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“Lo de menos es que mi hijo sea gay, lo importante es él como ser humano”

Saber que su hijo era homosexual llevó a Gloria Ruíz a crear FAUDS (Familiares y amigos unidos por la diversidad sexual y de género), organización que trabaja para que más papás de personas LGBT recuerden que el amor por sus hijos es incondicional.

“¿Qué hice mal?” es la pregunta que muchos papás se formulan cuando se enteran de que uno de sus hijos es lesbiana, gay, bisexual o trans (LGBT). “¿En qué fallé?” se repiten una y otra vez, seguros de que una orientación sexual no heterosexual o una identidad de género trans son una fase, una moda o un error que pueden corregirse.

Consecuencias de estas ideas: papás que no aceptan a sus hijos como son, discusiones permanentes, maltrato, retiro del apoyo económico, “echadas” de la casa y hasta divorcios: “tú estabas ausente y por eso la niña no tuvo una figura masculina fuerte” o “tú le permitiste jugar con muñecas y por eso se volvió marica“. En otras palabras, los papás intentan encontrar una causa a algo que no lo tiene. (Ver: Nace o se hace, ¿importa?).

Para evitar que tantas familias pasen por momentos tan innecesariamente dolorosos, en 2006 nació FAUDS (Familiares y amigos unidos por la diversidad sexual y de género) en Medellín.

Su objetivo: superar prejuicios como que la homosexualidad es un pecado, un trastorno o una enfermedad, a través del amor incondicional que los padres sienten por sus hijos y del respeto que todas las personas merecen. (Ver: “La vida y Dios me premiaron con un hijo gay”).

Todo empezó cuando Gloria Eugenia Ruíz, quien forma parte de una familia paisa, conservadora y católica, se enteró de que su hijo Juan Pablo es gay. Para ese entonces, el abuelo paterno de su hijo se había casado nuevamente y la esposa tenía una hija de 13 años, la misma edad de Juan Pablo. Un día, la adolescente sacó el carro del abuelo sin permiso y casi se estrella.

– Le voy a contar al abuelo lo que hiciste – le advirtió Juan Pablo.
– Si lo haces, yo le digo que tú eres gay – respondió ella.
– ¡Hazlo! Así me quito un peso de encima – dijo él.

El primero en enterarse fue el papá de Juan Pablo, un hombre machista, según Gloria, y de quien ya estaba separada. Pero contrario a lo que se esperaba, él aceptó a su hijo desde el primer momento. El paso a seguir, hablar con su mamá:

– Mami soy gay.
– Te quiero y te acepto como eres – le respondió ella, segura de que amor es amor sin importar si se siente por una persona del mismo sexo o del opuesto. (Ver: “La vida me preparó para tener un hijo gay”).

“Su hijo es hiperactivo”

Desde que Juan Pablo era muy niño, a Gloria le decían que su hijo era hiperactivo, un niño necio y lo echaban de todos los colegios. “Directivas y docentes no sabían cómo manejar la diferencia y lo resolvían echándolo”.

De hecho, Juan Pablo fue víctima de bullying. “Le decían ‘florecita’, ‘mariquita’ y demás expresiones peyorativas. Se burlaban de él porque dibujaba hadas y otras figuras”, recuerda Gloria. (Ver: El bullying por homofobia debe salir del clóset).

Pero él no se dejaba. Si alguien le decía algo, respondía. Aunque muchas veces optaba por volarse del colegio, aislarse o subirse en los árboles. Perdió muchos años y en ningún colegio querían recibirlo.

Gloria lo llevó donde psicólogos, neurólogos y cuanto especialista le recomendaron. “Pero Juan Pablo les quitaba los papeles donde ellos tomaban nota, los arrugaba y los botaba al piso diciéndoles que no iba a contarles nada de su vida”.

“Cuando supe que mi hijo era gay nada cambió. Juan Pablo siguió siendo la misma persona maravillosa de siempre”.

Todo cambió cuando a los 13 años habló abiertamente de su orientación sexual. “Con el tiempo entendí que mi hijo no era hiperactivo porque sí. Lo era porque no encajaba en su entorno, se sentía diferente y así lo expresaba. Detrás de esa hiperactividad había un sufrimiento profundo”.

