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Indianarae

“Mi cuerpo es un tanque de guerra pintado de rosa”

La lucha de Indianarae Siqueira, en Brasil, se ha forjado en las calles y en la construcción de espacios amorosos, como la Casa Nem, símbolo de las personas trans que sueñan con vivir en libertad, seguridad y placer. 

Para Indianarae Siqueira su cuerpo es “un tanque de guerra color rosa” que lucha contra un mundo que cada año cobra la vida de cientos de personas trans y no binarias en Brasil y en el resto del mundo. (Ver: Brasil: arcoíris LGBTI entre nubarrones).

Su trabajo empezó en la ciudad de Santos en el suroeste brasileño en los años 90, donde creó el Grupo Filadelfia de personas trans, travestis, lesbianas y gais. Allí luchó por políticas de atención en salud para las personas que viven con VIH y alcanzó importantes victorias a nivel municipal, como el reconocimiento del nombre identitario de las personas trans(Ver: Travesti, una breve definición).

El activismo de Indianarae Siqueira, en Brasil, ha sido un escudo para defender los derechos humanos en un contexto amenazado por ideologías antidemocráticas. 

“Soy secretarie del consejo estatal del estado de Río de Janeiro, también soy secretarie LGBTIAQPNB+ del Partido de los Trabajadores y concejale suplente de la ciudad de Río”, Indianarae Siqueira.

Se trasladó a Río de Janeiro donde ayudó a fundar ANTRA, la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales de Brasil -una de las organizaciones del continente que mejor seguimiento hace de la situación de las personas trans a nivel nacional- así como el movimiento organizado de prostitutas y profesionales del sexo.

Actualmente preside el Grupo Transrevolución, una ONG con la cual articula proyectos de acogida, educación y emprendimiento para personas LGBTIAQPNB+. (En Brasil se usa la sigla LGBTIAQPNB+ que incluye a las personas asexuales y no binarias). (Ver: Alanis Bello: no quiero ser un hombre ni una mujer).

Indianarae también ha incursionado en el campo de la política partidista, considera que es importante que las personas trans ocupen espacios donde antes no han estado. Fue candidata a diputada federal en las pasadas elecciones de 2022 pero no resultó elegida.

A sus 51 años se reconoce como una persona no binaria con una experiencia de vida trans que construye su cuerpo sin las ataduras que obligan a escoger entre “hombre” o “mujer”. (Ver: Jess: soy yo sin pedir permiso ni dar explicaciones).

Reivindica con orgullo una identidad transgresora que Indianarae y otras personas en Brasil han denominado “transvestigénere”, un término sombrilla creado por personas trans para construir un lenguaje que narre sus experiencias. Por eso su nombre es Indianarae, terminado en “e”.

Indianarae Siqueira
Indianarae lleva luchando más de 30 años en Brasil por la construcción de una sociedad más incluyente y respetuosa de la diversidad y es una de las figuras más icónicas de la lucha trans en su país.

En las marchas y plantones donde suele mostrar de manera rebelde sus senos, Indianarae vitorea: “las bi, las gay, las travas, las lesbianas, estamos organizadas para hacer la revolución, ¡con las putas!”.

Es común verle con sus gafas de sol en forma de corazón marchando al ritmo de samba por las playas cariocas. A veces combina su melena rubia con su maquillaje y una espesa barba que usa para burlarse de las normas de género.

Indianarae dice que tiene un “cuerpo navaja” con el que desafía al mundo, un cuerpo transvestigénere que sueña con una revolución que incluya a los animales no humanos. Sentiido conversó con Siqueira desde su casa en las favelas de la zona norte de Río de Janeiro.

En sus blusas utiliza prendedores alusivos a la lucha revolucionaria, al antirracismo, al veganismo, al feminismo y a la lucha trans. 

Sentiido: ¿Cómo surge la identidad transvestigénere?

Indianarae Siqueira: Es una palabra que creamos en Brasil para incluir las diversas identidades. Hoy es una nueva forma de identificar a las personas trans, pero de manera más inclusiva, sin que se tenga que decir quién es travesti, quién es trans y quién es transgénero. Transvestigénere tiene una “e” al final para neutralizar el lenguaje. Por eso yo soy transvestigénere no binarie.

S: ¿Por qué es importante la palabra “transvestigénere”?

I.S.: Es la unión de tres palabras: travestis, transexuales y transgéneros. Alude a personas que se travestían con la vestimenta de un género o de otro. Sin embargo, somos más que una vestimenta. Somos más que genitales, orientaciones sexuales o identidades de género. Somos más que un término médico creado para definirnos. 

Ser transgénero es un paraguas más amplio para las identidades de género pero aún mantiene la idea de que te debes identificar con el género opuesto. Nosotres estamos más allá del género. Por eso somos transvestigéneres. (Ver: “Me liberé del género”).

