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“Ser lesbiana en la cienciología era estar muerta en vida”

Formar parte de la Iglesia de la cienciología le impidió a Michelle LeClair, una exitosa ejecutiva del mundo de los seguros en Estados Unidos, vivir durante 20 años su orientación sexual. Hoy, libre de presiones, comparte su historia con Sentiido.

Traducción: Melissa Garibello.

Hace unos años el nombre de Michelle LeClair era asociado con una de las firmas de seguros más grandes de los Estados Unidos. Eran los tiempos en que estaba casada con el actor Sean Seward con quien tiene cuatro hijos. Pero había un detalle de fondo: LeClair es lesbiana y llevaba años en la Iglesia de la cienciología, cuyo fundador y líder, el norteamericano L. Ron Hubbard (1911-1986), consideraba a las personas homosexuales seres pervertidos, malvados e indignos de confianza. Y desde muy temprano los seguidores de este culto (que en algunos países es considerado una secta), aprenden que las palabras de su fundador son incuestionables.

A pesar de esto, cuando tenía 17 años, LeClair habló en la cienciología de la atracción que sentía por las mujeres, así en ese momento no tuviera tan claro qué era ser lesbiana. Finalmente nunca había conocido ni tratado a una persona abiertamente homosexual. Ella habló de sus sentimientos sin imaginar que en la cienciología contemplan las mal llamadas “terapias de conversión” o aquellos procesos que pretenden “convertir” a las personas homosexuales en heterosexuales pero que solamente causan dolor y sufrimiento. (Ver: “Cuando acepté que ser homosexual no era enfermedad ni pecado, mi vida cambió”).

En su caso, la respuesta fue recordarle que Hubbard consideraba a las personas homosexuales como lo más bajo de la sociedad. LeClair decidió entonces no volver a referirse al tema y casarse con Seward de quien intentó divorciarse cinco veces señalando que era víctima de abuso psicológico y físico, pero no recibió respaldo de la cienciología. Tampoco podía denunciarlo ante las autoridades porque necesitaba un permiso de esta Iglesia que nunca recibió.

Algo se muere dentro de uno cuando no es posible vivir la orientación sexual, una parte tan importante de la identidad de cualquier ser humano. La dignidad y la autoestima se van minando mientras uno intenta hacerle creer al mundo que todo está bien”, señaló LeClair en una entrevista radial. En todo caso, nunca llevó una doble vida por el compromiso que sentía que había adquirido al casarse: serle fiel y leal a su marido. En ese entonces dio por hecho que no tenía más alternativa que vivir con el dolor que ese matrimonio le causaba.

Pero en 2011 LeClair dijo “no más”. Por un lado, se había enamorado de Tena Clark, una productora musical. Por otro, sentía que no era justo que sus hijos vieran a diario su sufrimiento y que crecieran en un hogar donde no eran felices. Decidió entonces salirse de la cienciología.

“Fui una mujer lesbiana viviendo en la cienciología durante 20 años, lo que me llevó a negar y a ocultar mis sentimientos por mucho tiempo”.

“Para mí es importante que la gente sepa que mi pareja y yo llevamos una vida hermosa con unos hijos maravillosos”

La persecución

La respuesta de las directivas fue enviarla al Departamento de Ética de la Iglesia y abrirle una investigación en la Oficina de Asuntos Especiales, al que enviaron varios reportes señalando que ella quería “volver” lesbianas a otras mujeres. También empezaron a difundir rumores de que su firma de seguros era en realidad una empresa fachada de negocios turbios y que había estafado a mucha gente.

Tal cual como pasa en las películas, desde el momento en que decidí salirme, automóviles extraños empezaron a rondar mi casa y hombres con gafas oscuras me seguían a todas partes. Además, mi computador y mi celular fueron hackeados”, narró LeClair en una entrevista.

