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¿Dónde están las lesbianas?

A propósito del 26 de abril, día de la visibilidad lésbica, Sentiido entrevistó a nueve mujeres que se reconocen como lesbianas o diversas sexualmente para saber por qué esta orientación sexual es tan poco visible en Colombia.

Las palabras que el senador Roberto Gerlein pronunció el 20 de noviembre de 2012, evidencian la percepción que mucha gente tiene sobre las lesbianas o las mujeres que se sienten atraídas afectiva y sexualmente por otras mujeres.

Ese día, en el debate sobre una ley que buscaba aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, este congresista argumentó que el sexo entre hombres es asqueroso y excremental. En cuanto al “catre compartido por dos mujeres”, dijo, no era nada que le preocupara, un asunto sin trascendencia, “un sexo inane”.

Seguramente muchas personas comparten su opinión. Una y otra vez se preguntan qué pueden hacer dos mujeres juntas, sin testosterona “ni miembro” de por medio.

Hace poco una fotógrafa le dijo a Sentiido que ella prefería identificarse como gay porque la palabra “lesbiana” le parecía muy fuerte, casi como un insulto.

Los medios de comunicación, el único canal por el que muchas personas entran en contacto con la diversidad sexual y de géneros, poco utilizan esta palabra. Prefieren hablar de “matrimonio y adopción gay” con la certeza de que allí ellas están incluidas.

En el actual gabinete ministerial hay, al menos, dos mujeres lesbianas. Una lo reconoció en una emisora cuando la periodista se lo preguntó, mientras que su pareja no se ha pronunciado públicamente al respecto.

Cuando se le pregunta a la gente por referentes de mujeres lesbianas colombianas, se toman un tiempo para pensarlo. El primer nombre que se les viene a la cabeza es el de una actriz. Sin embargo, pareciera que esa actriz hubiera “chuleado” de su vida la salida del clóset, pero no volvió a pronunciarse públicamente al respecto.

El argumento de muchas lesbianas para no hacer visible su orientación sexual es que quieren destacarse por sus habilidades y no por sus preferencias afectivas.

No es “gritarlo”, pero tampoco ocultarlo

No obstante, detrás de estas palabras queda la sensación de que aquello que se oculta o se disimula es lo que produce vergüenza. Por supuesto, en muchos casos este es un mecanismo de seguridad y hasta de supervivencia.

Pero en otras ocasiones, detrás de esa “no visibilidad” de las lesbianas, suele estar la idea de que esa información les quita puntos en su estatus y hoja de vida.

Algunas de ellas dicen que no tienen por qué ponerse un letrero diciendo que lo son o gritar a los cuatro vientos que les gustan las mujeres. Dicen que esa información pertenece a su ámbito privado. De hecho, miran con desconfianza el activismo y las marchas LGBT.

Aunque no se trata de organizar una rueda de prensa para anunciar públicamente su orientación sexual, tampoco se trata de ocultarla. Finalmente, de manera permanente las personas heterosexuales la comunican.

Puede que no utilicen la expresión “soy heterosexual”, pero tienen una foto de su pareja en su puesto de trabajo, asisten con su esposo o esposa a los eventos familiares y mencionan el nombre de su pareja en cualquier conversación cotidiana.

La invisibilidad de las lesbianas es mayor, si se tiene en cuenta que los hombres han tenido mayor presencia en los diferentes espacios, incluido el homosexual.

El 26 de abril se conmemora el día de la visibilidad lésbica. Es una manera de reconocer públicamente que existen las mujeres que sienten atracción por otras mujeres.

No se identifican como lesbianas para seducir hombres, por moda, por traumas de la infancia ni por no haber encontrado al hombre de su vida, sino porque esa es su orientación sexual y no quieren –ni tienen– por qué ocultarla o reprimirla.

A propósito de esta fecha, Sentiido habló con nueve mujeres de distintas ciudades, con diversas ocupaciones y que se identifican como lesbianas o como diversas sexualmente, para conocer su opinión sobre por qué las lesbianas son tan poco visibles en Colombia y si es o no importante que lo sean.

Marcela Sánchez

Marcela Sánchez, Colombia Diversa.
Trabajadora social

“¿Por qué tendría que ocultar algo que está tan presente en mi vida?”

