Sentiido habló con la artista y poeta mexicana Lía García, La Novia Sirena, sobre la poesía como forma de resistencia y de pedagogía sobre la diferencia.
Lía García, conocida como La Novia Sirena, es una pedagoga, artista y poeta mexicana que cree firmemente en la ternura radical y en la poesía como resistencia en el camino revolucionario esencial de las luchas trans. La pedagogía de la ternura, como ella la llama, es aquella que nos lleva a curar por medio del abrazo, la escucha atenta y la conexión íntima los cuerpos trans que han sido heridos por la discriminación y la violencia.
En el poema “Hemos de hablar algún día, las hijas de la ternura”, Lía García invita a las personas a zambullirse en un mar de amor para nadar contra la corriente de las violencias y los silencios.
Lía eleva su canto de sirena para que el mundo se aproxime a los cuerpos trans, no con la postura del odio y la dominación, sino con cariño, justicia y dignidad. Sus talleres artísticos son un encuentro en las diferencias, con los que se permite que la piel sea un lugar de contacto entre cuerpos, géneros, edades y territorios.
La Novia Sirena lleva el mensaje curativo del amor radical a las prisiones, las escuelas, las plazas, los territorios vulnerables, los hospitales y la universidad, con el objetivo de crear mundos posibles para las personas trans.
Lía García interpretó su poema para Sentiido, con la firme convicción de que la poesía es una forma poderosa de resistencia. También compartió en su propia voz junto al mar, una reflexión acerca del surgimiento de este poema y del papel de la poesía en las luchas trans.
La poesía es resistencia
La poesía forma parte esencial del trabajo de Lía García: es uno de los lenguajes por el cual expresa su percepción del mundo, sus experiencias de vida y sus perspectivas sobre la existencia y resistencia trans. Este es un comentario que nos compartió sobre su poema “Hemos de hablar algún día, las hijas de la ternura”.
“Yo soy Lía Garcia, la novia sirena, en compañía del agua, lo que fluye, lo que no tiene estructura, lo profundo, lo intenso, Yemayá, Ochún, feminidades divinas… Olokun, misterio… (canto)
Este poema lo escribí en el año de 2020, mientras la pandemia se incrustaba en nuestros cuerpos y en nuestras emociones, como una manera de resistir a ese desplazamiento geopolítico y corporal que el mundo estaba intentando colocar sobre nosotras, nosotres, nosotros.
Recuerdo que cada día encontraba nuevas formas de comunicarme con mis compañeras, mis compañeres, mis compañeros que resistían a las escuelas, específicamente las escuelas secundarias, y que habían compartido conmigo este gran proyecto como una alumna más.
Cuando llegó la pandemia cerraron las escuelas y mi cuerpo no podía estar ahí, fisurando las paredes grises de estas escuelas que insisten en generar heridas en el cuerpo.
Entonces, una manera de comunicarme con las personas fue a través de la poesía y por eso escribí “Hemos de hablar algún día, las hijas de la ternura”, como una dedicatoria a todas las personas que resisten a las escuelas, secuelas y a quienes quizás en ese momento no podía ver, pero que yo sabía que nos iba a llegar la hora de regresar al espacio y recuperar al cuerpo.
Este es un poema que recupera la pedagogía de la ternura como desobediencia, como revolución, como incomodidad y como ese espacio al cual podemos fugarnos, al cual podemos escaparnos y al cual podemos derramarnos para crear otras posibilidades. Esto también es una manera de compartirme a destiempo, a otros tiempos no lineales, a otros tiempos configurados a través de la piel, con todas las personas que yo no podía ver en ese momento y que ahora son con quienes yo recupero el cuerpo.
Creo que la poesía es resistencia. Que la poesía es una manera también de cuestionar al sistema que nos impone formas de ser, formas tan estructuradas y tan grises, es decir, tan tristes. Y por eso este poema nace como una manera de denunciar pedagógicamente a la institución y de dar una respuesta educativa a todas esas heridas que llevan nuestros cuerpos.
