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A la izquierda, el escritor y docente Enrique Serrano. Lo acompaña el periodista Mauricio Arroyave quien fue el moderador del foro “Los itinerarios de la igualdad en Colombia: matrimonio y adopción para parejas del mismo sexo”, en el que Serrano participó.

No estoy en contra de las personas homosexuales, pero…

El escritor y docente Enrique Serrano afirmó en un reciente foro que no está en contra de las personas homosexuales. Sin embargo, se refirió a esta orientación sexual como una ideología y aseguró que la sociedad no está lista para reconocer su igualdad.

Enrique Serrano es un escritor colombiano que nació en Barrancabermeja (Santander) en 1960. En 1997 publicó su primer libro: La marca de España. Después vinieron otros como De parte de Dios (2000), Tamerlán (2003), Donde no te conozcan (2007), El hombre de diamante (2008) y La diosa mortal (2014).

Serrano, además, es profesor e investigador de las facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario en Bogotá. Hace unos días, fue uno de los panelistas del foro: “Los itinerarios de la igualdad en Colombia: matrimonio y adopción para parejas del mismo sexo”.

El evento fue organizado por el Grupo Rosarista de Interés en la Identidad Sexual (GRIIS) en asocio con el Observatorio de la opinión y de la información de interés público (OPIP), de las facultades de Ciencia Política y Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

En este escenario, Serrano afirmó que él no está en contra de las personas homosexuales ni de la igualdad de derechos. “Es legítimo que los tengan y a este paso los van a obtener rápidamente”, señaló.

Sin embargo, durante el evento pronunció varias frases que resultan muy discutibles. Teniendo en cuenta que muchas personas coinciden con su punto de vista, Sentiido comparte 10 de sus afirmaciones acompañadas de un breve análisis.

1. Se ha difundido la idea de que quienes se oponen a que las parejas del mismo sexo puedan casarse y adoptar, responden a prejuicios o a posturas conservadoras:

Los argumentos de Serrano:

  • La única manera de entender la oposición a la igualdad de derechos de las personas LGBT, es afirmar que quienes están en contra son ultraconservadores o prejuiciosos. Esta es una manera injusta de “sacarle el cuerpo” al hecho de que la sociedad ha cambiado muy rápido y no ha tenido tiempo de asimilar los cambios.
  • La oposición obedece a razones históricas. Desde que nació, la sociedad colombiana ha sido católica. También es conservadora. Esa visión de la vida podría llamarse “la colombianeidad”, con sus contradicciones y violencias incluidas.
  • La perspectiva de “la colombianeidad” no ha sido entendida por los periodistas ni por las personas que promueven las ideas políticas de la igualdad.

Otros puntos de vista:

Buena parte de quienes se oponen a que las parejas del mismo sexo puedan casarse y adoptar, acuden a argumentos religiosos. Justamente lo que buscan quienes promueven la igualdad LGBT es que esas creencias, de carácter personal, no afecten un debate orientado al reconocimiento de los derechos de una minoría.

No se trata de que las personas que no están de acuerdo tengan que cambiar de religión o dejar a un lado sus opiniones, sino de evitar que esas creencias afecten una discusión sustentada en el artículo 13 de la Constitución de Colombia que señala que todas las personas son iguales ante la ley.

El senador Armando Benedetti, quien también estuvo presente en el foro, afirmó que el objetivo no es que las personas LGBT tengan más derechos que otras, sino garantizar la igualdad propia de una democracia.

“Este es un Estado laico que debe respetar las diferentes opciones religiosas y orientaciones sexuales. Si no se busca la misma libertad para todos, estaríamos en una dictadura”, aseguró.

El hecho de que Colombia sea un país tradicionalmente conservador y católico, no significa que estas características puedan utilizarse como argumento para perpetuar la discriminaciónMauricio Albarracín, director de la ONG Colombia Diversa, y quien también participó en el foro, aseguró que la tradición no puede ser una excusa para justificar la exclusión.

Por otra parte, referirse a una idea como la “colombianeidad”, sería admitir que las personas nacidas en este país tienen características fijas que no pueden transformarse, tales como la violencia, la corrupción o las “coladas” en Transmilenio.

Solo con dar una rápida mirada a la historia de las religiones, puede verse cómo las sociedades han cambiado sus costumbres con los años y países que antes se consideraban católicos, ahora cuentan con una pluralidad de prácticas espirituales.