Fue la directora de la ONG Colombia Diversa durante 10 años. Actualmente se encuentra estudiando una maestría en Estados Unidos. En junio de 2015 regresa a esta ONG como directora adjunta. Vive en Bogotá.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

En el mundo del activismo LGBT hay varias lesbianas visibles, pero en la sociedad en general no lo son. Esto es evidente en el manejo que le dan al tema los medios de comunicación y en las imágenes con las que acompañan sus noticias. Además, no se refieren a “gais y lesbianas” sino que asumen que el término “gay” incluye a lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT).

En los medios no hay contenidos sobre ellas y, si los hay, son más bien negativos.  Hay prejuicios y miedos asociados con las lesbianas. Y eso puede tener que ver con la invisibilidad y el desconocimiento que existen al respecto.

Se cree que todo lo que está por fuera de esto no existe o es de menor categoría. Algo así como: ¿qué hacen las lesbianas? ¿Cómo pueden existir?

Detrás de todo está el machismo reinante, pero especialmente la concepción limitada que existe de la sexualidad: orientada a lo masculino, al acto sexual, a la penetración y a la genitalidad. 

Cuando se menciona la sexualidad femenina, suele ser para referirse a la prostitución o a la pornografía y no al ejercicio de una sexualidad cualquiera. Los hombres tienen un espacio más cómodo para hablar de su sexualidad. Mientras que para las mujeres es algo que no se menciona, muy ligado a la construcción de lo que se supone es la feminidad.

En Colombia tampoco hay referentes visibles de lesbianas, lo que no ayuda a que otras mujeres salgan del clóset. Ninguna mujer pública ha dicho de frente y abiertamente “soy lesbiana”.

Alguna vez la actriz Alejandra Borrero lo mencionó, pero nunca más volvió a referirse al respecto. Y salir del clóset no es decirlo una vez sino mantener una actitud. No se trata de “chulearlo” y después no volver a abordar al tema.

Esto lo digo porque la heterosexualidad se demuestra todo el tiempo, se comunica de manera permanente aunque no se use la palabra “heterosexualidad”. Pero una mujer habla de su esposo o novio o tiene la foto de esta persona en su puesto de trabajo. Hay muchas formas de evidenciar la orientación sexual.

La visibilidad es importante. ¿Por qué tendría que ocultar algo que está tan presente en mi vida? Si hacemos de nuestra vida algo más cotidiano y visible, vamos a transformar las instituciones y la manera de exigirle al Estado. O ¿cómo vamos a hacerlo si no existimos?

Hay que luchar los espacios en las familias, en las calles, con los amigos y en los medios de comunicación, para después exigirles a las instituciones que también lo hagan. Gracias a esas personas que han dicho “acá estamos” es que se ha logrado más respeto y mayor respuesta del Estado.

Nancy Lee

Nancy Lee- Grupo de mamás lesbianas
Consultora en gestión de proyectos y en gestión cambios

“El hecho de ocultarlo envía el mensaje de que no está bien ser lesbiana”

Nancy se dio cuenta de que le gustaban las mujeres cuando ya estaba casada y tenía dos hijos. Ahora tiene 55 años. Es cofundadora, junto con la abogada y activista Elizabeth Castillo, del Grupo de Mamás Lesbianas, que ya tiene 12 años. Está tratando de que la vida la lleve a escribir un libro con su historia. Es empresaria y vive en Bogotá.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

Las lesbianas en Colombia no son visibles. Y entre más alto el estatus socioeconómico, menos lo son. En estos casos, se mueven en círculos cerrados, no salen a bares LGBT sino que se reúnen en sus casas.

Ellas no rumbean, no van a las marchas LGBT ni están en el activismo. Y no lo hacen porque sienten que pierden. Muchas de ellas dicen: “yo no tengo que hablar de mi vida privada”.

Estas mujeres creen que esa información les quita puntos social y profesionalmente, que pierden terreno al hacer visible su orientación sexual. Muchas veces solamente se conoce públicamente que lo son hasta que alguien las saca del clóset.

Como todavía hay quienes piensan que ser lesbiana es un defecto, una enfermedad o un pecado, muchas de ellas omiten esta información. Creen que entre más alto el estrato socioeconómico, menores posibilidades de crecer profesionalmente si revelan abiertamente que lo son.

En muchas familias, el hecho de decir que hay una lesbiana y de evidenciarlo en su círculo social no está bien visto porque, piensan, pierden estatus.

Además, una mujer destacada profesionalmente o que ocupa un alto cargo en una compañía, no solamente tiene que lidiar con el machismo por ser mujer, sino además por ser lesbiana. La posición de la mujer como ciudadano de segunda, en sociedades como la nuestra, tiene mucho que ver con eso.

