Nuestro sitio usa cookies de terceros para permitirnos elaborar estadísticas sobre las visitas y gestionar el envío de nuestras newsletter. Más información aquí.
ACEPTAR
educación sexual

“Papás y mamás están más a favor de la educación sexual de lo que se ha hecho creer”

Está en trámite en el Congreso de Colombia un proyecto de ley que busca garantizar la educación sexual integral en el país. Pero también cursa otro que busca limitarla.

Por Sebastián Esguerra*
Ilustración Hansel Obando para Sentiido.

La única educación sexual que recuerdo haber recibido en el colegio fue una tímida explicación sobre las partes del cuerpo, imágenes de los órganos reproductivos con letreros de los que nos burlábamos con mis compañeros -la palabra “falopio” nos parecía muy graciosa- y un “los adultos no te pueden tocar sin permiso” que recuerdo borrosamente de mi primaria. (Ver: La educación sexual es un proceso, no una charla de un día).

Sin embargo, eso parece ser más información de la que la mayoría de las personas recibe en Colombia, a pesar de que la Ley general de educación (Ley 115 de 1994), establece que en todos los establecimientos oficiales o privados que ofrezcan educación formal, es obligatorio cumplir con la educación sexual impartida de acuerdo con las necesidades psíquicas, físicas y afectivas de los estudiantes según su edad. Esto, desde la educación preescolar y básica hasta la educación media  y superior. (Ver: 6 respuestas a un familiar homofóbico).

El Artículo 13 de la Ley General de Educación establece, entre otros, que en cada uno de los niveles educativos se debe impartir una formación encaminada a desarrollar una sana sexualidad que promueva el conocimiento de sí mismo.

La educación sexual integral es necesaria, entre otras cosas, para que las infancias tengan herramientas para diferenciar el gesto de afecto de un ser querido de un abuso sexual.

Pero en la práctica el cumplimiento de esta ley ha sido muy deficiente. Por esto, un grupo de legisladores ha unido fuerzas en el Congreso para fortalecer la educación integral en sexualidad. El grupo está liderado por Alejandro García, representante a la Cámara por la Alianza Verde, uno de los actuales abanderados del proyecto de Ley 229 de 2021. 

García explica que esta iniciativa busca retomar los conceptos de la UNESCO y actualizar los contenidos que actualmente se imparten en el país, entendiendo que la educación sexual es necesaria para, entre otras cosas, la prevención del embarazo adolescente y para conocer los diferentes métodos de planificación. 

Pero ¿qué dice la UNESCO exactamente sobre este tema? Que la educación sexual integral o educación integral en sexualidad (EIS), es “un proceso que se basa en un currículo para enseñar y aprender acerca de los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad“.

Su objetivo es preparar a infancias y jóvenes con conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para su salud, bienestar y dignidad, para desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas, considerar cómo sus elecciones afectan su propio bienestar y el de otras personas y entender cuáles son sus derechos y asegurarse de protegerlos. 

Según la UNESCO, la educación integral en sexualidad, se imparte con base en un currículo estructurado, con un enfoque de derechos humanos e igualdad de género.

A pesar de todos los beneficios de la educación sexual, el proyecto de ley no ha sido bien recibido por el Congreso. Mientras sus detractores usan un variado abanico de estrategias para desinformar, los promotores de esta iniciativa han enfocado sus esfuerzos en las grandes reformas presentadas por el Gobierno porque les dan más prensa. (Ver: Qué es el fundamentalismo religioso y qué implica realmente).

Lo que caracteriza a la educación integral en sexualidad, según la UNESCO, es que es científicamente precisa, gradual y adecuada a cada edad, a cada etapa del desarrollo y a cada contexto.

En contextos familiares, niños, niñas y adolescentes, experimentan múltiples formas de violencia, predominando la física y psicológica”, informe de la Defensoría del Pueblo de 2019 sobre discriminación y violencias basadas en género.

Crónica de una ley pendiente

Con el Paro Nacional de 2021, múltiples sectores del país, en especial los medios y los grupos políticos, reconocieron los reclamos de la juventud que se había empezado a movilizar desde 2019. (Ver: Las mujeres paran).

A modo de respuesta, un grupo de congresistas convocó a una serie de encuentros en el país denominados: “Los jóvenes tienen la palabra”. (Ver: Así vivió la pandemia la juventud LGBTIQ de Colombia).

Como resultado de esta iniciativa surgieron cinco proyectos de ley presentados ante la Cámara de Representantes de la legislatura anterior, entre ellos, el proyecto 229 de 2021

El 30 de marzo de 2022, el proyecto fue aprobado en primer debate por la Comisión Sexta y pasó a segundo debate en plenaria de la Cámara. Fue allí cuando se complicaron las cosas.

Tras las elecciones y la posesión del nuevo Congreso, los representantes Alejandro García (Alianza Verde), Susana Gómez (Pacto Histórico) y Dorina Hernández (Soy porque somos) retomaron el proyecto y encabezaron su discusión. El debate fue convocado para el 16 de noviembre pero la presión de la oposición no se hizo esperar.

La autodenominada “bancada por la vida” propagó información a medias, descontextualizada o deliberadamente errada con el fin de despertar miedo y contribuir a que el proyecto fuera archivado ese día. (Ver: 6 respuestas para los opositores a la educación sexual).

Al percatarse de esta estrategia, congresistas del Pacto Histórico abandonaron el recinto y lograron que el debate se aplazara por falta de quórum.

Los fantasmas de la ideología de género

El representante Luis Miguel López (Partido Conservador) ha sido uno de los principales detractores de este proyecto de ley a favor de la educación sexual.

