En el periódico El Tiempo nos encontramos con un pequeño glosario que pretende acercar a los lectores a la jerga “privada” utilizada por los gays de Chapinero.
Además de esta extraña afirmación, queremos centrarnos en la intención y la estructura de esta publicación que, a todas luces, nos resulta muy peculiar.
Centrémonos, primeramente, en el encabezado: La comunidad homosexual ha creado no solo un estilo de vida, sino expresiones para referirse a ciertos lugares, personas y actividades. El lenguaje se inventa y se reinventa en este breve diccionario. La información de estas palabras fue suministrada por personas de la comunidad LGBT.
Vemos que esta introducción es un fino ejemplar de lo que no ayuda a romper los estereotipos de las personas homosexuales. Leamos la primera oración: ¿cuál es ese estilo de vida que ha creado la comunidad homosexual?
Pensemos: si un gay vive en Chapinero, es porque Chapinero es una localidad gay; si es una localidad gay, hay que comportarse de cierta forma (ir a Theatrón todos los fines de semana, comprar ropa cara, vivir en un apartamento lujoso y bien decorado -ya que no hay más en qué gastarse la plata- y, por supuesto, estar afiliado al BodyTech). Ese puede ser el “estilo de vida” al que el autor se está refiriendo.
Para no caer en el error de no citar la fuente, quien hizo la nota afirma que las palabras se las dieron personas de la comunidad LGBT de Chapinero. Y esto significa, entonces, que como en Chapinero hay tantos gays con su estilo de vida, hay que hablar en los términos proporcionados para que las personas entiendan lo que uno quiere decir.
A continuación, ofrecemos un modelo de díalogo para ilustrar cómo puede llevarse a cabo esta acción: (Ubiquémonos en una de las cajas de Carulla o Gayrulla, para ser coherentes con el estilo de vida)
Persona: Buenas tardes arepera. Necesito comprar unas caipiroskas para mi fiesta de camioneras, porque no quiero darles popper. ¿Usted sabe dónde las consigo?
Cajera: No habichuela, en este momento no tenemos. Pero si taconea hasta el sauna más cercano, de pronto algún oso se las puede vender.
Es de tener en cuenta que esta representación de diálogo puede extenderse a otras situaciones que se ven en Chapinero, tales como la señora mayor comprando habichuelas, el habitante de la calle que se sienta en el andén de la 61, el vendedor de libros usados y el rector de la Konrad Lorenz.
He ahí un excelente ejemplo de aplicación del vocabulario de la “comunidad LGBT” de Chapinero. Y recuerden: en esta zona las personas que llevan ese estilo de vida, no entienden si se les habla con lenguaje común y corriente, plano y predecible. Al fin y al cabo, su “comunidad” está por fuera del resto de la sociedad.