Sin embargo, en los estratos menos altos, algunas mujeres también se cuidan de revelar que son lesbianas, porque la discriminación todavía está presente en el ámbito familiar y laboral. Prefieren evitar el tema en sus lugares de trabajo.

Aunque no debería ser necesario decirlo, la visibilidad es importante porque de lo contrario seguimos siendo un mito urbano y mucho más las mamás lesbianas.

Ahora, así no lo confirmen ni lo ratifiquen, el hecho de que públicamente se sepa que algunas mujeres conocidas son lesbianas, ayuda, porque evidencia que existimos y que somos comunes y corrientes.

Se tiende a creer que ser lesbiana es “más fácil”, en la medida en que el acercamiento físico entre mujeres está permitido y socialmente aceptado. El problema es que en estos casos, la orientación sexual o el hecho de ser lesbianas queda oculto porque la gente dice: “son amigas” o “son hermanas”.

En la historia del activismo en Colombia los homosexuales han sido más visibles, pero no solo por ser gais, sino porque los hombres han sido más visibles en todos los espacios. Y el movimiento LGBT no es la excepción.

Sin embargo, aunque el activismo empezó con más hombres, en los últimos años ha dado un gran vuelco por las mujeres. Y esto contribuye a que más lesbianas se animen a salir del clóset.

Cuando me preguntan: “¿dónde están las mujeres lesbianas de estratos socioeconómicos altos?”, mi respuesta es: en sus casas. 

En el activismo predominan las mujeres jóvenes. La mayoría de las que asisten al Grupo de Mamás Lesbianas oscilan entre 20 y 30 años. En ocasiones me preguntan: “¿dónde están las lesbianas mayores?”. Y mi respuesta es: ya no salieron del clóset.

Si las lesbianas ocultan esta información o no se refieren a esto, de alguna manera envían el mensaje de que “eso no está bien” y de que hasta nosotras mismas creemos que ser lesbiana es algo malo. Finalmente, eso es lo que uno oculta. Aunque en ocasiones hay quienes no lo revelan porque saben que esto puede representarles un peligro.

Ahora, no se trata de poner un aviso en el periódico para que todo el mundo se entere, sino de que una mujer no tenga que ocultar que vive con su pareja o que tiene una novia.

De igual manera, ocultárselo a los hijos es darles la idea de que ser lesbiana es malo. Si uno asume el tema con tranquilidad, ellos también lo harán.

Cuando comencé con el Grupo de Mamás Lesbianas, junto con Elizabeth Castillo, hacía 10 años que mis hijos sabían que yo soy lesbiana. Yo pensaba que esa información era algo que formaba parte de su educación y que debían saberlo.

Así como les enseñé a lavarse los dientes o a cruzar la calle, también les enseñé a respetar a todas las personas, incluidas aquellas que sienten atracción por las personas de su mismo sexo.

Además, yo nunca he creído en el género. Para mí lo masculino y lo femenino no existe y así eduque a mis hijos. En mi casa nunca se dijo que los roles de las mujeres eran unos y los de los hombres otros. Ser hombre y ser mujer era igual.

Mi familia también lo sabe. Lo que quieran hacer con esa información es problema de ellos, pero yo soy la misma mujer lesbiana o no lesbiana. A mí toda la vida me ha parecido maravilloso serlo. Nunca sentí que fuera algo malo o de ocultar.

Actualmente, yo salgo del clóset una vez por semana aproximadamente. Si por ejemplo alguien que llega a mi casa cuando tengo puesto el delantal de cocina que tiene una bandera gay, me pregunta por qué lo llevo puesto, yo le respondo: “porque soy lesbiana”.

A veces en reuniones yo cuento que tengo un grupo de apoyo a mamás lesbianas y alguien me pregunta “¿por qué?”. Mi respuesta es: “porque soy lesbiana”.

Si en conversaciones cotidianas, surge el tema de si tengo novio, simplemente digo “Novio, no. Novia”. Sin embargo, también sé que yo soy mucho más que una lesbiana: soy mujer, mamá, profesional, hija y miembro de familia.

