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Un beso no incomoda, la homofobia sí

Por darse un beso, dos hombres fueron discriminados en un hotel en Cartagena. ¿Por qué las parejas de hombre y mujer sí pueden expresar su afecto públicamente y las del mismo sexo no?

El año comenzó con una noticia desagradable. En el hotel Holiday Inn Morros, en Cartagena, se presentó un nuevo caso de discriminación contra una pareja del mismo sexo. ¿Su crimen? Darse en un beso en la piscina. (Ver: Reciben nuestro dinero, pero no aceptan nuestros besos).

William Rodríguez, el gerente del hotel, les dijo que debían separarse porque su beso –el acto de amor más simple y bonito que puede haber entre dos personas– incomodaba a los demás huéspedes.

Según este funcionario, les ofrecieron otros lugares en los que pudieran estar más cómodos. ¡Tan considerados! Me pregunto cuáles son esos lugares: ¿escondidos en una habitación en la que nadie los vea?

Como si fuera poco, el gerente comparó la situación con el caso hipotético de un niño autista que se pone a gritar en un restaurante, incomodando así a los clientes. Según él, habría que llevar al niño y a sus papás a otro lugar en donde todos estén tranquilos.

Esa es la lógica del hotel Holiday Inn Morros en Cartagena. No solo discriminan a las personas LGBTI sino a aquellas con discapacidad.

La situación hay que tomársela en serio porque pone sobre la mesa la clase de país que somos. Uno para el que solo están bien las expresiones de afecto entre una mujer y un hombre.

Las demás parejas y familias que no cumplen con la norma heterosexual deben estar ocultas sin demostrar que se quieren. Deben esconder sus sentimientos porque su presencia causa incomodidad. (Ver: La obligación de ser heterosexual).

Ya que el verbo “incomodar” fue el que más usó el gerente del hotel en sus explicaciones, les voy a contar qué es incómodo para quienes formamos parte de minorías. Seguramente se quedarán por fuera muchas situaciones, pero ustedes podrán pensar en otras basados en sus experiencias personales.

Incómodo es vivir en un país homofóbico y transfóbico. Incómodo es tener que aparentar algo que uno no es porque a alguien le parece que ser uno está mal. Incómodo es tener que aguantarse las ganas de tomarle la mano o darle un beso a la pareja por miedo de que me peguen o me ofendan.

Lo verdaderamente incómodo

Incómodo es escuchar a congresistas decir que para conservar las buenas costumbres, las familias solo deben estar conformadas por un hombre, una mujer y sus hijos. (Ver: 9 razones por las que el referendo de Viviane Morales sí discrimina).

Incómodo es que las personas trans, debido a la violencia de la que son víctimas, tengan una expectativa de vida de solo 35 años. Incómodo es ver un cartel con el mensaje: “Prefiero un hijo muerto que marica“.

Incómodo es perder a la familia, a los amigos o un trabajo por expresar libremente una orientación sexual o una identidad de género. Incómodo es no tener la oportunidad de estudiar solo por ser trans. (Ver: Ser LGBT en el mundo laboral).

Incómodo es que te hagan creer que tienes una enfermedad y que estás en un mundo que no está dispuesto a dejar que seas libre.

Incómodo es que instituciones que deben protegerte, como la Policía, te violenten. Incómodo es tener que llevar una vida que no se quiere. Incómodo es que nos maten por ser LGBTI.

Incómodo es tener que vivir en un país que les asigna a las personas un valor dependiendo de la clase social a la que pertenecen. Incómodo es un país que viola y mata a las mujeres. Incómodo es un país en el que tienes más privilegios por ser un hombre blanco. Incómodo es un país en el que se roban la plata de la educación y de la salud de los más pobres.

Esto es lo que debe cuestionarnos como país y como sociedad, no un simple beso que no le hace daño a nadie. Porque eso que incomoda a algunas personas, genera en otras miedo, rabia, inconformidad y hasta ganas de no vivir.

Este no es el primer caso en el que un beso causa discriminación a una pareja del mismo sexo. Historias como esta se repiten cada vez más. Muchas quedan en secreto y en el olvido. Se normalizan.

Debemos apoyarnos y seguir demostrando con actos de cariño, como un beso o una caricia, que somos seres humanos que merecemos respeto. Y si hay personas y lugares que insisten en segregarnos a espacios privados y ocultos, podemos recordarles que en Colombia discriminar es un delito.

Posdata: En octubre del año pasado con mis amigas y amigos pagamos bastante por un desayuno en el hotel Holyday Inn Morros. No volveremos a ese hotel. Yo era el único homosexual y ninguno iba en pareja, así que lo más incómodo que hicimos fue repetir huevo. (Ver: El poder de la sanción social).

Este hotel bien podría decir que no acepta parejas del mismo sexo ni a familias con niños en situación de discapacidad. Así no gastaremos nuestro dinero en lugares que insisten en discriminar y les evitaremos inventar excusas tan ridículas y ofensivas como las que dieron.

One thought on “Un beso no incomoda, la homofobia sí

  1. Yo pienso que si son las reglas y politicas del hotel hay que respetar y no es homofobia, simplemente son las politicas y reglas establecida al hotel.

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