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Igualdad de sueños

La semana pasada estaba en una reunión de un de los grupos de apoyo de PFLAG (padres, familiares y aliados de la comunidad LGBTI por sus siglas en inglés).

Comentario y traducción: Juliana Martínez.

Los grupos se reúnen una o dos veces al mes y allí los padres de jóvenes LGBTI (aunque en realidad sobre todo las madres, los padres suelen brillar por su ausencia) charlan sobre los retos, las dudas, los temores y las alegrías que implica ser el padre o madre de un hijo no heterosexual.

Esto es muy importante porque en el pequeño grupo los padres “salen del clóset”, se sienten acompañados y se animan a compartir sus experiencias con otros que pueden darles consejos y a quienes a su vez pueden brindar apoyo.

En la reunión pasada una madre preguntó al resto del grupo cuándo “supieron” que sus hijos e hijas eran homosexuales. La charla se extendió por más de dos horas y al final una de las madres sugirió a las demás la lectura de dos artículos: el blog en el que una madre habla de su propia experiencia y la respuesta que escribió después de su primer artículo, que se volvió extremadamente popular en la red.

A continuación presento una traducción de ambos textos y ofrezco la dirección original por si prefieren leerlo directamente.

Además quisiera compartir algunas opiniones al respecto pues creo que la discusión que suscitan la pregunta de la madre en el grupo de apoyo y el artículo son muy importantes porque señalan un simple pero indiscutible hecho: cuando hablamos de personas homosexuales no sólo hablamos de adultos, hablamos, también, de millones de niños y niñas.

Así, los artículos hacen un llamado a la importancia de tomar conciencia de cómo todo lo que decimos y hacemos en los procesos de formación de las personas influye en la constitución de una sociedad incluyente o su contrario.

Con frecuencia pensamos que los niños son ajenos a las cuestiones de orientación sexual y que por el hecho de no mencionar la homosexualidad frente a ellos (ni negativa ni positivamente) estamos dando una educación “neutra”.

Sin embargo, lo que nuestro silencio hace en realidad es decirles que sólo hay una opción y que ésta, la heterosexual, es la única válida.

Nuestros comentarios y actitudes calan en los niños, homosexuales y heterosexuales, y contribuyen a construir una sociedad excluyente que sostiene que no todos son iguales ni tienen los mismos derechos.

La gran mayoría de personas consideraría ofensivo e inapropiado preguntarle a un niño de 7 años si hay algún compañerito de su clase que el guste. La indignación no se haría esperar.

Pero al mismo tiempo constantemente le preguntamos a ese mismo niño de 7 años si le gusta alguna de sus compañeritas, y le preguntamos a las niñas cómo es el hombre de sus sueños.

Nadie, en estos casos, nos consideraría corruptores de menores ni se atrevería a sugerir que estamos “sexualizando” a los pobres inocentes, que esos son “temas” en los que ellos aún no deberían pensar.

En su blog, la madre de un niño de 6 años que probablemente sea homosexual hace un llamado a que nos demos cuenta de cómo muchas de las cosas que les decimos a los niños y la manera en la que como adultos nos comportamos ante ciertas realidades los afectan a ellos y les inculcan desde siempre nociones de cómo se deben comportar, qué cosas son inadmisibles, criticadas socialmente, enfermas, dañinas, pecaminosas o aberrantes; es decir, qué cosas ellos pueden/deben ser y hacer para que los amemos, para que sean aceptados y en consecuencia para que ellos puedan amarse y aceptarse a sí mismos y a los demás.

Nos demos cuenta o no, con nuestros comentarios y actitudes le estamos diciendo a los niños que algunos de ellos no merecen ser protegidos por el estado y que su felicidad no nos importa como sociedad.

Me uno entonces al llamado del blog y de los padres de mi pequeño grupo de apoyo que todos los días se preocupan por la seguridad de sus hijos, por si podrán o no llevar a la persona que les gusta al baile de graduación y tomarse de la mano en el cine; padres que quieren que sus hijos e hijas consigan trabajo, puedan arrendar un apartamento o comprar una casa sin miradas de reojo, puedan casarse, tener hijos, ser felices. ¿No es acaso esto lo que sueñan todos los padres y madres? ¿No es esto lo que tienen derecho a soñar todos los niños y niñas?

Es hora de que con nuestra actitud, vocabulario y comportamiento empecemos a demostrarles todos los días, a todos los niños que sí, que como sociedad vamos a luchar para que todos ellos, todos los niños y niñas de 3, 4, 5, 6, 7 años, tengan derecho a soñar los mismos sueños y que como los adultos encargados de protegerlos y quererlos no vamos a dejar que nadie les quite su tranquilidad y felicidad.

Estos son los blogs:

Blog 1. Aprendí el significado de viral
Blog 2. Mami, son como yo

2 thoughts on “Igualdad de sueños

  1. Excelente llamado de atención, muchas veces descuidamos lo más obvio.
    Muy buen aporte al blog de parte de Juliana.

    Debemos entender que si queremos este cambio, necesitamos comenzar con los más pequeños de la familia. Ser cuidadosos con nuestras palabras y demostrarles por medio de la acción que las diferencias no existen, que está bien amar a cualquier persona sin importar su sexo, y que respetando a los demás, nos hacemos merecedores de respeto hacia nosotros mismos.

    Todos estos aportes en los que Sentido Contrario y sus colaboradores trabajan, son herramientas vitales para algunos papás allá afuera. Su valor es invaluable… lo digo por conocimiento de causa.

    Como siempre es muy interesante leerlos.

  2. Que bonito. que amor el de esa madre. Así deberíamos ser todas, aceptarlos tal como son, son nuestros hijos, un pedacito de cada uno.
    Me siento orgullosa de mi hijo, aunque su verdad en mi casa solo la sabemos mi hijo menor y yo, su papá no lo sabe, creo que lo sospecha, pero se hace el que no, su machismo se lo impide. Se que lo ama con toda su alma y no se que pasará el día que se entere. Pero ahí estaré yo para apoyarlo y hacer lo que sea para que viva su vida. Te amo hijo, tal y como eres. Eres mi sol y mi motivo.
    Claudia-

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