Muriel Jiménez

Muriel Jiménez
Historiadora e investigadora en temas de género e historia de la sexualidad

“Si no se nota, la gente lo deja pasar”

Más que como lesbiana, Muriel se identifica como una mujer diversa sexualmente. Le parece que el término “lesbiana” la encasilla y ella está de acuerdo con las teorías queer. Vive en Cartagena.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

Hay espacios públicos en los que se sabe que trabajan mujeres lesbianas pero quienes no se reconocen públicamente de esta manera. Es decir, están presentes como mujeres, pero no como lesbianas.

Cuando participé en una investigación de la Corporación Caribe Afirmativo sobre discriminación laboral en personas LGBT, hicimos unas entrevistas a profundidad. Algunas de las chicas consultadas, tenían la idea de que en los primeros años de vida profesional, es necesario “matizar” la orientación sexual o no reconocer abiertamente que son lesbianas.

Después de cierto tiempo, salen del clóset. Esto no significa que necesariamente estén dentro del clóset con su familia o amigos, sino que no mencionan su orientación sexual en los espacios laborales.

Para mí es importante que ser lesbiana sea visible porque es parte de la construcción de una persona. Y especialmente en escenarios públicos porque esto ayuda a derrumbar los imaginarios o estereotipos que existen sobre las orientaciones sexuales no heterosexuales y las identidades de género.

También es cierto que hay más hombres homosexuales visibles que mujeres lesbianas. Esto se debe a que el hecho de ser hombres gais no los desvincula del privilegio de lo masculino. Y con mayor razón, si se han construido desde lo masculino.

Entre más coincida la manera de vestirse o de presentarse de una mujer con lo que se considera femenino -o con lo masculino en caso de ser hombre- hay mayor tranquilidad para vivir una orientación sexual no heterosexual.

También existe una tendencia a visibilizar más las capacidades profesionales, como una manera de decir: “yo soy visible por mis méritos y no por mi orientación sexual”.

Por ejemplo, una mujer lesbiana con una expresión de género que se asuma como femenina, tiene menos barreras que una que se construya con características que la sociedad considera masculinas.

Aunque no debería ser así, ese ejercicio de “mimetizarse”, de que no se note que es lesbiana, les permite más posibilidades de pasar inadvertidas y mayor aceptación social.

En el Caribe colombiano suele pasar que si una mujer es lesbiana pero “no se le nota” o su apariencia no resulta incómoda para las demás personas, la gente lo deja pasar. Aún está esa creencia tonta de que se puede ser pero sin demostrarlo.

Cuando las cosas funcionan así, que es lamentable, de alguna manera se convive con mayor tranquilidad. Pero es muy duro que a las personas se les niegue la posibilidad de hacer público parte de su ser.

En general en Colombia, los hombres homosexuales visibles en medios de comunicación son empresarios, hijos o nietos de expresidentes o personas que forman parte de la élite del país. Esto, sumado al componente de ser hombres, les permite vivir su orientación sexual con mayor comodidad.

Además, su vida íntima no queda expuesta. Si uno revisa el manejo que se le ha dado a los hombres que están fuera del clóset y que están en lugares de poder, no hay mayores referencias a su vida privada.

En cambio, cuando se habla de las pocas mujeres lesbianas que están en lo público, lo primero que sale a relucir es su vida íntima: quién es su pareja.

En Cartagena hay mayores posibilidades de vivir fuera del clóset en la academia, las universidades y en algunos espacios del sector turístico y de servicios.

Sin embargo, la expresión de afecto pública es un tema complicado porque en el Caribe la gente no se mide, se siente con permiso para insultar. Los informes demuestran que entre más visible sea la orientación sexual o la identidad de género, más expuesta está la persona a la agresión.

En los espacios públicos de Cartagena son más visibles los hombres gais y las mujeres trans. De igual manera sucede en los procesos políticos y en el movimiento social LGBT. Hay muy pocas mujeres lesbianas.

Sin embargo, ellas han creado otros escenarios de encuentro y participación, muchas veces sin siquiera nombrarse como lesbianas. Son espacios que les permiten no ser visibles públicamente.

Por ejemplo, están los campeonatos de fútbol y de otros deportes, así como espacios informarles de integración donde no necesariamente todas son lesbianas.

Estas mujeres no asisten a las marchas LGBT, ni a los seminarios de diversidad sexual ni están en los espacios de visibilidad pública o de incidencia política, sino en aquellos donde de alguna manera pueden mimetizarse. 