Ese 16 de noviembre, durante el debate, López twitteó: “Algunos congresistas decidieron romper quórum de plenaria de la Cámara para evitar archivo del proyecto de ley de Educación Sexual. Cuando no hay argumentos, se acude a maniobras dilatorias para aplazar discusiones. Seguimos en la lucha #ConMisHijosNoTeMetas”. (Ver: Es urgente proteger a la niñez de la ignorancia existente sobre la diversidad sexual y de género).

En Colombia, el discurso #ConMisHijosNoTeMetas arribó con las votaciones del plebiscito por la paz, en 2016. Las difamadas cartillas del Ministerio de Educación de aquel entonces fueron el chivo expiatorio elegido por este grupo para introducir términos como “ideología de género” a la discusión pública en el país. (Ver: Lo que dejó el debate de los manuales de convivencia).

El concepto “ideología de género” fue creado por grupos conservadores fundamentalistas para alimentar el fantasma de una “gran conspiración internacional” que pretendería  “homosexualizar a los niños” y que avivó actitudes discriminadoras en la sociedad.

El proyecto de ley que se opone a la educación sexual integral obstaculiza una formación rigurosa para la prevención del abuso sexual, del embarazo adolescente, del suicidio y del bullying

Por todo esto, era de esperarse que un proyecto de ley que busca garantizar la educación integral en sexualidad no pasaría desapercibido, sobre todo, cuando el proyecto incluye: “el Ministerio de Educación Nacional verificará que los Manuales de Convivencia del país que no hayan sido revisados o que se hayan expedido recientemente, incorporen los estándares de respeto y ejercicio de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos de los estudiantes, que promuevan el respeto por la diversidad, la promoción de la igualdad y la prohibición de toda forma de discriminación”. (Ver: 5 claves para entender el enredo de los manuales de convivencia).

Atendiendo a la narrativa del expresidente Álvaro Uribe de la supuesta “injerencia del Estado” en un asunto que, para él, debe ser competencia de papás y mamás, un grupo de representantes de los partidos Conservador, Colombia Justa Libres y Mira, presentaron el proyecto de ley: “Los padres eligen”. (Ver: Gina Parody: sentí que tenía que ser más visible).

Dicho proyecto contempla que los padres se encargarán de revisar y aprobar los contenidos impartidos por el centro educativo y podrán elegir retirar a sus hijos de las clases de educación sexual en caso de que no estén de acuerdo con el programa. (Ver: “La familia y la escuela, donde más se vulneran los derechos de niños y niñas”).

¿Y ahora qué?

Ambos proyectos siguen en trámite en el Congreso.  Ante los fantasmas invocados por quienes se oponen a una educación sexual integral, la realidad demuestra que papás y mamás están más a favor de la educación sexual integral de lo que se cree. (Ver: Los pasos de gigante de la avanzada conservadora).

Decir que no están de acuerdo con esta educación es más una percepción que han creado quienes usan la educación sexual como una ficha política, quienes hacen creer que la sociedad tiene una fuerte resistencia a la educación sexual. Pero en realidad es completamente diferente”, dice el profesor Luis Miguel Bermúdez, quien ha implementado de manera exitosa un currículo de educación sexual integral en la Institución Educativa Gerardo Paredes, en Bogotá.

En Estados Unidos grupos antiderechos lograron echar para atrás el aborto. En Colombia no podemos cantar victoria en lo que creíamos que habíamos conquistado. Hay que estar alertas”, Alejandro García, representante a la Cámara.

Las familias están más de acuerdo con la educación sexual integral y de calidad que lo que los medios de comunicación nos hacen ver”, profesor Luis Miguel Bermúdez.

De hecho, las resistencias que muchas familias presentan a la educación sexual en los colegios están más relacionadas con su calidad deficiente, poca rigurosidad y sesgo religioso. (Ver: Rodrigo Uprimny: Dios sería el primero en defender el Estado laico).

Alejandra Carantón, madre de familia de una joven de quince años, opina: “tendría que haber una reforma en cuanto al perfil de los educadores que dictan esta materia. Ya ha pasado que a mi hija, que está en un colegio público, lo que le han dicho los profesores es una cosa muy ligada con creencias religiosas. No es una educación objetiva, sino subjetiva de acuerdo con las creencias que ellos tienen”. (Ver: Qué es el fundamentalismo religioso y qué implica realmente).

En este mismo sentido, Catalina Gutiérrez, madre de tres estudiantes, dos de ellos menores de diez años, dice: “A mí me encantaría que les dieran educación sexual a mis hijos, pero me da mucho miedo porque no confío en la óptica general hacia el tema que pasa por unas cuestiones muy importantes de autocuidado y de definición de sí mismo. Yo quiero que tengan mucha información bonita, tolerante y que puedan buscar esas definiciones de una manera exploratoria, curiosa y abierta”.

Lo cierto es que todas estas preocupaciones podrían ser subsanadas con una política pública que se encargara de implementar efectivamente un programa de educación sexual integral con base en información rigurosa, científica y atendiendo los estándares internacionales.

*Artista, profesor, marica, bogotano. Magíster en literatura de la Universidad de Los Andes. En 2021 su tesis de maestría sobre la obra del autor chileno Pedro Lemebel, recibió la distinción de tesis meritoria. Estudia una maestría en escritura creativa en el Instituto Caro y Cuervo. Colaborador en Sentiido.

Deja un comentario

¿Qué piensas sobre este artículo?

Newsletter Sentiido