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Como digo una cosa, digo otra

El pasado 19 de febrero un joven denunció haber sido discriminado por personal de seguridad del Centro Comercial Avenida Chile en Bogotá. ¿El motivo? Darse un beso y un abrazo para despedirse de su novio.

Como respuesta a este hecho, tal como sucede en muchos casos de vulneración de derechos de personas LGBT, una de las ideas que surgió fue organizar un “besatón”.

Se trata de un evento en el que se convoca a parejas del mismo sexo y a las heterosexuales que quieran apoyar, a manifestar públicamente su afecto mediante besos y abrazos, justamente en el sitio donde tuvo lugar la discriminación.

Es una estrategia pacífica de rechazo a estos actos y que busca visibilizar a las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. Sin embargo, llaman la atención algunos de los comentarios que dichos eventos suelen suscitar, especialmente de personas que se consideran “respetuosas de los demás” y “amigas de la diversidad”.

Están, por ejemplo, quienes antes de dar su estocada final, aclaran “no ser homofóbicos” y “ser respetuosos de la libertad y los derechos humanos”, para rematar con un: “pero no estoy de acuerdo con estas propuestas (los besatones), porque hay que respetar los espacios. Hay lugares para todo y en los centros comerciales hay niños, familias y mujeres”.

De las personas que, abiertamente manifiestan no estar de acuerdo con la igualdad de derechos (un Alejo Ordóñez por ejemplo), es posible esperar esto, pero que lo digan quienes se definen a sí mismos como “incluyentes”, es sorprendente.  

Si realmente lo fueran, no dirían que unas personas -en este caso las parejas heterosexuales- tienen derecho a demostrarse su afecto, mientras que las del mismo sexo no. ¿O cada vez que ven a una pareja conformada por un hombre y una mujer dándose un beso en un andén o en una plazoleta de comidas, les dicen que no lo hagan porque hay que “respetar los espacios”?

Si de verdad creyeran en la igualdad, tampoco señalarían que no está bien que “niños, mujeres y ancianos”, sepan que en el amor, como en todo en la vida, hay diversidad.

Estos comentarios reflejan algo más profundo: la idea de que “de dientes para afuera”, hay que ser políticamente correctos, definirse como amigos de la igualdad, pero que, en el fondo, siguen pensando que las personas LGBT pueden tener unos derechos, pero nunca los mismos que las heterosexuales. “Porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”, al mejor estilo de la Chimoltrufia.

También están quienes dicen: “respeto que cada quien viva como quiera, pero no entiendo por qué las personas LGBT discriminan a quienes no compartimos su forma de vivir la sexualidad”. Si realmente no se entiende que todas las personas deben ser reconocidas en igualdad de derechos, ¿de qué respeto se habla?

3 thoughts on “Como digo una cosa, digo otra

    1. Por q será q después de leer el artículo, una persona no tiene el CI suficiente para comprender q este tipo de comentarios son ignorantes y destructivos… imbécil!. En todo el sentido de la palabra!

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