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“Desde muy temprana edad Felipe me decía, de muchas formas, que era Antonia”

Sentiido habló con Tiana Rosal, autora del libro Espejos del corazón, en el que cuenta su historia como mamá de una niña trans, así como las de otras 15 personas que tienen como hilo conductor la diversidad sexual y de género.

Tiana Rosal es mamá de una niña trans. Este no es su nombre, es el seudónimo que eligió para contar su historia y las de otras 15 familias más en su libro Espejos del corazón. (Ver: “Dejemos que nuestros hijos vivan su vida y no nuestros sueños”).

En otras palabras, Tiana existe porque su hija existe y le solicitó mantener en un círculo muy cercano, el hecho de ser una niña trans. Y Tiana lo aceptó si esto suma para que ella pueda crecer de manera libre, sin señalamientos ni cuestionamientos. (Ver: Bullying escolar LGBT: más fuerte y dañino).

En el evento de lanzamiento de su libro, Tiana usó un antifaz y una peluca. “Yo sé que hay personas que dirán: ¿por qué escribe un libro si se esconde? Yo protejo mi identidad, no porque sienta vergüenza de mi familia, sino por un tema de cuidado de Antonia porque sé que, como mamá, la voy a poder cuidar hasta cierto punto, pero después ella va a salir al mundo y no quiero ser yo quien la saque obligada. Y sí es muy fácil que un comentario en una red social destruya una vida”. (Ver: ¿Cómo salir del clóset?).

Según Tiana, si en algún momento su hija quiere tomar el libro y decir “esta es mi historia“, ella estará a su lado sin peluca ni antifaz, pero la decisión es de Antonia. (Ver: Dos papás, un hijo y todo el amor del mundo).

“El gran mensaje de mi libro es que la diversidad no es un destino, sino un camino”, Tiana Rosal, mamá de una niña trans.

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Tiana Rosal es la autora del libro Espejos del corazón. Por ahora protege su identidad porque así se lo ha pedido su hija Antonia.

Sentiido: ¿Cómo fue la selección de las 16 historias que recopila el libro Espejos del corazón?

Tiana Rosal: La selección de las historias la hizo la organización FAUDS (Familiares y amigos unidos por la diversidad sexual y de género). Este libro es una idea mía, inspirado en uno que leí en inglés llamado Transitions of the Heart, una recopilación de historias de mujeres que han acompañado a sus seres queridos diversos. Fue un libro que me ayudó en mi camino de ser mamá de una niña trans. (Ver: “Lo de menos es que mi hijo sea gay, lo importante es él como ser humano”).

Más que conocer información académica, científica o médica de las identidades de género diversas, este libro me ayudó a entender cómo se acompaña a una infancia trans que yo sabía que tenía que apoyar, pero que no sabía cómo hacerlo.

Y cuando leí ese libro, busqué otros parecidos en español para mi mamá y mis tías, pero no encontré. Entonces dije: “algún día tiene que existir un libro así en español”. (Ver: “Cuando los hijos salen del clóset, los papás entran en él”).

Y cuando conocí a la organización FAUDS pensé: “aquí están todas las historias de familias de las que podemos escribir”. Y les propuse que hiciéramos el libro y ellos aceptaron. (Ver: “Dejemos de decir que no queremos hijos LGBTIQ”).

Uno de sus pedidos fue que FAUDS escogería a las familias cuyas historias serían contadas. Y la razón de esto es porque esta organización ha acompañado una gran diversidad de historias de personas con identidades de género y con orientaciones sexuales diversas a lo largo y ancho de Colombia, incluso del mundo. (Ver: Las infancias trans siempre han existido y existirán).

Así, el libro reúne historias de mujeres, hombres, personas trans, no binarias…. También hay historias de personas a las que sus familias las acompañaron en sus procesos desde muy temprano y de quienes, por el contrario, ese fue un recorrido más largo. (Ver: Alanis Bello: no quiero ser un hombre ni una mujer).

Historias que llegaron a la plenitud y otras que dejan esa puerta abierta. Son, en últimas, historias que permiten entender que la diversidad no es un destino, sino que se trata de un camino que no  necesariamente tiene un punto final.

“No hay muchos libros de historias familiares LGBTIQ porque es difícil contar estas historias abiertamente”, Tiana Rosal.