Juan Pablo sentía y se comportaba de una manera y la sociedad le señalaba que debía ser de otra. En los colegios simplemente decían “es hiperactivo” sin ahondar en qué había de fondo. (Ver: Resultados de la Encuesta Nacional de Clima Escolar LGBT).

Yo me imagino el sufrimiento de mi hijo sintiendo atracción por personas de su mismo sexo y percibiendo el mensaje social de que eso no estaba bien. Él se desahogaba en la necedad”, señala Gloria.

Cuando ella supo de la orientación sexual de su hijo, quiso conocer más del tema y encontrar otros papás y mamás que estuvieran pasando por la misma situación. Tenía muchas preguntas. “Finalmente en mi familia nunca se habló del tema y socialmente lo que predominan son las expresiones displicentes”.

Necesitaba información

Fue, entonces, cuando contactó a las organizaciones más reconocidas de Colombia pero no tuvo respuesta. Así que siguió indagando hasta encontrar PFLAG (organización de familiares y amigos de personas LGBT fundada en 1972 en Nueva York), así como otras organizaciones latinoamericanas donde recibió toda la información que necesitaba.

También aprendió cómo crear un grupo de apoyo para papás y familiares de personas LGBT. “Buscaba un espacio tranquilo, un ambiente de confianza y respeto en el que pudiéramos hablar abiertamente del tema, expresar nuestras dudas y sentimientos, entendiendo las particularidades de cada hijo y de cada familia”. (Ver: Brócoli con sobrebarriga).

Así, en 2006, nació FAUDS. “Desde entonces, hemos venido transformando muchas familias con amor. Nuestros hijos siguen siendo los mismos que vimos nacer y crecer. Nada en ellos ha cambiado. Simplemente tuvimos una nueva información de ellos”.

El problema, agrega Gloria, es que muchos papás fueron educados para no ver más allá de la heterosexualidad. “Yo soy una de esas mamás afortunadas de tener un hijo gay. O mejor, un ser humano tan maravilloso en mi vida”. (Ver: La obligación de ser heterosexual).

“Cuando me informé del tema, la orientación sexual de mi hijo pasó a ser un tema más de nuestra cotidianidad”.

“Yo vengo de una familia conservadora y católica. Y cuando ellos se enteraron de que mi hijo es gay nada cambió. siguió siendo el nieto, primo y sobrino que todos quieren”.

Cuando muchos papás se enteran de que tienen un hijo LGBT pasan por un proceso de choque, negación, tristeza y culpa. Llegan a FAUDS preocupados de que la orientación sexual o la identidad de género de su hijo sea pecado.

En estos casos, contamos con la ventaja de ser cercanos a sacerdotes que tienen la certeza de que todos somos hijos de Dios (para quienes son creyentes). (Ver: ¿Qué dice la Biblia realmente sobre la homosexualidad?).

De igual manera, en FAUDS intentan que los papás entiendan que no se equivocaron con la educación de sus hijos, sino que hay un porcentaje de la población que es LGBT, así como hay otro que es zurdo. (Ver: Colombia LGBT en cifras).

Muchas veces, papás y mamás lamentan no haberse dado cuenta antes, creyendo que una orientación sexual o una identidad de género pueden “reversarse”. “Pero cada quien es quien es y punto”.

En ocasiones, sienten desilusión. “Cuando ven que las expectativas que tenían de su hijo no se cumplen tal como las esperaban, experimentan decepción y a veces depresión”.

Pero la pregunta de fondo, plantea Gloria, es: ¿será que una persona LGBT elige su orientación sexual o identidad de género sabiendo que implica discriminación, violencia y rechazo? Ninguna persona heterosexual pasa por tanto dolor por motivo de su orientación sexual.

Lo más importante, agrega, es que por más tristeza que sientan, eviten lastimar a sus hijos física o verbalmente. “Pueden decirles frases que ellos nunca olvidarán y que van a quedar marcadas en su corazón. Yo les pido a esos papás que antes de rechazar o maltratar a esos seres tan maravillosos que la vida les dio, se den la oportunidad de conocer más sobre diversidad sexual y de género”. (Ver: Chao prejuicios).