2. La promoción de los derechos de las personas LGBT se muestra como una forma de ser más “internacional, cosmopolita y abierta”:

Los argumentos de Serrano:

  • La promoción de los derechos LGBT se presenta como una forma de ver la vida. Sin embargo, es algo que se ha adoptado recientemente del exterior.
  • Es muy difícil que las personas mayores de 50 años o que crecieron con la idea de que ser homosexual es terrible, cambien de opinión de un día para otro.

Otros puntos de vista:

Quienes promueven la igualdad de derechos de las minorías no necesariamente buscan ser reconocidos como “cosmopolitas” o “internacionales”. Pero si así fuera, ¿qué pasaría? En últimas, esto respondería a un interés personal y no representa una amenaza para los derechos de otros. Lo importante, además, son los cambios que puedan lograr.

O ¿importará que Nelson Mandela o Martin Luther King hayan sido vistos como “cosmopolitas” o “internacionales”, teniendo en cuenta lo que lograron?

El tema de fondo es reconocer que en Colombia existen tratos discriminatorios fundamentados, entre otras cosas, en la orientación sexual y en la identidad de género. De ahí que uno de los objetivos de los activistas sea lograr que las diferentes instancias del Estado cumplan con los preceptos de igualdad y libertad establecidos en la Constitución.

Por otra parte, hay muchas personas mayores de 50 años que crecieron con la idea de que no está bien ser homosexual, pero que han cambiado de idea al aceptar a sus hijos, vecinos, compañeros de trabajo, hermanos o amigos como son. Así que ¿por qué quedarse en que por su edad o educación, habrá quienes no lo entenderán? El objetivo, más bien, es buscar los mecanismos para que puedan hacerlo.

Según María Mercedes Gómez, coordinadora para Latinoamérica y el Caribe de la International Gay and Lesbian Human Rights Commission, como los prejuicios no tienen fundamento, es posible superarlos. Finalmente una persona ve o cree una cosa, pero el conocimiento determina otra.

3. Lo LGBT debe ser discutido como un tema político o como una herramienta que utilizan una serie de individuos que se dicen representantes de esta condición, para alcanzar el poder:

Los argumentos de Serrano:

  • Las personas LGBT no están solas: tienen una parafernalia poderosa y una gran militancia alrededor del hecho de que la igualdad debe triunfar.
  • Quienes creen que la promoción de la igualdad de derechos es una iniciativa social que no tiene tintes políticos, se enfrentarán a serios problemas.
  • La hispanidad no puede despacharse solamente con leyes, pensando que estas modifican las sociedades: aunque contribuyen a hacerlo, no lo logran de manera inmediata y más bien producen confusiones muy grandes.
  • Para algunos, proteger a las personas homosexuales puede ser un acto de humanidad o de sensatez, pero hay mucha gente que no cree eso.

Otros puntos de vista:

Aunque no lo dijo de manera precisa, Serrano insinuó que la búsqueda de la igualdad para las personas LGBT obedece a una agenda política que busca el poder. Algo así como una fuerza al margen de la ley que persigue este objetivo para imponer una presunta “filosofía de vida”.

Mauricio Albarracín, de Colombia Diversa, explicó que uno de los objetivos del movimiento LGBT es lograr que el Estado garantice el ejercicio de aquellas formas de vida que no afectan los derechos de terceros: no se puede imponer una sola, con el argumento de que es la mayoritaria.

“Las personas LGBT venimos de una historia de exclusión legal. Hasta 1980 ser homosexual era delito. Y durante muchos años estas personas fueron excluidas de la docencia, la función notarial y las fuerzas militares”, afirmó.

Según Albarracín, se busca eliminar dos más de las exclusiones de las que han sido víctimas: la imposibilidad de casarse y de adoptar menores. “Todos tenemos derecho a conformar una familia que sea reconocida y protegida por el Estado”.

El tema no es, como lo propone Serrano, “proteger a las personas homosexuales” como si se tratara de un gesto humanitario. De hecho, esta población no busca actos de misericordia, sino que el Estado garantice el mandato constitucional de que todas las personas son iguales ante la ley.

Como bien lo afirma el escritor y docente, los cambios no llegan exclusivamente de la mano de las leyes, pero estas son parte importante del proceso. Por ejemplo, resultan de utilidad para enfrentar a funcionarios públicos que, como el procurador Alejandro Ordóñez, se valen de sus cargos para tratar de imponer sus creencias personales.

