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Feminismo creativo

Feminismos innovadores

Las Igualadas

Se define como un canal de El Espectador para discutir sobre temas de género que a veces parecen elementales, pero que no lo son.

La Pulla y de Las Igualadas, dos propuestas innovadoras y con perspectiva de género de El Espectador.

“Es importante que los medios presenten historias e información que les abran la mente a las personas”

Las Igualadas es resultado de una suma de intereses. Por una parte, Juan Carlos Rincón, editor de opinión del periódico El Espectador, cuya tesis de maestría en Derecho fue sobre el aborto, quería crear un canal enfocado en temas de género. (Ver: 4 retos del aborto legal en Colombia).

En algún momento le compartió esta idea a Viviana Bohórquez, abogada feminista y estudiante de doctorado en Derecho, a quien le sonó la propuesta.

Más adelante cuando Mariángela Urbina, comunicadora social, regresó a Colombia y le dijo a Rincón “quiero hacer un canal en YouTube enfocado en género”, los tres entendieron que el momento había llegado.

Un detonante importante fue una frase publicada en sus redes sociales por Ángela Hernández, diputada de Santander: “femeninas sí, feministas no”. Y básicamente lo que ellos dijeron fue: “femeninas sí (las que quieran) y feministas también”.

Sentiido habló con Juan Carlos Rincón:

1. La Pulla fue muy bien recibida. ¿Cuál ha sido la respuesta a Las Igualadas?

Las Igualadas nace después de La Pulla y aunque el énfasis de esta última no es género, sí nació con una perspectiva de género y con una figura femenina importante: una mujer de frente, sentada en ese escritorio, con esa pinta y ese tono.

Muchas de las críticas que recibe María Paulina Baena están centradas en su tono y estilo con frases como “La Pulla es una histérica”.

Al momento de planear Las Igualadas, una de las preguntas que nos surgió fue cómo reaccionaría la gente a otro tono. Así que el propósito fue intentar hablar de género suavecito, a ver qué pasaba, no porque creamos que sea la manera “correcta” de hacerlo, sino por ensayar una estrategia distinta.

El resultado ha sido fascinante. Después de publicar cada vídeo, nos llegan numerosos testimonios de mujeres al punto que creamos un grupo privado en Facebook para compartir todas las voces que recibimos.

Una de las cosas que más nos gusta es que el producto ha sido muy bien recibido entre las mujeres porque el problema de buena parte de las propuestas feministas es que, por la razón que sea, a muchas mujeres no les gustan.

En este caso las críticas que recibe Mariángela, la presentadora, no son por su tono, como le pasa a La Pulla, sino por la falsa creencia de que ella está hablando por hablar y que detrás no hay una investigación seria de fondo.

2. ¿Por qué cree que hay pocas propuestas de humor en los movimientos sociales?

Es muy difícil hacer reír cuando el problema es que se intenta negar la existencia de una persona. Los movimientos sociales buscan reivindicaciones trabajando con las uñas y en contextos violentos.

“En medio de tantas adversidades, son movimientos no solamente de resistencia sino de supervivencia”.

El humor y la ironía ayudan a mostrar otras perspectivas, pero hacerlo es difícil. En todo caso, tanto La Pulla como Las Igualadas son productos con un lenguaje sencillo y eficaz. La idea es transmitir la mayor cantidad de información de la manera más breve y simple posible.

Si los movimientos sociales apelan a esta estrategia, tendrán mejores resultados porque, en esencia, su objetivo es explicar. Y entre más contundente sea el mensaje, mejor.

3. ¿Cuáles son las ventajas de apostarle al humor y a la ironía para buscar cambios sociales?

Es importante que los medios de comunicación presenten historias que les abran la mente a las personas, les muestren información que desconocían y les den motivos para que se sientan animadas a difundirla.

Si el movimiento social busca que más gente sea consciente de ciertos problemas, se necesita aprender a contar esas historias de una manera fácil de compartir.

Si una persona crea contenidos que le apuesten a ese objetivo, que convenzan y que abran conversaciones, se está empoderando a muchos aliados y se está aportando al cambio social.

Las personas trans, por ejemplo, viven muchos obstáculos en su cotidianidad y el gran reto es lograr explicar qué es ser trans y por qué es un tema que nos importa a todos. (Ver: Diferentes formas de ser trans).

“La comunicación con humor e ironía permite acercarse a la gente”.