“Transvestigénere es una palabra amplia y futurista”.

Vamos y volvemos, construimos nuestros cuerpos, los deconstruimos y reconstruimos, incluyendo ahí a las personas no binarias, las personas intersex y  otros géneros.  (Ver: La fuerza de Lola Dejavu).

La lucha por el nombre

En 2020 Indianarae y otras personas trans consiguieron que el Supremo Tribunal de Justicia de Brasil reconociera la posibilidad de cambiar el género en el certificado de nacimiento con la categoría “no binario”. (Ver: Dani García y su desafío al sistema binario en los documentos de identidad).

Fue así como Indianarae cambió su documento de identidad y celebró un nuevo nacimiento. Un nombre nuevo con “e” al final, cuyo fin es reclamar soberanía sobre su cuerpo.

El nombre Indianarae es una mixtura de memorias y ancestralidades indígenas que significa “ser hije del sol y de la luna”, un estar en el medio, un ser tanto femenino como masculino.

S: ¿Cuáles son sus apuestas éticas y políticas en el activismo?

I.S: La lucha por los derechos es una lucha por la comunidad, porque al inicio tú luchas por tus derechos para que sean respetados y resulta que eso pauta la lucha en pro de una comunidad que se identifica con lo que tú reivindicas. 

Yo creo que las bases de la lucha transvestigénere en Brasil tiene su fundamento en el derecho al nombre y el respeto a la identidad de género de las personas transvestigéneres.

Esta búsqueda se consolidó cuando el Supremo Tribunal de Justicia decretó que las personas no binarias podrían existir sin la exigencia de la marcación de género en el sexo femenino o masculino en su certificado de nacimiento. (Ver: Nix: mi lucha es ser yo, mi esencia).

S: ¿Cómo se aprovecharon los frutos de esta lucha?

I.S.: Después de más de 25 años cambié mis documentos. Esa era una promesa que me había hecho, que cambiaría mis documentos cuando no fuese más obligatorio tener que escoger un género u otro. Como ya no es obligatorio, hoy soy oficialmente Indianarae Pereira Siqueira.

Además, no sólo las personas transvestigéneres son beneficiadas, sino cualquiera que se sienta constreñida por su nombre. En Brasil hoy ya no necesitas recurrir a una acción judicial larga o a peritajes psicológicos o psiquiátricos para cambiar tus documentos. Basta que cojas tus certificados y los lleves a la notaría.

“Mis tetas, mi bandera, mi derecho”

Indianarae Siqueira también es reconocida por trasladar su activismo al terreno del cuerpo. Sus tetas trans son poseedoras de una interesante historia. Por medio de su exhibición ha logrado poner en jaque a las instituciones y develar cómo la justicia opera de manera desigual entre hombres y mujeres.

Esta acción fue bautizada mis tetas, mi bandera, mi derecho y, por medio de ella, Indianarae invita a reflexionar sobre las desigualdades entre los cuerpos y cómo el cuerpo trans es un espacio de rebeldía.

Indianarae Siqueira
Su narrativa se construye del lado de las personas más excluidas: las putas, las travestis y las personas negras e indígenas.

S: ¿Cómo funciona la acción “mis tetas, mi bandera, mi derecho”? 

I.S.: Yo decía que era una mujer trans, dependiendo de dónde estuviera. Delante de la justicia y la policía decía que era un hombre y que me llamaba Sergio y punto. En Brasil los hombres pueden andar con el pecho desnudo.

Entonces, en vez de luchar para que me respetaran como travesti con una identidad femenina, y hoy no binarie, pasé a confrontarlos con sus propios argumentos.

Comencé a decir: “está bien, si soy un hombre, como todos los hombres, puedo andar con las tetas afuera” y empecé a hacerlo. Iba y compraba pan, sacaba las tetas y caminaba en las calles con el pecho afuera. (Ver: “Yo no soy gay, soy marica, una loca de Montería”).

Entonces, la policía venía y me detenía y yo les decía: “Ah, pero es que ustedes dicen que yo soy un hombre, que yo me llamo Sergio. Entonces, si ustedes me arrestan, deberán arrestar a todos los hombres que están sin camisa en la calle, ya que legalmente soy un hombre en Brasil y no existe una ley, una figura jurídica para travestis y transexuales. Legalmente soy un hombre y tengo ese derecho”. Fui a prisión y al tribunal por ocho de estas protestas.

Indianarae Siqueira

S: ¿Qué pasó en los estrados judiciales?

I.S.: La justicia tuvo que reconocer que no me podía condenar, porque lo estarían haciendo como mujer y estarían enviando el mensaje de que hombres y mujeres no son iguales ante la ley. Si ellos me liberaban, me estarían liberando como hombre. Ellos crearon un problema del cual no consiguieron salir. 

