Cada día se conocen más voces que se dicen “feministas” pero que desconocen las identidades trans. Entre sus argumentos están: “lo trans es un negocio de las farmacéuticas” o “imposiciones de adultos”. Para aclarar estas ideas, Sentiido habló con el doctor Mario Angulo, endocrinólogo pediatra.
Entre los argumentos a los que acuden las feministas que se oponen a las identidades trans está considerar que el género está determinado por los genitales, por la biología, y que detrás de estas identidades hay un negocio de las farmacéuticas que buscan enriquecerse mediante la venta de hormonas. (Ver: Las infancias trans siempre han existido y existirán).
También dicen que son los adultos quienes obligan a los “niños femeninos” o a las “niñas masculinas” a empezar tránsitos de género en vez de permitirles ser como son. En últimas, son argumentos muy parecidos a los que utilizan los grupos conservadores fundamentalistas para oponerse a la diversidad sexual y de género. (Ver: Los pasos de gigante de la avanzada conservadora).
Para aclarar la información que las feministas “críticas de género” -conocidas como TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminist o feminista radical trans-excluyente)- difunden sin reserva, Sentiido habló con el doctor Mario Angulo, endocrinólogo pediatra y director del Servicio de Endocrinología Pediátrica y de la Clínica de Género para infancias y adolescencias de la Fundación Clínica Valle de Lili en Cali, Colombia. (Ver: Transfeminismos latinoamericanos: sororidad, resistencia y cambio social).
“Como médicos, argumentamos con ciencia y con evidencia que la diversidad es la regla”, Dr. Mario Angulo.
Sentiido: ¿por qué crear una clínica de género para infancias y adolescencias en la Fundación Clínica Valle de Lili en Cali?
Mario Angulo: Cuando yo hice mi práctica como endocrinólogo pediatra en la Fundación Valle de Lili en 2010, cada vez llegaban más consultas de papás y mamás preocupados porque su hijo o hija tenía expresiones o comportamientos no esperados para el género asignado al nacer. (Ver: “Dejemos que nuestros hijos vivan su vida y no nuestros sueños”).
En ese entonces yo no tenía mayores herramientas para ayudarles. Y otros colegas sentían lo mismo. A esto se sumaron un par de casos que me hicieron pensar que había que hacer algo de fondo porque estas infancias y adolescencias trans necesitaban ayuda y estaban sufriendo y quedando solas. (Ver: “Dejemos de decir que no queremos hijos LGBT”).
Entonces, a principios de 2017, empezamos a investigar cómo otros países estaban atendiendo el tema trans hasta descubrir que en muchas partes iban varios pasos adelante de Colombia y que teníamos que ponernos a la altura de lo que estaba pasando en el mundo.
Así que les propusimos a las directivas de la Clínica Valle de Lili abordar el tema trans con un enfoque multidisciplinario, con seguimiento y acompañamiento. (Ver: Yusimil Carrazana, la médica dedicada a la salud de los hombres trans en Guatemala).
Era un reto importante porque se trataba de una institución más bien conservadora, donde no se hablaba de diversidad, para pasar a ser una institución en donde la diversidad se cuida y se respeta. Fue un experimento muy bonito de cómo con los argumentos correctos, en este caso los científicos, el mundo sí puede cambiar. (Ver: Decálogo de las empresas incluyentes).
Logramos el objetivo. La institución respaldó el proyecto y conseguimos el apoyo para que el equipo multidisciplinario se fuera a entrenar a California, Estados Unidos. Regresamos con el modelo listo para empezar a trabajar en noviembre de 2017.
S: Algunas personas que se oponen a las identidades trans dicen: “a los niños que tienen una expresión femenina y a las niñas que son masculinas, se les va a pasar. No hay que hacer nada”. ¿Qué opina?
M.A.: En medicina uno debe ser lo más objetivo posible para tomar las mejores decisiones. En la Clínica de Género nos apoyamos en la evidencia que dice que más o menos el 15% de las infancias tienen expresiones más afines, no a las del género que les fue asignado al nacer, sino a otro. (Ver: Juguetes sin barreras de azul ni rosado).
Son, por ejemplo, los niños que se ponen la ropa de la mamá o que en algún momento quieren disfrazarse de princesas, o las niñas a las que no les gustan los vestidos y que prefieren los deportes tradicionalmente considerados masculinos. (Ver: “Desde que las niñas son rosadas y los niños azules, estamos jodidos”).