Juliana Castro

Juliana Castro
Diseñadora gráfica

“No es mi amiga, es mi novia”

Juliana nació en Pereira. A los cinco años su familia se trasladó a Armenia. Allá estudió en un colegio de franciscanos. En 2008, cuando se graduó de bachiller, se instaló en Bogotá para estudiar en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. El cambio fue del cielo a la tierra. Vive en Bogotá.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

En las ciudades pequeñas es muy difícil llevar una vida anónima. Es más frecuente que una persona le cuente a otra y así sucesivamente que una mujer es lesbiana.

Ahora este tema es más visible, pero todavía hay mucha gente que tiene miedo de que sus papás se enteren. En mi caso, yo salí del clóset estando en Bogotá sin temor de lo que pensarían mis amigos o mi familia. Nunca he sentido miedo de ser como soy. Además, mi mundo familiar es muy amable con el tema, pero entiendo que hay otros que no lo son.

Lo que sí creo, es que si uno le dice o le demuestra a la gente de frente como uno es, no dicen nada malo, así quieran hacerlo. Una postura decidida evita los cuestionamientos.

El asunto está en llamar las cosas por su nombre. Decir lo que uno es con las palabras que son. A mí nunca nadie me ha dicho: “¿por qué no intentas cambiar?”. He tenido preguntas de personas que sienten curiosidad, pero no comentarios atacando lo que soy.

En muchos círculos hay mujeres que tienen miedo de decir que son lesbianas. En algunos casos, detrás de esto están las consecuencias que esa información pueda traerles. En otros, la razón es que todavía no quieren nombrarse de esa manera.

En mi opinión, cuando una persona no es firme con quien es, es más proclive a que se ponga en duda su identidad y a que la gente trate de buscarle “otras posibilidades”.

También creo que la homosexualidad de las mujeres se pone más en duda que la de los hombres. Cuando una mujer dice que es lesbiana, se tiende a pensar que a lo mejor es bisexual, que está siguiendo una moda o a que su exnovio la maltrataba y esto la traumatizó, pero en todo caso puede “corregirse”.

El machismo imperante en este país conduce a que las relaciones entre mujeres sean más cuestionadas. Si dos mujeres están cogidas de la mano, se tiende a pensar que son amigas o hermanas, pero nunca novias. En cambio, sí son dos hombres quienes lo hacen, de inmediato se dice que son homosexuales.

Algunas personas pueden tomar el hecho de que una mujer dude sobre su orientación sexual, a que se trata de una etapa o a que no ha conocido al hombre de su vida.

Esto demuestra que, en el rol que la sociedad les ha asignado a las mujeres, no hay posibilidades de que no contemplen a un hombre como pareja. Y aunque las lesbianas existen y están por todas partes, hay quienes prefieren decir: “son amigas que llevan 50 años viviendo juntas”.

Hace unos años me pasaba que algunos hombres tomaban el hecho de que me gustaran las mujeres como una invitación o una insinuación. No sé si tuve un cambio de tono o en la forma de referirme al tema, pero un día dejó de pasarme.

Esos gestos de palabras y de actitud son importantes en una sociedad como la colombiana que acostumbra a darle tantas vueltas a las cosas. Es clave nombrar las cosas como son y mostrarse como es.

Mucha gente le tiene miedo a la palabra “lesbiana”. No saben si hablar de “la compañera” o “la amiga”, cuando podrían hablar de la novia o esposa.

Nombrar las cosas como son hace que mi vida sea más fácil . Yo no siento que mi amor sea diferente ni que tenga que explicarlo, sino simplemente nombrarlo.

Para mí es importante que las parejas de mujeres sean visibles. No creo que haya parejas que no quieran cogerse de la mano o darse un beso en la calle, sino que sienten miedo de lo que pueda pasarles.

Ver parejas del mismo sexo en la cotidianidad, es una manera de aclararles el panorama a las personas que se sienten confundidas al respecto. Es mostrarles que este es un tema que va más allá de la clandestinidad o de los “bares gais”.

Sin embargo, de unos años para acá las parejas de mujeres son más visibles. Cada vez hay menos miedo de ser quien uno es y de vivir como se quiere. Y entre más visible sea esto, más común se volverá.

De hecho, la gente se escandaliza cuando ve a una pareja del mismo sexo dándose un beso, porque nunca lo ve. Por eso lo siente fuera de lugar.

Lo ideal es que el amor se convierta en algo habitual, sin importar si es entre dos hombres, dos mujeres, un hombre y una mujer… Y que, además, la gente deje de preguntarse quién hace de hombre o de mujer cuando se trata de parejas del mismo sexo.

