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Poliamor

Poliamor: mucho más que tener varias parejas

Muchas personas entienden el poliamor como la posibilidad de tener varias parejas sin remordimiento de estar poniendo los cachos. En realidad, es una filosofía y práctica que va mucho más allá de las relaciones sexo afectivas. 

Muchas veces cuando una persona dice “soy poliamorosa”, vienen los comentarios: “¿cómo haces para tener tantas parejas a la vez?” o “¡nunca lo imaginé! Pareces muy normal”. También está la idea de que quienes se identifican con el poliamor son hippies, vegetarianos, de izquierda o promiscuos. ¡Ah! Además, son percibidos como una amenaza porque se asume que quieren quitarle la pareja a todo el mundo.

Es decir, por un lado se parte de una serie de prácticas que no tienen nada que ver con la esencia del poliamor. Por otro, se da por hecho que estas personas viven en un mundo aparte donde no hay que cumplir con un horario de trabajo, ni pagar servicios ni hacer mercado. Entonces, ¿qué es y qué no es el poliamor?

Poliamor, mucho más que tener varias parejas
Para Alba, el poliamor debe ser respetado como una manera de relacionarse tan válida como cualquier otra.

Alba. 29 años. Psicóloga. Hace cinco años estaba en Madrid (España) estudiando una maestría y tenía una relación afectiva en la que habían acordado sería abierta sexualmente. Al contarle esto a una amiga de la maestría, la respuesta de ella fue: “¿Poliamor?”.

A Alba la palabra le quedó sonando y fue así como se acercó a un espacio llamado “Poliamor Madrid”. Poco después su relación terminó pero siguió asistiendo a los encuentros y talleres hasta entender que ella nunca había encajado en el modelo de relación que le habían vendido como el único posible: “Yo no quiero el ‘felices para siempre’ ni la casa propia con los dos niños y el perro“.

En 2016, cuando regresó a Bogotá con mucha información sobre poliamor, encontró en Internet algunos grupos sobre el tema, pero enfocados en conocer gente, que no era lo que ella buscaba en ese momento. “Así que a los seis meses opté por crear una página web con la intención de proponer eventos, envié algunas invitaciones por Facebook y la página empezó a crecer. Además, fui recopilando bibliografía e información confiable que organicé por categorías”. Así nació Poliamor Bogotá.

Lois. 28 años. Abogada. Llegó al poliamor después de haber estado 11 años en una relación monógama, tres viviendo juntos. Tenía 17 o 18 años cuando le dijo a su pareja que su relación afectiva ideal era entre tres personas pero él se negó rotundamente. Lois vivía una tensión entre tener una relación estable y monógama, la correcta para la sociedad, y sentir que eso no la hacía feliz. La relación terminó y ella empezó a salir con una mujer, la primera persona que le habló de poliamor. La palabra le sonó tanto que buscó más información hasta llegar a Poliamor Bogotá.

Poliamor, mucho más que tener varias parejas
Según Lois, en poliamor no hablan de “reglas” sino de “acuerdos” producto de negociaciones que implican concertación y consentimiento y que pueden ir cambiando según el contexto.
Poliamor, mucho más que tener varias parejas
Para Mateo, el poliamor es una manera sana de vivir en comunidad y de construir redes de afecto seguras.

Mateo. 26 años. Psicólogo y administrador. Llegó al poliamor por un evento de Facebook pero el término no era nuevo para él. Lo conoció cuando era estudiante de Psicología aunque en ese entonces no le prestó atención: llevaba cuatro años en una relación estable. Al final de la carrera empezó a estudiar sobre relaciones y encontró un libro de poliamor. Poco después su hermano Martín le habló del evento que vio en Facebook de Poliamor Bogotá. Allá llegaron.

1. Amar a varias personas a la vez:

Poliamor es la filosofía y práctica de amar a varias personas a la vez de manera consensuada, honesta, responsable y no posesiva, entendiendo el amor no solamente como el sentimiento que se siente por la pareja, sino incluyendo el que se experimenta por la familia, los amigos, algunos compañeros de trabajo y los animales, entre otros. Es crear vínculos y redes de afecto, de cuidado y de bienestar entre varias personas.

