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De la sexualidad al sexo hay mucho trecho

Es un gran paso que en ciudades como Bucaramanga se haga conciencia sobre la existencia de personas intersexuales. El paso a seguir, informar y entender correctamente qué significa.

 El pasado martes 16 de abril, la versión electrónica del periódico santandereano Vanguardia Liberal abrió con un titular sorprendente y laudable para un diario que no sobresale por su sensibilidad respecto a temas de diversidad: “Reconocimiento a comunidad intersexual pasó a sanción del Alcalde de Bucaramanga”.

El Concejal Carlos Arturo Moreno Hernández, ponente del proyecto, consideró que era necesario hacer una ampliación del acuerdo 038 del 2008 pues, pese a promover el respeto por la diversidad sexual en la capital santandereana, el acuerdo dejaba por fuera de su reglamentación a las personas intersexuales.

Si el alcalde firma el acuerdo, como se espera que lo haga, este sería un acto histórico para la población intersexual bumanguesa, ya que exige que los distintos sistemas de asistencia pública se sensibilicen ante las necesidades específicas de esta población y las satisfagan.

Además, el acuerdo sería una señal más de que, pese al arraigado tradicionalismo de la región, se están haciendo esfuerzos institucionales para respetar, valorar y proteger la diversidad que conforma nuestra sociedad.

No son lo mismo

Sin embargo, el artículo de Vanguardia muestra uno de los problemas más recurrentes al hablar de diversidad sexual y de género: la confusión generalizada de lo que los distintos términos significan y un profundo desconocimiento de sus diferencias.

El subtítulo del artículo dice: “En manos del Alcalde de Bucaramanga quedó la decisión de reconocer a las personas intersexuales (que nacieron con los dos órganos sexuales) para que puedan acceder a los mismos derechos de un ciudadano heterosexual”.

De esta manera, el artículo confunde el sexo con la orientación sexual, dos cosas que no tienen relación alguna. El sexo se refiere exclusivamente a la configuración anatómica de una persona, mientras que la orientación sexual tiene que ver con la atracción y afectividad que se siente hacia otras.

Una persona intersexual es alguien que, por distintas razones anatómicas, no puede ser fácilmente clasificada como “hombre” o “mujer”. Esto, sin embargo, no tiene nada que ver con la orientación sexual del individuo. La intersexualidad tiene que ver con la biología; la hetero y homosexualidad, en cambio, se relaciona con el deseo.

Dentro del espectro de la diversidad sexual, los intersexuales son quizás los menos visibles y, junto a los transexuales, su condición es la más radical y la que se ha tratado con mayor controversia en el campo médico.

¿Por qué intersexuales?

Antes llamados hermafroditas, las personas intersexuales sufren numerosas intervenciones quirúrgicas que intentan “normalizar” sus cuerpos, y muchas de estas son incluso hechas sin su consentimiento (pues se hacen cuando son bebés).

Además, padecen el estigma proveniente de una sociedad que, al tener como natural y deseable la férrea división entre “hombres” y “mujeres”, los tilda de anormales y los excluye.

Aquí no se trata de aceptar que dos hombres o dos mujeres sean pareja e incluso familia, o que una persona se transforme para hacer que su cuerpo concuerde con su identidad de género; se trata de dar un paso más acá o más allá y pensar que la división entre “hombres” y “mujeres” sobre las que se funda nuestra sociedad y sus costumbres no es ni natural, ni necesaria; y, sobretodo, tampoco es la más justa o equitativa.

Esto no implica, como dicen unos, crear leyes aparte “para cada minoría”. Muy por el contrario, la idea es que las leyes que existen nos protejan y dignifiquen a todos independientemente de nuestra anatomía, raza, género, sexualidad, identidad de género, y  un muy largo etcétera.

Propuestas como las que están a punto de pasar en Bucaramanga son de gran importancia y deben ser apoyadas. Sin duda contribuyen a construir sociedades más igualitarias, incluyentes y justas.

No obstante, también es importante que aquellos que hablan públicamente de estos temas cumplan con su deber de informarse correctamente antes de informar a los demás. De lo contrario, se terminan reproduciendo estereotipos y tergiversaciones que perjudican a quienes se dice estar reivindicando.

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