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La incompetencia del Senador Roberto Gerlein

Más allá de la polémica generada por las palabras displicentes del Senador Roberto Gerlein, lo que quedó en evidencia fue su falta de preparación para legislar.

El Senador conservador Roberto Gerlein está en todo su derecho de no practicar, o por lo menos así decirlo, el sexo anal.

Tiene también la libertad que le concede a él y al resto de colombianos el artículo 20 de la Constitución de expresar sus opiniones y de manifestar que no comparte las prácticas sexuales entre hombres por parecerle excrementales, es decir, afines a la excreción.

Pero cuando pronuncia estas palabras en un debate en la Comisión Primera del Senado en el que se discute un proyecto de ley, demuestra que su preparación para el acto fue nula y que a lo único que apeló fue a sus prejuicios y a la vida íntima de las personas. ¿En qué momento una discusión sobre el matrimonio para las personas del mismo sexo terminó reducida a las prácticas sexuales?

El propósito central del debate debía ser buscar mecanismos para garantizarle a la población LGBTI que su orientación sexual e identidad de género no sea motivo de discriminación.

Si en una reunión de amigos Gerlein dice que estos encuentros le producen asco y que le parece asqueroso un catre (no una cama) compartido por dos hombres, allá él y sus ideas.

Se debía demostrar que los congresistas le apuestan a que las parejas del mismo sexo tengan los mismos derechos en materia civil, patrimonial y de seguridad social, entre otras, que el resto de colombianos que han optado por el matrimonio.

Lo más grave de la intervención del Senador Gerlein fue haber demostrado tal grado de desconocimiento y de falta de preparación a la que pueden llegar estos funcionarios a los debates en los que se deciden las reglas de juego del país.

Reducir el vínculo entre dos personas a la parte sexual, es la primera muestra de esto. ¿Por qué no referirse, por ejemplo, a cuando toman la decisión de comprar una casa o de afiliarse a la seguridad social?

La hora del prejuicio

Las preguntas de fondo que la intervención del Senador Gerlein dejó son: ¿quiénes son los senadores colombianos y hasta qué punto sus prejuicios e ignorancia predominan a la hora de legislar? No es serio que el argumento para votar en contra de un proyecto de ley sea que el sexo entre mujeres es algo sin trascendencia y el de hombres un asco.

Ahora, decir que el sexo entre hombres le parece asqueroso es una opinión, pero manifestar que “merece repudio”, es una afirmación peligrosa en la medida en que incita a la violencia y a que las personas crean que es legítimo agredir a quienes lo practican.

Tampoco es muestra de buen juicio decir, según la Biblia, “creced y multiplicaos” como justificación de su negativa para aprobar el matrimonio igualitario. Colombia es un Estado laico, lo que implica que los senadores no pueden profesar públicamente ninguna religión ni que sus creencias al respecto (idealmente) influyan en sus decisiones políticas.

La idea de que la población homosexual no puede reproducirse naturalmente lleva a recordar, por enésima vez, que también hay parejas heterosexuales que no pueden o no quieren tener hijos pero que tienen la posibilidad de elegir entre casarse o no, opción que no tiene la población LGBTI. Además, otras alternativas para ser papá o mamá, si así se desea, son la adopción o la inseminación artificial.

Es desconcertante que un Senador afirme, en ejercicio de sus funciones, que la tragedia de las uniones homosexuales es la esterilidad y que una unión de esta naturaleza es una manera fúnebre de vivir un vínculo. Acaso ¿la reproducción es una obligación porque la Biblia lo dice, un libro que cada quien es libre de decidir si seguir o no?

También son extrañas las asociaciones que Gerlein realiza cuando dice: “este tipo de matrimonios al terminar en la nada, también terminan en la muerte”. Primero: ¿Por qué terminan en la nada? Segundo: ¿la nada y la muerte son lo mismo? Pareciera que su propósito hubiera sido juntar palabras sin relación alguna.

No dan votos

Tampoco habla bien de él otorgarle mayor importancia a los temas a tratar, según el número de electores que le reporte. O ¿a qué se refería cuando dijo: “La comunidad LGBTI no tiene tantos electores en Colombia como creen mis amigos progresistas”. Es decir, ¿entre menor número de votos, menor atención y mayor discriminación?

Un ejemplo de su concepto de votación es el triunfo de Obama en Estados Unidos, quien, según el Senador, ganó “solo” por una sumatoria de minorías (afroamericanos, mujeres, latinos, población LGBTI), lo que no representa un verdadero triunfo.

Para completar, Gerlein dijo que los homosexuales son personas que “nacieron con la mala suerte de tener el hipotálamo más pequeño que los heterosexuales”. Y según este argumento ¿cómo sería el de los bisexuales? ¿Achatado? ¿Y el de los transgénero? ¿Más grande?  No. Ese no puede ser un argumento para legislar.

El Senador afirmó que “por más psiquiatras que un homosexual visite jamás va a quitarse esa condición de encima”. ¿Y por qué habría de contemplar esa posibilidad? ¿Por qué no podría asumirse de la misma forma que lo hace un heterosexual?

Señalar que no está bien tener una orientación sexual distinta a la heterosexual conduce a que muchos padres de familia se resistan a aceptar y a apoyar a sus hijos en su proceso. Y, adicionalmente, a que a niños y jóvenes les cueste aceptarse como son, con las consecuencias que esto puede traer.

Decir que no tiene prejuicios ni posturas enemigas respecto a la población homosexual a la que “le toca aceptar”, es paradójico. ¿O será que cree que el lenguaje utilizado en su intervención favorece la inclusión y la no discriminación?

Se anunció que el Senador podría ser acusado de violar la ley antidiscriminación, lo que establece una pena de prisión hasta de 3 años. Pero más que la cárcel, la sanción debe ser política y social: un “no” rotundo a reelegir candidatos que han demostrado discriminar, pasar por encima de un Estado laico e interponer sus prejuicios y creencias en sus funciones públicas. Un rechazo masivo a los políticos que han demostrado carecer de la preparación necesaria para legislar.

Y esto no solamente aplica para el senador Gerlein sino para todos sus colegas que escucharon su intervención con atención, que no le pidieron moderar sus palabras y que al final no manifestaron su rechazo, no solamente por su lenguaje, sino por desviar el tema central del debate y por lograr su propósito de aplazarlo, ojalá para él, indefinidamente.

2 thoughts on “La incompetencia del Senador Roberto Gerlein

  1. Pues es mejor comenzar a hacer desde ya ese ‘Especial de Candidatos por los cuales No Votar’, para que por lo menos, en futuras elecciones, la gente que pueda leer y consultar el especial de Sentiido pueda recordar no sólo a Gerlein, sino a Vargas Lleras que dijo que las parejas homosexuales no tienen estabilidad, o tantos otros senadores, congresistas, representantes y políticos con preparación ligera y prejuiciosa. Es más, debería haber siempre un link donde uno pueda encontrar todas esas figuras públicas que han dicho cosas en contra de las comunidades LGBT.

    1. Que viva Gerlein tiene toda la razon , lamento que les duela verdad, asi como ustedes exijen derechos las personas del comun tambien exigimos derechos y asi debe ser.

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