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La tal ideología de género, ¿de dónde viene y para dónde va?

En 2016, la tal “ideología de género” demostró el peso político de algunos sectores conservadores y religiosos. Teniendo en cuenta que 2017 es un año preelectoral en Colombia, más de un aspirante enfocará sus energías en estos votos. ¿Qué implica esto?

En Colombia se hizo evidente el 21 de julio de 2016. En países como México, Perú y Panamá, un poco antes o un poco después. En todo caso, ese jueves de julio, la hasta entonces poco conocida Ángela Hernández, diputada de Santander, escribió en su Fan Page: “levantamos la voz en contra de los cambios que se están gestando en las instituciones educativas para confundir a nuestros niños”.

Hernández se refería a que por orden de la Corte Constitucional de Colombia, estipulada en la sentencia T – 478 de agosto de 2015, el Ministerio de Educación debía revisar los manuales de convivencia de todas las instituciones educativas, para garantizar que fueran respetuosos de la orientación sexual e identidad de género de sus estudiantes. (Ver: “La muerte de Sergio Urrego nos deja muchas enseñanzas”).

Su molestia radica en que ella forma parte de la Iglesia Cristiana Cuadrangular. Es decir, sigue una de las tantas religiones donde solamente se acepta la sexualidad entre un hombre y una mujer. Para ella, como para quienes comparten sus creencias, las relaciones entre personas del mismo sexo son condenables.

En una entrevista en La W Radio, la diputada de Santander llegó a decir que debían crearse colegios para estudiantes LGBTI.

También son radicales frente a la idea de que quien nace con pene debe identificarse como hombre y, quien lo hace con vagina, como mujer. En otras palabras, no creen en la existencia de las personas trans. (Ver: Diferentes formas de ser trans).

Mezclando sus creencias personales con su actuar como funcionaria pública, Hernández convocó a través de sus redes sociales a protestar contra el Ministerio de Educación, entidad responsable de ejecutar la sentencia de la Corte.

El 25 de julio, la diputada escribió: “Dejemos el temor y defendamos con alma, vida y sombrero nuestras creencias, la familia y los principios morales tal y cual como Dios los diseñó”. Y fue entonces cuando compartió un video llamado “la ideología de género en dos minutos”.

Defender la familia, ¿de qué?

Hernández publicó en sus redes sociales que se estaba obligando a los colegios a “incluir normas homosexuales” y empezó a hablar de “defender la familia”, como si en realidad se estuviera fraguando un ataque contra esta institución.

El 26 de julio, después de compartir un video en el que Gina Parody, la entonces ministra de educación, explicaba que el ministerio debía cumplir con la sentencia de la Corte, la diputada escribió: “Ministra de educación acaba de corroborar lo que tanto nos preocupa: ideología de género será implantada para nuestra niñez”.

Después vino lo que ya sabemos: las marchas del 10 de agosto con carteles como “prefiero un hijo muerto que marica” y las presiones de algunos líderes religiosos para que el presidente Santos destituyera a la ministra. (Ver: Lo que dejó el debate de los manuales de convivencia).

“La expresión ‘ideología de género’ ha sido utilizada para calificar los avances de las mujeres y las personas LGBTI”, Esteban Restrepo, profesor de derecho.

Fue entonces cuando sin saber a ciencia cierta de qué se trataba, la expresión “ideología de género” se tomó medios de comunicación, discusiones familiares y laborales, conversaciones cotidianas y redes sociales.

Y aunque pocas personas podían explicarla, se hizo ver como una amenaza para los niños y las familias. Ahí radicó su éxito. Sin embargo, según Mauricio Albarracín, abogado y activista, este concepto no es nuevo. Ya circulaba en los libros del exprocurador Alejandro Ordóñez, pero no tenía mayor resonancia social.

“En esta ocasión, la expresión encapsuló la homofobia, resumió la rabia al cambio y se convirtió en una respuesta frente a los avances en derechos sexuales y reproductivos”, añade Albarracín.

“Sectores cristianos han llegado a mostrarse como mayorías excluidas y a presentar a las personas LGBT como minoría incluida”, Mauricio Albarracín, abogado y activista.

Muchas personas pertenecientes a grupos conservadores y religiosos, encontraron en la frase “ideología de género” la manera de ponerle nombre a su rechazo hacia las orientaciones sexuales no heterosexuales y hacia las identidades de género trans. (Ver: Diversidad sexual y nuevas alternativas espirituales).

