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LGBTQQIZPN… ¡Sopa de letras!

Sonia Correa, la fundadora del Instituto feminista para la democracia de Brasil, dio una charla en el London School of Economics titulada Gay Liberation now: Global Movements and Transformations (Liberación gay ahora: movimientos globales y transformaciones).

Por: Juliana Martínez.

La presentación es muy interesante y vale la pena tomarse el tiempo de escucharla; sin embargo, uno de los temas más importantes surgió en la discusión posterior cuando un hombre pidió que se le aclarara el significado de la sigla LGBT, así como la nueva inclusión, en ocasiones, de dos “Q” o una “I”.

Correa, primero, dio la respuesta clásica: Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales, y dijo que la “I” era para “intersexuales” y la “Q” para “personas que cuestionan su sexualidad” por “questioning” en inglés y para quienes son activistas queer.

Sin embargo, después de esto Correa, una de las mayores defensoras de la diversidad y los derechos sexuales y reproductivos, hizo una apreciación que podría parecer sorprendente: dijo que pese a que en la conferencia se había visto obligada a usar ese vocabulario, ella se oponía a él.

Con esto, Correa puso sobre la mesa uno de los debates menos populares pero más críticos de los actuales discursos queer de reivindicación cultural, social y política: cómo las categorías que se crean por la necesidad de visibilización, aceptación e igualdad de poblaciones marginadas lleva con frecuencia a la discriminación de otros.

Correa lo llama “la sopa de letras” y su peligro consiste en hacernos creer que hay un número limitado de diversidad y una sigla asignable a cada variante de ésta. En contraposición, Correa utiliza los términos “variantes de género” y “diversidad sexual”.

La cuestión es mucho más que un juego de palabras pues señala una contradicción fundamental de muchas de nuestras luchas por la igualdad: en el afán de encajar en los modelos políticos existentes, que son los que reconocen la igualdad de derechos entre los ciudadanos, se generan pequeñas inclusiones que no obstante dejan intacto el sistema de exclusión.

Así por ejemplo, la lucha por el matrimonio diverso afianza la estructura conservadora de la familia como único modelo válido de afectividad y erotismo e invisibiliza otras formas de unión que a su vez deberían ser reconocidas.

De la misma manera, a veces el lenguaje que su utiliza al hablar de los transexuales resulta arcaizante en sus concepciones de género. Así, la fluidez y performatividad inmanentes en el discurso trans muchas veces se pierden al insistir en nociones estáticas de lo que “ser mujer” o “ser hombre” “verdaderamente” significa.

Finalmente, la idea de tener que encajar nuestra sexualidad o identidad de género en una de “x” opciones es limitante y potencialmente discriminatoria tanto si las opciones son dos como si son diez. Debemos intentar liberarnos del artistotélico impulso de crear categorías para todo.

El vocabulario abierto y fluido de Correa es un paso en esta dirección. Reivindicar la diversidad sexual y de identidad de género implica precisamente cuestionar no sólo las “casillas” existentes si no la idea misma de que todos tenemos que identificarnos de la misma manera.

No estoy negando la gran importancia y utilidad cultural y política que el vocabulario LGBT ha tenido y tiene, pero creo que es también importante no olvidar que al fin de cuentas se trata de letras y, como en el alfabeto, no hay ninguna más importante que otra, y la existencia del derecho, la historia, la política y la poesía; así como la posibilidad de la comunicación y el sentido mismo está en las infinitas combinaciones entre todas ellas.

One thought on “LGBTQQIZPN… ¡Sopa de letras!

  1. Creo esta locura de la sigla siempre corresponderá a la manía de incluirnos en la anglosajona tradición de resumir y abreviar las maneras de hablar. Yo he sido una de las más asiduas seguidoras de este debate en Bogotá y lo fomento cada que tengo ocasión porque realmente la discriminacion empieza también ahí y alimenta la endo discriminación. Me parece importante que en los círculos de activismo en derechos de identidad de género y orientación sexual dejemos de lado esa sigla obsoleta y comencemos a hablar de personas diversas sexualmente. Lastimosamente tengo que aceptar que en el ámbito político si necesitamos de retomar y hacer claridad en la sigla y su significado y a quienes incluye para poder tener unos sujetos jurídicos a los cuales cobijen dichas regulaciones al respecto. Esa fue una de las reflexiones originadas en los módulos 1, 2 y 3 de las catedras PAIDEIA de la Corporacion FEMM (las cuales estoy tomando) y que fue enfáticamente aclarada por el sociologo invitado, un barranquillero de nombre Gustemberg…

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