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Carta abierta a Pedro Santos

No le tengas miedo a la confrontación. Aunque el amor es una de las consignas de “la comunidad LGBT”, no ha sido a punta de besos y abrazos que hemos conquistado los derechos de los que tú y yo gozamos.

Por: Brian Alvarado Pino*

Estimado Pedro:

Antes que nada quiero felicitarte por el hecho de aceptarte y respetarte como eres. No sé si el proceso fue fácil antes de que te volvieras “famoso” o cuando eras adolescente o niño. En todo caso, creo que lo importante ahora, a pesar de cualquier dificultad del pasado, es que tienes una familia y amigos que te aman como eres. (Ver: Aceptarse)

Nadie sabía de ti antes de que tu primo, Martín Santos, hiciera pública la orientación sexual del “hijo de Pacho Santos”. En ese momento, las redes sociales se encendieron en los ya acostumbrados debates donde las posiciones polarizadas, de blanco o negro, son las que reinan. (Ver: “A muchos medios les interesa lo LGBT cuando hay enfrentamiento”)

Algunos veían como un hecho reprochable la actitud de Martín, otros la defendían pues cuestionaban –cuestionan– el hecho de que tu papá forme parte de un partido político que está en contra los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT).

Pero bueno, esa es otra discusión. Mi intención es otra. Quiero hablarte, desde mi punto de vista, sobre la responsabilidad política y social que tienes en tus manos y que, por lo visto, has aceptado. (Ver: Cómo y para qué apostarle al activismo)

Desde el momento en que te sacaron del clóset, o por lo menos públicamente, decidiste defender tu derecho de ser y, por esa vía, el de otras personas.

Los medios de comunicación se volcaron a entrevistarte y a hacerte las preguntas de rutina, de los lugares comunes y, por supuesto, a indagarte sobre las posiciones políticas de tu papá.

A los medios les gusta lo que cause escándalo, eso da likes, retweets, tráfico en las páginas y rating. Asimismo, te dieron el mote que nos dan a todos los que no somos heterosexuales: miembro de la comunidad LGBTI. Yo todavía me pregunto en qué momento me inscribí. (Ver: 8 respuestas para un periodismo incluyente).

Luego has devenido en una especie de “representante de la comunidad”. No sé si te sientes así, el hecho es que los medios y la opinión pública te perciben así y tú, de cierta forma, no has hecho nada para “rechazar” el título.

Todas las personas son bienvenidas a esta lucha que no sólo tiene historias de dolor, de rechazo e incluso de muerte, sino también contradicciones, complejidades e historias de solidaridad y sobre todo de mucho amor, empezando por el que debemos tenernos a nosotros/as mismos/as.

Esta es la lucha por la liberación de nuestros cuerpos y por la igualdad, principalmente. Por el derecho a ser y amar para ser felices. Como ves, implica una gran responsabilidad.

Muchas formas de actuar

No digo que todas las personas no-heterosexuales deban sumarse a la lucha y mucho menos comprometerse con la misma. Tampoco existe una única forma de movilizarse, como no existe una única forma de amar.

Sin embargo, veo que te invitan constantemente a programas de radio y televisión, te entrevistan para periódicos y revistas y te siguen en redes sociales porque no sólo eres “miembro de la comunidad LGBT”, sino un “representante”.

Y, por consiguiente, te han dado ese lugar de privilegio: acceso a los medios y difusión de tus opiniones… ¡Y has hecho lo que has podido! (Ver: Lo que le falta al periodismo para ser más “LGBT friendly”).

Debo ser honesto: las veces que te he escuchado, me dejas siempre con un grado de decepción, con un sinsabor raro, y es por eso que me gustaría pedirte que, antes de seguir yendo a la radio y a la televisión, te prepares mejor.

El terreno de la confrontación y la reivindicación orgullosa son y han sido armas poderosas.

Me refiero, por ejemplo, al debate de RCN que preguntaba: “a propósito del ‘Orgullo Gay’, ¿cree que la población LGBTI debería seguir teniendo los derechos a casarse y adoptar?“.

Con frecuencia tambaleas en tu discurso y a la hora de argumentar, de debatir y de defender nuestros derechos (que también son los tuyos) caes en los lugares comunes o temes a la confrontación directa y abierta con los discriminadores. No tengas miedo a la confrontación. (Ver: No. La culpa no es de las redes)

Aunque el amor es una de las principales consignas de “la comunidad”, no ha sido a punta de abrazos y besos que se han conquistado los derechos de los cuales tú y yo gozamos. (Ver: “Nuestra estrategia es el amor”)

Y ojo que no estoy haciendo apología a la violencia: al contrario, nuestra lucha es contra las violencias que han querido anularnos. La confrontación de la que te hablo es distinta. Es aquella en la que las palabras y acciones son poderosas y contundentes como las de Sylvia Rivera, Carlos Jáuregui, León Zuleta o Angela Davis.

Quiero que seas consciente de la responsabilidad que (quizá irresponsablemente y sin pedirlo) algunos te han asignado en los medios y en la opinión pública. Hay un montón de activistas y personas que llevan décadas en esta lucha desde distintos rincones y sin embargo no tienen ese acceso privilegiado a la palabra que tú tienes.

Esas personas han derribado muros inmensos de discriminación y mitos de la “normalidad” que hoy te permiten, precisamente, hablar con libertad.

No estoy diciendo que dejes de ser tú y te disfraces del activista perfecto y erudito. Sin lugar a dudas estás viviendo tu proceso, como cualquiera, que te da todos los días experiencias para poder hablar desde tu lugar. Acá nadie “representa” a nadie. Compartimos, sí, muchas cosas en común y propósitos similares.

Pedro: no dejes de seguir yendo a la radio y a la televisión, necesitamos más personas que le demuestren al mundo que la heterosexualidad no es la norma y que está bien ser diferentes. (Ver: La obligación de ser heterosexuales)

Te invito a que te involucres más en los espacios de cualquiera de las organizaciones sociales que existen para que te alimentes de sus experiencias e historias, compartas las tuyas y así puedas entender cada vez mejor esa responsabilidad de la te hablo.

Carta abierta a Pedro Santos
Pedro Santos durante su participación en #LaPecera, espacio de Casa Editorial El Tiempo.

*Politólogo, comunicador y candidato a magíster en Comunicación Estratégica.

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