También la convirtieron en una forma de protesta contra los estudios que definen el género como los comportamientos y atributos que cada sociedad les asigna a hombres y mujeres de manera diferenciada.

Dichos sectores conservadores y religiosos se oponen a la separación entre sexo (biológico) y género (cultural) porque esto significaría que el género es aprendido, no innato, y puede evolucionar y cambiar para, por ejemplo, eliminar las desigualdades existentes entre hombres y mujeres. (Ver: Diversidad sexual y de género para dummies).

En efecto, al ser conscientes de que las características de la masculinidad y la feminidad son asignadas -o que no se nace con ellas- las personas tendrían claro que no es obligatorio asumir la palabra “mujeres” como sinónimo de rosado, pelo largo, aretes, feminidad, subordinación, sensibilidad y menor salario y, “hombres”, como de azul, pelo corto, poder, autoridad, proveedor y fortaleza.

Confunde y reinarás

Sin embargo, uno de los hechos que más impulsó las marchas contra el Ministerio de Educación fue que por redes sociales se hizo creer que a través de una cartilla llamada “Ambientes escolares libres de discriminación“, dirigida a orientadores y educadores, el ministerio estaba enseñándoles a los menores que no se nace hombre ni mujer. (Ver: 5 claves para entender el enredo de los manuales de convivencia). 

Lo decían como resultado de mezclar los conceptos “sexo” y “género” y de sacar de contexto una frase incluida en la cartilla, en la explicación del concepto “género”, que se refiere a este término como un conjunto de normas (femeninas o masculinas) que se asignan y con las que no se nace.

Lo curioso de todo es que años atrás no causó revuelo que una de las cartillas repartidas durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, se refiere al género y a los roles de masculinidad y feminidad como construcciones sociales que se enseñan.

Pero en esta ocasión sí despertó una profunda polémica, porque estos sectores conservadores y religiosos tomaron como “agravante” el hecho de que la exministra Gina Parody sea lesbiana.

Aunque hasta entonces ella poco o nada se había referido públicamente a su orientación sexual, justo el 21 de junio de 2016 salió publicada una entrevista donde, por primera vez, habló abiertamente del tema y de su relación con la exministra Cecilia Álvarez.

En el fondo, quienes están en contra de que el Ministerio de Educación garantice que los colegios respeten las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género de sus estudiantes, sabían que creando “pánico sexual” despertarían el miedo de docentes y padres de familia y, en consecuencia, sumarían numerosas voces a la protesta.

De ahí, por ejemplo, la cartilla pornográfica que circuló en redes sociales, principalmente en la costa atlántica, diciendo que el Ministerio de Educación la había producido y que rápidamente se demostró que no era cierto.

“La ideología de género se ha presentado como lo opuesto a una verdad”, María Mercedes Gómez, PhD en Teoría Política.

Usar a los niños

“Para crear ‘pánico sexual’ se requieren víctimas y victimarios. Y la víctima perfecta hay que construirla vulnerable, como los niños”, explica Esteban Restrepo, profesor de Derecho de la Universidad de Los Andes. (Ver: Los niños no son propiedad de sus padres). 

Según María Mercedes Gómez, PhD en Teoría Política, el problema de fondo es la ansiedad que a algunas personas les causa que otras les cuestionen sus “verdades”. Está el pánico de perder el piso de una verdad que viene de la mano con una forma de vida.

La raíz está en que las organizaciones evangélicas y el protestantismo en general son fundamentalistas. “Es decir, se oponen a ciertas teorías científicas que cuestionan su doctrina, como la teoría de la evolución de Darwin”, explica el sociólogo William Mauricio Beltrán en su investigación Del monopolio católico a la explosión pentecostal.

Por esto, detrás de la expresión “ideología de género”, agrega Julieta Lemaitre, profesora de Derecho de la Universidad de Los Andes, hay un rechazo a la laicidad, la ciencia y la razón. De ahí que la comunicación en el pentecostalismo no esté constituida en un plano cognitivo o teórico sino a través de las emociones.

Quienes hablan de “ideología de género” como una amenaza, completa Lemaitre, consideran a la mujer diferente del hombre por voluntad divina. “En este contexto, la familia entendida como la relación entre un hombre y una mujer es el espacio de la salvación y no acatar esto es oponerse a la voluntad de Dios”.

Según Lemaitre, estos sectores religiosos parten de la base de que por el llamado pecado original, no hay igualdad entre hombres y mujeres, al menos en este mundo. Es así porque como parte del castigo, Dios le diría a la mujer: “parirás tus hijos con dolor” y “desearás a tu marido y él te dominará”.