La única solución sería reconocer las identidades trans, travestis y a las personas no binarias. La justicia acabó llevando este debate para la Escuela de Magistrados y para las facultades de derecho. Pasado el tiempo, la Suprema Corte de Justicia terminó decidiendo a nuestro favor y hoy podemos existir como sujetos sociales y jurídicos en Brasil. 

Indianarae Siqueira

Resistencia al feminismo transexcluyente

En 2018, con la llegada al gobierno del conservador Jair Bolsonaro, las condiciones de vida de las personas trans en Brasil se deterioraron de manera dramática. Indianarae ha sostenido una activa oposición al actual gobierno y por ello ha recibido amenazas y violencia física. (Ver: Brasil: arcoíris LGBTI entre nubarrones).

En el documental “Indianara” de 2017, se le observa portando una máscara antigás en medio de las protestas que se hicieron en contra de la destitución de la presidenta Dilma Rouseff.

Indianarae gritaba a los manifestantes que no huyeran y que resistieran los gases lacrimógenos que arrojaba la policía con el fin de desalojarlos de la sede del gobierno local. “Resistir, resistir, resistir, no se vayan”, gritaba. Al final, la plaza se desocupa, solo quedan les travestigéneres. 

Esa resistencia solitaria en medio de tanta adversidad hizo que Indianarae asumiera una actitud con los partidos de izquierda que, a su criterio, han tenido dificultades para construir un proyecto de resistencia incluyente con un compromiso por la liberación de todos los grupos sociales. 

“En Brasil, la izquierda mostró que no tiene un proyecto de inclusión de la comunidad LGBTIAQPNB+ y principalmente de las personas trans”.

S: ¿Cómo es su diálogo con el feminismo? 

I.S.: Yo no dialogo mucho con las feministas radicales. Son quienes más atacan a la comunidad trans en Brasil. Es surreal que ellas no entiendan que al atacarnos no le están haciendo ningún trabajo al feminismo o a las poblaciones vulnerables. (Ver: Transfeminismos latinoamericanos: sororidad, resistencia y cambio social).

Al contrario, están fortaleciendo las estructuras machistas. Tengo amigas feministas que no son radfem ni TERF. Ellas son lesbianas y bisexuales y con ellas construyo, pero generalmente con las mujeres cisgénero, heterosexuales es muy difícil porque parece que tienen una dependencia del patriarcado y del machismo. 

S: ¿Qué sería lo más difícil del diálogo con las llamadas feministas radicales?

I.S.: Ellas acusan a las mujeres trans de reproducir un patrón de feminidad que oprime a las mujeres. Cuando nos estábamos desidentificando como hombres la única figura para identificarnos era la mujer cisgénero. ¿Y quién era el patrón de esa mujer cisgénero? Quienes tenían que deconstruir eso eran ellas. (Ver: “Desde que las niñas son rosadas y los niños azules, estamos jodidos”).

Les transvestigéneres acabamos reproduciendo el patrón de feminidad que había. Ahora somos nosotres quienes estamos deconstruyendo esos patrones de feminidad al decir que no es necesario tener unos senos grandes, cola de silicona, cirugía estética para ser considerada una persona transvestigénere o una mujer trans.

Cuando aparecí con mi barba, con mi candado que me dejé crecer, la gente se horrorizó. ¿Quiénes fueron esas personas horrorizadas? Pues las personas trans. ¿Por qué? Porque ellas también están reproduciendo un patrón de lo que es un cuerpo trans, basado en un cuerpo cisgénero.  

S: ¿Y cómo rompemos con esos patrones?

I.S.: Debemos recordar que nuestro cuerpo transvestigénere es diverso, incluso en relación con los cuerpos estandarizados como cuerpos trans. Esa amplitud, esas múltiples identidades que estamos construyendo las personas transvestigéneres, será la libertad de las nuevas generaciones que no necesitarán estar encerradas en cajitas ni aprisionadas en el patrón.

Eso significa usar el cuerpo como un tanque de guerra. Yo hice una canción que habla de que mi cuerpo es un tanque de guerra pintado de color rosa: queríamos vivir en paz, pero acabamos teniendo que usar nuestros cuerpos como un arma de guerra.

No hubiéramos querido que fuese así, pero con esto generamos rupturas. Más adelante, cuando te das cuenta, cambiaste la trayectoria de la sociedad y esta se tornó más incluyente, más libre y más segura.   

Casa Nem: un quilombo urbano de resistencia

La Casa Nem es un espacio de resistencia en el corazón de Río de Janeiro. Un lugar para personas transvestigéneres donde pueden vivir en libertad sus cuerpos, deseos y existencias. Indianarae ha sido una de las pioneras en la construcción de estos espacios para las personas trans, lugares que se han expandido por todo Brasil.

