Desde Buenos Aires (Argentina), Agostina comparte su historia para el especial de Sentiido #ReligiónMásDiversidad.
Crecí en una familia católica. Cuando salí del clóset como mujer lesbiana, mi mamá me dijo: “eso no es normal” y “eso no lo aprueba Dios”. (Ver: “El amor por mis hijos estaba por encima de lo que decían en la iglesia”).
Después de pensarlo mucho, decidí que una religión así no era para mí y emprendí una búsqueda espiritual. Descubrí el budismo y la premisa de que el amor es amor que me dio mucha tranquilidad de ser quien soy. (Ver: El budismo, de la mano con los derechos humanos).
Actualmente no me identifico como lesbiana sino como pansexual, tengo dos hijes, una esposa a la que amo y ya no practico tanto el budismo, estoy abrazando una espiritualidad ancestral (soy afroindígena), algo que nos atraviesa a todas las personas y que nos une con la madre tierra, más allá de nuestras creencias. (Ver: “Vivo el feminismo en la espiritualidad”).
Siempre supe que había algo “diferente” en mí.
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