Randy Berry, enviado especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para los derechos humanos de lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT), habló con Sentiido sobre la importancia de educar a la gente sobre lo que no conoce, no entiende y, por tanto, le teme.
Traducción: Ángela Duarte.
El ataque armado en un bar gay de Orlando (Estados Unidos), donde 49 personas murieron y 50 quedaron heridas, dice muchas cosas. Una de ellas es que a pesar de los avances legales y de que cada vez en más países las parejas del mismo sexo pueden casarse y adoptar, la cotidianidad de muchas personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT) aún es difícil.
Aunque ahora sea mal visto referirse de manera displicente a estas personas, muchas de ellas aún sufren bullying en el colegio, son expulsadas de sus familias o tienen dificultad para conseguir un empleo.
Años atrás daba igual si a una persona la señalaban o no de “homofóbica“, hoy hasta el exprocurador Alejandro Ordóñez rechaza este calificativo. Sin embargo, para disminuir la violencia y la discriminación contra esta población, es necesario que los logros legales avancen de la mano de cambios sociales y culturales.
Esta es, justamente, una de las apuestas de Randy Berry, enviado especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para los derechos humanos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT). Según este funcionario, uno de los aspectos más importantes es el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil para lograr cambios sociales.
De ahí que uno de sus objetivos sea incentivar la movilización social para que cada vez más personas entiendan qué son los derechos humanos y qué significa, en la práctica, hablar de igualdad de oportunidades. “No tener igualdad a la hora de acceder al trabajo, a la salud, a la vivienda o a la educación, limita la oportunidad de una persona para desarrollarse”, dijo Berry en entrevista con Sentiido.
“Me gustaría que la gente hablara más con las personas LGBT y les preguntara sobre su calidad de vida”, Randy Berry.
“Tenemos que enfocarnos en la palabra ‘igualdad’ porque no solamente hablamos de las personas LGBT sino de todas”, añadió Berry. La conversación, dijo, tiene que ver con justicia y con respetar la identidad de género y la orientación sexual de cada quien. La igualdad y la dignidad son piezas fundamentales de la Constitución de cualquier país.
Según Berry, es importante que los representantes gubernamentales establezcan marcos legales para crear cambios, pero la responsabilidad de lograrlos también recae sobre aquellas personas cuyo trabajo es informar, educar y divulgar información.
“Uno de los roles de los medios de comunicación es guiar la opinión pública, informar y reportar, efectiva y abiertamente, sobre estos temas. Hacer que las personas hablen al respecto”, aseguró.
Información y conocimiento
Unos medios, agregó, que entiendan que hay una vida en las historias que publican, que promuevan un debate informado y basado en hechos reales. “En algunos países donde no hay libertad de prensa o los periodistas no son profesionales con su trabajo, se termina por tergiversar las historias ridiculizando o caricaturizando a sus protagonistas”.
En estos casos, añadió, es más difícil iniciar una conversación responsable con los diferentes sectores de la sociedad porque las audiencias llenan esos vacíos con miedo y prejuicios. En los 43 países que Berry ha visitado, ha encontrado que el desconocimiento –el cual conduce a prejuicios– es una de las principales causas de la violencia contra las personas LGBT.
Por tanto, el reto global es superar la desinformación y la falta de conocimiento sobre ser LGBT. “La gente tiende a tenerle miedo a lo que no comprende. Necesitamos educarla, asegurarnos de que esté entendiendo que todas las personas deben ser iguales ante la ley, independientemente de sus diferencias”, afirmó.
Otro factor importante es la visibilidad: “la posibilidad de que las personas LGBT puedan ser abiertamente quienes son. Y es más fácil entender aquello a lo que puede ponérsele un rostro, un nombre y una historia”.
“Una vez ese discurso de igualdad esté atado a una historia y a un ser humano, deja de ser una política abstracta y se convierte en algo más fácil de comprender”, RANDY BERRY.
Según Berry, una pregunta que con frecuencia le formulan es para qué los eventos de orgullo LGBTI. “Y yo respondo que son increíblemente importantes porque son el único día del año en el que muchas personas pueden ser honestas sobre quienes son. Eso habla de lo que sucede los otros 364 días del año”.
Randy Berry estuvo recientemente en Colombia, como parte de una gira por Latinoamérica que también incluyó Uruguay, país al asistió a la “Conferencia Mundial de Derechos Humanos LGTBI: no violencia, no discriminación e inclusión social”.
“Fue un encuentro de más de 50 delegados de distintos gobiernos y casi 100 representantes de organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo. No es accidental que Uruguay haya sido el país anfitrión, es un reflejo de sus políticas progresistas“.
Avances latinoamericanos
Su gira también incluyó a Bolivia, poco después de que el Gobierno de este país aprobara una ley para que las personas trans pueden cambiar legalmente su género en los documentos de identidad.
Una de las razones principales por las que Berry quería visitar Colombia era para conocer de cerca el liderazgo que Colombia ha tenido a nivel regional en políticas públicas y en lograr un compromiso internacional. “Pero si abrimos el panorama, Colombia también está en la discusión mundial”, señaló.
Para la muestra, el debate que recientemente suscitó la revisión de los manuales de convivencia de todos los colegios del país para garantizar que en ninguno se discrimine por orientación sexual e identidad de género.
Según Berry, lo inmoral no es que se les exija a directivas y docentes de instituciones educativas respetar a sus estudiantes, sino confrontar a jóvenes que por su orientación sexual, identidad de género o por alguna otra razón, son diferentes a la mayoría.
“Es inmoral el mensaje que sugiere que están enfermos, que Dios no los quiere o que algo está mal en ellos. Lo moral es enseñarles a nuestros niños a entender las diferencias y a no permitir estigmas en los colegios”, explicó Berry.
“Tenemos que explicar que la orientación sexual ni la identidad de género de una persona se cambia a través de lo que se enseña en el colegio”, RANDY BERRY.
En su visita a Bogotá, Berry quedó impactado con el caso de Sergio Urrego. “Me conmovió su historia. Se trata de la trágica pérdida de un joven para su madre, para Colombia (tenía un gran potencial) y para la comunidad global”.
De ahí la importancia, agregó, de tener una conversación honesta en los colegios sobre cómo lograr ambientes que valoren y acepten la diversidad. “Se requiere persistencia y paciencia para explicar que se nace heterosexual, lesbiana, gay, bisexual o trans y que nadie es ‘reclutado’ ni se ‘vuelve’ LGBT por estar en un ambiente determinado”.
El camino a seguir, continuó, es que cada organización que trabaja por la igualdad de las personas LGBT avance con su labor específica, pero entendiendo que pueden unirse bajo un mismo paraguas o un mecanismo de coordinación común.
“En Estados Unidos las organizaciones trabajan sobre líneas comunes, como un frente aliado para la igualdad y ha sido una herramienta muy poderosa. No se trata de reemplazar lo que cada organización hace, sino de darle mayor alcance”.
“Además de buscar visibilidad y de trabajar en alianza con representantes electos y con diferentes sectores de la sociedad, formar una causa común con otras minorías también es muy útil”, afirmó. El reto es que las sociedades aprendan a ver la diversidad (por etnia, género, raza, orientación sexual e identidad de género, etc) como una riqueza y no como una amenaza.
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