Nuestro sitio usa cookies de terceros para permitirnos elaborar estadísticas sobre las visitas y gestionar el envío de nuestras newsletter. Más información aquí.
ACEPTAR

Los mormones y el mundo gay

A pesar de que los mormones no aceptan las relaciones entre personas del mismo sexo y promueven un único modelo de familia, en esa iglesia, como en todas, hay personas LGBT que viven en permanente conflicto entre su identidad y profesar una fe.

Por: Daniel Alejandro López*.

Era previsible que el mundo cambiante en el que vivimos en algún momento chocara con quienes defienden los llamados “valores tradicionales”. Como es de esperarse, entre estos últimos se encuentran los mormones, quienes se guían por lo que dicta la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Los mormones son una comunidad con aproximadamente 16 millones de miembros en todo el mundo. En Colombia, según cifras de esta organización, cuentan con alrededor de 190.000 fieles. La vida de quienes profesan esta fe gira en torno a su comunidad e incluye el estudio diario de su doctrina.

Quienes se identifican como mormones no toman bebidas alcohólicas, té ni café. Asimismo, le otorgan un valor relevante al modelo de familia heterosexual. Consideran que conformarlas y mantenerlas unidas forma parte de su misión para garantizar su salvación dentro de lo que consideran “familias eternas”. (Ver: La tal ideología de género, ¿de dónde viene y para dónde va?).

La posición oficial de esta iglesia sobre las relaciones entre personas del mismo sexo es similar a la de otras congregaciones. Para ellos, sentir atracción por una persona del mismo sexo no es pecado, sino actuar con base en ésta. En su concepto, aunque los individuos no eligen ese sentimiento, sí eligen la manera de responder. (Ver: Diversidad sexual y nuevas alternativas espirituales). 

El libro sagrado de los mormones es el Libro de Mormón. Creen en Dios el Padre, su hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo.

Para los mormones, la homosexualidad no es una enfermedad ni un trastorno, pero se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo. La iglesia les pide a las personas homosexuales abstenerse de expresar su orientación y vivir en celibato.

En diferentes oportunidades han afirmado que su doctrina al respecto no cambiará. De hecho, Élder Dallin H. Oaks, uno de sus líderes mundiales ha dicho: “en la doctrina de la iglesia la actividad sexual sólo debe ocurrir entre un hombre y una mujer casados. Esta no ha cambiado ni cambiará”.

Pero ¿qué pasa con quienes forman parte de la iglesia y son homosexuales? Andrés Castro** tiene 26 años y durante mucho tiempo cumplió con todo lo esperado de un joven mormón: cursó los estudios que ofrece la iglesia, fue misionero y estuvo dos años en otro país predicando el evangelio y prestando servicio social.

La diversidad, la realidad

Sin embargo, él que es hijo de líderes de esta organización, sabía que algún día debía enfrentar la realidad de su orientación sexual. “Yo sentía conflicto cuando estaba en la iglesia por vivir una doble vida. Para mi familia no había una explicación lógica de por qué soy como soy, si había sido criado bajo unos lineamientos religiosos tan estrictos. Esto les creó conflicto y les duele cuestionarse”, afirma Andrés. (Ver: Ser LGBT no se aprende ni se impone, se vive).

El reto para una “familia modelo” de la iglesia es mayor. “Una ha sido la relación iglesia y mi familia y otra la relación entre mi familia y yo. En la primera, han optado por ocultar. Viven en un mundo en el que yo simplemente ya no estoy. En la relación mi familia y yo, el tema no se toca, está vetado”.

Mientras Andrés se alejó de la iglesia y, por algún tiempo, de su familia, otros han decidido quedarse. “Las personas pueden tomar la decisión que consideren. Pero quedarse implica una carga muy pesada. Seguramente esas personas están sufriendo. No debe ser fácil estar un sábado en Theatron y el domingo en la iglesia”, asegura. (Ver: Andrés Gioeni, el primer exsacerdote católico casado con otro hombre).