2. Más que “tener muchas parejas”:

El poliamor aborda la no exclusividad afectiva ni sexual en las relaciones de pareja, pero esto no significa que se centre en tener que acostarse con mucha gente. De hecho, alguien puede identificarse con el poliamor y no tener pareja o tener solamente una. El problema es que se ha tendido a creer que esta práctica de vida se enfoca en tener muchas parejas de manera simultánea cuando su esencia es reconocer que hay diferentes redes de afecto, como los amigos o la familia, que también requieren cuidado y tiempo.

Una persona poliamorosa -como una homosexual- no deja de serlo por no tener pareja o tener una relación monógama.

El poliamor no es necesariamente acostarse con muchas personas, es ante todo reconocer todos los vínculos que existen, trabajarlos y cuidarlos. Y en caso de que exista una relación sexo afectiva -o varias- no ponerla por encima de los demás vínculos. O ¿cuántas parejas no conocemos que se casan y se pierden de todo el mundo?”, pregunta Alba.

3. Respeta la monogamia:

El poliamor respeta la monogamia -o la decisión de tener una sola pareja afectiva y sexual- pero cuestiona la imposición social y religiosa de que la única relación afectiva válida sea la de una pareja conformada por un hombre y una mujer. “No pretendemos que el poliamor sea el único modelo de relación válido, pero sí buscamos llegarles a quienes quieran liberarse de un guión social impuesto”, explica Mateo.

Al igual que el feminismo, el poliamor también cuestiona normas que se han asumido como las únicas posibles.

Según Alba, no se trata de que un papá, una mamá y sus dos hijos tengan que cambiar necesariamente su configuración familiar. Lo que podrían hacer, si así lo quieren, es plantearse la posibilidad de brindar afecto equitativo a otras personas de su entorno para abrir sus redes de solidaridad y cooperación: el poliamor rompe con los individualismos.

Poliamor, mucho más que tener varias parejas
El poliamor busca abrir espacios de comunicación cómodos y honestos.

4. No es ser “más evolucionado”:

Identificarse con el poliamor no significa ser una persona “moralmente superior” ni “más evolucionada”. El problema de fondo es que a mucha gente le incomoda que se consideren válidas otras formas de relacionarse, más allá de la monogamia, porque lo asumen como un desafío a sus creencias. De ahí que califiquen de “creerse superiores” a quienes se identifican con el poliamor.

“Seguramente hay personas poliamorosas que se sienten un paso más adelante en la evolución, como otras que no son poliamorosas, que les sucede lo mismo”, Mateo.

Así como hay hombres y mujeres que se oponen al feminismo con argumentos que nada tienen que ver con los postulados de equidad de este movimiento, hay personas que rechazan el poliamor porque se oponen a cualquier propuesta que se salga de la monogamia. En últimas, el poliamor no significa una superioridad moral pero sí rechaza las dinámicas nocivas del “amor romántico”. Y cuestionar tradiciones y estructuras sociales causa resistencia y es percibido como amenaza.

5. Más allá de “soy poliamoroso” y ya:

En ocasiones pasa que una persona siente que no encaja en la manera de relacionarse. Pero le resulta difícil encontrar la razón. “Hasta que por un libro, una conversación o una publicación sobre poliamor, dice ¡por fin lo entendí!”. Y siente que ya lo sabe todo sobre el tema, pero no es así. Solo por llegar al poliamor no se dejan atrás las creencias que se tienen sobre las relaciones”, afirma Alba.

Hablar de la filosofía y práctica de amar a varias personas a la vez, implica entender las necesidades propias y las de los demás. Normalmente en las relaciones se dan por hecho roles que nunca se acordaron. De ahí que parte de la misión del poliamor sea volver conscientes los comportamientos que de plano se asumieron. “El poliamor tiene mucho de diálogo y de revisión de acuerdos, entendiendo que cada relación es única y requiere sus propios consensos”, explica Lois.

