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Un nuevo año significa una oportunidad para que directivas y docentes de instituciones educativas acudan a prácticas más incluyentes.

Tiempo de cambio para los colegios  

Sentiido invitó a sus lectores y seguidores a que les sugirieran a directivas y docentes de instituciones educativas cómo lograr espacios escolares más respetuosos de la diversidad sexual y de géneros. Estas fueron sus respuestas.

Uno de los momentos de mayor indignación que vivió Colombia en 2014, tuvo lugar el domingo 7 de septiembre. Ese día se hizo público que Sergio Urrego, un joven de 16 años, se había quitado la vida producto de las presiones recibidas por parte de las directivas del Gimnasio Castillo Campestre, el colegio donde estudiaba undécimo grado.

Este joven fue víctima de acoso escolar desde que uno de los docentes de la institución se enteró de que tenía una relación afectiva con un compañero.

Adicionalmente, Sergio era un estudiante incómodo para las directivas porque era contestatario y abiertamente cuestionaba ciertos cobros y prácticas que tenían lugar en esa institución educativa.

Cuando su historia se hizo pública, la solidaridad con su familia fue incondicional. La injusticia cometida con él unió al país en torno al dolor de Alba Reyes, la mamá de Sergio. El rechazo fue contundente y así se hizo sentir en redes sociales y medios de comunicación.

A los pocos días de que la noticia se diera a conocer, Sentiido compartió un formulario en el que le pedía a sus lectores y seguidores que le propusieran a directivas y docentes de instituciones educativas, recomendaciones para que en estos espacios no se siga ocultando la diversidad sexual y de géneros y, por el contrario, sea un tema aceptado, respetado y enseñado.

Sentiido recibió 14 respuestas que desde entonces les ha hecho llegar a directivas y docentes junto con el especial de bullying por homofobia, publicado en 2014.

Teniendo en cuenta que por estos días las instituciones educativas inician actividades y que es momento de hacer ajustes y cambios, consideramos que es un buen momento para recordar las respuestas. Es una oportunidad para que directivas y docentes empiecen el año con prácticas más incluyentes y respetuosas de las diferencias:

1. Por Biamor.

Ajustar el manual de convivencia a la Constitución de Colombia. Enseñar a respetar las diferencias desde preescolar y hacerles ver a los niños que estas son innatas. La educación sexual debe abordar las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género para que los menores vean la diversidad sexual como lo que es: algo normal.

Es importante darles ejemplo de amor y respeto por el prójimo. Con amor, educación y justicia no se repetirán más casos como el de Sergio Urrego.

2. Por Daniela Sanjuan.

A través de la enseñanza es posible reflexionar con estudiantes y maestros acerca del reconocimiento del otro como igual. El cine es una herramienta útil para esto. Por otra parte, el discurso de reconocimiento y respeto por la diversidad, en sus diferentes esferas, debe atravesar todo el currículo educativo.

3. Por Anónimo.

Los educadores deben abrirse a las nuevas realidades. No pueden coartar el derecho de sus estudiantes a pensar o sentir diferente. Deben velar por el respeto a la intimidad de sus alumnos y compartir sus conocimientos sin imponer ideologías o credos propios.

4. Por Anónimo.

Las instituciones educativas deben ceñirse de manera estricta a la Constitución de Colombia y a las leyes vigentes en educación.

5. Por P. Franco.

Todas las personas somos iguales, independiente de la orientación sexual o la identidad de género. Los docentes deben educar en igualdad a todos sus estudiantes, porque los/as menores de hoy serán nuestros hombres y mujeres del futuro. Que no se vuelvan a repetir hechos como el de Sergio Urrego.

6. Por Sergio Camacho.

Educar a profesores, directivas, alumnos y padres de familia para que entiendan que vivimos en una sociedad diversa, en donde una persona no vale más o menos por tener una orientación sexual diferente a la heterosexual. También, para que entiendan que es incorrecto tachar la heterosexualidad como algo normal y la homosexualidad como lo anormal y relacionarla con libertinaje e inmoralidad. Esta sociedad la cambiamos hablando y educando.

7. Por Félix Ceballos.

Desde el año pasado se viene realizando la actualización de los manuales de convivencia en todos los colegios. Deberían crearse mesas de discusión sobre las pautas de convivencia escolar y retomar las escuelas de padres como espacios de formación con estudiantes de grados superiores.

Los orientadores escolares deben recordar que su trabajo es para y con los estudiantes (no para reclutar personal y no para proteger el colegio). Se deben crear redes de diálogo entre los estudiantes y empoderarlos en el uso de la palabra y no llenar a los docentes de proyectos que los agoten y que hagan que le cojan pereza a enseñar.

8. Por Anónimo.

El simple respeto a la privacidad y al poder ser del otro.

9. Por Maurico Pulecio.

Incentivar la lectura de grandes escritores/as homosexuales colombianos (Porfirio Barba Jacob, Raúl Gómez Jattin, Fernando Vallejo, Fernando Molano Vargas – hay que investigar escritoras mujeres).

Estas lecturas ayudan a reconocer los aportes literarios hechos por personas homosexuales para la construcción del patrimonio cultural de nuestra Nación. También ayudan a cuestionar los prejuicios que existen contra las personas LGBT y a valorar los talentos que las personas sexualmente diversas tienen.

10. Por Ri Na

Asumir que dos hombres o dos mujeres pueden enamorarse y que eso no es una enfermedad. Por tanto, no se requiere de psicólogos para cambiar ese sentimiento ni puede permitirse la discriminación.

Quienes necesitan psicólogos son las personas que no pueden ver este tipo de relaciones como algo natural. Se requiere tratamiento para el más mínimo síntoma de homofobia y no para los LGBTI.

11. Por Postrecito.

Por encima de las ideologías e ideas que se quieran inculcar en las instituciones educativas, está la Constitución de Colombia que cobija a todos los ciudadanos sin distinción alguna.

Es importante promover la tolerancia y el respeto en el cuerpo docente y en los estudiantes para que exista una sana convivencia entre las partes. Invito a quienes sufren de estos atropellos a que no se queden callados y que busquen ayuda de una mano amiga o de un profesional que los pueda orientar.

Les sugiero, también, que no tomen medidas rápidas ni desesperadas. Tienen familia y personas a su alrededor que los quieren tal como son y que estarán con ustedes hasta el final.

Mi consejo para los colegios es que den una educación de excelencia que cubra aspectos académicos como disciplinarios, así se sentirán satisfechos por su labor. De lo contrario, déjenme decirles que fracasaron como educadores. Piensen en la persona, en su alma, en su personalidad, no en su sexualidad, a fin de cuentas eso es personal y a nadie le interesa.

12. Por Ilse Carolina Peña.

Recomiendo disponer en los colegios de un espacio de tiempo para instruir y orientar sobre la ley antidiscriminación.

13. Por Andrea.

Recomiendo poner en práctica un programa de sensibilización para todos los estudiantes basado en el respeto por el otro, así como implementar ejercicios didácticos que les permitan a los niños conocer sus derechos fundamentales que no diferencian por motivos de condición física, social, cultural, religiosa o de orientación sexual.

Es importante reforzar estas jornadas con la socialización de la ley de infancia y adolescencia y ser enfáticos en las consecuencia penales que tiene el matoneo escolar.

También sugiero la creación de comités de convivencia escolar en cada salón y propender para que las instituciones educativas organicen jornadas para recomendar actividades para el manejo de tiempo libre. El único camino es la educación de niños y de sus padres.

14. Por Marcela Sánchez B.

No envíen generalizadamente a los niños/as LGBTI a psico-orientación. Ellos/as no están enfermos.

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