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El juez Brett Kavanaugh, símbolo del privilegio blanco, masculino y heterosexual

A pesar de los testimonios de abuso sexual, el juez Brett Kavanaugh, muy al estilo “Trumpiano”, fue confirmado magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Ocupará este cargo hasta el final de sus días.

Por: Laura Robledo Vallejo*

El sábado 6 de octubre, el Senado de Estados Unidos confirmó la nominación de Brett Kavanaugh a la Corte Suprema de Justicia de ese país, luego de semanas de audiencias públicas, de testimonios de abuso sexual y de conductas inapropiadas y de un intenso debate mediático.

Antes de analizar las implicaciones de esta confirmación, vale la pena preguntarse en qué consistía este proceso y por qué es tan importante. La Corte Suprema de Justicia, el máximo órgano judicial de Estados Unidos, está compuesta por nueve magistrados que, una vez confirmados, ocupan su cargo de manera vitalicia.

En este caso puntual, Donald Trump postuló al juez Brett Kavanaugh, un hombre blanco, cisgénero, heterosexual, económicamente privilegiado desde su infancia y con nexos importantes con el Partido Republicano para ocupar la vacante.

Los candidatos para la Corte son propuestos por el Presidente de los Estados Unidos y son elegidos por el Senado.

Fue en el proceso de su confirmación ante el Senado que salieron a flote serias acusaciones y que se llevaron a cabo discusiones sobre la conveniencia de tener a un hombre como Kavanaugh en uno de los puestos de mayor poder no sólo de Estados Unidos.

Las discusiones en esta Corte sobre asuntos cruciales como los derechos civiles (la superación de la segregación racial en la educación y el matrimonio para parejas homosexuales son algunos ejemplos) tienen un eco social, político y jurídico en muchas partes del mundo.

Entre los detalles peculiares que rodearon esta confirmación, resaltan los siguientes: por un lado, la nominación de Kavanaugh se vio intermediada por una acusación de abuso sexual formulada por Christine Basley Ford, doctora en Psicología y profesora e investigadora de la Universidad de Stanford, quien alegó que durante su adolescencia Brett Kavanaugh (de 17 años en ese momento) abusó sexualmente de ella, dejándola con traumas que marcaron su vida.

Ver: Mi proceso de aceptación del abuso sexual

Testigo técnica

En su testimonio, la doctora Ford narró con detalle este ataque y recibió preguntas tanto de senadores republicanos como de demócratas, así como de investigadores externos. Y pasó por este difícil proceso no sólo guardando compostura y respeto hacia sus interrogadores, sino demostrando sus amplios conocimientos en neurología que la validaron como una testigo confiable y técnica.

Por ejemplo, cuando le preguntaron por qué recordaba tan vívidamente el ataque pero no podía recordar otros momentos de esa misma época, explicó que los neurotransmisores permiten que las memorias traumáticas se alojen en el hipocampo de forma permanente, por encima de las memorias cotidianas.

Al final parecía que nadie dudaba de la veracidad de su testimonio. Incluso, senadores republicanos y la propia cadena Fox News (que la mayoría de la veces parece el canal oficial de Trump) reconocieron como ciertas las declaraciones de la doctora Ford.

Esto contrastó con el llanto, la furia y la indignación del juez Kavanaugh, quien se consideró un perseguido de las fuerzas demócratas. En su opinión, estas habrían montado estos ataques para frustrar su confirmación, negando de plano el ataque sexual y negándose también a ser sometido a una investigación conducida por el FBI.

El juez Brett Kavanaugh, símbolo del privilegio blanco, masculino y heterosexual
No es que el Senado no le haya creído a la doctora Ford, sino que a sus miembros no les importó lo que ella dijo, ni lo que vivió, ni el mensaje que envió a los millones de víctimas de abuso sexual.

Las declaraciones del juez Kavanaugh tuvieron un marcado tinte “Trumpiano” y revelaron que se sentía con el derecho absoluto de estar en la Corte incluso antes de que lo confirmaran.

Kavanaugh evadió las preguntas que le formularon sobre temas fundamentales, fue grosero, se negó a dar información sobre su pasado y dijo mentiras. Su testimonio fue desastroso.

Pero lo preocupante no fue solamente su tono, su falta de compostura y su volatilidad como testigo, así como su entitlement respecto a este cargo, sino sus respuestas (o falta de ellas) ante cuestionamientos sobre asuntos cruciales.

Kavanaugh recibió preguntas directas de varios senadores demócratas sobre su posición sobre el aborto, sobre la discriminación en las relaciones laborales por causas como raza, sexo, orientación sexual o religión y sobre el matrimonio por parte de parejas homosexuales.

Ver: Matrimonio igualitario en Colombia, paso a paso

Nunca dijo estar en contra de la discriminación, a favor de una igualdad de derechos para las personas LGBT o a favor de los derechos de las mujeres de tener acceso a aborto legal y seguro.

A pesar de todo esto, Kavanaugh fue confirmado. Esto significa que va a estar sentado en la Corte Suprema de Justicia hasta el final de sus días. Y esto ocurre no porque no le hayan creído a la doctora Ford, sino porque no les importó lo que ella dijo, ni lo que vivió, ni el mensaje que envió a los millones de víctimas de abuso sexual que hoy se lamentan no sólo por lo que pasó sino por lo que viene.

Con esto, Brett Kavanaugh surge como un nuevo símbolo del privilegio blanco, masculino y heterosexual que logra llegar a posiciones de poder a pesar de las montañas de evidencia que demuestran que no está ni profesional ni éticamente capacitado para ocuparlas.

* Abogada.

One thought on “El juez Brett Kavanaugh, símbolo del privilegio blanco, masculino y heterosexual

  1. ¡¿cuando ha de llegar el negro/negra transexual lesbiana con ancestros no caucasicos venida( o venido?) de un hogar homoparental, mitad indigena mitad china mitad hispana liberal,feminista que venga a salvarnos a todos?

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