S: ¿Cuánto tiempo tomó el proceso de hacer el libro y cómo te pareció ese camino editorial?

T.R.: El libro lo empezamos en noviembre de 2021. Es decir, tomó tres años. Nosotros hicimos las entrevistas pidiéndole a la gente que fuera lo más auténtica y honesta posible con sus testimonios. De allí salieron muchos comentarios que se podrían calificar de “incorrectos” sobre la diversidad sexual y de género y hasta frases violentas. 

Entonces nos preguntamos: “¿cómo vamos a poner esto en el libro?”. Finalmente, decidimos que honraríamos las situaciones tal como pasan, porque así seguramente están sucediendo en las familias que queremos que lean el libro y que buscamos que sepan que aunque uno diga y crea unas barbaridades, nunca es tarde para aprender y hacer las cosas diferente. (Ver: Diversidad sexual y de género: lo que se dice vs. lo que es – I parte)

Eso, de hecho, fue lo más difícil: ver en muchas de esas historias lo que mi esposo y yo habíamos hecho por desconocimiento, pero también darnos cuenta de que eso mismo pasa en otras familias. En todo caso incluimos una nota en el libro explicándoles a los lectores nuestra decisión de dejar esos apartes.

Lo más satisfactorio de todo este proceso fue conocer los retos y las dificultades de esas familias y de esa gran cantidad de personas con las que hablamos en estos tres años, pero también su fuerza y el orgullo, el amor y la felicidad que sienten por sus seres queridos.

S: ¿Dos historias que recuerdes de tu libro?

T.R.: La que yo más recuerdo es mi historia, porque la viví. Es la de un papá y una mamá heterosexuales con unas expectativas de vida que, como muchas familias, nunca contemplan que alguno de sus hijos o hijas pueda ser LGBTIQ y no necesariamente porque sea algo malo, sino porque es algo que la sociedad ha ocultado y de lo que no somos conscientes, incluso, siendo papás. La expectativa nunca está en que nuestro hijo o hija no encaje en lo esperado socialmente. (Ver: “Tener una hija lesbiana es un orgullo para mí”).

Es una historia donde esa posibilidad no estaba pero llegó. Desde muy temprana edad, nuestra hija empezó a retar las expectativas sociales hasta que nosotros entendimos que ella es un ser independiente, que la amamos de manera incondicional y que lo que nos asustaba y nos ponía en aprietos, era no saber acompañar su experiencia de vida que para nosotros era muy distinta. 

Se trataba de balancear ese amor tan grande con esa incomodidad que sentíamos y con no tener las herramientas necesarias para manejar la situación. Y estas historias, sobre todo con infancias, hay que contarlas porque son una realidad. (Ver: Dr. Mario Angulo: Las infancias trans están expresando quiénes son).

Mucha gente dice que las infancias trans no existen o que son niños y niñas “confundidos” y que las infancias siempre fantasean. Las infancias trans también fantasean pero lo hacen desde su identidad de género porque saben cual es. Mi hija trans también jugaba a ser princesa o hada y lo hacía desde su lugar de niña. Nunca lo hizo desde el lugar de un niño. (Ver: El apoyo familiar a las personas trans marca la diferencia).

Es muy común que las personas trans relaten que desde temprana edad sintieron “algo diferente”, y nos hemos acostumbrado a visibilizar estas historias como si fuera algo que empieza en la adolescencia y, muchas veces, es una identidad que se descubre en la infancia. (Ver: El género desde una perspectiva trans).

Otra historia que me marcó se llama: “mi ex, es homosexual y también es un papá maravilloso”. Es la historia de un matrimonio “heterosexual” que se acaba porque una de las personas se reconoce sexualmente diversa.

En el libro logramos contar la historia desde un lugar de amor. Es un matrimonio con hijos que muy posiblemente hasta ese momento no sabían qué era ser homosexual y a muy temprana edad fueron capaces de entenderlo, de apropiárselo y de vivir con orgullo su realidad. (Ver: Hijo: tu papá es gay y tu mamá bisexual).

“Viene una generación muy consciente de que la diversidad sexual y de género es una realidad y que se debe trabajar en crear espacios seguros”, Tiana Rosal.