6. Más que tener varias parejas sexuales y una sola afectiva:

Muchas veces, después de cierto tiempo juntas, algunas parejas deciden abrir su relación. Y una manera de hacerlo es buscar un tercero con quien compartir sexualmente y en otras actividades, siempre y cuando ese tercero se ajuste a las necesidades de la pareja y esta siga manteniendo el control.

“Mucha gente piensa que poliamor es tener todo el tiempo relaciones sexuales, cuando en realidad requiere de mucho diálogo”, Lois.

En otros casos dicen: “Cada uno va a tener sexo con quien quiera pero sin sentimientos”. Pero ¿cómo puede uno asegurarse de que ni uno ni los demás se enamorarán? “No existe un botón para desactivar los sentimientos. En cualquier momento pueden surgir. Es mejor hablar si empiezan a sentir algo por otra persona”, señala Mateo.

7. La fidelidad es ser consecuentes con los acuerdos:

La fidelidad en el poliamor es entendida como respetar los acuerdos que se han establecido y que pueden incluir o no exclusividad sexual y/o afectiva. Y los acuerdos no son solamente en ese sentido sino, por ejemplo, qué tareas asume cada quien en la casa. Se trata de ser fiel a todo lo pactado.

La idea no es dar por hecho unas reglas que cada quien rompe en secreto.

En el poliamor la lealtad no necesariamente está sujeta a contarle al otro todas sus relaciones sexuales. Yo no necesito aquello de ‘nos vamos a contar todo’ para sentir que mi relación es segura. No creo que la fidelidad o la lealtad dependan de contarse todos los encuentros sexuales”, explica Alba. Además, es posible tener vínculos afectivos sin encuentros sexuales o viceversa.

8. Identificarse con el poliamor causa discriminación:

El problema de fondo son los prejuicios que aún persisten sobre el poliamor. “Discriminar a una persona por su orientación sexual o identidad de género es condenado y aun así sigue pasando. Con mayor razón sucede cuando una persona se identifica como poliamorosa porque el tema ni siquiera es reconocido. Hay desigualdades legales y sociales en la manera como se valoran y protegen nuestras relaciones”, señala Lois.

“Muchas páginas web que utilizan la palabra ‘poliamor’, son en realidad páginas swinger”, Lois.

Mucha gente asume que nos acostamos con todo el mundo y que sexualmente siempre estamos disponibles. Tenemos que aguantarnos los cuestionamientos familiares de cómo así, que por qué, de ser señalados como ‘rompematrimonios’ y de pedirnos que socialmente no hablemos del tema”, explica Mateo. Por todo esto también existe el clóset del poliamor.

“Me ha pasado que hombres en una fiesta empiezan a tocarme y cuando me quito, la pregunta es: ‘¿no que usted es poliamoroso?’”, Mateo.

También pasa que decir que son poliamorosos es tomado como coquetería y cuando una mujer se reconoce públicamente de esta manera puede ser víctima de violencia porque la agresión se legitima con que “todo puede pasar”. “Uno muchas veces se vuelve el chiste de oficina. En una ocasión, una persona que quería mucho se fue de la ciudad y yo estaba muy mal. De inmediato vino el comentario: ‘por qué llora si ustedes pueden tener las parejas que quieran’, como si no experimentáramos duelos”, señala Lois.

El poliamor cuestiona que el amor de pareja deba estar por encima de los demás afectos, así como creer que este debe ser para toda la vida.

A esto se suma la típica pregunta del primer día en un trabajo: “¿tienes novio?” si es mujer o “novia” si es hombre. “Es difícil responder: tengo dos relaciones, una mascota y una casi hermana. Para mi es fundamental ser muy honesta en ese tema, pero en muchos entornos es complicado, así que a veces me inclino por un ‘no’ rápido para evitar enredarme explicando que para una persona poliamorosa es tan importante la relación con su familia, como con la mascota o una relación afectiva a distancia”, añade Alba.