“En FAUDS creemos en el amor y si es hacia una persona del mismo sexo, no hay diferencia”.

“De manera equívoca, muchos papás y mamás prefieren creer que la orientación sexual o la identidad de género de sus hijos es una fase o una moda”.

La libertad de ser

A Gloria le llama la atención una pregunta que con frecuencia le formulan: “¿ahora hay más homosexuales que antes?”. Su respuesta es no. Es el mismo porcentaje, lo que pasa es que ahora la gente se siente más tranquila de decirlo y de vivirlo. El problema es quienes se niegan a aceptar la realidad. (Ver: Sí, todo mejora).

De hecho, en ocasiones algunos papás les dicen a sus hijos LGBT: “te aceptamos pero que nadie lo sepa”. Según Gloria, le temen a la presión social, a sentirse juzgados como malos papás o mamás y al qué dirán. “Prejuicios necesarios de romper”.

Para tratar los sentimientos de tristeza y desilusión que algunos papás y mamás experimentan, en FAUDS cuentan con el apoyo de tutores de la felicidad y, según el caso, de la ayuda de un equipo interdisciplinario. (Ver: Aceptar a los hijos LGBT).

Al grupo de apoyo que se reúne una vez al mes asisten entre 30 y 40 personas. Al primero que se llevó a cabo solamente llegó una. También ofrecen encuentros o consultas personalizadas con papás, mamás o familias que así lo requieran.

En caso de ser necesario cuentan con el apoyo de abogados y de comisarías de familia. “Las personas LGBT, como cualquier otra, tienen derechos que por ninguna razón pueden vulnerarse. Pero antes de llegar a estas instancias, le apostamos al diálogo para manejar el tema de una manera más positiva”. (Ver: La Corte Constitucional de Colombia y los derechos de personas LGBT).

FAUDS también cuenta con la línea “Educación para la diversidad” dirigida a instituciones, colegios, empresas y organizaciones. Todos los servicios que ofrecen son gratuitos.

Al principio, con la asesoría de activistas paisas como Hernando Muñoz y Manuel Bermúdez, Gloria empezó a visitar colegios e instituciones, a estar en mayor contacto con organizaciones LGBT, a participar en foros y en la mesa LGBT de la Alcaldía de Medellín.

“Yo le debo mi activismo a dos grandes activistas de Medellín: el periodista Manuel Bermúdez y Hernando Muñoz, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia”.

“Cuando se habla y se aclaran las dudas con tranquilidad, los imaginarios sobre la diversidad sexual y de género quedan atrás”.

Fue, entonces, cuando por primera vez salió –y sola– a una marcha del orgullo LGBT. Llevaba un letrero que decía “quítate la coraza de tu corazón y ama a tu hijo como es”. Mientras avanzaba muchos jóvenes la aplaudían y le decían que querían que su mamá fuera como ella. (Ver: 9 miradas a las marchas LGBT de Colombia).

Los medios de comunicación empezaron a contactarla. Así, más papás conocieron de su trabajo y, poco a poco, FAUDS fue creciendo. Desde entonces esta organización encabeza las marcha del orgullo bajo la premisa “Transformando paradigmas desde el amor de la familia”.

A la organización se vinculó Claudia López, actual directora, mamá de Isaac, un hombre trans. También llegó Elvira Arango, enfermera y su esposo pediatra. “En un hogar de amor nacieron mis hijos gemelos quienes crecieron y se educaron en un ambiente católico. Los dos son homosexuales y seguimos viviendo con los mismos valores que siempre hemos compartido”, explicó Elvira en Blu Radio, segura de que Dios no rechaza a sus hijos.

Con el tiempo, tanto Elvira como su esposo entendieron que parte de su misión en la vida era mostrarle al mundo que la de ellos también es una familia: una pareja heterosexual y dos hijos homosexuales.