En otras palabras, esto sucede con relativa frecuencia y no quiere decir que, necesariamente, ese niño o esa niña tenga una identidad trans. Puede obedecer a ir descubriendo “quién soy” y “qué me gusta”.
Pero esto tampoco significa que las personas trans no existan porque son aproximadamente el 0.7% de la población. En estos casos, las expresiones y manifestaciones asociadas con el género opuesto no son ocasionales, sino que son persistentes y consistentes. (Ver: El género desde una perspectiva trans).
S: ¿En qué momento es posible afirmar: “estamos hablando de una persona trans”?
M.A.: Las estadísticas demuestran que más o menos el 20% de los chicos y las chicas trans empiezan a darse cuenta de su identidad desde muy temprano en la vida. A los tres, cuatro, cinco o seis años ya hay claramente una identificación con lo femenino o con lo masculino, diferente a lo esperado socialmente por su sexo biológico. (Ver: Brigitte Baptiste, una navegante del género).
Entonces, habitualmente, las personas con una identidad trans saben rápidamente quiénes son. Es decir, más o menos el 70% de las personas con identidades trans tienen esta vivencia antes de los 15 años, lo que significa que es un tema pediátrico, de infancia. (Ver: Orgullosamente trans).
S: ¿Muchas veces son infancias que pueden desconocer la palabra “trans”, pero que desde temprana edad empiezan a expresar quiénes son?
M.A.: Claro, esas infancias no van a decir “soy trans” porque no conocen esta palabra, pero sí van a decir: “mami, yo soy un hombre” o “mami, yo soy una mujer” o “¿por qué me tengo que poner falda si yo quiero ponerme pantaloneta e ir a jugar fútbol con los otros niños?” o “a mí no me regalen carros, yo quiero una Barbie”. (Ver: Cristina Rodríguez: mujer orgullosamente trans).
Todo eso empieza a suceder desde muy temprano en la vida y nosotros como papás y como cuidadores, tenemos que estar atentos. Yo creo que lo más importante es tener empatía por las infancias, por lo que sienten y son y quitarnos esa posición casi que, de dioses, de “yo quiero que tú seas esto”, muy acorde con la manera como fuimos criados, con todo el amor de nuestros papás, pero con ese designio de que teníamos que ser de una determinada manera. (Ver: “El amor por mis hijos estaba por encima de lo que decían en la iglesia”).
S: Qué decirles a las personas que afirman: “detrás del tema trans hay un negocio de las farmacéuticas para empezar a darles hormonas temprano a los niños y vender más”.
M.A.: Las farmacéuticas son instituciones con ánimo de lucro y lógicamente buscan hacer negocios, pero entonces también hacen negocio con el tratamiento contra el cáncer porque hay farmacéuticas que ganan dinero por los medicamentos utilizados en la quimioterapia. Pero si ese es el tema, ¿entonces no hacemos quimioterapias?
Este es un tema médico y hay estadísticas que evidencian cómo un niño o una niña trans bien acompañado, bien tratado, tendrá una infancia feliz, una adolescencia tranquila y una vida adulta con todas sus posibilidades, algo muy diferente a un chico o chica con intentos de suicidio, con autolesiones y con lo que sabemos que les suceden a las personas trans cuando no son tratadas de la manera que lo requieren. (Ver: Transitar en la escuela primaria)
S: ¿A qué edad empiezan a suministrarles hormonas a una persona trans?
M.A.: El proceso es el siguiente: una vez el niño o la niña empieza a manifestar, de manera persistente y consistente, expresiones de género no acordes con el género asignado al nacer, se hacen las evaluaciones correspondientes para identificar su identidad de género y según los resultados se inicia un proceso de transición social. (Ver: Diferentes formas de ser trans).
La transición social consiste en permitirle al niño ser lo que es, si quiere usar vestidos, llevar el pelo largo, jugar con muñecas, llamarse María en vez de Mario, permitírselo y acompañarlo. Eso se inicia en un ambiente cerrado, en la casa, y se va ampliando hasta que hay una presentación general de que esta chica es María y no Mario. Si ese proceso es exitoso, se sigue avanzando.
Cada niño y cada niña en la vida tienen un momento específico en el que inicia su pubertad. Es un proceso individual. Por eso es tan importante, no solamente acompañar todo este proceso con psicología, sino también con personal médico para identificar ese momento específico.
En esa etapa, lo que habitualmente se hace es una nueva junta médica para evaluar el caso y, si efectivamente hay una identidad trans consistente y persistente, iniciar el tratamiento de bloqueadores de pubertad.
