La libreta militar, una barrera para los hombres trans

Si obtener la libreta militar es un dolor de cabeza para muchos hombres que no están de acuerdo con prestar el servicio militar obligatorio, se convierte en una pesadilla para los hombres trans. (Ver: El género desde una perspectiva trans).

Para empezar, a la hora de seleccionar a los jóvenes que deben prestar el servicio militar obligatorio, el Ejército recibe una lista que le envían las instituciones educativas. Con lista en mano, citan a los jóvenes para someterlos a un examen médico en ropa interior frente a sus pares, a una enfermera y a un funcionario del Ejército.

En ese espacio los jóvenes trotan en círculo en ropa interior durante unos minutos. Luego, la enfermera les pide que miren al techo y se retiren la ropa interior y pasa a revisar sus testículos. Solo este procedimiento demuestra que el examen médico para seleccionar a quienes son aptos para prestar el servicio militar obliga a los hombres trans a “salir del clóset”.

En muchas ocasiones la libreta militar es vista como una “prueba” de masculinidad.

Adicional a esto y según el informe “Hombres trans y libreta militar en Colombia” escrito por integrantes de la Red distrital de hombres trans, de la Fundación Ayllu: Familias transmasculinas y Dejusticia, el Ejército no es un lugar seguro para los hombres trans. Sus dinámicas de masculinidad exacerbada, propia de países como Colombia, los exponen a vulneraciones de su dignidad, intimidad y seguridad.

El problema es que, por su identidad de género, los hombres trans deben definir su situación militar. Según la Ley 1861 de 2017: “todo varón colombiano está obligado a definir su situación militar a partir de la fecha en que cumpla su mayoría de edad y hasta el día en que cumpla 50 años de edad”.

En la práctica, esto significa que, si los hombres trans no pueden definir su situación militar, tampoco pueden obtener la libreta militar que en la vida cotidiana funciona como una señal de que se es “hombre” ante el Estado y la sociedad. Además, según la Ley 1861, no tener este documento les impide a los hombres ejercer cargos públicos, trabajar en el sector privado y celebrar contratos de prestación de servicios.

Al no contar con este requisito, muchos hombres trans optan por trabajar de manera informal, lo que explica el informe “Hombres trans y libreta militar en Colombia”, que solo el 5.3% de ellos haya firmado contratos laborales o aportado al sistema de seguridad social (salud, seguridad social y pensiones).

Según cifras de OutRight International, más del 79% de la población trans en Bogotá ha sufrido discriminación.

Para evitar la exigencia de la libreta militar, los hombres trans suelen tomar uno de los siguientes caminos: 1. Verse forzados a revelar su identidad de género, aunque esto forme parte de su intimidad y que una vez revelada no los contraten; 2. Desistir del proceso de contratación cuando les preguntan por qué no tienen libreta militar; o 3. Falsificar los documentos para evitar revelar su identidad de género y no perder la oportunidad laboral.

El hecho de no tener una libreta militar en espacios laborales o educativos los lleva a tener que revelar su identidad trans. Esta “visibilización forzada” los expone, además, a discriminación y a violencia cuando en las llamadas “batidas” la policía recluta a cualquier hombre que no tenga definida su situación militar. En el caso de los hombres trans, si son reclutados, quedan expuestos a señalamientos y violencias.

El asunto es que hay una solución. La ley que regula la libreta militar exonera a ciertos grupos de hombres de prestar el servicio militar obligatorio por su vulnerabilidad a la hora de enfrentarse a un contexto militar. La Corte Constitucional de Colombia ha señalado que formar parte de una minoría protegida y discriminada es motivo de exoneración. Pero a pesar de que los hombres trans cumplen con estos requisitos y que prestar el servicio militar obligatorio puede resultarles muy riesgoso, no están exonerados.

La Corte Constitucional ha dicho que la única posibilidad de comprobar la identidad de género de una persona sin invadir su intimidad, es mediante la declaración voluntaria de la persona.

La Ley 1861 indica: “los varones colombianos que después de su inscripción hayan dejado de tener el componente sexo masculino en su registro civil (en palabras más precisas, las mujeres trans que hayan cambiado su género en su registro civil) están exonerados de prestar el servicio militar obligatorio“. Es decir, además de llamar “varones” a las mujeres trans, esta norma les exige definir su situación militar, pero las mujeres trans, al ser mujeres, no deberían están obligadas a esto. Por otro lado, esta ley no incluye a los hombres trans, desconociendo que deberían formar parte de la lista de exonerados del servicio militar obligatorio.