4. Calificando de viejos atrasados y ultraconservadores a quienes se oponen a los derechos LGBT, no se arregla el problema:

Los argumentos de Serrano:

  • Es razonable que sean los jóvenes quienes más promuevan las ideas de igualdad de derechos, pero burlándose de quienes se oponen, lograrán un efecto contrario. Lo primero que deberían dejar de hacer es ridiculizar a quienes no pueden concebir que una persona sea homosexual.
  • Quienes están a favor de la igualdad de derechos LGBT, no están tratando con respeto a la gente religiosa. Hay una discriminación progresiva que está creando un fundamentalismo laico: creer que una persona secular o laica es superior a una que sigue una religión.

Otro punto de vista:

Aunque Serrano tiene razón en que los insultos entorpecen cualquier debate, el profesor olvidó mencionar que las agresiones verbales no provienen solamente de algunas personas LGBT sino de quienes se oponen a la diversidad sexual y de género. Basta con recordar episodios como el del senador Roberto Gerlein o el del concejal de Bogotá Jorge Durán Silva.

También es cierto que muchas de las personas que siguen una religión califican como “moralmente inferiores” o “enfermos”, a quienes no se ajustan a sus creencias.

Adicionalmente, algunos de los líderes de movimientos religiosos han llegado al poder, con el propósito de que el Estado legisle según sus preceptos.

5. Oponerse a los derechos de los homosexuales o de las minorías actualmente es impresentable:

Los argumentos de Serrano:

  • Si alguien se pone de pie en un escenario para decir que ser homosexual es inmoral, quedaría en ridículo y sufriría de una severa sanción social.
  • No se puede afirmar que quienes se oponen son unos “imbéciles” o “radicales del pasado”.
  • Esta no es una discusión exclusivamente jurídica: involucra el uso político de la secularidad en un debate ideológico.

Otro punto de vista:

A pesar de que la frase suena sensata, Serrano la dijo a manera de injusticia, reclamando que fuera mal visto que una persona censure a otra por su orientación sexual o identidad de género.

Al escritor y profesor le sorprende que la mayoría de personas rechacen la discriminación. O por lo menos, esta sería una manera de calificar el hecho de que, en un auditorio, una persona se ponga de pie para decir que no está de acuerdo con que las personas LGBT tengan igualdad de derechos.

El problema de fondo es que Serrano se refiere a las lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT) como si formaran parte de una ideología, como el liberalismo o el nacionalismo. Serrano pareciera entender la orientación sexual y la identidad de género como un asunto de adeptos o de “convencidos” y no como una de las tantas dimensiones de los seres humanos.

6. En las transiciones rápidas siempre hay riesgos y malas interpretaciones:

Los argumentos de Serrano:

  • En las transiciones rápidas se produce un fenómeno llamado “la espiral del silencio”: cuando una persona tiene una convicción que otras miran como negativa, en lugar de cambiar de opinión, se queda callada.
  • En Bogotá se puede hablar con tranquilidad de ser LGBT, pero no sucede igual en otras ciudades del país como Villavicencio o Bucaramanga.
  • La transición que se está viviendo respecto a los derechos de las personas LGBT ha sido rápida y, cuando esto sucede, queda mal.
  • Una transición más sobria implicaría no burlarse de las personas que no están de acuerdo o que no pueden concebir la homosexualidad.

Otro punto de vista:

Serrano manifestó que el reconocimiento de los derechos de las personas LGBT estaba sucediendo muy rápido y que los cambios acelerados terminan mal. Sin embargo, nunca mencionó cuál sería, en su concepto, el periodo de tiempo apropiado ni tampoco sustentó su posición con casos concretos donde esto haya sucedido.

Ahora, ¿qué es rápido para Serrano? El reconocimiento por la igualdad de derechos, al menos de los hombres homosexuales, lleva 35 años en Colombia. ¿Cuánto tiempo será necesario esperar para que la sociedad “esté lista”?

¿Qué se le puede responder a una pareja del mismo sexo que quiera casarse y adoptar? ¿Qué debe esperar décadas hasta que la sociedad acepte que negar derechos es un acto de discriminación?

Como lo mencionó Serrano, el respeto por la diversidad sexual va más allá del ámbito jurídico. También es un asunto de vida. Según el más reciente informe de la ONG Colombia Diversa, en 2012 se registraron 105 crímenes contra personas LGBT.

Sería más que extraño decirles a una lesbiana que fue violada por su orientación o a una persona trans a quien le desfiguraron la cara a golpes por su identidad, que por favor esperen 10 o 20 años para reclamar justicia, porque la sociedad “no está lista” para aceptarlas como son.

