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El sueño de Wadjda

La bicicleta que arrebata la virginidad

El Sueño de Wadjda es una película que pone a las mujeres musulmanas en un plano diferente al que acostumbramos a verlas en Occidente pues existen, más allá de si son víctimas de la opresión.

El cine de Oriente medio que ha llegado a América Latina es como el colombiano que se ha exportado en el pasado a otros países: generalmente con tragedias, de entornos áridos rodeados de desolación y de un premio final que el destino le otorga a los protagonistas -o, en su defecto, la irremediable muerte como cura al sufrimiento-. Son niños ciegos, pero logran elevar la cometa, son pobres pero se ganan un par de tenis en una competencia o no tienen oportunidades por su procedencia social, pero se ganan un millonario concurso.

El sueño de Wadjda (2012), película que se estrenó en Colombia en diciembre de 2013, fue producida y filmada en Arabia Saudita, dirigida por primera vez en la historia de este país por una mujer, Haifaa Al-Mansour. Si no fuera porque recibió 13 premios internacionales y 16 nominaciones (entre los que se cuenta una nominación de los premios británicos BAFTA y una al Oscar para 2014), es difícil creer que habríamos tenido la oportunidad de verla en América Latina.

Esta es una película, como la argentina Historias mínimas o la brasileña Estación central, que se enfoca en los aspectos esenciales de la vida cotidiana: la familia, las tradiciones y las pequeñas -grandes- ilusiones. Es la historia de una niña musulmana que va al colegio, quiere una bicicleta y tiene una madre que se enfrenta al peso social de no poder “darle” otro hijo a su esposo.

El objeto central, la bicicleta, es un motivo para que la directora logre captar aspectos fundamentales de la vida de las mujeres en una sociedad acomodada de Arabia Saudita, regida por la religión islámica. Su educación tiene las ya conocidas restricciones, que más allá del atuendo y de sus normas explícitas, no se aleja mucho de la educación tácita e invisible de las mujeres en otros lugares del planeta (¿qué tal, por ejemplo, América Latina?).

Historia de la película El Sueño de Wadjda
Wadjda vive en una familia acomodada de Arabia Saudita, regida bajo las prácticas religiosas del Corán.

Una de las premisas más importantes es el dilema de obtener lo que algunas mujeres como Wadjda, una niña de diez años, y su madre desean y hacer respetar las normas sociales sobre la reputación, la dignidad y la silenciosa sumisión de no tentar a los hombres y esperar a que ellos decidan el destino de ellas.

Lo más rescatable de esta producción es el hecho de que la directora no presenta a las mujeres como víctimas de una sociedad injusta; ellas no quieren tener otra vida (aquella permeada por el espejismo de la libertad de la mujer occidental) sino poder vivir como mejor quieren con las condiciones que tienen y respetando la educación que han recibido.

Es una perspectiva novedosa para los espectadores de Occidente porque, a pesar de que es una mujer quien dirige la película, esta no se queda en los lugares comunes de la crítica a la opresión de la cultura patriarcal de los países musulmanes. Por el contrario, los conflictos revelan la necesidad de discutir las imposiciones sociales de la educación de las niñas y cómo estas se manifiestan en la adultez.

Y, ¿qué sucede con la bicicleta? Es la ilusión de la pequeña Wadjda, quien estará dispuesta a participar en un concurso de memorización de fragmentos del Corán: si logra obtener el primer puesto, obtendrá el dinero suficiente para poder comprarla.

La antítesis de esta situación está muy bien planteada por lo irónica que resulta. El Corán, el libro que ha implantado la tradición de sumisión que deben tener las mujeres en el orden social, es el camino principal para que Wadjda pueda comprarse una bicicleta, artefacto que, según la creencia, pone en riesgo su virginidad y pureza.

El cine poco comercial, producido en países que para la industria cinematográfica hollywoodense son una mina de oro en materia de estereotipos, tiene retos importantes por delante. Entre ellos, el de dejar de crear cine de víctimas para satisfacer el morbo de los países del “primer mundo”, donde existe una fuerte creencia de que las libertades son plenas en contraste con los países donde sí hay terrorismo, sí hay árabes, sí hay SIDA o sí hay selvas tropicales.

El sueño de Wadjda es un buen ejemplo de ello. Eso sí, no sobra aclarar que la película no es para distraerse una tarde de domingo. Para eso existe Notting Hill. Esta es una película que demanda atención y disposición, porque hay escenas que pueden resultar largas y poco amigables para los amantes del cine al estilo Más rápido y más furioso 6.

Ficha técnica:

Año: 2012
Título original: Wadjda
Directora:  Haifaa Al-Mansour
Protagonistas:  Waad Mohammed, Reem Abdullah
País: Arabia Saudita
Duración: 98 minutos

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