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Hay muchas voces religiosas que no son “antiderechos”

Para demostrar que las personas que se oponen a la diversidad sexual y de género no son las únicas existentes en el campo religioso, nació la coalición regional “Religiones, Creencias y Espiritualidades en Diálogo con la Sociedad Civil”. ¡Bienvenida!

En la 47 asamblea general de la Organización de Estados Americanos (OEA) llamada “Fortaleciendo el diálogo y la concertación para la prosperidad” (entre el 19 y 21 junio de 2017, Cancún – México), resultó preocupante la activa participación de algunas voces religiosas que se oponen a las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT).

Llamó la atención su discurso en un escenario tan relevante como la OEA, organismo que reúne a los 35 estados independientes de las Américas y, en su asamblea, el principal foro político, jurídico y social de la región.

Esas voces religiosas que participaron a manera de ONG o de algún otro tipo de organización, les exigieron a los delegados de los países reunidos eliminar de una propuesta de protección de los derechos humanos “toda referencia al colectivo LGTB”, así como las expresiones “orientación sexual”, “identidad de género” y “expresión de género”, entre otras. (Ver: Diversidad sexual y de género para dummies).

Pero han demostrado que su objetivo va más allá: detener o entorpecer la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como la posibilidad de que estas parejas puedan postularse a procesos de adopción. (Ver: La Corte Constitucional aprobó la adopción igualitaria, ¿por qué esta vez sí?).

También pretenden prohibir una educación sexual de calidad en las instituciones educativas que contemple el respeto por la diversidad sexual y de género. (Ver: Los niños no son propiedad de sus padres).

Y lo más grave, quieren seguir llevando a cabo las que denominan “terapias homosexuales” con las que supuestamente buscan que las personas LGBT “renuncien” a su orientación sexual e identidad de género, procesos que solo traen dolor y sufrimiento. (Ver: Ser homosexual y ser feliz).

Fue una sorpresa encontrar en la OEA una notoria y preocupante presencia de sectores religiosos como parte de las organizaciones de la sociedad civil, que se oponen a políticas de inclusión y a otros derechos humanos“, señaló Nicolás Panotto, teólogo y director del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP).

La balanza, ¿para dónde oscilará?

La participación de estas voces en un escenario como la asamblea general de la OEA es una muestra más del avance que han tenido en la región y que va en perfecta sintonía con la teoría del péndulo de la que hablaba el sociólogo Karl Polanyi (1886 – 1964).

César Rodríguez, director de la organización Dejusticia, explicaba en una columna publicada en 2016 en El Espectador, que esta teoría se refiere a la oscilación del péndulo de la historia entre períodos democráticos y antidemocráticos y que resulta útil para entender, por ejemplo, el ascenso del fascismo en los años treinta.

Es probable que el triunfo de Trump en Estados Unidos signifique el fin de una época. Hay que recordar que sus electores fueron hombres blancos resentidos con el ascenso de las mujeres, los migrantes, los negros, las personas LGBT y otros grupos históricamente discriminados“, señala Rodríguez.

“Estamos en una ‘Y’: una vía conduce a la profundización de la democracia y la otra hacia el fascismo”, César Rodríguez.

“Si no aprendemos a manejar la diferencia y el pluralismo vamos a seguir teniendo estos péndulos y vaivenes en materia de derechos”, Nicolás Panotto.

Según Nicolás Panotto, América del Sur ha pasado de gobiernos ciertamente progresistas a neoliberales, conservadores y que promueven un pseudonacionalismo.

En parte, agrega, se llegó a esta situación porque muchos de los gobiernos progresistas no supieron construir valores democráticos y de convivencia a partir de la importancia de la diversidad y la pluralidad.

Quien es distinto a mí es visto como una amenaza y no importa la argumentación a la que haya que acudir, incluida la postverdad, con tal de defender las creencias propias“, afirma Panotto.

En muchos países de la región pareciera existir una división entre “los pro” y “los anti”. En el fondo, está la incapacidad de buena parte de la ciudadanía de entender que las diferencias políticas o religiosas no pueden ser un argumento para que los derechos humanos dejen de ser universales: el respeto por estos va más allá de las creencias propias. (Ver: La mezcla entre religión y política, ¿inevitable?).