El papa Juan Pablo II revivió la idea de que una consecuencia del pecado original para las mujeres es la dominación masculina. En algunas de sus encíclicas explica que, en términos de salvación, tener un cuerpo de hombre o de mujer marca una diferencia. Y en el caso de estas últimas, implica una vocación de servicio.

“Estos sectores religiosos creen que parte de la salvación radica en la relación hombre y mujer como complementarios, unión que Dios bendice a través del matrimonio y permitiéndoles generar vida”, agrega Lemaitre.

De ahí que los cristianos prediquen la importancia del matrimonio y lo condenen entre personas del mismo sexo por considerarlo un atentado contra el modelo de familia instituido por Dios.

Alianzas estratégicas

Aunque la idea de la complementariedad entre hombre y mujer tiene una raíz católica, el movimiento cristiano evangélico que incluye las diversas corrientes pentecostales y protestantes, comparte esas creencias.

Tanto católicos radicales como evangélicos y pentecostales rechazan las conductas sexuales que consideran desviadas de acuerdo con la ‘moral cristiana’ y promocionan como la única familia, aquella conformada por papá, mamá e hijos.

“En estos temas, los pentecostales encuentran afinidad con los sectores católicos radicales, lo que facilita las alianzas a la hora de promover su moral. Además, no solamente condenan ciertas prácticas, sino que se consideran guardianes de ‘la moral y las buenas costumbres'”, señala Beltrán.

“Viviane Morales e Ilva Myriam Hoyos entienden sus diferencias en doctrina religiosa, pero tienen profundas sintonías políticas”, Mauricio Albarracín, abogado y activista.

Las diferencias que les atribuyen a los roles masculinos y femeninos también se evidencian en que los líderes de las megaiglesias pentecostales colombianas son los pastores, hombres. “Sus esposas, las pastoras, afirman que de acuerdo con el mandato bíblico, el hombre debe ser cabeza tanto de la iglesia como de la familia”, agrega Beltrán.

Y aunque el pentecostalismo promueve el liderazgo de las mujeres y su acceso a instancias de poder, de manera paralela legítima la dominación masculina.

Ahora, además de tener que dar aportes en dinero, sus fieles deben asumir un compromiso de militancia religioso. De hecho, gracias a su disciplinado activismo, en 2016 estos movimientos religiosos tuvieron un importante impacto político.

“Las minorías activas pueden ser incluso más visibles y efectivas que las mayorías pasivas. Y a esto se suma que la doctrina pentecostal se acomoda fácilmente a los intereses del predicador y a las demandas de sus fieles. Su flexibilidad es una de sus ventajas estratégicas”, explica Beltrán.

Así, en un contexto de organizaciones religiosas que capturan muchos recursos de fieles militantes, la llamada “ideología de género” encontró el espacio perfecto para abrirse camino: logró multitudinarias marchas contra el Ministerio de Educación y fue un factor definitivo en el triunfo del “No” en el plebiscito de los acuerdos de La Habana. (Ver: Es un “No” más profundo).

A todo esto se suma que 2017 es un año preelectoral en Colombia: el 11 de marzo de 2018 habrá elecciones de Congreso y el 27 de mayo presidenciales.

“En coyunturas políticas, estas iglesias aprovechan el sentido de pertenencia que han promovido en sus fieles”, Mauricio Albarracín, abogado y activista.

Se verá entonces una buena parte de los aspirantes a estos cargos enfocando sus energías en los votos militantes y obedientes de los fieles cristianos, prometiéndoles que, de resultar victoriosos, no ahorrarán esfuerzos para retornar al “orden moral” que tanto añoran, así Colombia sea un Estado laico. (Ver: El camino para que Colombia sea un Estado laico).

Entre quienes muy seguramente se subirán en esta ola retardataria que electoralmente resulta tan conveniente, están el exprocurador Ordóñez, Germán Vargas Lleras y quien sea el candidato del Centro Democrático.

Vale la pena, entonces, sumar voces y organizar estrategias para evitar que políticos y religiosos aprovechen la coyuntura electoral para pescar en río revuelto en pro de imponer sus intereses. Es necesario evitar que a punta de noticias falsas, memes y cadenas de WhatsApp, los promotores de la llamada “ideología de género” vuelvan a atribuirse triunfos que, en la práctica, se traducen en desigualdad, violencia y retroceso.

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