Los baños públicos son espacios para evaluar si se cumple o no con los mandatos sociales de cómo deben lucir hombres y mujeres. Los baños mixtos o sin género son una buena respuesta a esta práctica.
La única señal existente en las puertas de los baños públicos es una referencia al género: en los de “damas” o “mujeres” hay una muñeca con falda o una flor y en los de “hombres” o “caballeros”, uno con pantalones, un sombrero o un bigote, explica el filósofo español Paul Preciado en el ensayo “Basura y Género. Mear / Cagar. Masculino / Femenino”. (Ver: Queer para dummies).
“Cuando vamos al baño no se nos pregunta si vamos a cagar o a mear, lo único que importa es el género”, señala Preciado, quien afirma que los baños se han convertido en espacios para evaluar la coherencia de los cuerpos con los códigos vigentes de masculinidad y feminidad.
“Allí, por ejemplo, cualquier ambigüedad de género (pelo corto, falta de maquillaje, una pelusilla en forma de bigote, paso demasiado afirmativo…) exigirá un interrogatorio a la potencial usuaria quien se verá obligada a justificar su elección de baño: ‘eh, usted. Se ha equivocado de baño, los de caballeros están a la derecha’”, agrega Preciado. (Ver: Hay muchas formas de ser mujer).
La bióloga Brigitte Baptiste, quien durante diez años se desempeñó como directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y ahora es la rectora de la Universidad EAN, prefiere asumir la letra “h”, ubicada en la puerta de los baños, no como de “hombres” sino de “hembras” y la “m” no como de “mujeres” sino de “machos”. En cualquier caso, dice, esa división es arbitraria y ocurre especialmente en el espacio público, no en las casas.
“Hay muchas razones falsamente biológicas utilizadas para encasillar a las personas en roles o comportamientos”, Brigitte Baptiste.
“Algunas personas dicen: ‘ahora todos tenemos que ser feministas’. ¡Claro! No serlo es rechazar la posibilidad de poder escoger quién soy”, Brigitte Baptiste.
“Alrededor de la división de los baños fundamentada en el género predomina la creencia de que anatómicamente hablando, hombres y mujeres requieren de servicios distintos. ¿Pero qué clase de servicios son distintos entre unos y otras? El cuidado y respeto que debe tenerse en cualquier baño no tienen nada que ver con el género”, agrega Baptiste.
Además, continúa Baptiste, los baños se han convertido en espacios para reforzar estereotipos. Por ejemplo, que son los lugares a los que las mujeres van a chismosear y los hombres a planear maldades. Imaginarios en los que los medios de comunicación han aportado mucho.
De ahí, agrega, la importancia de la propuesta del feminismo: reivindicar las posibilidades de ser y de expresarse. “No hay ningún determinante anatómico ni biológico que pueda ser utilizado para encasillar a una persona en ciertos roles o comportamientos”. (Ver: Es feminismo: no humanismo ni “igualismo”).
Brigitte Baptiste recuerda que hace unos años la invitaron a un evento en un club en Villavicencio. Cuando fue a la zona de los baños encontró tres letreros: “hombres”, “mujeres” y “turcos”. “Yo dije bueno, al menos acá ya ampliaron el espectro aunque para nada me siento turca”.
El problema de ir al baño
En todo caso muchas personas trans o que no se identifican como hombres ni como mujeres le han explicado a Sentiido que uno de los aspectos más difíciles de su cotidianidad es una práctica que pasa inadvertida para el resto: ir al baño. “Para las personas trans la ida al baño en algunos espacios públicos es una tortura. Si no se ajustan al estereotipo de la cultura particular, saben que están en riesgo”, afirma Baptiste.
Alanis Bello, socióloga que se identifica como persona trans no binaria, dice: “Yo he aguantado ir al baño un día entero porque me da pánico que si entro al de mujeres me vayan a sacar y si lo hago al de hombres me hagan sentir mal”. (Ver: Alanis Bello: no quiero ser un hombre ni una mujer).
“¿Por qué limitar la posibilidad de cumplir con una función fisiológica que puede surgir en cualquier momento?”, Brigitte Baptiste.
Cris Campos, geóloga y mujer trans, señala que su tránsito de género de masculino a femenino le implicó empezar a entrar al baño de mujeres, hecho que molestó a algunas de sus compañeras de trabajo. La respuesta de Cris fue: “yo entro al baño a hacer lo mismo que ustedes”. (Ver: Orgullosamente trans).
Por estos y otros motivos, cada vez hay más empresas y organizaciones que se animan a incluir en sus espacios baños mixtos, sin género, multigénero o a los que pueda entrar cualquier persona independiente de si se identifica como hombre o mujer o ninguno de los dos. Muestra de esto es la Universidad Externado de Colombia que en 2016 inauguró sus baños mixtos. (Ver: Decálogo de las empresas incluyentes).
Según El Espectador, el rector de esta institución educativa, Juan Carlos Henao, le abrió paso a estos espacios por tres motivos: las quejas de varias estudiantes de que los baños de mujeres vivían llenos, una propuesta del entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama de crear baños mixtos en todas las escuelas públicas de su país y la creación de más espacios de equidad de género en el Externado.
Henao también planteó y defendió los baños mixtos como una forma de erradicar las dificultades que enfrentan las personas trans a la hora de hacer uso de estos espacios.
Más allá de las personas trans
Esta medida no solamente favorece a las personas trans o con una expresión de género que se sale de lo tradicional. “También pone sobre la mesa el tema de que las mujeres corren más riesgo al compartir el baño con hombres y de que ellos son más sucios en estos espacios”, agrega Baptiste.
De manera más reciente, las oficinas de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) -el componente de justicia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición creado en el acuerdo de paz firmado entre el gobierno colombiano y la entonces guerrilla de las FARC- también se sumaron a este modelo de baños.