Después de participar en la asamblea de la OEA, Nicolás Panotto y otros integrantes de GEMRIP se dieron cuenta de que en estos espacios se necesita mayor visibilidad de otras voces religiosas que demuestren que las conservadoras no son las únicas existentes.

Nace la coalición

Fue así como recientemente nació la coalición regional “Religiones, Creencias y Espiritualidades en Diálogo con la Sociedad Civil”, un conjunto de organizaciones religiosas, ecuménicas y promotoras del diálogo interreligioso.

Para la coalición, que ya ha sumado cerca de 15 organizaciones y está abierta a las que quieran vincularse, la influencia de las religiones en el espacio público es notoria y paradójica a la vez.

Por un lado, la fe representa un elemento central en el desarrollo de algunas personas. Por otro, es evidente el crecimiento de voces conservadoras -especialmente cristianas– que van en contra de políticas de inclusión y de derechos humanos.

Justamente por esto, uno de los objetivos de la coalición es participar en abril de 2018 en la Cumbre de las Américas, evento que tiene lugar cada tres años y que reúne a los gobernantes de los países de América para abordar temas de importancia continental. En esta ocasión la cumbre será en Lima (Perú).

La coalición también propone que las organizaciones que promueven la igualdad LGBT trabajen en equipo con voces religiosas alternativas para avanzar de manera más estratégica en la construcción de sociedades más plurales y democráticas.

Existen otras maneras de leer el texto bíblico que no son condenatorias de la diversidad sexual y de género. De ahí la importancia de que las organizaciones LGBT se formen sobre discursos y fundamentos alternativos“, señala Panotto.

La coalición busca promover que lo religioso no es, necesariamente, sinónimo de retroceso y visiones conservadoras, sino que aporta a la diversidad, la pluralidad, la inclusión y el respeto por los derechos humanos.

Muchas veces las voces religiosas más visibles son las más radicales, las que más se oponen a la diversidad sexual y de género, pero detrás de ellas está la gente de la base, la que forma parte de las iglesias.

Se cree que lo religioso solamente se mueve a través de pastores y discursos dogmáticos, pero en las comunidades religiosas hay personas con otras visiones. Hay que llegar a esa gran masa de creyentes que no se identifica con los discursos de los líderes más visibles“, enfatiza Panotto.

Además, agrega, no es momento de dialogar con los sectores más reacios porque las tensiones podrían aumentar. “Es importante hacerlo, pero antes hay que abrir caminos dentro de los movimientos sociales para discutir los términos en los que se conversará“.

“Una cosa es la separación de iglesias y Estado y otra negar la religión como asunto público”, Nicolás Panotto.

Superar los insultos

Hay muchos líderes LGBT que frente a los discursos de esos sectores religiosos hablan de ‘fundamentalismo’ y ‘ultra derecha’. Es decir, acuden a etiquetas que lo único que hacen es alimentar el heroísmo de esos grupos religiosos“, explica Panotto.

La discusión no puede centrarse en etiquetas que estigmaticen porque el diálogo se quiebra y pone a estos grupos religiosos como las víctimas cuando hablan de “cristianofobia” o de que les están “coartando sus derechos a la libertad religiosa y de expresión”. (Ver: No. La culpa no es de las redes).

Un primer paso es empezar a desmantelar la expresión “ideología de género” que se volvió tan cotidiana como si en realidad existiera. (Ver: La tal ideología de género, ¿de dónde viene y para dónde va?).

Otro punto es ver lo que está pasando para entender que el argumento de que lo religioso es exclusivo del ámbito privado ya no funciona. Se esté o no de acuerdo, es un hecho que lo religioso lleva un buen tiempo participando en el espacio público.

Una cosa es que la fe sea una dimensión personal y otra muy distinta que sea exclusiva del ámbito privado. Lo que hoy estamos viendo es que lo religioso tiene que ver con el espacio público“, añade Panotto.

Lo que se predica desde los púlpitos y en los cultos tiene directa injerencia en las acciones cotidianas de los creyentes. Y es allí donde se tiene que actuar para evitar que en nombre de unas banderas morales se atente contra los derechos de minorías.

Nota: Para más información sobre la coalición, escribir a: director@gemrip.org

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