Cada quien debería sentirse tranquilo de decir en su empresa que su pareja es del mismo sexo. No creer que esa es información que debe ocultar porque puede traerle problemas.

No se trata de andar con un letrero informando que a una mujer le gustan las mujeres sino demostrar lo que uno es y nombrar las cosas como son.

Paola Zuluaga

Paola Zuluaga
Realizadora audiovisual

“Hace unos años muchas mujeres asistían con máscaras a la marcha LGBT de Bogotá”

En asocio con su pareja Cristina Uribe fundaron Rec Mode, una propuesta de construcción colectiva de contenido social y activismo audiovisual sobre población LGBTI y géneros. Un espacio para protestar de manera creativa. Una de sus producciones es el documental Somos. Vive en Bogotá.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

La visibilidad depende del entorno en el que uno viva. No es lo mismo ser lesbiana en un sector específico de Bogotá que en una región de Colombia afectada por el conflicto armado.

En este tema sucede algo similar a lo que pasa con el matrimonio entre personas del mismo sexo. Algunas parejas se han casado de manera oculta, mientras que otras han decidido hacerlo públicamente y aparecer en los medios de comunicación.

Para las lesbianas que están en proceso de asumir su orientación sexual, es importante que otras mujeres como ellas sean visibles. Quienes pueden hacerlo sin poner en riesgo su vida, contribuyen a que su orientación sexual se convierta en lo que es: algo común y cotidiano.

Yo salí del clóset cuando estaba en la universidad y hasta ese entonces se empezaba a hablar con mayor tranquilidad del tema, aunque todavía era difícil. Estaban los imaginarios de que ser homosexual era sinónimo de promiscuidad, alcoholismo o pasársela de fiesta.

Me acuerdo que no había referentes visibles de mujeres lesbianas en Colombia. Todas éramos fanáticas de la cantante mexicana Chavela Vargas.

Por miedo o por la razón que fuera, décadas atrás muchas mujeres no salían a la calle a exigir los mismos derechos de los hombres. Sin embargo, había unas que lo hacían en nombre de las que no podían y hoy todas, por ejemplo, pueden votar.

Entiendo que salir del clóset es una decisión personal, pero sí creo que es importante que haya gente “poniendo la cara” para que quienes no puedan hacerlo ahora, se atrevan después.

En los últimos cinco años y en buena medida por el trabajo que han hecho los medios de comunicación, hay una mayor visibilidad de la homosexualidad y el tema se aborda con mayor tranquilidad.

Hace unos 10 años, a la marcha LGBT de Bogotá, muchas mujeres asistían con máscaras. Me parecía fuerte esa imagen. Hoy eso no pasa, lo que significa que sí ha habido un cambio y que el tema es más visible. Empezando porque son más las parejas de mujeres que han hecho público su matrimonio.

Lo ideal es que nadie tuviera que hacer visible su orientación sexual, que esto no fuera un tema, sino que simplemente se hablara de personas, algunas de las cuales tienen parejas del mismo sexo. Pero mientras llega ese momento, es fundamental que haya gente liderando ese proceso de visibilidad hasta convertirlo en algo cotidiano.

En esto los medios tienen una gran responsabilidad, lo que les implica revisar desde el lenguaje que utilizan hasta el amarillismo con el que en ocasiones abordan la diversidad sexual y de géneros, para convertirlo en lo que es: un asunto de igualdad de derechos.

En las series y producciones de ficción, también es importante que las lesbianas y los personajes LGBT en general no sean siempre los malos de la historia o los que están en las cárceles.

La imagen que mucha gente tiene de lo LGBT es por lo que ve en televisión. Lo ideal, entonces, es que la visibilidad esté más acorde con la realidad. Las lesbianas son mujeres comunes y corrientes, que trabajan, hacen mercado y algunas tienen hijos. ¿Por qué no mostrar esto?

Ximena B. Torres
Community Manager del Instituto Humboldt

Ximena B. Torres
Community Manager del Instituto Humboldt

“Mi orientación sexual no tiene nada que ver con mi identidad de género”

Ximena es una mujer trans que tiene una pareja mujer. También maneja las redes sociales de la emisora virtual Radio Diversia. Vive en Bogotá.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

Las lesbianas aún no son lo suficientemente visibles, aunque han ganado respeto en muchos espacios. Especialmente aquellas mujeres que abiertamente reconocen lo que son y que están dispuestas a enfrentar lo que se les venga encima.

