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Senadora Claudia López

“Hay que insistir con el Matrimonio Igualitario”

Claudia López, la politóloga e investigadora que llegó al Congreso de Colombia sin maquinarias políticas y cautivando el voto de opinión, cumplió un mes como senadora de la República. Este es su balance.

Tuvo 81.045 votos. Era la primera vez que la investigadora y analista Claudia López aspiraba a un cargo de elección popular. Y aún con las desventajas propias de ser mujer y hacer política en Colombia, llegó al Senado de la República con una votación superior a la de reconocidos políticos como Antonio Navarro Wolff y a expertos en maquinarias como Roy Barreras, Armando Benedetti y Juan Manuel Galán.

Podría decirse que su triunfo representa la impotencia de miles de colombianos cansados de la corrupción y de la negligencia que impera en el Congreso. Sus columnas de opinión e investigaciones sobre paramilitarismo y parapolítica posicionaron su nombre como una esperanza para el país.

El pasado 20 de agosto, López cumplió un mes como senadora del partido Alianza Verde. Su llegada al Congreso, junto a figuras como el expresidente Álvaro Uribe, los exgobernadores Antonio Navarro y Horacio Serpa y el exrepresentante a la Cámara Iván Cepeda, hacen pensar que la mejor serie de televisión de los próximos cuatro años la presentará el Canal del Congreso. El reparto incluye protagonistas y antagonistas de lujo.

De hecho, López no alcanzó a tomar posesión de su curul, cuando los medios empezaron a especular si saludaría o no al expresidente Uribe, pues son de público conocimiento los duros cuestionamientos que le ha hecho por sus alianzas políticas y presuntos vínculos con el paramilitarismo.

Ella lo ha saludado y no le atemoriza la idea de tenerlo como colega. “No hay que temerle al Centro Democrático (partido que encabeza el expresidente y ahora senador Álvaro Uribe). Por el contrario, es una gran ventaja que, en vez de estar dando plomo y haciendo alianzas con paramilitares, hoy tenga una bancada legítima”.

En entrevista con Sentiido, López dijo que prefiere a un Álvaro Uribe con la bancada actual del Centro Democrático y no con la de parapolíticos con la que gobernó en 2002. “Es una evolución positiva para la democracia”.

Además, el Congreso debe representar al país y no al Gobierno. “Es el organismo más plural que tienen los colombianos y debe parecerse, por tanto, a las diferentes fuerzas ideológicas que existen en Colombia.

Lo que venía pasando es que allí predominaba la clase política afín al Gobierno, mientras que el resto de la ciudadanía estaba muy poco representada. Me parece saludable que hoy el Congreso tenga a Paloma Valencia  y a Paola Holguín y no a Rocío Arias ni a Eleonora Pineda. Esa es una evolución política que le conviene al país y al Centro Democrático”.

Menos “pupitrazo”, más debate

Según López, el Congreso tendrá que dejar de ser una compra-venta con mermelada, un club de notarios que aprueba a “pupitrazo” limpio lo que el Gobierno diga, para dar paso a un verdadero debate y control político.

El 21 de julio, al día siguiente de su posesión como senadora, López radicó junto con Angélica Lozano, su fórmula a la Cámara de Representantes, cinco proyectos de ley. “Hicimos un gran esfuerzo para sacarlos adelante para esa fecha porque hasta que no nos posesionáramos, no teníamos equipo de trabajo, así que hubo muchos voluntarios que colaboraron”.

López y Lozano radicaron la eliminación de la reelección presidencial y de la reelección del procurador, la modificación de las funciones sancionatorias de la Procuraduría, la eliminación de la “puerta giratoria” entre altas cortes y organismos de control y la llamada “silla vacía” por corrupción.

“Llegar con iniciativas no es solamente una manera de cumplirles a los electores, sino de tener prelación en el debate. Nosotros queremos liderar esos temas y si no radicamos los proyectos, quedamos a expensas de debatir lo que otras personas propongan”.

El reto ahora es que los proyectos sean discutidos. Y como en el Congreso muchas decisiones funcionan con acuerdos (desde qué oficina le asignan a cada congresista hasta el orden del día), este caso no será la excepción.

Otra de sus primeras acciones fue radicar junto con su colega Iván Cepeda, tres derechos de petición para que la Comisión de Acusaciones de la Cámara traslade las investigaciones del expresidente Uribe a la Corte Suprema de Justicia. “Al adquirir la investidura de senador, su juez natural deja de ser el Congreso y pasa a ser la Corte”.

Según López, los líos judiciales del expresidente Uribe como sus eventuales vínculos con el paramilitarismo, más que un debate de control político, necesitan resolución judicial.

“Son investigaciones muertas: no se cierran, ni se absuelve ni se condena. Hay una inactividad judicial que genera incertidumbre e impunidad”. Por esto, los derechos de petición que radicaron buscan que la justicia actúe, tome las decisiones que considere pertinentes y no deje las investigaciones en un limbo.

López forma parte de la Comisión Primera del Senado por la que pasarán, entre otros temas, la reglamentación del marco jurídico para la paz, aquel que determinará qué tratamiento se les dará a los combatientes que se desmovilicen, qué garantías de verdad, justicia y reparación tendrán las víctimas y cuáles la sociedad sobre lo pactado en La Habana.

En este marco no solamente se les dará un estatus jurídico a los combatientes de las FARC, sino a los de cualquier grupo armado ilegal con los que negocie el Estado. También, a los protagonistas de la farcpolítica y la parapolítica.

Claudia López senadora
En la columna que tuvo en Semana.com, Claudia López reveló las alianzas entre paramilitares y políticos que produjeron el escándalo de la parapolítica.