El asunto es que en el proyecto de ley que se discutió en el Congreso en 2017 y que dio paso a la mencionada Ley 1861, los hombres trans sí estaban incluidos como exonerados de prestar el servicio militar. Según el artículo original, estaban exonerados: “los varones colombianos que después de su inscripción hayan dejado de tener el componente de sexo masculino en su registro civil” (mujeres trans) y “las mujeres colombianas que después de su inscripción hayan dejado de tener el componente de sexo femenino en su registro civil” (hombres trans).

La razón para eliminar la segunda parte del artículo, obedeció a una propuesta de la entonces senadora Viviane Morales quien, en el último debate del proyecto de ley, solicitó eliminar a los hombres trans. Sus argumentos se enfocaban en que las personas trans no existen porque dice: “eso es ideología de género”.

Durante todos los debates legislativos, el artículo exoneraba tanto a hombres como a mujeres trans. Pero fue en el último debate, después de que la senadora Morales presentara su propuesta, que los hombres trans fueron excluidos del artículo. (Ver: Lo que falta saber del referendo de Viviane Morales).

Por tanto, hoy no existe un procedimiento claro para que los hombres trans puedan tramitar la libreta militar sin tener que prestar el servicio militar obligatorio. De hecho, hay hombres trans que, deseando cambiar la casilla “sexo” (de F a M) en sus documento de identidad, no lo hacen porque esto les implicaría tener que sacar la libreta militar. Sin embargo, no cambiarla los obliga a negar su identidad de género. (Ver: El decreto para el cambio de sexo: un paso más para las personas trans).

Valentino, un hombre trans, relata lo que esto implica: dos agentes de la Policía en frente de la estación de la calle 63 en Chapinero (Bogotá) solicitaron mis papeles y al notar que en mi cédula figuraba un nombre de mujer y una “F” hicieron gestos entre sí a modo de burla y dijeron delante de todos los demás muchachos “devuelva eso que ella es una mujer”.

La Ley 1861 también señala: “las personas que se encuentren en una causal de exoneración podrán prestar el servicio voluntaria y autónomamente”. Sin embargo, así un hombre trans quisiera prestar este servicio, el Ejército no cuenta con las condiciones necesarias para garantizar su seguridad en este ámbito.

Para conocer más sobre la situación de los hombres trans y la libreta militar, Sentiido habló con Simón Uribe, activista trans.

“A los hombres se les pide la libreta militar para acceder a empleos formales, a becas y a estudios de posgrado”.

S: Es fundamental que los hombres trans tengan libreta militar porque en las redadas militares y de policía hay burlas y violencias, ¿cómo es esto?

S.U.: Cuando en redadas militares o de policía nos paran y nos piden la libreta militar, nos toca decir que somos hombres trans para poder justificar el no porte de este documento. Esto muchas veces nos expone a violencias desde verbales hasta sexuales. Ningún hombre trans se siente seguro en el espacio público porque en cualquier momento puede caer en alguna redada y varios compañeros trans han sido violentados por la Fuerza Pública.

Una vez, cuando yo estaba en el proceso de cambiar mis documentos y tenía la cédula con mi nombre nuevo y mi pase con el nombre viejo, me paró un agente de tránsito y me pidió mis documentos. Yo decidí darle la cédula y el pase con mi nombre viejo. Entonces él me preguntó por qué me veía tan distinto. Le expliqué que soy una persona trans y que como estaba en proceso de actualizar mis documentos de identidad no sabía qué documentos mostrarle, porque tengo uno con un nombre y otro con otro. El policía empezó a gritarme por qué le había presentado así los documentos si él está sensibilizado sobre diversidad sexual y de género. Yo le respondí: “¡menos mal está sensibilizado, cómo sería si no!”.  

La realidad es que a los compañeros trans que no cambian el componente sexo de sus documentos de identidad para blindarse de la libreta militar, muchas veces terminan acusándolos de falsedad en documento. Y quienes hacen el cambio de componente sexo (de “F” a “M”) se exponen a ser trasladados al Centro de Traslado por Protección (antes UPJ), donde hace cinco años perdió la vida uno de nuestros compañeros en circunstancias que no se han resuelto.

Incluso, a algunos compañeros que han hecho el cambio de sexo en sus documentos de identidad les han pedido mostrar sus genitales para comprobar si son “verdaderamente hombres” o, en caso de no haber actualizado esta información, para comprobar si realmente son “F” y no “M”.

“En un país con prejuicios hacia las personas LGBTIQ como Colombia, muchas veces son las mismas autoridades las que ejercen las discriminaciones y violencias contra esta población”.

S: Hay personas, como la exsenadora Viviane Morales, que dicen que si los hombres trans exigen derechos también tienen que cumplir con deberes como prestar el servicio militar obligatorio. ¿Qué responder?  

