En noviembre de 2024 se llevó a cabo ILGA World en Cape Town (Sudáfrica), la conferencia de activismos LGBTIQ más grande del mundo. Uno de los temas centrales fue la importancia de la solidaridad entre quienes buscan el cambio social.
“¿Cuántos tonos de verde necesitó Dios para crear un árbol? Miles, porque uno solo no representa la belleza de toda su existencia”,
Mpho Andrea Tutu van Furth.
Fotos: Jodi Windvogel para ILGA World
Entre el 10 y el 15 de noviembre de 2024 se llevó a cabo ILGA World en Cape Town (Sudáfrica), la conferencia bianual de organizaciones y activismos LGBTIQ más grande del mundo. (Ver: Cómo y para qué apostarle al activismo).
En esta ocasión asistieron casi 1.300 personas y se trataron temas muy diversos como la juventud en el activismo, la historia del ballroom en Sudáfrica, la resistencia de las organizaciones trans en Uganda y el cine queer en África, entre muchos otros. (Ver: Los poderes transformadores del cine transfeminista).
Fue una conferencia acompañada de mucha diversidad tanto en las personas que asistieron como en los temas de las charlas y los paneles. Fue un evento que dejó muchas preguntas y conversaciones para continuar hasta la próxima edición que se hará en Buenos Aires (Argentina) en 2026. (Ver: Brigitte Baptiste, una navegante del género).
La solidaridad como destino
Uno de los temas centrales de la conferencia fue cómo construir solidaridad entre movimientos. Esta preocupación, que muchas veces se ha traducido en la perspectiva de la interseccionalidad, fue discutida a profundidad a partir de diferentes experiencias de región, de trabajo y de formas de organización colectiva. (Ver: “El activismo LGBT es más efectivo cuando piensa en colectivo”).
Esta fue una conversación que se sostuvo a lo largo de toda la semana y que continuó inspirando preguntas sobre la importancia de comprender las necesidades de diferentes movimientos (raza y etnicidad, discapacidad, religiones, identidades de género, conflicto armado y personas privadas de la libertad, etc.). También se abordó cómo articular los desafíos a los que se enfrentan los colectivos y organizaciones LGBTIQ en el mundo. (Ver: Los pasos de gigante de la avanzada conservadora).
Pero, ¿para qué hablar de la solidaridad entre movimientos? En los últimos diez años el mundo ha experimentado cambios importantes en sus liderazgos políticos.
En las Américas, por ejemplo, ya son cuatro gobiernos de derecha en el poder: Argentina, Ecuador, El Salvador y Estados Unidos (y Paraguay avanzando en la misma dirección).
En el Parlamento Europeo, si bien no son mayoría, el 25% de los votos corresponden a tendencias de derecha (Nueva Sociedad, 2024).
Aunque el balance de poderes entre partidos de tendencia ultraconservadora y partidos liberales continúa siendo relativamente estable, el progresivo aumento no solo de partidos sino de manifestaciones sociales y culturales en contra de los derechos humanos y del reconocimiento de la diversidad va en aumento en Occidente.
Y esto ya es motivo suficiente para que los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil nos preguntemos qué podemos hacer mejor para enfrentarlo.
Una de las invitadas a los paneles de apertura de ILGA, Mpho Andrea Tutu van Furth (1963), activista y sacerdote de la iglesia anglicana de Sudáfrica, afirmó sobre el peligro de quienes se oponen a los avances del reconocimiento de las desigualdades y de los derechos humanos. (Ver: Mujer trans, pastora evangélica y mamá).
Tutu van Furth estableció una “diferencia entre ideología conservadora e ideología preservadora: queremos conservar lo que nos hace bien, pero la gente que va en contra de los derechos humanos solo quiere preservar, recalentar y sostener cosas que están a punto de dañarse”. Ese es el miedo de estos movimientos y lo que debemos contrarrestar.
Las experiencias compartidas durante los cinco días de la conferencia demostraron otra cara de esa situación. Muchas organizaciones han encontrado en la solidaridad y en la creatividad, herramientas esenciales para entender y explicar la complejidad de los desafíos a los que se enfrenta el mundo en la actualidad. (Ver: Artivismo transfeminista: el arte de la resistencia).
El genocidio de Palestina fue un buen ejemplo de ello: ¿cómo podemos hablar de personas LGBTIQ en un contexto donde los habitantes de este territorio están privados de su derecho a la salud, al agua potable, a la seguridad, a la educación, a la ciudadanía y, en muchísimos casos, a la vida?
Por tanto, no nos queda otra alternativa que entender que la movilización por los derechos de las personas LGBTIQ es también una movilización por la defensa del medio ambiente, de la protección de las infancias, del derecho a la educación, del fin del racismo y de la pobreza, entre otros. (Ver: Son niñas, no madres).
El gozo como forma de activismo
Una de las estrategias (o quizás, una visión) que hemos implementado en Sentiido durante sus 14 años de existencia es usar el humor y el gozo como forma de activismo. (Ver: La Tía Nohora en “la obispa”).