Todos los actores

El proceso de paz que llevó a cabo el gobierno de Uribe con el paramilitarismo no determinó qué tratamiento legal y de justicia otorgarles a los parapolíticos. “No todos los actores del conflicto tienen armas y uniforme, muchos son beneficiarios políticos y económicos. Mi propuesta es que se fije el mismo estatus para parapolíticos y farcpolíticos”.

Una de las inconformidades de buena parte de quienes no votaron por el presidente Juan Manuel Santos, es su desconocimiento sobre lo que está ocurriendo en las negociaciones de La Habana: acusan al Gobierno de ocultar información de lo que allí realmente sucede.

Para López, si las negociaciones fueran frente a cámaras y micrófonos, el proceso sería inviable. Con lo que se ha conocido hasta ahora es suficiente. Sin embargo, sabe que no se puede avanzar a una etapa de pedagogía sobre qué incluyen los acuerdos hasta que no se sepa exactamente cuáles son.

Si la negociación culmina en 2014, el año entrante podrá pasarse a una fase de difusión para que los colombianos conozcan lo que se pactó en La Habana, de manera que tengan herramientas para votar a favor o en contra de lo acordado.

López considera que para que este sea el Congreso del postconflicto, el primer paso es acabar con el conflicto de una manera viable y con garantías de cumplimiento para los diferentes actores.

“Es cumplirle especialmente a 15 millones de colombianos abandonados en las regiones a manos de las FARC, el ELN o las bandas criminales (Bacrim). En muchas zonas, esos grupos armados ilegales asumieron el rol que debería tener el Estado”.

Colombia, explica, ha pasado por 10 procesos de paz en los últimos 30 años y la guerra continúa. Después de la desmovilización de un grupo ilegal de un territorio, llegó otro y no el Estado. Así, por ejemplo, se desmovilizó el M19 del Cauca y llegaron las FARC, se desmovilizó el EPL en Urabá y Córdoba y llegaron los paramilitares.

Un verdadero postconflicto debe lograr remplazar esos poderes asumidos a la fuerza por grupos ilegales, por instituciones legítimas capaces de prestar servicios de seguridad, justicia, inclusión social y desarrollo económico. De no hacerlo, el conflicto seguirá con distintos nombres y brazaletes.

Senadora multitask

Otros de los temas en los que Claudia López concentrará su actividad legislativa y de control político son: medio ambiente, minería, agro, educación, salud, corrupción e inclusión y dignidad humana. Esto último abarca desde buscar la igualdad de derechos para minorías étnicas hasta la lucha por el Matrimonio Igualitario.

A pesar de la desfavorable votación que tuvo en 2013 en el Senado el proyecto de ley que buscaba la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, según López, vale la pena insistir en el Congreso y por fuera de este.

También es importante trabajar para que las diferentes entidades apliquen la normativa existente para garantizarles derechos a minorías como la LGBT. “Este tema exige toda una lucha: primero, para que las normas cambien y, segundo, para que las entidades las apliquen”.

Otro proyecto que podría discutirse en los próximos cuatro años es la Ley de Identidad de Género que favorecería especialmente a las personas transgeneristas.

No obstante, hay quienes consideran que difícilmente un proyecto de esta naturaleza pasaría en el Congreso, pues la mayoría de senadores y representantes desconocen qué son las identidades de género.

Para López, sin embargo, parte del ejercicio de presentar un proyecto de ley y de hacer un debate al respecto, es su aporte pedagógico. “Si esperamos a que la sociedad mágicamente se entere o se ilustre sobre un tema para después presentar un proyecto de ley, ¿cómo aprenderá la gente al respecto si no se debate en instancias que cumplen con la función de hacerlo público?”

Si muchas personas no entienden a qué se refiere la letra T de la sigla LGBT, el Congreso puede ser un buen escenario para explicarlo, finalmente los medios de comunicación registran todo lo que allí sucede. “Por esto hablo de insistir con el Matrimonio Igualitario porque no se trata simplemente de aprobar o no una ley, sino de entender que en este escenario los temas adquieren relevancia pública”.

Aún si un debate no concluye con decisiones favorables, es una oportunidad para que la sociedad conozca más al respecto. “El tema empieza a salir del anonimato o del estigma de que de eso no se habla”.

Matrimonio igualitario en Colombia
A Claudia López le fue retirada públicamente la columna que tenía en el periódico El Tiempo, después de que ella criticara en este espacio el cubrimiento político del medio.

Más allá de lo legal

En cuanto a los retos en materia de equidad de género, López considera que se ha avanzado en la normativa y que ahora los esfuerzos del Congreso deben ser por hacerla cumplir.

“El control político que puede llevarse a cabo desde el Congreso es útil, pero en aspectos como el machismo, el trabajo por medio de campañas públicas, el sistema educativo y los medios de comunicación, puede ser más efectivo”.

Sin embargo, agrega, los partidos políticos deberían facilitar más espacios para la participación de las mujeres y de minorías subrepresentadas como las étnicas y la LGBT. “Hay que trabajar más dentro de los partidos, no solo para que cumplan con la ley de cuotas sino para que esta no se convierta en un relleno”.

Para la protección de poblaciones vulneradas, López considera que una norma puede cambiar la forma, pero no la realidad. Por esto, insiste, cada vez que se propone un proyecto de ley, el congresista no solamente debe pensar en cómo lograr que el Congreso lo apruebe sino en cómo el Estado aplicará la norma y la asumirá la sociedad”.

“Muchas veces lo que impide avanzar en la igualdad de derechos para las minorías es la resistencia social al tema, lo que requiere más labor pedagógica que legal. Y hay que hacer esta tarea entendiéndola como parte de nuestra misión”.

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