Su familia intentó cambiar lo que pensaban era una decisión de Andrés, así que él se fue a vivir solo, lo que le trajo tranquilidad a su vida.

Jaime González** tiene 24 años y aunque hace años regresó de su misión, prefirió quedarse en la iglesia, mientras de manera paralela tiene una pareja con la que lleva dos años. Mantiene en secreto su relación, vive en Ecuador y ocupa un cargo en su congregación.

“Emocionalmente me afecta, uno no sabe si sentirse bienvenido o no. Por ejemplo, en la iglesia crearon un espacio en la web para hablar de la posición de los mormones frente al tema gay, lo que es un avance, pero al mismo tiempo es una contradicción pedirnos que seamos célibes”, señala Jaime. (Ver: El activista espiritual).

Su historia comienza antes de ser miembro de la iglesia. Desde que tiene uso de razón sabía que era gay, pero la atracción hacia personas de su mismo sexo se hizo más fuerte a los 16 años, después de intentar reprimirla. Fue entonces cuando llegaron los misioneros y decidió bautizarse como parte de lo que sería “la solución”.

Luego decidió ir a la misión y allí fue donde más reprimió lo que sentía para no ocasionarle problemas a su familia, pero al regresar todo cambió. “Estaba afectando mi salud mental, sufrí momentos de depresión profundos y casi tomo acciones equivocadas. Después de un año de haber vuelto, decidí hablar con el líder de un grupo de congregaciones, quien me dijo que la solución era salir con chicas”, señala Jaime.

Medidas disciplinarias

El líder intentó reunir pruebas para tomar medidas disciplinarias en su contra, pues quien incurra en “conductas homosexuales” es sometido a estos procesos. De hecho, se puede desde suspender sus derechos como miembro hasta excomulgarlo.

Sin embargo, si una persona se enfrenta a un consejo disciplinario, recibe asesoría de lo que indican los manuales de la iglesia para evitar abusos por parte de los líderes. Para Jaime, la parte espiritual es muy importante en su relación, lo que incluye orar juntos. Su pareja, que vive en otra ciudad, estuvo casado con una mujer y tiene una hija.

Vivir así le causa un conflicto con el que no se siente bien, piensa que es una actitud hipócrita porque para él ser gay no es malo y tener una pareja tampoco. ¿Y la iglesia sabe de su realidad? (Ver: Ser homosexual y ser feliz). 

Jaime tiene que ocultarle a la iglesia una parte importante de su vida y estar pendiente de que sus líderes no sepan de su relación.

Los mormones y el mundo gay
Reprimir una orientación sexual y quedarse en la iglesia es desgastante para una persona y un factor que incide, incluso, en las cifras de suicidio. Foto: Reuters.

Sus líderes tienen claro que Jaime ha cumplido con cada llamamiento (o cargos no remunerados) que le han asignado. Y creen que, como otros homosexuales de la organización, él acepta su orientación sexual pero no incurre en ninguna conducta contraria a las normas.

Afirmación Mormones LGBT, Familia y Amigos es una ONG dedicada a apoyar a personas LGBT, no solamente mormones, sino de diferentes comunidades religiosas. Según Carlos Castillo, su vicepresidente para Colombia, ayudan a las personas a reconciliar sus creencias con su orientación sexual y a evitar circunstancias extremas como el suicidio.

En 2015 la iglesia señaló que a los hijos de parejas del mismo sexo ni a los hijos LGBT de parejas mormonas les estaba permitido bautizarse ni recibir las ordenanzas de la congregación hasta que cumplieran 18 años y manifestaran estar de acuerdo con las normas de iglesia.

Desde entonces, organizaciones de papás mormones con hijos LGBT han denunciado hasta 32 suicidios solamente en Utah (Estados Unidos). Wendy Montgomery, una de las fundadoras de Afirmación Mormones LGBT, Familia y Amigos, señaló que quienes tomaron la decisión de quitarse la vida temían entre 14 y 20 años.