S: ¿Por qué es importante contar estas historias?

T.R.: Los seres humanos necesitamos contarnos más historias sobre nosotros mismos, pero estamos acostumbrados a que los llamados “trapos sucios” se lavan en casa. Además, ¿cuáles son los trapos sucios? ¿Las situaciones que nos atraviesan, que nos hacen más humanos, que nos hacen sentir? Estamos acostumbrados a que eso nos lo guardamos. Así, cada quien siente que es la única persona en el mundo que tiene esas vivencias. 

Por eso es importante que haya referentes sobre situaciones que pueden parecer difíciles, como ser mamá de una niña trans. A mí me ha pasado que cuando empiezo a contarle a alguien: “me pasa esto”, encuentro mucha gente a la que también le sucede lo mismo. 

Por esto creo que tenemos que contar más nuestras historias y, sobre todo, cuando incluyen temas invisibilizados, señalados o juzgados. Así, muchas veces sean procesos difíciles, es bueno saber que de esos lugares se puede salir para vivir plenamente

Y libros como Espejos del corazón dan esperanza. Además, la literatura es una forma de estar con otras personas, estando en soledad. Cuando yo estoy leyendo puedo vivir mis reacciones y emociones tranquila y procesarlas sin pensar qué estará pensando el otro. La literatura es una forma de procesar muchas cosas que nos pasan y que la sociedad no da lugar para expresar. 

A través de los libros también se aprende. Y Espejos del corazón puede ser la oportunidad para que muchas familias digan: “puedo hacer esto que hizo esta mamá y así reconciliarme con mi hijo” o “así puedo lidiar con mis emociones sin hacer daño” o “así puedo hablar con mis hijos sobre la orientación sexual de su mamá o de su papá o de su tío”. En las historias reales hay herramientas para la vida diaria. 

S: ¿Cómo fue el proceso de buscar una editorial?

T.R.: Yo ya había leído el libro de Claudia Martelo, otra mamá FAUDS, titulado: Las madres del Triángulo Rosa. Y en FAUDS me sugirieron hablar con ella, quien me recomendó a dos mujeres que tienen el taller literario “Asuntos de Mujeres” donde acompañan a mujeres que quieren escribir, pero que no tienen formación para hacerlo. 

Y desde el principio me dijeron: “nosotras te ayudamos con la escritura y después ves el proceso de publicación y comercialización”. Pero tres años después ellas ya tenían su editorial Botella Verde y habían producido dos libros. Y dijeron: “listo, lo sacamos”. Y así fue. 

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Dibujo hecho por Antonia, quien desde muy temprana edad expresó su identidad de género.

S: ¿Cómo se eligió el apoyo gráfico del libro?

T.R.: Yo siempre quise que el apoyo gráfico fuera un dibujo hecho por mi hija. Desde que mis hijos eran chiquitos, empecé a guardar todo lo que hacían en el jardín infantil y un día dije: “tengo muchas cosas. Voy a tomar fotos a lo que han hecho y me deshago de los papeles”. Entonces tengo un archivo gigante de fotos de cosas hechas por ellos. 

Antonia siempre pintaba figuras femeninas con el pelo muy largo y vestidos rosados. De hecho, cuando la gente me decía: “pero es que ella no te ha dicho con palabras que es una niña”, yo veía ese archivo y pensaba: “ella me lo decía todos los días de muchas formas”.

Yo tengo cientos de dibujos de ella, todos de figuras femeninas, donde las únicas figuras masculinas son su hermano y su papá. Entonces, siempre quise que la portada del libro fuera un dibujo de ella.

Espejos del corazón es un libro con historias de vida que enseña a construir familias amorosas que aceptan y reconocen la diversidad”, Tiana Rosal.

S: ¿A qué personas está dirigido el libro?

T.R.: El público principal del libro son familias con seres queridos o amigos LGBTIQ. Es un recurso para papás, mamás, tías, tíos, abuelos, abuelas y amigos que están en proceso de entender qué es la diversidad sexual y de género y que están dudando de si van a poder o no apoyar a ese ser querido. 

Si bien el libro fue escrito pensando en esas personas, tiene un público más amplio. Muchas personas me dicen: “tengo dos o tres hijos… Y por las estadísticas es muy probable que alguno sea LGBTIQ y quisiera saber mejor qué es eso, para desde ya, en mi casa y en mi hogar, crear un ambiente seguro y acogedor para cada quien”. 