Según Patricia Linares, presidenta de la JEP, uno de los propósitos de esta entidad ha sido incorporar criterios diferenciales. “Esto por el daño que han sufrido ciertos sectores por razones religiosas o paradigmas excluyentes. Las poblaciones LGBTI, indígena y afro han vivido el impacto de la guerra en Colombia de manera diferencial, lo que significa mucho más intenso, pero más velado”.
Por esto, añade, en las oficinas de la JEP se han esforzado para que esos criterios diferenciales no se queden en el discurso. “En la práctica interna hemos tratado de que nuestra convivencia como institución materialice estos propósitos. Y un paso más en este sentido es la inauguración del baño multigénero”.
“Somos 800 personas reunidas en este edificio donde cada quien tiene sus propias costumbres, percepciones y prejuicios. Pero hemos logrado una convivencia sana y respetuosa, sujeta a la Constitución política de Colombia y, sobretodo, a los mandatos éticos que suponen el respeto y el reconocimiento del otro”, señaló Linares el día en que se inauguró el baño multigénero.
“Para construir justicia necesitamos garantizar los derechos a la libre construcción y expresión de la personalidad”, Brigitte Baptiste.
Para Alexandra Sandoval, magistrada de la Sala de Amnistía y coordinadora de la Comisión de Género de la JEP, la apertura de este baño les implicó abordar el respeto y la dignidad que cada quien merece. “Fue una oportunidad para que en la JEP reflexionáramos sobre la diversidad con la que convivimos”. (Ver: Feminismo: lo que se dice vs. Lo que es).
“El principio fundamental de la justicia es la capacidad de reconocer y respetar la diferencia”, Brigitte Baptiste.
Según Baptiste, formar parte de una empresa u organización que tiene un enfoque de género implica que todos sus funcionarios sepan que tienen la libertad de expresarse a su manera, así como la capacidad y la posibilidad de experimentar con sus modos de existir y sus estéticas y que esto no puede ser motivo de discriminación.
Reconocer la diversidad
Lo primero que las directivas de empresas y organizaciones deben preguntarse, explica Baptiste, es qué tanto reconocen la diversidad en sus espacios y qué tanto la incorporan en sus normas y procedimientos. “Debemos entender su aporte en la creatividad, en la innovación y en la capacidad de adaptación: necesitamos ser diferentes para construir soluciones y alternativas”. (Ver: Ser LGBTI en el mundo laboral).
Las directivas, agrega Baptiste, deberían cuestionar qué clase de identidades están imponiéndoles a sus miembros. “Nuestros proyectos de construcción cultural están basados en la imposición de valores y de modelos y no en la construcción de relaciones sanas y creativas. Muchos de los dogmas en los que la sociedad se sustenta están fundamentados en el miedo y en controlar. Y la represión siempre termina en violencia y conflicto”.
Se trata, entonces, de preguntarse qué tanto las directivas de empresas y de organizaciones les están abriendo espacio a aquellos trabajadores que, por ejemplo, siempre han querido estudiar música o dibujo y no han podido hacerlo. “Es tener conciencia de la noción de transitar, de que hay gente que se siente incompleta y limitada en su historia y quiere moverse a otras posibilidades. Esto no significa que a todas las personas haya que plantearles que transiten en el género, pero que si quieren se lo pregunten”, añade Baptiste. (Ver: Brigitte Baptiste, una navegante del género).
Es maravilloso, añade, cuando se ve con buenos ojos la capacidad de las personas para reinventar la humanidad. “¿Por qué tenerle miedo a lo que venga? Si no nos reinventamos no vamos a poder sobrevivir ni arreglar los daños de lo que hicimos en el pasado. El reto está en reconstruirnos y en transitar a unos modelos de vida mucho más gratos”.
Para Baptiste, las frases “soy como soy y ya” y “toda la vida lo he hecho así” equivalen a afirmar “estoy muerto”. “Cuando uno dice ‘yo soy así y no voy a cambiar’, demuestra poca disposición a entender la diferencia”.
“La restricción al reconocimiento de la diversidad termina en dolor, abuso, violencia y conflicto”, Brigitte Baptiste.
“Ni siquiera las especies biológicas se comportan bajo la premisa de ‘toda la vida ha sido así’ porque la adaptación a la evolución consiste en la invención de nuevas formas de ser. Lo biológico está constantemente poniendo a prueba la creatividad. Y es en ese espacio donde florece la convivencia, la complejidad y seguramente la felicidad”, agrega Baptiste.
De hecho, agrega Baptiste, hay pocos grupos biológicos en el planeta con un comportamiento único. “Lo raro es la homogeneidad. La evidencia científica demuestra el panorama rico y diverso de la naturaleza“.
Brigitte Baptiste señala que la gente intenta reivindicar sus creencias y encontrar un referente para poder afirmar “la naturaleza es así y punto”. “Pero por cada ‘es así y punto’ hay 100 argumentos en contra. Entonces, o se deja de abrazar esa estrategia para construir normas o se reconoce que existe una muy amplia diversidad y que allí cada quien escoge qué papel jugar”.
“La monogamia o las relaciones estables de pareja sí que son raras en la naturaleza”, Brigitte Baptiste.
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Ir al baño conlleva cierto grado de intimidad y pudor, por eso son cerrados. La solución son los baños individuales y mixtos como hay en muchos restaurantes y espacios públicos. Otro tema es la educación, en principio, orinar es una función diferente y desafortunadamente hay personas con penes orinan tipo ducha y obviamente arman una cochinada donde las personas con vagina no pueden sentarse. Creo que los baños deben tener las dos opciones, orinales y tazas, para que cada cual se sienta a gusto. Ahora sí los baños son individuales, se reducen notablemente los problemas.