Carlos Castillo explica que muchas personas han considerado esta medida de los líderes mormones como un paso atrás por parte de la iglesia. Sin embargo, explica, Afirmación Mormones no discute la doctrina de la iglesia y si bien puede existir una esperanza de cambio en este tema, ellos se enfocan en apoyar a sus miembros, más no en presionar a la iglesia para que cambie.

Martín Gutiérrez vive al norte de Bogotá, es profesional y enfrentó un consejo disciplinario en el que le suspendieron sus derechos. Afirma que su obispo, a quien considera su amigo, actuó de acuerdo con las normas de la iglesia.

Por supuesto, después del consejo su vida como miembro de la iglesia se deterioró. Fue evidente ante los demás que ya no tenía los mismo privilegios dentro de la organización, lo que se debía a algún tipo de “conducta indebida”.

La historia de Martín, como la de muchos otros, termina en su inactividad como miembro así forme parte de familias que están en la iglesia desde antes de que ellos nacieran.

La vida de muchas personas LGBT implica un conflicto permanente entre seguir una doctrina religiosa y aceptar ser quienes son.

“No estoy dispuesto a reconciliar mi posición frente a la doctrina de la iglesia. Ahora la veo como una organización que está muy lejos de lo que tenemos que pasar las personas homosexuales en comunidades como estas para ser aceptados”, agrega Martín.

Elegir reprimirse y quedarse dentro de la iglesia es desgastante y un factor que incide, incluso, en las cifras de suicidio. Para otros, es la salida perfecta para sentirse cerca de sus creencias y aceptados en su comunidad.

Algunos deciden alejarse por el amor que sienten por sus parejas y por tener la certeza de que realmente jamás serán aceptados en su congregación.

Todo esto demuestra que las organizaciones y líderes que defienden un único modelo de familia deben enfrentar una realidad: que muchos de sus hijos e integrantes son lesbianas, gais, bisexuales o trans (LGBT). Un hecho que se esfuerzan por ignorar.

**Los nombres fueron cambiados por petición de los entrevistados.

*Politólogo especializado en Comunicación Política. Editor del portal Ola Política. Estratega digital del Partido Liberal colombiano, convencido de la igualdad de género, viajero empedernido, defensor del Estado Laico y socialdemócrata.

6 thoughts on “Los mormones y el mundo gay

  1. Me parece un artículo muy profesional. Qué triste y molesto es saber que hay gente acabando por su vida por la falta de aceptación concecuencia de una mente cerrada.

    1. No se suicidan por la falta de aceptacion en la iglesia sino por su disforia sexual, detras de la cual existen otros problemas psicologicos. En paises mas aperturados a la ideologia de genero como Noruega u Holanda la tasa de suicidios es de 41%. La palabra Gay significa persona feliz pero en realidad no lo son.

  2. Me parece extraño que alguien cuyo estilo de vida es contrario a las creencias de una organización insista en pertenecer a ella. Si eres homosexual porque no simplemente dejar la iglesia? Porque pretender cambiar a toda una iglesia por tus preferencias sexuales? A mi me parece la decisión mas facil. Sin embargo, la insistencia en pertenecer a ella, me parece hacer el lobby a los colectivos LGBT. He imponer una ideologia minoritaria a quienes no la comparten. Creo que debemos respetar las preferencias sexuales de todos. Aquellas minoritarias y aquellas mayoritarias.

    1. Si un gay insiste en quedarse en una iglesia homofóbica, es porque cree que esta iglesia es el rebaño de Cristo. ¿De dónde le viene tal certidumbre? – De la misma fuente que la fe en Jesucristo: de una evidencia subjetiva, que no vale discutir porque no necesita razones para imponerse a la mente. En semejante situación está el gay musulmán, el gay judío, hinduista, etc: obligado por su conciencia a buscarse un sitio en un lugar donde no es el bienvenido.

  3. Todos somos hijos de Dios la sexualidad no es palabra de maldad significa amor entre dos personas hombre con hombre o mujer con mujer pero hay amor mutuo Dios los bendice y nos cuida

Deja un comentario

¿Qué piensas sobre este artículo?

Newsletter Sentiido