“La literatura es una herramienta de vida”, Tiana Rosal.

S: ¿Por qué vale la pena comprar el libro?

T.R.: Además de todo lo anterior, también vale la pena comprarlo porque los fondos recogidos por la venta del libro estarán destinados a apoyar a dos organizaciones: FAUDS que trabaja para que los entornos familiares sean espacios seguros para las personas LGBTIQ, y otra que trabaja para que hayan entornos escolares seguros para infancias y adolescencias, que se llama “Creciendo en identidad”. 

También porque estoy segura de que a través de las historias se toca el corazón y se abre la mente. No es lo mismo que a uno le digan: “son derechos humanos y hay que respetarlos”, a conectarse a través de una historia con una familia en la cual se amenazan esos derechos.

Muchas veces creemos que los derechos solo se amenazan por grandes políticos y resulta que el primer lugar en el que se vulnera la dignidad de las personas es en sus propias familias. (Ver: “La familia y la escuela, donde más se vulneran los derechos de niños y niñas”).

“Nunca antes los medicamentos requeridos por las personas trans habían llamado tanto la atención y se vienen usando desde hace décadas”, Tiana Rosal.  

S: En redes se ven comentarios de personas que dicen defender a las infancias trans de los tratamientos que en realidad requieren, ¿qué decirles a esas personas?

T.R.: Muchas veces las personas partimos de posiciones muy sesgadas, algo así como: “yo la única experiencia que entiendo es la mía. Y, por tanto, no logro entender cómo alguien podría pensar que las infancias trans existen”. Pero esa no es la única mirada. 

Seguramente hace 15 años yo también me lo habría cuestionado. Pero la vida me ha enseñado que tenemos que armar la película completa. Y permitir que entren a nuestro espectro de experiencias, visiones de otras personas que viven cosas distintas. Tendemos a ser muy rápidos para hacer juicios a partir de lo que nos resulta familiar. Y eso es absolutamente limitado. 

No se defiende a las personas cuando se les prohíben los tratamientos que requieren. Y lo único que se pone en riesgo es el derecho a la salud, porque se sienta un precedente muy peligroso de que quienes no son profesionales de la salud tienen el poder para prohibir tratamientos sin argumentación científica. 

Además se desconoce y no se ha incluido en la conversación las consecuencias documentadas de esa prohibición, como son la ansiedad y la angustia que se experimentan en las personas cuando se aproxima la pubertad. 

Yo invito a que todas las mujeres recordemos cuando teníamos 10 u 11 años y pensemos cómo nos habríamos sentido si alguien nos dice: “a ti de aquí a tres años te va a salir barba, te va a cambiar la voz y tienes que lidiar con eso”.

O a un hombre que a sus 10 u 11 años le hubieran dicho: “te van a salir senos y se te van a ensanchar las caderas y no hay nada que hacer”. Se habla mucho de proteger a las infancias, pero pocas personas se ponen en los zapatos de las infancias y adolescencias trans.

“Las historias que contamos en el libro me ayudaron a entender que mi familia, con una hija trans, no es única y que no es nada raro que una identidad de género trans se descubra a temprana edad”, Tiana Rosal.

S: ¿Cómo fue tú proceso de descubrir y entender que tenías una hija trans?

T.R.: Este proceso lleva ocho años. Empezó cuando Antonia tenía tres años. Y no fue que yo al día siguiente de ver un comportamiento femenino, en quien antes era Felipe, dijera: “tengo una hija trans”.

No, yo en ese momento empecé a hacer preguntas. Hablé con muchas personas y pasaron años hasta que entendí lo que estaba pasando. Fue un proceso largo.

Mucha gente tiende a pensar que esto es de un momento para otro, pero no. Lo que sí es cierto es que todos los papás y las mamás queremos lo mejor para nuestros hijos y ninguno va a obligar a su hijo o hija a vivir una identidad que no es la suya. Por el contrario, papás y mamás ponemos mucha resistencia y hacemos daño sin darnos cuenta.

