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Nuestras hijas y su felicidad

Una pareja comparte su experiencia de tener dos hijas: una heterosexual y otra no. Su propósito es ayudar a otros padres de familia a que comprendan y valoren esta situación.

Por: Jorge Orlando y Carmen Elisa.

Nuestra experiencia como padres de una hija no heterosexual en una ciudad pequeña de Colombia fue al principio bastante difícil.

En la sociedad en la que fuimos criados no hay respeto por la diversidad no sólo desde el punto de vista sexual sino de razas, credos y creencias políticas.

Al principio nos sentimos confundidos y al hablar de la orientación sexual de nuestra hija con personas cercanas nos decían que lo más seguro era que ella estaba confundida, que esperáramos a que algún muchacho la pretendiera y seguramente  ella se iba a interesar y a dejar atrás la idea de su orientación gay.

Por un tiempo pensamos que esto podía llegar a suceder pero cuando hablábamos con ella nos encontrábamos con una persona plenamente identificada. En ocasiones devolvimos la película y la veíamos cuando era niña: a partir de los 8 o 9 años, por ejemplo, a ella le encantaban los juguetes que en nuestra sociedad están orientados a los niños.

Lo que ella quería se lo dábamos y más adelante llegamos a recriminarnos haberlo hecho. Pensábamos que esto había contribuido a que ella se inclinara por “cosas de niños”.

Había ocasiones en que cuando se le ponía un vestido y la gente le decía que cómo estaba de linda, ella se molestaba y nosotros siempre les pedíamos a los demás que por favor no le dijeran nada para que ella no quisiera quitarse el vestido. Todos estos hechos nos hacían sentir culpables.

A pesar de todo, desde el principio nos dedicamos a que ella se sintiera aceptada y acompañada en nuestro hogar. Sin embargo nuestra hija daba muestras de inconformidad y cierta tristeza en su diario vivir. El entorno tan intolerante en una ciudad tan pequeña y de arraigados valores conservadores le afectaba permanentemente.

Pero durante mucho tiempo sentimos que no lográbamos acercarnos lo suficiente a ella para entender qué era lo que realmente estaba sucediendo en su interior. En nuestra ciudad no había muchos recursos para padres como nosotros.

No teníamos con quién hablar, sabíamos poco sobre las diferencias entre orientación sexual, identidad de género y sexo, y la mayoría de lo que “sabíamos” de las personas no heterosexuales estaba lleno de estereotipos negativos que nos preocupaban y avergonzaban.

Con el tiempo, el cambio de domicilio a una ciudad más grande y el paso de nuestra hija por la universidad lograron que creciera  personal e intelectualmente y que todos como familia nos educáramos más en temas de diversidad.

Hoy en día nuestra hija es una persona segura y capaz de afrontar las distintas situaciones que se le presentan, y nosotros somos una familia orgullosa que exige respeto por todos sus miembros.

Por otro lado, una forma en la que tratamos de apoyar a nuestra hija es socializando con nuestros familiares y amigos su orientación sexual. De hecho, cuando sentimos que alguien necesita apoyo para asumir la orientación sexual de un hijo, así no sea amigo o conocido, compartimos nuestra experiencia de manera franca y decidida. Estamos seguros de que eso ha ayudado a más de una persona que se ha acercado a nosotros.

En nuestra experiencia, hemos encontrado que hablar francamente del tema no sólo brinda apoyo a muchas personas que se sienten incómodas y confundidas, sino que una de las mejores maneras de cortar el morbo de la gente es asumiendo con entereza la orientación de nuestros hijos, sobrinos, amigos, tíos, etc. Pero, como padres, todavía nos preocupan muchas cosas.

En la sociedad existen personas con un nivel de homofobia elevado y el temor que tenemos es que esta clase de personas puedan llegar a atentar contra la integridad de nuestra hija.

Además, nos molesta la discriminación en aspectos laborales, el no reconocimiento de los derechos civiles a las parejas del mismo sexo, el que las personas con orientaciones sexuales diversas sean juzgadas como pervertidas o enfermas, y en general las posturas retrogradas de algunas personas.

Respecto al debate del Matrimonio Igualitario, creemos que a pesar de que no pasó en el Congreso, se están dando pasos firmes y en un futuro no muy lejano vamos a lograr que la sociedad le dé el SÍ a estas uniones para que nuestras dos hijas—no sólo nuestra hija heterosexual—tengan la posibilidad de formar una familia con hijos, si así lo desean, y se les garanticen todos los derechos que la sociedad y el Estado deben proteger.

Así, creemos que como padres —de heterosexuales y también de personas con orientaciones sexuales diversas— debemos fomentar respeto por todos los seres humanos,  independientemente de la orientación sexual, y debemos exigirle a nuestra familia, comunidad y Estado RESPETO para todos.

Postdata: con inmenso amor para nuestras hijas Silvia y Mariajo.

One thought on “Nuestras hijas y su felicidad

  1. Jorge y Carmen Elisa, reciban nuestra más profunda admiración y respeto, Nosotros también nos sentimos muy orgullosos de las hijas que han formado cómo excelentes seres humanos, con grandes valores y un corazón inmenso, desde niñas han sido muy maduras en su actuar y pensar, hermosas por dentro y por fuera, también las amamos a nuestra Científica y a nuestra Mariajo, que Dios las bendigan y protejan siempre y les depare toda la felicidad del mundo… Un abrazo gigante… Hernando Durán S, Luz Stella Prada e hijos….

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