Según Lois, muchas veces en las empresas es difícil explicar que uno tiene dos parejas. “Hay entornos muy convencionales donde todo lo que salga de lo tradicional es visto como ‘raro’, lo que puede afectar la imagen profesional y que los jefes asuman que a lo mejor uno ya no es una persona seria ni capaz y que puede dejarlo todo tirado”. Para Mateo, otro problema es que socialmente, antes incluso de pronunciar su nombre, lo presentan como “el poliamoroso”. O peor aún, con la frase: “¡ojo que él es poliamoroso!”.

9. Los celos no son muestra de amor:

Los celos son una de las mayores barreras para que una persona se incline por el poliamor. “Pero el punto no es llegar a no sentirlos sino tener estrategias para entender qué los produce y cómo pueden manejarse”, señala Lois.

Se trata de identificar si el problema de fondo es inseguridad, miedo a la soledad o a ser remplazado, o envidia porque esa persona que uno quiere está saliendo a cine con otra y no conmigo. “No pretendemos decir que las personas poliamorosas no sienten celos, sino que buscamos entenderlos y manejarlos y no verlos como ese monstruo que nos puede llevar a hacer de todo y a justificarlo”, explica Mateo.

El poliamor implica consenso, honestidad y responsabilidad.

Nosotros somos felices viendo feliz a alguien que amamos compartiendo con otra persona. No sentimos envidia porque alguien más le arme una fiesta de cumpleaños. Tenemos una respuesta positiva de que ese alguien se sienta bien, en vez de creer que yo no soy suficiente, que sin mí no puede ser feliz o que yo soy su complemento”, agrega Lois.

También se acaba con la idea de competencia o de tener que “ser más” para que la persona me prefiera. Es dejar de lado la idea de que los celos son amor y saber que también se experimentan con los amigos o con la familia. “Las abuelas, por ejemplo, tienen celos entre ellas por sentir que el nieto pasa más tiempo con una que con la otra”, añade Lois. Parte de la respuesta es hablar de los sentimientos y crear estrategias de cuidado. “En el poliamor no se está solo en función de compartir placer y no me refiero solo al placer sexual. Es lograr un cuidado entre una red de personas”, dice Lois.

Poliamor, mucho más que tener varias parejas
Con la palabra “poliamor” sucede algo similar que con “feminismo”: la gente se asusta porque no sabe qué es.

10. No es sinónimo de “relación abierta”:

Quienes se identifican con el poliamor evitan asociar los conceptos “relación abierta” y “poliamor” porque el primero está muy ligado a parejas que hablan de exclusividad afectiva pero no sexual, una posibilidad más cercana a lo swinger.

“Mucha gente cree que para empezar a experimentar acuerdos de no monogamia debe tener una pareja estable. No es así”, Mateo.

Según Lois, el concepto “relación abierta” se emplea para marcar una jerarquía al hacer énfasis en que “tengo una pareja principal”. Allí la pareja está privilegiada sobre otros tipos de relaciones: es como tener un pie en la monogamia y otro en la no monogamia. Algo así como “si bien no somos exclusivos, tampoco somos diferentes a cualquier otra relación”. Es decir, tengo “mi pareja” que llevo a los eventos familiares y otras personas con las que salgo pero que no tienen la misma importancia.

11. Una identidad:

El poliamor es una identidad. Una orientación relacional o una forma de relacionarse. “El concepto ‘relación abierta’ normalmente forma parte de la coyuntura de una pareja, pero no significa que, necesariamente, esas personas se identifiquen como ‘no monógamas’. No es lo mismo decidir que la persona más importante en la vida sea la pareja a decidir no tener una persona más importante sino toda una red de gente”, señala Lois.

12. No es exclusivo de personas LGBTI:

Hay personas LGBTI poliamorosas y otras que no son lesbianas, gais, bisexuales ni trans y que también se identifican con esta práctica. En el poliamor, como en todo, hay diversidad. No obstante sí hay varias mujeres lesbianas que han escrito al respecto. “No creo que por romper la norma de la heterosexualidad obligatoria, de manera automática una persona vaya a romper la norma de la monogamia. De hecho, hay personas LGBTI que se casan de blanco o de traje como cualquier pareja heterosexual. El poliamor no tiene que ver con romper normas sino con lo que cada persona prefiera”, asegura Alba.