La verdad que quien lo ha vivido de manera más natural es Roberto, el hermano de Antonia, porque no está cargado con todos esos prejuicios que uno tiene y la conoció como es desde chiquito. Entonces es súper natural para él. 

Las familias que se acercan a la diversidad sexual y de género a través de las infancias, llegan de una manera muy inocente al tema. Cuando la diversidad se hace evidente en la adolescencia o más adelante, se tiende a pensar que es una moda o que es producto de las redes sociales o de malas influencias. 

Pero mi hija no salía con nadie que no fuera su familia, no tenía acceso a redes sociales, no sabía prender el televisor y aún así me estaba diciendo de todas las formas quién era ella.

Hay que poner los pies en la tierra y pensar qué papá o qué mamá tiene tiempo y ganas para inventarse que tiene un hijo o una hija trans. Y también qué familia quiere pasar por todos estos procesos. 

“Por más de que en un principio a mi esposo y a mí nos costara entender a nuestra hija, la dejábamos ser. Los juguetes fue algo fácil de aceptar, la ropa y el pelo fueron más difíciles, pero siempre en ella había tanta feminidad que nunca estuvo en un clóset”, Tiana Rosal.

S: Muchas veces, identificar que en la familia hay personas LGBTIQ causa divisiones internas. O por el contrario, también las puede unir, ¿cuál fue tu experiencia?

T.R.: Hemos sido afortunados porque el nuestro es un caso de unión, así hayamos pasado por temas que nos causaron división en algún momento. Pero no podría decir que alguien haya cuestionado a Antonia o le haya dicho: “tú estás confundida”.

Pero hasta que uno no vive esta experiencia, no se da cuenta de la magnitud de los señalamientos y amenazas externas que tienen estos seres que, además, son una minoría muy vulnerable. 

Las identidades trans siguen siendo un tema tabú que a diario viven micro agresiones y cuestionamientos y la amenaza de sus derechos. En nuestro caso ayudó que la familia es muy unida y que desde muy chiquita ella le mostró al mundo quién era.

Ya en el momento en el que Antonia quiso hacer su transición social, casi que la gente decía: “lo estábamos esperando porque era algo muy claro”. Siento que todo esto fue así porque estuvimos acompañados de profesionales muy bien formados que siempre nos motivaron a no cohibirla ni a que se sintiera mal con quién era.

Espejos del corazón está disponible en la Librería Nacional. También a través de Buscalibre y Amazon y de la cuenta de Instagram: @rosal_tiana

S: ¿Qué decirles a los papás y mamás que están en proceso de entender que tienen un hijo o una hija LGBTIQ?

T.R.: Les diría que tan pronto se den la oportunidad de reconocer y aceptar a ese ser, se van a dar cuenta de que la plenitud está a la vuelta de la esquina.

Les propondría que piensen cómo construimos la vida a punta de expectativas. Y después sentimos que perdemos seres humanos cuando lo que en realidad perdemos son expectativas, porque esa hija o ese hijo está sentado al lado…Si todavía no se ha ido o no lo han echado de esa casa.

Les diría que busquen acompañamiento, información y educación sobre el tema, redes de apoyo y profesionales que les guíen. En los colegios hay cada vez más personas preparadas y hay que buscar a esas personas que trabajan para que la vida de nuestros hijos e hijas sea mejor y para que los colegios sean realmente espacios seguros. (Ver: Miguel Rueda y su apuesta por el amor).

Cuando uno aborda estos temas desde el amor, la gente ve vidas parecidas a las suyas y que lo único que uno quiere para sus hijos e hijas es que sean reconocidos y acogidos como son, que sientan que pertenecen, que son bienvenidos en todos los espacios y que tienen una vida por delante. 

Y si nos vamos a las estadísticas, hay un estudio de la Universidad de San Francisco que evidencia que la niñez y la juventud que es aceptada por sus familias, en un 90% serán adultos felices y plenos. Por el contrario, entre quienes tienen una aceptación baja, solo el 30% lo serán. 

Entonces, si quieren que sus hijos y sus hijas puedan ser felices y plenos, empiecen por aceptarles y reconocerles ya. Trabajen en sí mismos todo lo que sea necesario para lograr eso. Mi libro es una gran compañía para este proceso. Si sienten que todavía no es su momento de contactar a un profesional, empiecen con los libros, conociendo otras historias.

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