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Brittany Maynard

El derecho a morir dignamente

La autonomía del cuerpo también incluye el derecho a decidir hasta cuándo se considera digna la vida. Decidir cómo morir debería ser un derecho similar a decidir cómo vivir. Este el caso de Brittany Maynard.

Brittany Maynard tenía 29 años, estaba recién casada y llevaba una vida aparentemente feliz.

Fue diagnosticada con un tumor maligno en el cerebro. Cuando recibió la información sobre cómo avanzaría la enfermedad y las condiciones de deterioro que padecería, tomó la decisión de acudir al suicidio asistido.

Para hacerlo, se trasladó al estado de Oregon, uno de los cinco estados en Estados Unidos donde está permitido este procedimiento.

La muerte es asumida de maneras muy distintas en diferentes lugares del mundo. Desde duelo, luto y llanto por varios días, hasta fiesta, cantos y esperanza en la reencarnación. En esto, las religiones han tenido un rol muy importante.

En general, en las culturas en las que predomina la religiosidad cristiana, la muerte es percibida como el momento de rendir cuentas y de saber si hemos hecho los méritos suficientes para irnos al cielo o si nos correspondió el infierno. El “trámite” del purgatorio fue abolido hace unos años por el papa de turno, de manera que ahora solo quedan esas dos opciones.

Con una religiosidad que privilegia la culpa y el señalamiento, no es extraño que muchas personas le teman a la muerte y ese miedo se expresa de diferentes maneras.

Creo que la primera de ellas tiene que ver con jugar a sentirnos inmortales. Aplazamos lo que tenemos que hacer, lo dejamos para después, para dentro de un año, para cuando los hijos crezcan, para cuando me gradúe, para cuando termine este trabajo…

Ya no sé cuántas veces he escuchado a mujeres y hombres homosexuales diciendo que empezarán a vivir en pareja “cuando mi mamá ya no esté”, porque antes puede ser muy difícil para ella o de pronto el trauma es tan fuerte que se muere. En fin, postergan esa decisión por mil razones.

Mientras esos plazos se alargan, jugamos a que no nos moriremos primero, a que la vida puede esperar, a que tenemos garantizada esa “inmortalidad” relativa que nos permitirá “morir en orden”: primero los más viejos, los más jóvenes después.

Una medida de amor

¿Qué pasaría si nos dijeran que vamos a morir en un año o en unos meses? La decisión de Brittany Maynard fue tomada con completa conciencia de lo que hacía. Fue una medida de amor propio y por los suyos: morirse antes de que la enfermedad la redujera a un estado vegetal. Decidir hasta el último momento sobre su vida y su cuerpo.

La autonomía sobre el cuerpo es un concepto que abarca muchos aspectos: el derecho de una persona transgenerista a decidir qué quiere hacer para que su cuerpo se ajuste a la persona que es; el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y sobre la maternidad; el derecho a decidir hasta cuándo se considera digna la vida y a terminar de manera amable con ésta.

En Colombia existe una única sentencia de la Corte Constitucional, la 239 de 1997, que se ocupa del tema, aunque principalmente desarrolla el homicidio por piedad y amplía el concepto de muerte digna.

Por supuesto, el Congreso ha sido incapaz de legislar sobre el tema y, por supuesto, cada vez que esto se ha intentado, ha habido una fuerte oposición de quienes defienden la vida como un absoluto que no puede ser intervenido a voluntad por quienes son sus titulares. Es decir, los mismos que se oponen a la autonomía sobre el cuerpo o los de siempre.

La vida solo es un ciclo completo con la muerte. No es posible la una sin la otra. Morir hace parte de vivir y decidir cómo morir debería ser un derecho tan claro como decidir cómo vivir. Si algún día me toca enfrentarme a una enfermedad grave que no admita remisión, me gustaría tomar esta decisión y contar con el apoyo necesario para llevarla a cabo.

No creo necesario dejar que un proceso de deterioro llegue hasta las últimas etapas. He presenciado esta experiencia en personas muy amadas y puedo decir que es doloroso, tanto para quien padece la enfermedad como para sus allegados. Además, es completamente indigno de quienes fueron y de la forma como vivieron.

Decidir sobre el propio cuerpo es un derecho. Decidir cómo quiero verme, qué quiero que pase en mi cuerpo y cómo partir deberían ser derechos integrados en la misma lucha.

Atomizar la reivindicación de la autonomía sobre el cuerpo no es conveniente. Defender el derecho a asumir una identidad de género, debería estar en total sintonía con defender el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y con el derecho de todas las personas a elegir las condiciones en las que podría ocurrir su muerte ante un diagnóstico como el de Brittany Maynard.

La Fundación por el Derecho a Morir Dignamente lleva 35 años trabajando a favor de este tema en Colombia. En su página web se encuentran los formatos que se pueden suscribir por adelantado y la forma de vincularse y apoyar esta causa.

Les invito a que conozcan el sitio. Y les invito a pensar en una reivindicación más amplia de la autonomía sobre el cuerpo que contemple todas las etapas vitales, incluida la muerte.

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One thought on “El derecho a morir dignamente

  1. ¿Porque nos cuenta comprender que somos libres que nuestra vida y nuestro cuerpo nos pertenece? ¿Que más allá del imaginario de un Dios o lo que sea que sea quien gobierne el mundo si he de ser castigada por Dios debe ser ese Dios quien haga el juicio nadie mas ? yo creo que eso lo entendemos perfectamente lo que creo es que al estado le conviene hacerse el ciego ante el derecho a morir dignamente son miles de miles de millones de pesos los que giran al rededor de las personas conectadas aparatos en las clínicas mal que bien alguien tiene que pagar por esa “vida” si es que estar vivo cuando eres dependiente de un tubo aqui el tema es sencillo se trata de plata a la iglesia le conviene el negocio del infierno y al estado le conviene el negocio de la salud asi es como no nos dejan decir sobre nuestra vida.

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