Así, ese cuerpo no empieza a convertirse en un cuerpo no deseado, sino que se queda en un estado infantil por un tiempo más mientras esa persona sigue madurando y evolucionando su identidad. El cuerpo está en un estado de tranquilidad hormonal donde no se viriliza o no se feminiza.
Ese proceso normalmente inicia entre los 10 u 11 años y lo llevamos bloqueado hasta los 16 años más o menos. A esa edad volvemos a hacer una junta, se evalúa todo el proceso, se revisa si todo va bien, si la identidad trans es persistente y consistente y, si es así, iniciamos las hormonas cruzadas.
A los 18 años, más o menos, si es una niña trans, se le empiezan a dar estrógenos. Si es un niño trans, testosterona, y el cuerpo empieza a transformarse en el cuerpo deseado. En ese momento en que ya se entra en la etapa adulta, si la persona lo desea, se pasa a hacerse las cirugías que considere.
S: ¿La Clínica de Género acompaña durante todo el proceso de tránsito?
M.A.: Nosotros vamos hasta los 18 años porque casi todos los que trabajamos en esta clínica somos pediatras. A esa edad entregamos la batuta porque surgen otros temas que ya no están dentro de nuestra competencia.
S: ¿Qué pasa en el cuerpo con el uso de bloqueadores de pubertad y de hormonas?
M.A.: El bloqueador de pubertad es un proceso completamente reversible. Con esos años bloqueados, logramos mantener sus hormonas tranquilas, pero en caso de que la persona desista de su identidad trans, se retiran los bloqueadores, el cuerpo se reinicia y sigue adelante como si nada hubiera pasado. Pero los bloqueadores de pubertad son tratamientos muy seguros y precisos.
Cuando se inicia con las hormonas cruzadas quedan cambios irreversibles. Por eso se trata de esperar hasta los 16 años, para que haya una madurez suficiente.
Las hormonas cruzadas tienen los efectos habituales: si empezamos a tomar estrógenos, pues empieza a convertirse en un cuerpo de mujer, crecen los pechos, toda la grasa corporal se va distribuyendo en contornos femeninos. Por el contrario, cuando empezamos testosterona, el cuerpo se va a virilizar, van a salir vellos, la cara y el cuello se van a virilizar y esos cambios son irreversibles.
S: ¿El uso de hormonas tiene consecuencias, a largo plazo, en el hígado o en los riñones, por ejemplo?
M.A.: Este es un proceso que hay que vigilar. Como ese cuerpo no está produciendo esteroides sexuales, se le empiezan a poner en forma de medicamento. Entonces, cuando empezamos a tener testosterona en el cuerpo a unas dosis altas, hay que vigilar el proceso porque se juntan varias cosas, pero nada que el medicamento desencadene por sí mismo.
S: Por el afán de tener un cuerpo que se ajuste a su identidad, algunas personas trans acuden a hormonas no medicadas, ¿cuáles son los efectos de esto?
M.A.: Automedicarse siempre será una mala idea. Este es un proceso en el que hay que empezar con dosis bajas, ir subiendo y vigilar que todo vaya bien. Ciertos tratamientos no se deben mezclar con otros. La automedicación siempre es un riesgo y siempre debe evitarse.
S: Hay mujeres trans que acuden a aceites y a biopolímeros para ajustar su cuerpo a su identidad, ¿cuáles son las consecuencias de esto?
M.A.: Eso es tremendo. Y eso lo que pone en evidencia es lo imparables que son las identidades trans. En otras palabras, una persona trans va a hacer lo que le sea para ser quien es y eso es lo que como sociedad tenemos que entender. Y estas personas deben tener un acompañamiento y recibir ayuda, porque si no van a buscar, como sea, llegar a ser quienes son.
No poder hacerlo abre, además, todo ese espectro de drogadicción, prostitución, infecciones de transmisión sexual… Porque muchas veces solamente en ciertos contextos pueden ser lo que son y prefieren irse a esos mundos de tantas dificultades porque ahí es donde pueden ser. En otras palabras, si este mundo no me permite ser lo que soy, me voy a un mundo en el que sí y eso es muy injusto. (Ver: “La familia y la escuela, donde más se vulneran los derechos de niños y niñas”).
S: ¿Cómo explicar que la identidad de género va separada de los genitales?
M.A.: Yo siempre le digo a la gente: “miremos afuera, no hay dos hojas iguales, no hay dos árboles iguales”. La diversidad es lo normal en este universo. Pretender que en nuestras identidades la diversidad no sea la regla es no entender en qué mundo estamos. La diversidad es la regla en el universo.