Indianarae ayudó a fundar la REBRACA, la red brasilera de casas de acogimiento para personas trans, la cual agrupa 20 casas en todo el país. La Casa Nem fue la primera de ellas e Indianarae ha sido su guardiana y defensora.

Casa Nem es como los quilombos, aquellos lugares de libertad hacia los que huían las personas negras que fueron esclavizadas en la colonia, lugares cimarrones para cuerpos trans que buscan libertad. 

S: ¿Qué significado tiene la Casa Nem para las personas trans de Río de Janeiro?

I.S.: Casa Nem es una casa de acogida que nació como un centro cultural multidiverso. Es un espacio que es como un metaverso. Las personas solo consiguen existir en ese espacio. Fue un espacio de contacto con el público, un espacio de formación política, un espacio de formación social para las personas, allí llegaban personas de varios lugares del mundo… Y podían hacer su transición.  (Ver: Miluska Luzquiños, transfeminismos por los caminos del Perú).

También llegaban personas LGB que encontraban su identidad en medio de mucha libertad. Yo tenía miedo de que las personas salieran con esa libertad que absorbían dentro de aquel espacio, porque por fuera no era posible vivir así. 

La casa pasó por varios momentos de transición y hoy tienen un espacio cedido por el gobierno del Estado de Río de Janeiro pero la lucha para mantener ese espacio ha sido ardua.

Otros espacios de resistencia que he ayudado a fundar son el Instituto Trans da Maré, dentro de la mayor favela de Río y Kocina Nem, un restaurante popular que ofrece comida vegana y que se ha constituido en una experiencia de generación de ingresos basada en la autonomía, el respeto a los derechos de los animales y el empleo de personas trans y no binarias. 

El veganismo es una forma de ser coherente con el discurso político de lucha contra todas las formas de opresión. Ser vegane es tener una conciencia de respeto a la vida y el hecho de que te puedas dormir sabiendo que no haces parte de una cadena de opresión que mata es liberador. 

S: Hablemos del proyecto Prepara Nem, ¿cómo funciona?

I.S.: Es un preuniversitario para incluir travestis y transexuales en las universidades de Brasil. Nos tocó abrir este espacio porque hasta los preuniversitarios para personas LGBTIAQPNB+ eran opresores con las personas transvestigéneres.

Ellos no entendían la necesidad de un baño sin género, no entendían la necesidad del reconocimiento del nombre, la necesidad del no binarismo, de un lenguaje neutro. Prepara Nem busca abordar todo eso. Es un lugar que prepara a les estudiantes trans a ingresar a la universidad y a profesores voluntarios que deseen adquirir una formación nueva y diferente a la tradicional. (Ver: Baños mixtos: una apuesta por la inclusión).

Los profesores de Prepara Nem acaban convirtiéndose en profesores más inclusivos. Hoy tenemos más de 60 personas trans que pasaron por Prepara Nem y que ya están graduadas y con diploma universitario. Nuestro próximo sueño es crear la Universidad Nem de la Vida, un espacio de formación universitaria propia de la comunidad.

S: ¿Cómo has mantenido la fuerza en medio de la desesperanza?

I.S.: Sabemos que existen diferencias entre nosotres, pero ellas no pueden borrar lo que somos: personas transvestigéneres. Esto es lo que nos debe unir. Nuestra seguridad, protección y nuestra lucha por derechos tornan a la sociedad más incluyente, más segura para todas las personas.

Ni siquiera pasar como una persona cisgénero te protege. Pasar te puede proteger de la muerte en determinado momento, pero no te libra de la soledad, de la depresión. Tenemos que encontrarnos, crear espacios de resistencia, ustedes deben crear espacios de convivencia como si fuesen las malocas de las comunidades indígenas. Construyan esas tribus, creen esos espacios donde puedan ser libres.

S: ¿Cuál es su utopía transvestigénere?

I.S.: Quien construirá el nuevo mundo somos nosotres, nuestros cuerpos revolucionarios que dejarán para la posteridad una sociedad justa, inclusiva, libre y segura.

“Somos el camino de la lucha y de la revolución que nace de nuestros cuerpos”.

La revolución necesita ser hecha con amor, afecto, seguridad e intercambio. Pero si toca, tenemos que hacerla también con fuerza, piedras y fuego. Necesitamos llevar esa lucha hacia adelante y para eso necesitamos tener seguridad, principalmente seguridad psicológica.

Esta seguridad es muy necesaria para nuestra comunidad, pues en nuestras mentes también ocurre una lucha en contra de lo que nos fue implantado por la sociedad.

Esta lucha será constante. Es probable que no conozcamos más la paz, esa que da vivir en una sociedad segura, pero tenemos la obligación de dejar esto para quienes vengan después. Luchamos por el futuro.  (Ver: “Venimos a dejar el mundo mejor de como lo encontramos”).

HBS
Contenido producido por Sentiido en cooperación con Heinrich Boll Stiftung.

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