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Cuando Facebook te saca del clóset

Tak Combative se identifica como trans. Y en contra de su voluntad, el nombre con el que fue registrado al nacer, sale ahora en Facebook. Esta red social lo sacó del clóset trans y lo presionó para hacer público un secreto que muchas de estas personas guardan.

Una de las cosas interesantes de Facebook es que permite darle densidad a tus identidades. A través de esta red social podemos cultivar cada una de las tantas facetas del “yo”. En mi caso, mis identidades se explayan hasta ahora por escribir, ser yogui, trans y performer.

Aunque he jugado mezclando estos “yoes”, hablando de ser trans en el espacio del yoga, haciendo performance yógico con personas trans, escribiendo sobre espiritualidad y diversidad de género, entre otras, también me gusta separar los asuntos, porque seguramente no todos los yoguis están interesados en la movida trans ni todas las personas LBGT estarán interesadas en hacer yoga.

Entonces, me dispuse a circular un medio de comunicación sobre yoga en Bogotá que dirijo con una amiga y cómplice. Abrí un Facebook y una página para estos fines como muchas (millones) de personas lo hacen incluso con sus negocios.

De repente el sitio, nombrado ahora Yoga para todos, comenzó a ganar cientos de amigos y luego miles; personas que, al igual que nosotros, buscan alternativas sanas para su vida e información sobre eventos relacionados con el yoga y la espiritualidad.

La popularidad fue nuestra condena, la señal que alertó a Facebook.

No sabemos si alguien malintencionado reportó nuestra cuenta. Primero, cerraron nuestro perfil sin previo aviso. Nos dijeron que Facebook no es una red social para organizaciones sino para personas reales y que debíamos abrir una fan page.

Ellos bloquearon el correo con el que abrimos el perfil, así que tuvimos que utilizar uno personal. Hasta ahí bien, supongo, aunque muchas personas tienen perfiles de organizaciones, medios y empresas sin ningún inconveniente, lo cual resulta algo injusto.

Seguramente un community manager nos señalaría nuestros errores y los trucos para no alertar al big boss, pero, ¿no se trataba al fin y al cabo de una red de fácil acceso y manejo?

Si la plataforma de Facebook comenzó a ser utilizada de esa manera por millones de personas, si la gente vio esas potencias y las utilizó, ¿no debería Facebook adaptarse al uso del usuario en lugar de restringirlo?

Y entonces llegó el segundo golpe. Yo, que tenía separados mis ranchos del yoga y de lo trans, tuve que volver a revolverlo todo. Facebook nos cerró el perfil porque no teníamos un nombre de “persona real”.

¿Ah sí?, de verdad que no quiero ni imaginarme el porcentaje de personas con seudónimo, los nombres de empresas, redes, colectivos, etc. en los perfiles de Facebook. Qué absurdo. Y lo peor fue la forma en la que nos exigieron condiciones para poder volver y no perder nuestros miles de seguidores que con tanta paciencia hemos cultivado.

Yo pensé: tendré que poner entonces mi nombre espiritual Siri Gurudev y seguir adelante. ¡Pero no me lo aceptaba como un “nombre real”! Bueno, pues que sea entonces mi nombre real, es decir, Tak, porque no voy a “boletear” mi nombre de pila, ¿verdad?

Pero, ¡tampoco! Tak no se puede y lo más horrible es que me pidieron una prueba, un documento para poder volver a tener nuestra fan page.

Me pidieron ¡mi registro civil! O una licencia de conducir con foto, ente otros, dentro de una serie de papeles que supuestamente prueban la identidad.

Primero, yo puse Tak Combative y envié unos certificados de asistencia a unos cursos que hice que están con mi nombre real, o sea Tak. Pero, ¡no! No los valieron, porque tenía que ser mi registro, mi licencia, etc.

Entonces yo dije, claro, quien maneja este asunto es una “persona real”, un comunity que Facebook contrató, ¿no? Puedo hablar con esa persona. Entonces le dije que yo soy trans, que por favor no me obliguen a poner mi nombre de pila, que no me identifica.

Lástima que la persona al otro lado de la pantalla haya respondido como una máquina. Dos veces les escribí y dos veces me respondieron con un mensaje prediseñado donde me pedían mi registro de nacimiento.

Y yo con estas ganas de insultarlos, pero eso podía representar la muerte de nuestra página por la que hemos trabajado tanto. Así que bajé la cabeza y cedí. Les pasé mi registro y no hubo ninguna opción amable para mi nombre de perfil. De principio a fin la forma en la que mi mamá me puso sale ahora en la red.

Facebook me sacó del clóset trans a la fuerza y presionó para hacer público ese secreto que muchos trans nos guardamos hasta la tumba. Menos mal que a mí no me interesa tanto que se sepa, no me da vergüenza llamarme Diana todavía ante la ley.

Pero no es claro qué hace Facebook con esa información que uno envía, ellos dicen que no la usarán, pero, ¿qué garantía tiene uno? Y seguramente los que suplantan identidad y cometen crímenes sí andan felices con sus nombres falsos. Afortunadamente no soy el único indignado.

Resulta que ahora hay un grupo de personas al que me he sumado liderado por Nadia Kayyali que se levanta contra esta injusticia.

Ellos han escrito una carta abierta dirigida a Facebook donde señalan acertadamente el irrespeto hacia cierta población con todo esto de la política de “nombres reales”. Se trata no solo de perdonas trans, sino de personas que sufren de abuso y tiene que ocultar su identidad, por ejemplo.

Dicen en esta carta que las personas pueden denunciar un perfil sin ninguna prueba, lo cual está siendo utilizado por personas transfóbicas o quienes están en contra de las LGBT. Hay incluso grupos que se han puesto de acuerdo en Asia y América Latina para silenciar comunidades LGBT usando esto del reporte de abuso.

En esta carta se mencionan casos donde Facebook ha solicitado la identificación del usuario y ha puesto en evidencia su nombre legal, exponiéndolo a amenazas, ataques políticos y violencia. La carta propone algunos asuntos para ajustar esta desventaja.

Otra buena noticia es que la semana pasada quien me ha puesto al día en estos temas, Diego Caballero, me mostró una noticia que me alegra y es un paso adelante: la política del nombre real en Facebook está en juicio en Alemania, ya que la agencia de protección de datos dice que va contra la ley. Ya veremos qué sucede en los demás países.

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