S.U.: La Corte Constitucional de Colombia ha sido muy clara en que hay grupos de hombres históricamente vulnerados y para quienes el Ejército no es un lugar seguro. Entonces, nosotros queremos como grupo históricamente vulnerado, que la Corte nos incluya entre los hombres exonerados de prestar el servicio militar obligatorio para evitar que por no tener una libreta militar se nos sigan negando los derechos al trabajo y a la educación.

La argumentación de la entonces senadora Viviane Morales para excluir a los hombres trans de los grupos de hombres exonerados de prestar el servicio militar fue, primero, “que los hombres trans no existen”, pero en caso de que sí: “si ustedes quieren ser hombres, asuman los deberes de serlo”. Pero lo que nosotros estamos diciendo es que al igual que otros hombres, como los indígenas, hijos únicos o cabeza de familia, que son exonerados de prestar el servicio militar, también nos incluyan a nosotros.

De tal forma que cuando las autoridades nos paren en la calle, podamos presentar la libreta militar sin tener que decirles que somos hombres trans porque lastimosamente en países como Colombia compartir esta información puede ponerlo a uno en riesgo.

Muchos de nosotros somos antimilitaristas y hay una población de hombres trans que busca desmontar la libreta militar, pero este es un proyecto a largo plazo y necesitamos una solución hoy, porque no tener la libreta militar tiene a muchos hombres trans en la informalidad. También es cierto que hay un sector de hombres trans que quisiera poder prestar el servicio militar y lastimosamente no están las condiciones para hacerlo por ser espacios donde pueden sufrir violencias y burlas.

“En este momento la única manera que tenemos los hombres trans de resolver el tema de la libreta militar es que nos diagnostiquen como enfermos mentales”.

S: ¿Cómo ha sido su historia con la libreta militar?

S.U.: Yo no tengo libreta militar porque, por un lado, no es justo que deba pagar multas que no me corresponden porque el Ejército considere que soy remiso desde los 18 años y, por otra parte, no quiero ser patologizado para tenerla. También me da miedo acercarme a estas entidades militares porque mi experiencia como hombre trans frente a policías y militares ha sido incómoda y de riesgo.

Los hombres trans que tenemos más estabilidad económica podemos aplazar el tema de la libreta. En mi caso, yo soy mi propio jefe pero esta no es la situación de la mayoría. Por ejemplo, conozco el caso de un hombre trans, padre de dos hijos, que trabajó con el distrito durante diez años. Él cambió hace un tiempo el componente sexo en sus documentos de identidad y quedó en desempleo durante meses por no tener la libreta militar.

S: Algunos hombres trans prefieren no cambiar en sus documentos de identidad la información sexo (de “F” a “M”) para evitar tener que definir su situación militar, ¿pero esto les impide que su identidad de género sea reconocida?

S.U.: Sí, pare evitar el tema de la libreta militar, algunos hombres trans prefieren no actualizar el componente sexo en sus documentos de identidad. Pero cuando han cambiado su nombre o son visiblemente masculinos y el policía o el militar ve que en su cédula dice “sexo: F”, suelen acusarlos de estar falsificando documentos y agredirlos con frases como “usted qué es, un hombre o una mujer, o una loca”.

Entonces, no poder actualizar la información del sexo en este documento lo pone a uno en riesgo, porque uno se identifica como hombre y físicamente es reconocido de esta manera. Además, esto atenta contra el derecho al libre desarrollo de la personalidad. (Ver: La Constitución de 1991, un paso fundamental en los derechos LGBT y de las mujeres).

S: También están los hombres trans que argumentan que la solución no es tener la libreta militar sino acabar con el servicio militar obligatorio, ¿qué opina de esa posibilidad?

S.U.: Yo no tengo la cara para decirle a los hombres trans que no pueden graduarse de sus estudios o tener un empleo formal por no tener una libreta militar, que mejor esperen. Yo insisto en que los dos proyectos (exonerar a los hombres trans de prestar el servicio militar obligatorio y desmontar este servicio) no son incompatibles.

Es lo mismo que pasó cuando se aprobó el matrimonio civil para las parejas del mismo sexo, el hecho de que este derecho se instaurara no quiere decir que todo el mundo saliera a casarse obligado, quiere decir que las parejas que querían casarse, podían hacerlo.

“Muchos hombres trans somos antimilitaristas, pero el desmonte de la libreta militar en Colombia es un proceso a largo plazo”.

El proyecto de desmontar el servicio militar obligatorio es a largo plazo en un país como Colombia. Yo conocí a un hombre, que no es trans, que acudió a la objeción de conciencia para no prestar el servicio militar y no se pudo graduar durante los tres años que le tomó el proceso. Entonces, además de las vulneraciones que ya viven los hombres trans, no se les puede sumar tener que pasar por un proceso de años para resolver su situación militar. La exoneración es una primera vía que soluciona ya el problema de la libreta militar para poder trabajar con más tranquilidad en el desmonte de la libreta militar.

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