvidar. Pero el clóset habla más de lo que creemos y se convierte en un espacio de producción, en un lugar destinado al recuerdo.

Desde el clóset se construye toda una forma de estar en el mundo, porque es ese lugar en el que algunas veces nos vimos obligados a estar o en el que se nos ubicó sin que lo supiéramos. En el clóset, y en relación a el, nos construimos y es hacia esas construcciones que el Museo Q se dirige.

Por esto, el Museo Q prepara una exposición titulada “Lo que se ve No se pregunta”, sobre la experiencia del clóset en la urbe bogotana (real o imaginada), para dar inicio al recorrido por los caminos de la diferencia y de sus manifestaciones y así construir puentes que pongan en contacto esas diferencias con el fin de reconocerlas, visibilizarlas y apropiarlas.

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