7. El trato que recibe el procurador Alejandro Ordóñez demuestra que hay violencia contra quienes se oponen a determinadas ideas:

Los argumentos de Serrano:

  • El procurador es un obstáculo en el camino de las personas LGBT y muy pronto se desharán de él y de los demás que encuentren.
  • Los medios de comunicación y las ONG están a favor de estas iniciativas.

Otro punto de vista:

Serrano abordó los cuestionamientos que recibe Alejandro Ordóñez, procurador general de la Nación, por utilizar su cargo para promover sus creencias personales. Sin embargo, no mencionó cómo Ordóñez aprovecha su posición para convertirse en una de las barreras más grandes que actualmente tiene la igualdad de derechos para las personas LGBT -y las mujeres- en Colombia.

El problema no es que el procurador asista a un determinado templo o que se identifique con el ala más conservadora de la Iglesia Católica. La Constitución garantiza y protege la libertad de cultos.

El problema es que una de las funciones de su cargo es defender los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin embargo, el procurador a través de la entidad que lidera persigue a las parejas del mismo sexo que quieran casarse y presionó a los notarios para que no celebraran matrimonios.

Serrano lamenta que la mayoría de medios de comunicación y de ONG estén a favor de la Constitución de 1991. O de qué otra manera podría interpretarse su inconformidad respecto a que “todos los medios” rechacen que las personas sean discriminadas por su orientación sexual o identidad de género.

8. La sociedad tiene unos valores que no puede abandonar de la noche a la mañana:

Los argumentos de Serrano:

  • Los valores relacionados con la procreación y la sexualidad están profundamente arraigados y es natural que parte de la sociedad tenga problemas para asimilar la homosexualidad.
  • No pensar en la transición sino imponer estas ideas con la mayor celeridad posible, causa que parte de la población se quede callada porque no tiene una posición clara al respecto.

Otro punto de vista:

Sin tener en cuenta si parte de la sociedad no está lista para convivir en igualdad de condiciones con otros, para allá debe avanzar el país. La igualdad jurídica, explicó el senador Benedetti, no busca convencer a unas personas o lograr que cambien de parecer, sino dirimir injusticias y evitar desigualdades y discriminaciones. “No se legisla para agradar a una mayoría”, afirmó.

El objetivo del movimiento LGBT no es que las personas se sientan obligadas a dejar de lado sus creencias sobre la sexualidad o la procreación, sino lograr que se respeten las posiciones y derechos de los demás.

9. Hay que hablar de la homosexualidad, pero sin militar en ella:

 Los argumentos de Serrano:

  • Es mejor referirse a la homosexualidad como un asunto de la sociedad.
  • La promoción de la homosexualidad se ha vuelto una moda y una manera de ser desafiante y agresiva.
  • Hoy se vende muy bien la idea de tratar de imponerse, especialmente en la gente joven, que lo hace con descaro y con el ánimo de retar.

Otro punto de vista:

Serrano habla de “militar en la homosexualidad”, como si las personas diversas sexualmente pertenecieran a un ejército. Sin embargo, no dio pruebas de la existencia de reglamentos, manifiestos y uniformes que constataran que la población LGBT se “inscribe” en una militancia obligatoria.

Aunque Serrano escogió con cuidado cada una de sus palabras, no es difícil entrever que cuestiona el trabajo de los activistas. Así lo demuestra el hecho de referirse a la búsqueda de la igualdad como una moda o una imposición.

Pareciera desconocer la realidad de muchas personas LGBT que son víctimas de violencia en instituciones educativas, espacios públicos y ámbitos laborales, entre otros.

10. El país no está listo para respetar las libertades individuales:

Los argumentos de Serrano:

  • La manera en que se busca el cambio, ligado a proyectos políticos, es muy agresiva.
  • Un 30 por ciento de la población está a favor de la igualdad de las personas homosexuales, pero el 70 por ciento restante no.

Otros puntos de vista:

Justamente porque buena parte de la sociedad no está de acuerdo con el hecho de que las parejas del mismo sexo puedan casarse y adoptar es que se busca que el Estado garantice sus derechos. El hecho de que en Colombia exista discriminación, no se puede utilizar como argumento para perpetuarla.

“Más allá de la igualdad de derechos, el tema de fondo es qué tipo de Estado queremos: ¿uno que les diga a las personas de quiénes enamorarse o con quiénes acostarse? Yo prefiero uno que les permita hacer lo que quieran mientras no afecten los derechos de las demás”, afirmó el senador Benedetti.

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