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Fábrica de reinas de belleza

Hablar de reinados de belleza y del siglo XXI en una misma idea nos parece un poco anacrónico.

Estos eventos, creados para satisfacer estereotipos caducos de feminidad, enriquecer empresas de cirugías plásticas y, sin duda, llenar las arcas de Donald Trump, aquel galante empresario cuyo extenso parlamento en televisión consiste en decir “Estás despedido”, cada vez despiertan menos interés en gran parte de la población.

El 25 de marzo de este año se conoció la noticia de que una de las finalistas del reinado de belleza en Canadá fue expulsada del evento porque se descubrió que había nacido hombre aunque en la actualidad sus documentos daban prueba de que su cambio de sexo estaba legalizado.

Los jurados del reinado recordaron que uno de los requisitos era que las concursantes fueran mujeres de nacimiento, lo que dejaría a la joven Jenna Talackova, la implicada, sin posibilidades de participar.

Argumentos contra los reinados de belleza
Talackova, la reina en disputa. abc.es

La noticia recorrió todos los tabloides y las secciones menos importantes de los grandes periódicos del mundo. El hecho, más que ser una oportunidad para pensar en la pertinencia de estos eventos en la actualidad, se convirtió en una anécdota de circo.

Circulaban fotos de la señorita de cuerpo entero, que testificaban que “sí era una mujer” y demostraban que cuando aparecía en vestido de baño todo estaba en su lugar y no había nada de sobra.

Donald Trump, el empresario que tiene por visera una capul de saludables cabellos y que goza despidiendo gente y construyendo torres alrededor del mundo decidió que a Talackova no se la podía expulsar del reinado. Punto. ¿Por qué? Porque así lo quiso. Al fin y al cabo él manda el juego.

Cuando nos enteramos de la noticia empezamos a buscar explicaciones de todo tipo. Que Trump tiene un negocio pendiente en Vancouver que no quiere dañar, que incluir a mujeres trans en el evento le da más rating pues sería el fenómeno innovador en una exposición circense que sólo suscita bostezos, que Trump es un filántropo y quiere ser una abanderado de la diversidad, que Trump es transgénero y siente solidaridad, etc.

Así que decidimos hablar con la profesora e investigadora del Departamento de Lenguajes y Estudios Socioculturales de la Universidad de Los Andes, Chloe Rutter-Jensen, para que nos explicara algunas de nuestras dudas:

“Las mismas mujeres están haciendo el papel de mujer y podemos ver esto en las reinas de belleza.  Ninguna de las mujeres – reinas de belleza nació con el cuerpo ni la cara de una reina.

“Su físico es estilizado a través de una elaboración costosa y tecnológica, una que convierte a una ‘mujer’ en reina de belleza.  Ojo, no se llama ‘mujer bella’, es una reina, un artificio cultural creado por un sistema. Es decir, que la reina de belleza es una construcción además de la mujer.

“Uno no nace mujer sino aprende por medio de la repetición de actos a desempeñar papel.  Por lo tanto si una persona nacida con los genitales asociados con lo que llamaríamos un hombre compite en un reinado de belleza para mujeres, no dista mucho de lo que las mismas “mujeres”, supuestamente nacidas mujeres, hacen.

“Es decir, todos podemos hacer de mujer, habiendo nacido con o sin vagina. Jenna Talackova, una competidora más en el reinado de belleza de Canadá, tiene tanta capacidad de representar a Miss Canadá como cualquier otra persona que se viste, se maquilla y camina como reina de belleza tradicional. Su versión de belleza no cambia por lo que tiene debajo la falda“.

Finalmente, si lo que importa es hacerle saber al mundo que la belleza que se promueve en estos eventos es resultado no sólo de maquillajes y vestidos sino también de cirugías, influencias y favoritismos, no vemos por qué hay que restringir a las concursantes por su genitalidad de nacimiento.

Que la historia del reinado va a cambiar, probablemente. Lo más seguro es que Talackova pase a la historia como la primera mujer transexual en haber participado en uno de su categoría. Lo que va a seguir igual es el molde, la intención y los resultados.

Al fin y al cabo la belleza no está cambiando, no se está reevaluando, no está mirando hacia otros horizontes: la extrema delgadez, el exceso de maquillaje, el desfile por las pasarelas, admirar a la madre Teresa de Calcuta, “que afortunadamente ya murió”, como dijo alguna vez una concursante, seguirán siendo premisas de quienes quieren construirse a sí mismas como reinas.

¿Y qué decir de los tenebrosos reinados de niñas de 5 años que transmiten por televisión y nos muestran el destino que les esperan a estas “princesitas” (y a sus madres)?… ¿Y a nosotros?

2 thoughts on “Fábrica de reinas de belleza

  1. Estoy de acuerdo con la visión más generalizada que le dan al hecho; pero lo importante es que ELLA está en todo su derecho a participar. Sus gustos (reinados), su vida!

  2. Finalmente el giro que tomó la situación favoreció los derechos de Jenna, y creo que es lo rescatable del asunto. El que los reinados de belleza promuevan actitudes o preferencias reevaluadas, superfluas o banales es algo que sabíamos de antemano. Está muy bien que las personas diversas encuentren de manera exitosa el lugar que desean ocupar.

    Saludos.

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