Esto, especialmente en los últimos cinco años, cuando el aumento de los movimientos antiderechos y de los discursos TERF no solo han tomado protagonismo en la incidencia política en los países y las regiones, sino también se han vuelto foco de investigaciones de las organizaciones LGBTIQ. (Ver: ¿Qué significa ser una TERF?).
La Conferencia de ILGA fue una oportunidad para recordar que, si bien es esencial entender las estrategias de los grupos antiderechos y TERF en el escenario político, social y cultural, tampoco podemos permitir que nuestros presupuestos y campañas se vayan mayoritariamente a este propósito.
Justamente uno de los objetivos centrales del proyecto sobre Transfeminismos que desarrollamos en Sentiido con el apoyo de Heinrich Böll Stiftung es conocer las iniciativas, organizaciones y liderazgos transfeministas en América Latina. (Ver: Miluska Luzquiños, transfeminismos por los caminos del Perú).
Esto nos ha permitido mapear, entender las complejidades y perspectivas de los transfeminismos en la región y ayudar a visibilizar a quienes están trabajando en esto.
Además, el proyecto ha buscado celebrar los avances y logros de estos proyectos y liderazgos por medio de la creatividad, del humor y del gozo.
Una de las estrategias que hemos implementado en Sentiido es el humor y el gozo como forma de activismo.
Por eso, también fue una gran oportunidad poder conversar con activistas provenientes de tantos lugares del mundo y con perspectivas tan diferentes, sobre cómo podemos cambiar la narrativa sobre lo que estamos haciendo para cambiar el mundo.
Uno de esos espacios consistió en compartir el juego de cartas Transpoderoses que diseñamos en 2024 con el apoyo de Heinrich Böll Stiftung. Fue una experiencia muy valiosa poder recordar que el juego es también un canal de aprendizaje y un espacio para tejer redes que promueven nuestras iniciativas y celebrar la existencia de la diversidad.
El humor, el juego y el gozo se han convertido en herramientas fundamentales para impulsar conversaciones sobre el cambio narrativo, el cambio social y el impacto que queremos generar.
Por eso ILGA también permitió compartir nuestra experiencia y aprender sobre lo que otras organizaciones hacen en la misma línea, celebrando el camino recorrido y buscando otras maneras de transformar la conversación sobre los derechos humanos
El gozo de ser queer
Hay algo mágico que sucede cuando compartimos espacios con otras personas queer. Si bien ser una persona LGBTIQ no garantiza automáticamente la conciencia del bienestar colectivo, encontrarse con tantos pares provenientes de tantos lugares despierta un sentido de gozo y una camaradería que muchas personas LGBTIQ no logran experimentar en sus contextos ni en su día a día.
A la pregunta sobre qué podemos hacer para contrarrestar los discursos de odio de grupos de ultraderecha y de movimientos TERF, se dio en ILGA, quizás coincidencialmente, quizás no, un espacio significativo para hablar de los activismos e iniciativas que están usando la creatividad y el arte cada vez con mayor insistencia. (Ver: Susy Shock: El abrazo de mi mamá y el de mi papá han sido vitales para mí).
Aunque no es nuevo, el artivismo cada vez toma más fuerza porque prioriza algo de lo que poco hablamos: el gozo de ser queer.
Nos hemos acostumbrado tanto a definir nuestra existencia como personas y movimientos LGBTIQ desde el dolor y el trauma (porque es lo que nos rodea, lo que está presente, a lo que más nos enfrentamos en la cotidianidad), que olvidamos que hay una magia que se enciende cuando dos o más personas LGBTIQ se encuentran para cambiar el mundo.
Hay una magia que se enciende cuando dos o más personas LGBTIQ se encuentran para cambiar el mundo.
Ser queer es un motivo de celebración.
Este gozo lo hemos visto en otras ocasiones y en ILGA, tanto en 2022 como en 2024, nos permitió experimentarlo de nuevo. Muchas personas LGBTIQ en el mundo no encuentran pares o espacios dónde poder manifestar públicamente su ser y su identidad más profunda. Dónde ser en libertad.
Y este espacio, tanto en sus paneles y conferencias como en los momentos no planeados (las comidas, los eventos sociales, el corto rato del café, los planes inesperados), quizás fue para muchas personas una oportunidad para recordar que no están solas y que ser queer es también un motivo de celebración. Celebrar el gozo y la vida queer.
Uno de los eventos sociales organizados en ILGA fue un ballroom pedagógico. Aprendimos, con la ayuda de la activista y performer Cheshire Vineyard, las reglas del ballroom y el significado de participar en una celebración que ha tenido tanta historia para las personas queer alrededor del mundo.
Este evento, que de lejos podía ser leído como un “desfile” LGBTIQ, abrió espacios para compartir, de alegría, solidaridad y de manifestación de las propias identidades en comunidad.
Por eso, celebrar el gozo de ser queer va más allá de usar símbolos o poder “salir del clóset”. Es recordar que en comunidad y en red las personas LGBTIQ hemos logrado darle un lugar a nuestra existencia en el mundo desde hace décadas.
Además, que reunirnos, aún sin conocernos, nos da un sentido de pertenencia y de validación que posiblemente no encontramos en otros espacios. Nos permite entender los múltiples significados del gozo de ser queer.
*Directore y Cofundadore de Sentiido.