En la cienciología no estaban dispuestos a decirle: “si se quiere ir, ¡váyase!” porque LeClair era una donante importante. Para entonces, les había dado al menos cinco millones de dólares, dinero que sus directivas recibieron felices sin cuestionar que el origen de esos recursos pudieran ser supuestamente “negocios turbios”. La batalla legal duró hasta el 30 de marzo de 2017, cuando una corte de California la declaró inocente, pero su reputación ya se había afectado y había perdido clientes.

LeClair recuerda que cuando salió del clóset estaba en la cima de su carrera y que a sus colegas les tomó tiempo aceptar su orientación sexual. “De hecho, ya era lo suficientemente difícil ser mujer en esta industria y ser lesbiana era un peso más”.

Otro dato clave es que las personas que siguen la cienciología deben pasar periódicamente por unas auditorias -o una especie de confesiones- donde frente a una grabadora cuentan sus angustias, miedos y preocupaciones, así como detalles de su vida personal para, supuestamente, encontrar el origen de los traumas que las afectan. Y todo ese material queda guardado en un archivo.

Según LeClair, en caso de considerarlo necesario utilizan esa información. “Por ejemplo, en una grabación alguien puede decir que se siente mal por haberle mentido a una persona. Y ellos pueden sacar esa información de contexto, agrandarla o tergiversarla para atacar a una persona”.

De hecho, LeClair cree que por miedo a ser expuestas con esas grabaciones mucha gente no se retira de esta Iglesia. “La Cienciología se protege con esa información de cualquier acto que alguien de adentro quiera emprender en su contra”. En su caso, esas grabaciones no le preocupan, porque reconoce sus errores y también ha sido abierta con su orientación sexual, pero sí entiende que haya mucha gente con miedo.

Ella, como tantas otras personas, ha escuchado rumores sobre la orientación sexual de los actores Tom Cruise y John Travolta, y aunque no le consta que sean homosexuales, si así lo fuera, cree que tendrían que ocultarlo. “Tom Cruise, la celebridad más importante de la cienciología, tiene un equipo de gente que está con él de manera permanente. Además, es posible que en algún momento haya confesado en esas grabaciones algo íntimo y que tenga miedo de que esa información sea expuesta al público”.

¿Qué hacen con las donaciones?

Tom Cruise es, además, uno de los grandes donantes de la cienciología. “Y uno entrega ese dinero porque cree, tal como ellos lo prometen, que van a construir escuelas, aportar recursos a la investigación contra el cáncer, a entregar comida y a construir viviendas, pero nunca vi nada de eso sino solamente más edificios y propiedades a nombre de la cienciología y todo esto bajo el estatus de organización sin ánimo de lucro”, explica LeClair.

El documental “Going Clear: Scientology and the Prison of Belief”, basado en el libro del mismo título del ganador del premio Pulitzer Lawrence Wright (publicado en español como “Cienciología: Hollywood y la prisión de la fe”), señala que David Miscavige, director de la cienciología, presionó al Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos para que les otorgara el estatus de “religión” en 1993 y así no pagar impuestos, lo que les habría permitido acumular un patrimonio de más de 1.500 millones de dólares.

Según el documental, la cienciología presentó más de 2.000 demandas contra funcionarios del Servicio de Impuestos e investigó la vida personal de muchos de ellos con detectives privados para lograr su objetivo. “Going Clear” también revela que sus seguidores solamente conocen los detalles de este culto a medida que van desembolsando importantes sumas de dinero. Tienen que pagar durante años para ir subiendo de rango y solamente hasta que alcanzan un determinado nivel, tienen acceso a los documentos escritos por Hubbard, el fundador.

Estoy convencida de que a las iglesias que usan el dinero que reciben de sus fieles para hostigar a las personas por su orientación sexual o identidad de género, deberían quitarles la protección que las libra de pagar impuestos. Estoy trabajando con algunos senadores para que nos apoyen en la ejecución de proyectos que vayan en esa línea”, afirma LeClair.

