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Después de todo, la vida me sonríe

Comenzar por el principio es lo más común, pero el principio me resulta un tanto amargo, aunque al final la lección que me quedó es que nada de lo que me sucedió define quién soy hoy.

Por: Marco Rakower

Soy Marco, hijo de un judío israelí y una colombiana, nacido en el extranjero y traído aquí desde muy corta edad. Crecí en una familia pequeña: un padre, una madre y yo.

Mi padre fue “víctima” de la drogadicción y mi mamá una mujer hermosa, conservadora y ultra religiosa.

Tuve una familia extensa numerosa y pudiente con la cual no establecí una relación más profunda que la se que puede tener con un vecino que se ve de manera esporádica, como en los entierros.

Después de pasar por varios colegios religiosos y no exactamente por perder años sino porque mi padre tomaba cosas como la nevera, la televisión, la ropa, los juguetes y el dinero para la pensión para alimentar su adicción, mi mamá logró solventar la deficiencia económica.

Esto hacía que los papás de mis compañeros creyeran que yo era una mala influencia para sus hijos.

Era un niño muy sensible así que el matoneo y las burlas eran lo común en mi día a día. Y como si eso fuera poco fui abusado desde los 5 años en varias etapas de mi infancia por uno que otro familiar, sacerdote o profesor.

Al final solo me paralizaba y pensaba que era yo quien atraía esa situación.  El silencio fue mi fiel compañero. Nunca hablé de eso.

Mi papá desapareció, dicen que murió a mis 11 años. A los 12 me dediqué a los deportes y al gimnasio, no por querer ser fuerte y varonil sino porque el deporte suplía la inmensa soledad que sentía.

Decidí que nunca nadie más me faltaría al respeto, que sería una persona sana y que respetar a las personas sería la herramienta para defender mis principios.

Luego de unos años, a mis 16, mi mamá desarrolló Alzheimer y por lo tanto mi vida se convirtió en cuidarla y estudiar, un motivo más para olvidar mis sentimientos y atracción hacia los niños de mi mismo sexo y aunque no me avergonzaba, sentía que no era el momento para esto.

Mi mamá murió hace dos años, logré estudiar con poco dinero y sin familia. Elegí fotografía, algunos años de diseño interior y ahora me encuentro estudiando arquitectura en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Estoy en séptimo semestre.

La vida es grata conmigo, soy abiertamente gay y lo disfruto. Me gusta ser varonil y creo que personas como yo somos los puentes para demostrar que ser gay no es una cuestión de físico. Por último, creo que ser gay implica lo que implica para cualquiera, responsabilidades, derechos y placeres, por supuesto.

Marco Rakower, historias de hombres gays
Yo en compañía de una amiga

4 thoughts on “Después de todo, la vida me sonríe

  1. Que historia tan conmovedora e interezante, creo que demuestra el valor y la calidad de un ser humano, echado para delante se que cómo el hay muchos que luchan por la igualdad y el reconocimiento de nuestros derechos desde muchos ambitos, como la universidad, el trabajo, etc..

  2. Me encanta leer testimonios. Creo que es la mejor forma de dar un -parte de tranquilidad- a todas las personas que tienen problemas con aceptar su sexualidad.

    Marco es todo un ejemplo de vida. Le deseo mucha suerte con el resto de camino!

  3. Hola Marco soy Juan Miguel Rakower Garcia estoy muy interesado en conocerte te encontre por la pagina geni de los arboles genealogicos y me gustaria compartir con tigo algo muy interesante estoy seguro te interesara mucho saludos este es mi correo escribeme porfavor juanmiguel.rakower@calltv.com.pe

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