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El contradictorio discurso del Papa Benedicto XVI

Si de verdad al Sumo Pontífice le interesa que las personas LGBTI sean tratadas con dignidad, el paso a seguir sería modificar su discurso de rechazo por uno de igualdad.

¿Qué pensará el Papa Benedicto XVI cuando se entera, si esto sucede, de casos como el del estadounidense Eric James Borges, de 19 años, quien se suicidó al no resistir más las burlas y el rechazo de sus compañeros por no ser heterosexual?

Sería importante recordarle que la intimidación escolar por homofobia es ignorada o en ocasiones aprobada, directa o indirectamente, por funcionarios de algunas instituciones.

Valdría la pena decirle también que, desde muy temprano, los niños imitan a los adultos que no son sancionados por discriminar o ser agresivos, debido a que lo perciben como un comportamiento legítimo y a veces, incluso, hasta celebrado.

Según estudios realizados sobre violencia escolar y citados por el psicólogo Enrique Chaux, el 34 por ciento de jóvenes colombianos reporta que algún compañero suyo ha sido rechazado por ser o parecer homosexual. El 27 por ciento admite estar de acuerdo con la afirmación: “en mi colegio deberían sacar a los homosexuales”.

Su Santidad también tendría que saber que Alexandra, una mujer transgénero de Cartagena, fue agredida en 2012 al final de una marcha por el reconocimiento de sus derechos. Y habría que complementar la información y decirle que, después de 75 días en coma, Alexandra falleció.

¿Tendrá claro que en países como Uganda la homosexualidad aún es ilegal y penalizada? A propósito, ¿qué opinará de que el sacerdote italiano Piero Corsi haya colgado en una iglesia una carta en la que acusa a las mujeres de ser, en parte, culpables de la violencia machista? Al respecto dijo: “¡cuántas veces vemos a muchachas y señoras caminar por la calle con vestidos provocadores y ceñidos!”

¿Habrá llegado al Vaticano la noticia de que en Colombia circulan panfletos con amenazas de muerte contra personas LGBT que no se quedan solamente en el papel?

El que peca y reza…

Es posible que el máximo jerarca de la Iglesia Católica lamente estos hechos, rece y le pida a sus fieles y colegas que lo acompañen en una cruzada para evitar que actos tan lamentables como estos continúen presentándose. Pero ¿pensará en algún momento que su discurso y el de algunos de sus antecesores han sido, en buena medida, desencadenante de estos?

Para la muestra, recientemente llamó a los cristianos a ejercer “una vigilancia crítica y a rechazar colaboraciones que favorezcan acciones que contradigan la antropología cristiana”. Lo dijo durante una intervención en la que el tema central era el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Una de cada seis personas, en promedio en el mundo, se define como católica y algunas validan y tratan de poner en práctica los discursos del Vaticano. ¿Imaginará el Papa cómo interpretarán sus millones de fieles aquel mensaje de ejercer una “vigilancia crítica” para las personas homosexuales que se niegan a “abstenerse” como la Iglesia lo manda ?

Algunos lo harán mediante panfletos amenazantes, otros recordándole a sus hijos que los gays se condenan en el infierno por pecadores y, unos más, protestando en los colegios por contratar docentes abiertamente LGBT.

¿Se le pasará por la mente al Papa Benedicto XVI que, en la cotidianidad, su discurso se manifiesta en rechazo y discriminación? ¿Contemplará la idea de que sus intervenciones son, en buena medida, causantes del odio que algunos sienten contra quienes no son heterosexuales o son transgénero?

En su mensaje anual, a propósito de la Jornada Mundial de la Paz, el Sumo Pontífice dijo: “el matrimonio gay constituye una amenaza para la paz mundial”. Esta es una afirmación incendiaria. Según esto, habría que impedirles a los homosexuales que se casen porque con este acto fomentan la violencia.

O todos en la cama…

Ahora, ¿cuál es el problema de que países como Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña legalicen el matrimonio gay? ¿Por qué el hecho de reconocer un derecho con el que las personas heterosexuales cuentan, iría en contra de los “valores familiares”? Dos hombres o dos mujeres también constituyen una familia. ¿Por ser del mismo sexo deben tener menos derechos que los demás?

Si a la Iglesia Católica de verdad le interesa la disminución de los crímenes contra las personas LGBT así como el bullying o el matoneo por homofobia, debe empezar por evitar señalar las relaciones homosexuales con la expresión “actos contra natura”, como de manera anacrónica lo hace. Este es un detonante importante de violencia. O ¿será que los creyentes verán con buenos ojos aquello que su máximo líder asegura va en contra del orden natural de las cosas?

De ser cierto que el Papa Benedicto XVI ha pedido que las personas LGBT sean tratadas “con compasión y dignidad” (así se esfuerce por negar sus derechos), no debería insistir en que las uniones entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por partes de estas constituyen un “ataque” contra la familia.

Primero, porque no lo es: ¿acaso las personas homosexuales salen a las iglesias a impedir los matrimonios entre hombres y mujeres? Y segundo, porque se aprueben o no las uniones del mismo sexo, quienes se definan como heterosexuales y crean en el matrimonio, continuarán casándose por el rito católico.

Aporte para la paz

El Papa dijo recientemente: “la paz no es un sueño, no es una utopía: es posible”. Y en parte, así será cuando él haga su aporte y, como máximo jerarca de la Iglesia católica evite los señalamientos y alimentar el odio contra una población que ni siquiera reclama su bendición sino que no se interponga en la igualdad de derechos.

En una confusa intervención, Benedicto XVI relacionó la homosexualidad con hedonismo y con una visión materialista del mundo. “Una deriva negativa para el hombre”, señaló.

Llama la atención que el máximo jerarca de la Iglesia Católica trate de imponer un discurso de discriminación tan alejado del “amaos los unos a los otros”. Si de verdad su apuesta es la paz, sus intervenciones deberían excluir la discriminación, el rechazo y el odio y abogar por la empatía, la justicia y la igualdad.

De lo contrario, y sin profundizar en la riqueza del vaticano ni en los casos públicos y ocultos de pedofilia por parte de sacerdotes, sus creyentes terminarán por seguir los pasos de miles de holandeses que, tras estos discursos, se están desvinculando de la Iglesia Católica.

2 thoughts on “El contradictorio discurso del Papa Benedicto XVI

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