En 2018, ella publicó su historia en el libro “Perfectly Clear” con el que pretende advertirle a la gente sobre los peligros de la cienciología. “Guardé silencio por mucho tiempo porque sentía culpa, pero el silencio no es bueno para nadie, todo el mundo merece que su voz sea tenida en cuenta”. Pero solo hasta que se salió de la cienciología se sintió libre y a salvo.

En mi libro quise contar una historia de amor que resultó ser entre dos personas del mismo sexo, pero que en últimas es una historia de amor, para que la gente vea que si alguien vive fundamentado en este sentimiento, la verdad siempre surge. Además, como mamá, siento una responsabilidad muy grande en que mis hijos crezcan con corazones amorosos y compasivos”, explica LeClair.

“Quiero compartir mi historia y hacerle saber a la gente que el amor siempre gana”

“Ser lesbiana en la cienciología era estar muerta en vida”
Michelle LeClair y su pareja Tena Clark, productora musical. Foto tomada del Facebook de LeClair.

En Conversación con Sentiido, LeClair señaló que actualmente está enfocada en dos áreas de trabajo: la primera, con las mujeres que están en la cárcel, especialmente con aquellas que son mamás para que puedan cumplir su condena en su casa de manera que puedan criar sus hijos. En general, busca ayudarle a esta población en los procesos de reincorporación social. La otra es apoyar a las personas que aún sienten que no es seguro salir del clóset. “Yo quiero decirles que hay gente que las apoya”.

LeClair se define como una persona muy espiritual. Siempre ha creído que hay algo mucho más grande que ella, llámese “Dios” o una “energía superior”. De hecho, fue bautizada en la Iglesia Episcopal y criada en un hogar que seguía estas creencias y por eso nunca compartió la idea que les vendían en la cienciología de que Jesús era una figura fabricada para oprimir a la clase media.

Ahora he encontrado que, especialmente en los Estados Unidos, la Iglesia Episcopal está a la vanguardia en temas como la aceptación de las personas LGBTI. Tiene propuestas muy incluyentes. Es maravilloso haber retornado a esta Iglesia en Pasadena (California) que fue un apoyo importante para mí”, dice LeClair.

“Sé que cuento con una relación amorosa y con una familia que me apoya, algo que mucha gente no tiene”.

En todo caso, aunque a ella le parece importante que sus hijos encuentren ese algo más grande en que creer, no quiere que crezcan en un ambiente donde lo que diga la Iglesia sea lo único posible. Quiere que sus decisiones siempre estén guiadas por el amor y la inclusión. “Yo quiero que ellos piensen por sí mismos y que sean críticos. De hecho, saben que yo no creo en todo lo que la Iglesia episcopal dice”.

No es nuestro deber decirles a los demás qué hacer con sus vidas o si deberían o no seguir una religión. Lo que nos concierne como individuos es ofrecer amor, aceptación y compasión. Pero sí pienso que tenemos que movernos hacia formas de vivir la espiritualidad donde nos acepten y nos amen como somos”, señala LeClair.

Aunque no es católica, hay frases y actitudes que le gustan del Papa Francisco. “Puede que no sean temas que la Iglesia Católica apoye como institución pero veo honestidad en muchas de sus declaraciones. En todo caso, creo que debemos seguir contando nuestras historias en relación con las religiones y seguir construyendo puentes basados en la verdad y en la transparencia”.

Por lo pronto, espera que la gente la vea como mujer, mamá y como el gran amor de otra persona, antes que etiquetarla solamente como “lesbiana”. “Por supuesto que no es algo que quiera ocultar pero tenemos que aprender a ver a las personas de manera integral y no solo centrándonos en quienes aman”.

Lo que sí tiene muy claro es que la cienciología está en todas partes y que fácilmente puede asfixiar a una persona. “Me duele mucho ver a otros que, como en algún momento me pasó, están atrapados en el camino equivocado. Trabajo para que dentro de 10 años el mundo sea un mejor lugar para todas las personas”.

“En lo que realmente creo es en el amor, en la equidad y en la aceptación”

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