13. No es salir con quien quiera y botarlo cuando se aburra:

El poliamor no habla de “consumir” personas de manera indiscriminada sin compromiso, sin responsabilidad y sin cuidado mutuo. No son relaciones de uso y abuso para satisfacer un deseo concreto. “Por el contrario, el poliamor insiste en relaciones sanas y saludables, en responsabilizarse por las expectativas que uno les crea a otras personas y en el cuidado emocional, la honestidad y en crear acuerdos”, señala Alba.

 “Pretender un poliamor unidireccional es abuso, no poliamor”, Mateo.

Muchas veces pasa, continúa Alba, que una persona le dice a otra: “quiero tener una relación poliamor contigo” pero no llegan a acuerdos de cómo se va a llevar a cabo ni hablan de las expectativas de cada quien. Y sí, mucha gente dice: “como usted es poliamoroso, está conmigo un rato, después me bota y a usted no le afecta”, pero de eso no se trata.

“Las desigualdades de poder propias de las sociedades se trasladen a las relaciones donde no existan acuerdos sino imposiciones”, Alba.

Ahora, para ser poliamoroso, explica Mateo, no es indispensable formar parte de “una comunidad poliamor”, porque el círculo de una persona ya es suficiente para vivir esta identidad. “No se trata de que una vez alguien se identifique con el poliamor tenga que registrarse en una aplicación exclusiva para estas personas”.

7 thoughts on “Poliamor: mucho más que tener varias parejas

  1. Tener otro tipo de relaciones es complicado en esta sociedad basada en las parejas. En el texto alojado en manifiestoisterico/wordpress.com planteo la existencia como alternativa de comunidades feministas, ecologistas, autosuficentes, autogestionadas y laicas.

  2. La verdad leo todo esto y me confundo, todo lo que dice es tan complicado como la práctica, no estoy en contra pero tampoco entiendo porque siendo monógamo o poliamor creo que hasta indiferente del número de personas que lo compongan también se pueden generarar círculos cerrados, también hay celos ( los celos son sentimientos primarios del ser humano y no constructos sociales)… Quisiera decir tantas cosas pero ni se por donde empezar porque esto realmente confunde y es una moneda de dos caras. Este texto intenta ser coherente pero no lo logra.

  3. Me siento extraña leyendo esto es como chévere pero bot anto los sentimientos, los celos del ser humano son fuertes .

  4. No entiendo muy bien qué diferencia según el texto una pareja monógama y otra poliamorosa. Las redes de afecto no se consideran sexuales. No creo que un hijo tienda a acostarse con su padre por mucho que lo quiera y una relación de amor con un amigo no implica sexo y de hecho puede ser claramente una situación indeseada. Creo que queriendo no romper huevos, el artículo no habla de la realidad más práctica, y es que hay una diferencia entre amigos, familia, redes secundarias y parejas. Generalmente están basadas, no sólo en el tiempo que dedicas a ellas, sino también en las relaciones sexuales que mantienes. Los celos están en todas partes, no entiendo por qué se los concede sólo como medalla a las parejas monógamas. Los amigos, hermanos, madres y padres… sienten celos de otras amigas, hermanas, madres y padres. El poliamor no cambia a la persona celosa, la persona celosa cambia el tipo de relación.
    Finalmente, hay una parte contratual muy fuerte en este tipo de relaciones que juega en contra totalmente de lo que una relación humana social termina siendo: una rueda que se mueve sola hasta que llega un conflicto. En ese momento es cuando aparece una aclaración de los términos. Pero todo el mundo sabe que “un exceso de papeleo” es síntoma de una relación torpe, que necesita de mucha ayuda para seguir adelante. Entonces poner esta parte contractual siempre por delante de las relaciones poliamorosas es algo que siempre me hace pensar que es fruto de una cultura empresarial tecnocrática. Ojalá mis dudas se disipen o aumenten en su profundidad. Gracias por el artículo. Un saludo.

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