La visibilidad que Gloria fue ganando le evitó tener que darle a la gente, incluida su familia, las tradicionales explicaciones que esperan cuando se tiene un hijo LGBT.

No sentía que debía hacerlo. Pero de repente una tía que me vio en televisión me felicitó. Era su manera de decirme lo sé y te apoyo”. Quienes no estaban de acuerdo simplemente no le expresaron nada.

Cuando Mariana, la hija menor de Gloria, tenía 8 años, le preguntó:

– ¿Y Juan Pa cuándo va a traer una novia a la casa? –
– Él no va a traer novia a la casa – le respondió Gloria.
– ¿Nos salió gay? – le preguntó su hija llevándose las manos a la cabeza.
– Sí. Y cómo te parece que debemos amarlo y respetarlo como es – señaló Gloria.

Así, sin misterios, la diversidad ha sido un tema cotidiano en la vida de Mariana.

Lo de menos es que mi hijo sea gay, lo importante es él como ser humano
De izquierda a derecha: Claudia, Elvira, Mónica y Gloria, algunas de las mamás vinculadas a FAUDS. Foto: Germán Velásquez.

 “Muchos niños y jóvenes LGBT me dicen que ojalá sus papás percibieran su orientación sexual o identidad de género como lo hacemos en FAUDS”.

En el trabajo de Gloria –constructoras y finca raíz– también empezaron a felicitarla y a decirle que la habían visto en televisión. Sin embargo, no se ha salvado de los comentarios displicentes.

Un día en un comité de obra un ingeniero dijo, refiriéndose a una pareja de hombres que había comprado un apartamento en un proyecto nuestro: ¿a los maricas del 505 ya les arreglaron el baño?”.

La respuesta de Gloria fue: ¿a los heterosexuales del 303 ya les arreglaron el de ellos? Él de inmediato entendió el mensaje. “Yo veo esos momentos como oportunidades para educar. Lo importante es no quedarnos callados sino poner el tema con el propósito de enseñarles a los que desconocen el tema o tienen prejuicios al respecto”.

Cuando se discutía en Colombia el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, una excuñada de Gloria la incluyó en un mensaje grupal que proponía “luchar por la familia conformada por un hombre y una mujer” y en contra del matrimonio igualitario. (Ver: Matrimonio igualitario en Colombia, paso a paso).

Yo le respondí saludándola y diciéndole que no estaba de acuerdo porque primero tenía un hijo gay, pero fundamentalmente porque creo en la igualdad de derechos”.

Desde hace unos meses Gloria está radicada en Miami donde sigue muy conectada con FAUDS. Allá, incluso, está montando un grupo de apoyo con papás. También se ha acercado a una iglesia cristiana incluyente donde el pastor tiene muy claro que Dios no discrimina. (Ver: Hay muchas voces religiosas que no son “antiderechos”).

“Los insultos y comentarios displicentes que recibimos por redes no los respondemos. No entramos en ese juego”.

“Nuestro mayor indicador de éxito es que con amor, la mejor herramienta de trabajo, logramos transformar familias”.

Ahora está concentrada en la organización del encuentro “Familias por la diversidad de Iberoamérica” que tendrá lugar en Medellín en 2019. “Tendremos la participación de 23 países. Sin importar la nacionalidad, hay algo muy profundo que nos une a muchos papás y mamás de personas LGBT”.

Gloria se siente satisfecha con el trabajo que FAUDS ha llevado a cabo en estos 12 años: hemos salvado vidas de niños y adolescentes LGBT que ante el rechazo y la presión social contemplaron el suicidio. (Ver: “En temas LGBT todavía hay mucho por hacer”).

También se siente feliz de que su hijo Juan Pablo, quien lleva siete años con su pareja, sea un joven de 26 años independiente y exitoso. “Yo estoy muy agradecida con la vida por ese hijo que me dio. El amor por nuestros hijos es incondicional”.

6 thoughts on ““Lo de menos es que mi hijo sea gay, lo importante es él como ser humano”

    1. Gracias por todas esas palabras que reconfortan mí alma quisiera saber si hacen charlas en Bogotá. Gracias

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