Si uno hace reír a alguien evidenciando una contradicción, muchas veces no solo esa persona cambia de parecer sino que se convierte en un vocero más de esa idea.

La gente aprecia mucho la información acompañada de humor. En parte, ahí radica el éxito de La Pulla. Para que una pulla sea eficaz tiene que estar bien puesta. Y todo esto puede –y debe– estar al servicio de los movimientos sociales.

4. ¿Qué le falta al activismo para impactar más?

Más intervenciones para cambiar la cultura. Muchos grupos religiosos y conservadores se han especializado en comunicación: sus frases cortas y mensajes de odio disfrazados están llegándole a los instintos más básicos de la gente.

“Debates superados como que el Estado tiene que estar separado de la religión se están abriendo de nuevo”.

Hay que seguir trabajando con las personas que a diario sufren las consecuencias de la opresión por género pero también apostarle a un mayor número de intervenciones en comunicaciones y en el debate público. (Ver: Cómo y para qué apostarle al activismo).

5. ¿Cómo aporta Las Igualadas a la igualdad de género?

El feminismo es despertar conciencia sobre situaciones de desigualdad cotidianas. Después de ver Las Igualadas muchas mujeres nos han escrito diciéndonos “a mí me pasa lo mismo” o “aunque mi mamá me decía otra cosa, ustedes tienen razón“. (Ver: “Le agradezco a mi mamá que no me obligó a ser una nenita”).

Es parte del aporte que podemos hacer gracias a un megáfono como El Espectador para empoderar mujeres y que los hombres sean conscientes de sus actos de machismo.

6. ¿Cómo conciliar temas como feminicidios y humor?

Se puede bromear sobre todo, pero teniendo claro cuál es el objetivo de ese contenido. Lo que de alguna manera hacen La Pulla y Las Igualadas es desmitificar lo complejo. En ciertos temas no hacemos chistes porque el propósito es que la gente entienda la magnitud de un problema.

“No puede haber temas tabú porque lo que justamente necesitamos es hablar de lo que no se habla”.

Hay que encontrar un balance, a veces se cometen errores, pero la idea es que quienes creen los contenidos sean conscientes de lo que están tratando y de lo que pueden despertar.

7. ¿Es necesario mantener la división entre opinión y activismo en el periodismo?

En cuanto a editoriales y canales como Las Igualadas, que son contenidos de opinión, la clave es la transparencia con la audiencia, que esta tenga clara la posición de quien genera el contenido y sus motivos al respecto.

No importa si los editoriales de El Espectador de estos últimos años son a favor de la adopción por parte de parejas del mismo sexo si les dan herramientas al lector para que determine si está o no de acuerdo.

“La neutralidad no existe. Desde la manera como se organiza una nota y en las fuentes que se eligen, ya hay un punto de vista”.

La idea de la objetividad en la opinión la remplazó la transparencia porque en muchas partes la gente disfraza la opinión con una supuesta neutralidad, como si quien hablara no fuera una persona sino “la opinión pública”. Eso es deshonesto.

En el cubrimiento de las noticias los medios siempre han tenido líneas editoriales, porque ante una realidad hay muchos enfoques. Entiendo por qué algunas personas dicen que El Espectador es activista, pero no es problemático enfocarse más en determinados temas si se hace un periodismo juicioso.

8. ¿Pueden los hombres ser feministas?

Hay mujeres, con razones muy válidas, que señalan que el feminismo debería ser reservado para ellas y que el rol de los hombres es escuchar y ser aliados. (Ver: Hombres ¿feministas?).

Para mí es inevitable trabajar en género. Este tema me cambió la vida y me ha ayudado mucho en mi construcción de identidad. Yo me veo como feminista, pero siempre será mejor que una mujer tenga la voz.

 “Ser consciente de las opresiones es la manera de empezar a intervenirlas. Y con mayor razón si uno está en una posición de privilegio”.

No logro entender las ideas negativas que la gente tiene con el feminismo, porque mi experiencia con este movimiento ha sido liberadora: muestra realidades que son invisibles para las personas privilegiadas como yo y los problemas que no enfrento a diario por el hecho de ser hombre.

Yo vengo de una crianza que me decía que me tenía que comportar de cierta manera, pero tener pene no define nada. Cada quien puede ser como quiera. Eso para mí ha sido liberador en la definición de quién soy y cómo me comporto en el mundo.

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