Muchos papás llegan a consulta diciendo: “¿cómo voy a dejar que mi hija o mi hijo de tres, cuatro o cinco años decida algo tan importante?”. La respuesta es que su hijo no está decidiendo nada. Ese niño o esa niña está manifestando quién es. Y ustedes, como papás, con todo el amor del mundo, deben abrazar esa manifestación, dejarla ser y acompañarlos en este proceso. (Ver: Los niños no son propiedad de sus padres).
S: ¿La Clínica de Género hace algún acompañamiento para personas no binarias?
M.A.: Claro. También acompañamos a quienes no están en ninguno de los dos lados, sino en algún punto del espectro del género para que vayan ubicando en dónde se sienten bien. (Ver: Ni hombre ni mujer: Persona no binaria).
S: Muchas veces papás y mamás asumen que el hecho de que sus hijos o hijas sean LGBTIQ obedece a que “les faltan o les sobran hormonas” ¿qué responder en estos casos?
M.A.: Justamente por ese motivo es que papás y mamás llegan a mi consulta: preocupados de que sus hijos no tienen las “hormonas correctas”. Pero ni la orientación sexual ni la identidad de género son temas de hormonas. (Ver: Diversidad sexual y de género para dummies).
S: ¿Cómo funciona la atención en la clínica: por EPS, medicina prepagada…?
M.A.: Tenemos todo tipo de atención. Hemos hecho una labor educativa en las EPS (Entidades Promotoras de Salud) explicándoles porqué es importante que inviertan un monto de dinero en estos pacientes porque después si se compara eso que se invirtió con lo que ellos tendrían que gastar si este chico o esta chica no hacen un proceso correcto para ser quienes son, porque vendrán los temas de adicciones, auto mutilaciones, intentos de suicidio, cambios físicos mal realizados…
Les decimos a las EPS: “esto es lo que estos pacientes trans adultos les costarían”. Son catalogados de altísimo costo y miremos lo que cuesta hacer este proceso que nosotros les proponemos.
Sí, vale un dinero, pero es una mínima parte de lo que usted se va a gastar si ese paciente se vuelve de altísimo costo. Así tenemos muchos pacientes de EPS que están en nuestra clínica y que hemos podido ayudar.
S: ¿Qué decirles a las personas que se oponen a las identidades trans diciendo: “están borrando a las mujeres” o “las mujeres trans son hombres disfrazados” o que argumentan que los adultos obligan a las infancias a hacer tránsitos de género?
M.A.: Eso es ignorancia. Es no haber tenido un niño o una niña trans cerquita. Es no haber vivido el sufrimiento que viven estos chicos automutilándose, es no saber de los 70% de intentos de suicidio.
Es ignorancia de lo que vive esta población y así es muy fácil decir todas esas cosas, pero pónganse en los zapatos de estos chicos, vivan lo que ellos viven, sufran lo que ellos sufren para entender que esto no es un capricho y que el mundo civilizado debería entenderlos, ayudarlos. Y si tenemos las herramientas médicas para hacer que estos procesos salgan bien, como está demostrado, eso es lo que hay que hacer.
Sentir empatía por estos chicos y chicas ha sido mi mayor aprendizaje, independiente de todo lo que médicamente he estudiado. Ese es realmente el aprendizaje que me ha hecho una mejor persona: entender a los demás, aceptarlos y ayudar a que todos podamos vivir bien sin estigmas y tener nuestro espacio en este planeta. Este es un punto de partida para llegar a ser una mejor humanidad.
S: Cuando un niño de diez años, o más grande, llega a la clínica, ¿pasa por las mismas etapas: un período de tránsito social, bloqueadores y así sucesivamente…?
M.A.: Las etapas se tratan de mantener porque es un proceso que nos ayuda a garantizar que el camino se recorra bien. Lo mejor es hacer las etapas, pero hay excepciones, cada caso es diferente. Lo que sí es importante es hacer las cosas con calma, ir por etapas e ir evaluando, para tener certeza de que sí es una identidad trans.
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Excelente ,tengo una hija tras y este artículo me explico muchas cosas que me generaban dudas e inquietudes
Muchas gracias
Buenos días ,súper interesante ,,aclara muchas dudas y ayuda a pensar más claro ,,,estoy pasando por un caso de mi hijo trans
Yo pienso que deben dejar que la persona madure física y emocionalmente y luego tomé sus propias decisiones. Que pasa con los que después se arrepienten, manejan alguna estadística de eso?