Una manera de activar la memoria en un contexto específico, como fue la pandemia y también una forma derramada y multiplicada de decir que aquí estamos y que la pedagogía es nuestra resistencia”.
Hemos de hablar algún día, las hijas de la ternura
Hemos de hablar algún día, las hijas de la ternura
Y dolerá
Dolerá tanto como el eco de nuestras voces, duele.
Porque nuestra voz se irá, pero el eco, ¡nunca más!
¡Nuestro eco nunca más!
Quisieron enterrar nuestros huesos y no sabían que somos voz
¿Escuchas nuestro dolor?
¿Olfateas nuestra historia?
¿Te asusta el mar cuando anochece?
¿Puedes mirarte a través de nosotras aún con toda la rabia que sientes sin siquiera cruzar palabras?
Enséñame tus dientes, también tus garras, este mundo necesita nuestro filo
Pero no olvides que también se muestra la herida
La herida siempre al centro para enternecer los caminos
Deja de mostrarte al mundo de esta forma y muéstrate hacia dentro
Deja que hable tu propia rabia y ven
que en realidad eres tú
y si te acercas más a tu propio temor
entenderás que tus lágrimas son
todas las historias de ternura que les negaron a las tuyas
que también son las mías, las nuestras, las de ellas, ellas y nosotras que
aclamamos justicia, memoria, dignidad
Ternura radical contra toda calamidad
Hemos de llorar siempre, las hijas de la ternura
Y escucha bien, porque nuestras lágrimas también son nuestra resistencia alada,
esperando el misterio del azul
Soy todos y cada uno de los nudos que habitan mi garganta
y no tengo miedo, porque así como se aprende a tejer, también se aprende a
enredar
Hoy puedo des/atar un mar de ternura en cada gota de sal
Lloremos, llora, llorarán, lloro, y vuelvo a llorar mucho ante la ternura, porque invoco la caída del cielo con mi lamento nocturno
¿Lo escuchas en tus latidos?
¿A qué mares te ha llevado mi canto?
Vengan a mí hermanas del cielo más nublado
nosotras que caminamos con la mirada hacia arriba
con el anhelo firme de que el cielo se caiga al suelo
y el asfalto se haga un cálido mar donde nadar entre fantasías de sirenas
lobas marinas y la emoción infinita de la primera vez frente a la inmensidad
de lo profundo que en realidad es todo el llanto de quienes despertamos
y nos decimos con profundo sentimiento
Este es otro día para soñar
Si es que hay sueño
O un despertar
¡Que falta nos hace un mar en este terrible asfalto gris!
El cielo en el suelo inundando todo el dolor que nos viste y a la vez nos reclama a
quienes parimos la ternura sin tiempo, sin forma, y con el alma al revés.
Que lluevan nuestros corazones, hermanas, por más nublados que se encuentren
porque la ternura nos hará justicia una noche llena de estrellas brillantes
que nos haga sonreír, cerrar los ojos y querer saltar de una en una mientras
nos inventamos todos los nombres que quisimos tener y nos negaron
Mientras saltamos entre ellas con toda esa ropita que quisimos ponernos a
escondidas para sentirnos con nosotras mismas.
Lloremos a la ternura mientras nos contamos historias bonitas, de esas que llenan
de miel un día gris
Tendidas en la cama
Contémonos con T, historias con-movedoras
Que nos hagan habitarnos y escuchar el llamado del puchero
Lloremos a la ternura cuando exponemos nuestros ojos frente a lo que nos dijeron
que no existía y de pronto, existe y resiste.
Se siente, se acaricia, se abraza, se honra, se recuerda, se encarna, rasga, pesa,
desnuda, golpea
pero transforma y trasciende
El temblor siempre se espera con ternura
nunca se previene
Hemos de hablar algún día las hijas de la ternura
Y lloro cuando escribo esto
porque aún estando tan caídas
tan abajo
tan erroristas del error
seremos ese recuerdo tierno que se esconde en el abrazo de las otras a quienes
hemos dejado atravesadas con esto que somos.
Uno de los temores más temidos de la humanidad es
enternecer.