El problema de fondo es que muchos papás y mamás aún no saben qué responderles a sus hijos cuando estos les preguntan por qué hay dos mujeres o dos hombres dándose un beso. En general, predomina el desconocimiento y esto genera miedo y rechazo.  Lo uno conduce a lo otro.

Poder o no vivir la orientación sexual con tranquilidad, también está ligado al lugar donde se resida. Así por ejemplo, en  localidades como Chapinero, en Bogotá, es común ver parejas del mismo sexo cogidas de la mano, mientras que esto no es tan usual en otros espacios de la ciudad y en otras regiones del país, donde aún es un tema tabú.

De igual manera, la percepción que se tenga sobre la diversidad sexual y de géneros está muy relacionada con el tipo de educación recibida.

Las lesbianas deberían ser más visibles, entre otras cosas porque esto permitiría ver el mundo como realmente es: diverso. Es importante que este tema deje de ser un asunto de minorías y de poblaciones vulnerables o con menos derechos, para estar presente en todos los espacios posibles y, especialmente, en aquellos donde se toman las decisiones.

Si las diferentes diversidades no son visibles, vamos a seguir replicando un modelo de desigualdad. Podemos empezar por descartar de plano la idea de que hay una orientación sexual más importante o con mayores privilegios que las demás, solamente porque es mayoritaria.

El problema también radica en que Colombia aún es un país machista. Todavía se cree que los hombres tienen unos roles y las mujeres otros. Muchas personas aún creen que ellas, por ejemplo, deben quedarse en el hogar cuidando a los hijos.

En mi caso, muchas veces soy percibida como “algo raro” entre las mismas mujeres trans. Dicen: “ella toma hormonas, se pone senos, se deja el pelo largo y se maquilla, ¿para irse con otra mujer?”.

Por esto, cuando las mujeres se salen de esos moldes que la sociedad les ha asignado -en el que tampoco está contemplado ser lesbiana- vienen las recriminaciones y los insultos. No falta quien les diga: “les falta un macho”. Y todo eso hace difícil que una mujer reconozca abiertamente lo que es.

Y mi respuesta es: “sí. Mi orientación sexual no tiene nada que ver con mi identidad de género”. A la gente le cuesta entender que estos son dos temas distintos. Y yo con mi pareja o Brigitte Baptiste con la suya, entre otras, damos la cara para hacer visible la diferencia que existe entre estos dos conceptos. Además, uno de los imaginarios que existe es que las mujeres trans tenemos que andar con un “macho alfa”.

Destaco a las mujeres que no ocultan lo que son. No solamente las que salen del clóset y se quedan ahí, sino aquellas que enfrentan el mundo diariamente defendiendo su identidad. Esto es de admirar si tenemos en cuenta que todavía hay gente que pierde su empleo o que es víctima de violencia por decir que son lesbianas.

Lina María Palacio

Lina María Palacio
Activista, docente y escritora

 “Lo que no se nombra no existe”

Fue candidata a la Cámara de Representantes por Antioquia en las elecciones para Congreso de 2014. Por ser lesbiana, fue declarada objetivo militar de grupos paramilitares y fue víctima de abusos, insultos y violencias de lesa humanidad. Vive en Medellín.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

La sexualidad de las mujeres ha estado al servicio de los hombres, quienes también han limitado nuestro reconocimiento como lesbianas, a menos de que sea para el entretenimiento de ellos.

Hay personas que dicen que mientras nosotras nos reconozcamos como somos, no importa lo que los demás piensen. Sin embargo, también necesitamos que los demás lo hagan para evitar segregaciones y garantizar la igualdad de derechos. Además, ignorar que existimos es una forma de vulneración y de discriminación.

Históricamente hemos estado sujetas a las decisiones de los hombres. No obstante, este problema se agudiza en las lesbianas, porque se intenta negar u ocultar nuestra sexualidad.

El problema de la invisibilidad no es solamente de las lesbianas sino de las mujeres en general.

Es importante que las lesbianas seamos más visibles. De lo contrario, permanecerá la idea de que no existimos, somos pocas o que buscamos complacer las “fantasías masculinas”. Debemos exigir que la sociedad nos nombre y nos reconozca con los mismos derechos y posibilidades que el resto de personas.

