¿Una mujer puede abortar así su embarazo esté muy avanzado? ¿Los hombres tienen algún papel en esta decisión? Estas y otras preguntas surgen cuando el tema en discusión es la interrupción voluntaria del embarazo. Sentiido las responde.
Por los señalamientos y prejuicios que hay alrededor de la interrupción voluntaria del embarazo, el aborto es un tema del que pocas veces se habla abiertamente y del que muchas personas tienen más preguntas que respuestas, que no se atreven a formular.
En artículos recientes, Sentiido ha abordado algunas de las inquietudes más frecuentes: ¿despenalizar el aborto promueve la interrupción del embarazo?, quienes abortan, ¿atentan contra una vida? o ¿el aborto se está convirtiendo en un método anticonceptivo? Sin embargo, aún quedan otras preguntas que vale la pena resolver:
1. ¿Una mujer puede abortar así su embarazo esté muy avanzado?
En la sentencia C-355, con la cual se despenalizó el aborto en Colombia en tres situaciones, la Corte Constitucional no estableció un límite de semanas de gestación para acceder a este procedimiento.
Esta entidad actuó de acuerdo con los derechos fundamentales a la dignidad, la vida y la salud y estos no se pierden en uno u otro momento de gestación.
Mientras que el Congreso de la República en un proceso de regulación de la sentencia, no establezca un límite, es posible solicitar la interrupción en cualquier momento del embarazo. Por ahora es ilegal cualquier barrera que se le imponga a una mujer por este motivo.
Además, por la composición actual del Congreso tampoco hay garantías para tener allí un debate de altura que reglamente este tema. Y si se fijara un límite para interrumpir el embarazo, se estaría diciendo que las mujeres con un determinado tiempo de embarazo no tendrían los mismos derechos que otras.
Sin embargo, según Carolina Melo, politóloga y excoordinadora del colectivo La mesa por la vida y la salud de las mujeres, son tantas las barreras que existen para acceder a servicios de salud y el desconocimiento que tienen algunas mujeres sobre sus procesos biológicos, que les resulta difícil tomar una decisión sobre un embarazo no deseado en las primeras semanas de gestación.
También, hay mujeres que no conocen sus diagnósticos sino hasta muy avanzado el embarazo. Por ejemplo, aquellas de escasos recursos que no tienen acceso a los exámenes que se realizan durante el primer trimestre para detectar malformaciones fetales y por lo tanto se dan cuenta mucho más adelante.
“Otras situaciones son los casos de abuso sexual en zonas del conflicto armado donde si una mujer denuncia una violación matan a su familia”, señala Laura Gil, ginecóloga.
Los casos de interrupciones del embarazo que la organización La mesa por la vida ha acompañado, suelen estar entre la semana 15 y 20 de gestación, es decir con casi cuatro meses. “En ocasiones, algunas mujeres no sabían que estaban embarazadas, y en otros tomaron la decisión hasta ese momento”, agrega Melo.
Muchas veces las mujeres solicitan la interrupción desde el inicio del embarazo, pero en los servicios de salud las obligan a pasar de dependencia en dependencia hasta que terminan llegando a la semana 18 o 20. “Y cuando el caso se revisa, se evidencia que solicitaron el procedimiento desde la semana 6 u 8”, agrega Laura Gil.
Por todo eso, es importante tener en cuenta que la ley exige que las empresas prestadoras de servicios de salud dispongan de una ruta de atención clara para que las mujeres accedan sin obstáculos a la interrupción voluntaria del embarazo.
2. ¿Qué papel tiene el papá del ser en gestación en la decisión de abortar?
“Teniendo en cuenta que biológicamente la reproducción es una tarea fundamentalmente femenina, la última palabra frente a la interrupción voluntaria del embarazo recae en ellas”, explica Carolina Melo.
En otras palabras, debido a que el proceso de embarazo ocurre dentro del cuerpo de la mujer, solamente ellas deciden.
“En la medida en que el cuerpo de los hombres no está comprometido, que ellos nunca van a correr el riesgo de morirse o de que su salud se vea afectada, no podrán ser quienes decidan al respecto”, explica Mónica Roa, vicepresidenta de Estrategia y Relaciones Externas de la organización Women’s Link Worldwide.
En términos jurídicos, la Corte Constitucional ha dicho que el tema está en manos de las mujeres, pues son ellas quienes principalmente asumen la carga reproductiva y el trabajo de crianza.
Desde el punto de vista legal solamente se les puede preguntar a ellas si quieren o no interrumpir su embarazo.
Sin embargo, en muchos casos, antes de tomar una decisión, las mujeres discuten el tema con sus parejas (cuando el embarazo se da en un contexto de pareja). Ellos pueden opinar, pero serán ellas quienes decidan tener o no en cuenta su punto de vista. Por tratarse del cuerpo de la mujer, la última palabra está en ella.
Básicamente, explica Carolina Melo, la Corte busca que las mujeres tomen sus propias decisiones y evitar que el médico, el cura o sus parejas lo hagan por ellas.
“El único ser que tiene claro cuál es el impacto de una situación de embarazo sobre su vida es la mujer y no quienes miran la situación desde lejos”, señala Edgar Iván Ortíz, presidente de las federaciones colombiana y latinoamericana de ginecología.
Ninguna persona puede obligar a una mujer a actuar en contra de su conciencia y de sus creencias religiosas. A ninguna mujer católica, por ejemplo, se le podrá obligar a abortar si no quiere hacerlo.
La despenalización no significa que la interrupción voluntaria del embarazo sea obligatoria. “Cada mujer tiene derecho a decidir, a decir por ejemplo a mí me violaron pero elijo seguir con el embarazo. Y eso es legítimo”, afirma Mónica Roa.
Finalmente, Colombia es un Estado laico en el que se respeta la libertad de cultos y donde las diferentes creencias tienen espacio.
3. ¿Promover el aborto es irrespetar las creencias religiosas de las mujeres?
Lo importante, agrega Roa, es no imponer una sola creencia a todas las mujeres, sino que cada una tenga la libertad para tomar la decisión que quiera de acuerdo con su religión, ética o moral que practique y que cualquier decisión esté protegida por el Estado.
“Se debe garantizar que cada mujer pueda seguir adelante con la medida que tome, ya sea seguir con el embarazo o interrumpirlo”, Mónica Roa.
Ahora, la interrupción voluntaria del embarazo es fundamentalmente un tema jurídico teniendo en cuenta que en Colombia hay un mandato constitucional que les garantiza a las mujeres el acceso a este servicio como un derecho fundamental.
4. ¿Qué es más caro para el Estado: los abortos legales o las complicaciones propias de los abortos clandestinos?
Aunque en principio podría creerse que es más costoso para el Estado la atención de las complicaciones de los abortos clandestinos, es más cara la interrupción legal.
La explicación son las innumerables barreras de acceso que encuentran las mujeres a la hora de solicitar un servicio de interrupción legal: primero, tiene que verla el médico general y en muchos casos después vienen juntas médicas que no son necesarias, lo que implica pagar horas de trabajo de varios profesionales de la salud.
En ocasiones, de manera innecesaria remiten a la paciente a psiquiatría o a cualquier otro profesional de la salud para que evalúe la situación.
“En otros casos, los ginecólogos no conocen las técnicas de interrupción más adecuadas, eficientes, menos costosas e invasivas”, señala Carolina Melo. Entre estas están la aspiración manual endouterina (AMEU) y el Misoprostol, una pastilla segura y económica.
Finalmente, esas barreras son las que en últimas hacen que para el Estado colombiano resulte más costoso un aborto legal que atender una complicación de un aborto inseguro.