Mayor Sandra Yaneth Mora
Policía Nacional de Colombia

Sandra Mora
Policía Nacional de Colombia

“Acá estamos y acá nos quedamos”

En el año 2000, Sandra fue retirada de la Policía Nacional de Colombia por ser lesbiana. Como era de esperarse, el argumento que le dieron para hacerlo fue otro. Sin embargo, la investigación que se siguió demostró que las acusaciones que le hicieron eran infundadas.

También se demostró que un coronel la había amenazado con despedirla sino terminaba su relación con una mujer. Once años después, el Tribunal Administrativo de lo Contencioso en el Meta ordenó el pago de cada uno de los salarios que dejó de recibir desde su despido así como los ascensos militares correspondientes. Lleva 15 años con su pareja y en junio próximo será ascendida a teniente coronel. Vive en Bogotá.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

Más que ser o no visibles, lo cierto es que muchas hemos salido a decir quiénes somos, como una manera de reclamar los derechos que nos corresponden. Somos visibles públicamente para buscar el reconocimiento que se nos ha negado y recuperar los espacios que nos corresponden.

Salimos a decir “acá estamos y acá nos quedamos” porque estamos orgullosas de ser mamás, esposas, empresarias, políticas, policías, periodistas. Queremos aportar desde nuestros entornos, en la construcción de un mejor país.

Reconocemos abiertamente quiénes somos para transformar los imaginarios, estereotipos y creencias que aún existen sobre nosotras.

Antes que lesbianas somos personas que merecemos igualdad de derechos. Por esto, junto con los hombres gais y las personas bisexuales y trans, estamos abriendo espacios.

Somos visibles para recordarle al mundo que acá hay espacio para todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género: buscamos un reconocimiento como seres humanos.

Nosotras, además, tenemos una doble responsabilidad: defender nuestra dignidad como mujeres y nuestra orientación sexual. Tenemos que afirmar lo que somos.

Miryam (Milo) López
Licenciada en educación preescolar

Licenciada en educación preescolar

“La baja visibilidad de las lesbianas es producto del machismo”

Promueve la literatura infantil en la primera infancia. La culinaria es una de sus pasiones y es integrante de la Fundación Diversidad Sexual Cauca (Fudiversa). Vive en Popayán.

¿Son visibles las lesbianas en Colombia? ¿Le parece importante que lo sean?

Como movimiento social y político, somos poco visibles. Esto es, en buena medida, reflejo del machismo que se vive en Colombia. El hecho de ser mujeres tiene mucho que ver en esto.

También, la posición secundaria de la mujer en la Iglesia Católica, la religión predominante en Colombia, ha influido en esto. Yo percibo a las lesbianas algo pasivas en la lucha por nuestros derechos y desconectadas entre nosotras mismas. Sin embargo, estamos en un momento coyuntural: a través de pequeños pasos, cada día somos más visibles.

Se están generando más espacios de participación para que nuestras voces sean escuchadas y hay más mujeres lesbianas ocupando cargos públicos.

Tenemos que seguir en esta lucha política, social y cultural para cambiar los imaginarios que existen sobre nosotras. Pero el objetivo debe ir más allá: no quedarnos en ser lesbianas o en ser una minoría, sino avanzar en un proceso de visibilidad, mientras de manera paralela rompemos con las etiquetas.

Es importante que nos hagamos escuchar, que reclamemos nuestros espacios, pero que vayamos más allá del tema de una orientación sexual para lograr verdaderas transformaciones sociales.

5 thoughts on “¿Dónde están las lesbianas?

  1. Lamentablemente vivimos en ena sociedad retrógrada y machista, y es muy triste saber, que si sales del closeth, te van a descriminar, a insultar, e incluso a maltratar, soy una mujer de 50 años, que hasta hace poco vine a darme cuenta que me gustan las mujeres, más no me ciento mal por ello, ni mucho menos culpable, todo lo que a pasado en mi vida, a sido por la mala orientación sexual con la que me educaron

  2. Lamentablemente vivimos en ena sociedad retrógrada y machista, y es muy triste saber, que si sales del closeth, te van a descriminar, a insultar, e incluso a maltratar, soy una mujer de 50 años, que hasta hace poco vine a darme cuenta que me gustan las mujeres, más no me ciento mal por ello, ni mucho menos culpable, todo lo que a pasado en mi vida, a sido por la mala orientación sexual con la que me educaron, me gustaría conocer personas como yo que puedan compartir sus experiencias conmigo, de antemano gracias por el articulo

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