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Transfeminismos Montería

Un feminismo sin mujeres trans, no es feminismo

Tomarse un café de día en un lugar público, subirse a un bus o caminar por la ciudad, son acciones cotidianas para mucha gente, pero actos de resistencia para las mujeres trans y las personas no binarias en Montería, Córdoba, en el Caribe colombiano. 

Por Flor Bárcenas*
 
En Montería, ciudad ubicada en Córdoba, al noroccidente del Caribe colombiano, se intenta imponer una única manera de existir: la heterosexualidad obligatoria o donde no caben las identidades trans y no binarias. Para todas aquellas personas que se salen de la norma social, la respuesta es la violencia, en la casa, en las calles y por parte de actores armados. (Ver: La obligación de ser heterosexual).

Las personas trans, maricas y travestis han sido amenazadas mediante panfletos, intentando instaurar un régimen de terror, al que se suman las matanzas perpetradas por estos grupos al margen de la ley, crímenes que imponen un gran estigma sobre las personas trans.  (Ver: “Yo no soy gay, soy marica, una loca de Montería”).

Sin embargo, las identidades trans y no binarias en Montería resisten y trazan formas de cambiar los imaginarios que las han orillado a escenarios marginales. En ese entorno hostil, se han abierto caminos transfeministas.

Una de las que lo ha hecho es Nicole Pastrana, mujer trans nacida en Montería hace 24 años, transactivista, trabajadora sexual y coordinadora del grupo de apoyo a jóvenes trans y no binaries de la ciudad. (Ver: Transfeminismos latinoamericanos: sororidad, resistencia y cambio social)

Nicole siempre supo que era una mujer. Desde pequeña fue visiblemente trans y, como muchas veces pasa, esto le representó violencia en el colegio. “La psicóloga me hizo la vida imposible. Me decía que una persona como yo no podía estudiar en esa institución. Por parte de mis compañeros, aunque siempre existirán grandes amistades, la mayoría me rechazó, primó el odio”. (Ver: El bullying por homofobia debe salir del clóset).

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Nicole Pastrana nació Montería hace 24 años. Es transactivista.

Para Nicole es prioritario un transfeminismo centrado en resolver las necesidades de las personas trans.

Pese a todo esto, Nicole decidió ser visible. “El machismo es la supremacía del patriarcado blanco que toma el poder. A mí me tocó vivir el odio, una sociedad cruel, dura y clasista que me asustaba”.  Aún así, Nicole tuvo la fuerza para transformar el miedo en resiliencia y resistencia. (Ver: “La ternura radical es abrazarte como persona trans”).

Ser quién eres te ayuda a abrirte caminos. Yo pude crear mi propia cotidianidad. Durante mucho tiempo estuve tratando de acomodarme a la cotidianidad del mundo y luego entendí que el mundo debía adaptarse a mí. Cuando lo supe, empecé a transformarme desde adentro para luego transformar el exterior”.

Para Nicole hoy es claro que una mujer como ella debe tener el mismo derecho de cualquier otra persona de habitar la ciudad. “Poder salir a tomarme un café de día es mi propuesta política. Es poder decir: ‘sí, estoy en este restaurante, de día, como cualquier otro ser humano, sin tener que esperar la noche para poder existir. Así vamos rompiendo barreras”. Esto es revolucionario.

En medio del miedo decidió ser ella. “Yo dije tengo que cambiar esto, tengo que demostrar que se puede ser una mujer trans y que podemos convivir. La sociedad de Montería ha asumido que las personas trans no pueden ir a tomarse un café o al cine porque inmediatamente vienen los rechazos, las burlas y los señalamientos”. (Ver: La fuerza de Lola Dejavu).

Esa es su forma de trazar un transfeminismo en Montería que también les abre el camino a sus hermanas trans. Nicole reconoce su fuerza y sabe que inspira a otras personas. Por eso, coordinar el primer grupo de apoyo a jóvenes trans y no binaries de Montería es el trabajo que siempre había querido hacer. “En el grupo de apoyo podemos existir, entendernos, expresarnos”. (Ver: Nix: mi lucha es ser yo, mi esencia).

Nicole reconoce que la comunicación es fundamental porque la información tiene el poder para cambiar imaginarios. “Para que el transfeminismo tenga mayor incidencia, para que muchas personas lo vivan, para que se vuelva popular, para que deje de ser algo de unas cuantas. El transfeminismo nos debería importar a todas las personas porque transforma sociedades”. (Ver: Gloria Careaga: el feminismo transformó mi vida).

Para Nicole, una agenda transfeminista también debería reconocer que las personas trans han sido empobrecidas por la falta de oportunidades y el encasillamiento de sus habilidades: el trabajo sexual o la peluquería.

Es impresionante la forma en que esta sociedad minimiza nuestros talentos y capacidades. En el momento en que nos identificamos como una persona trans o no binaria, la sociedad anula tu desarrollo intelectual y tu capacidad laboral y de emprendimiento. Es parecido a lo que pasa con las mujeres en el Caribe, cuando se asume que están ligadas solamente al quehacer del hogar”.

“En el Caribe, las mujeres trans son encasilladas, no importa cuánto hayas estudiado o cuánto sepas, te van a empujar al trabajo sexual o a la peluquería. Esto es lo que la sociedad ha asumido que nos corresponde a nosotras”, Nicole Pastrana.

“Uno educa a una sociedad como la monteriana, acostumbrándola a que nos vean como lo que somos, como unas personas más, no como unos bichos extraños”, Sang López.

Por esto la propuesta de Nicole es contundente: “necesitamos condiciones laborales dignas y superar el empobrecimiento. A las mujeres trans la sociedad las orilla a la pobreza. Es necesario que nos abran espacios laborales y políticos”.

Su transfeminismo es silencioso y desde abajo, quiere concentrarse en transformar los imaginarios empezando por las mujeres trans trabajadoras sexuales, quienes muchas veces compiten entre ellas, porque para Nicole crear comunidad trans es una forma de hacer revolución. “Hay muchas personas que todos los días cambian el mundo y no salen en televisión”. Eso hace ella, abrir el camino cotidianamente para que otras personas trans sean felices.
 
Reeducando a la sociedad

Sang López es una persona trans no binaria nacida en Montería, quien también dibuja una forma de ser transfeminista en la ciudad. A sus 26 años es activista, bailarina y drag en proceso. Sang siempre supo que no era un hombre, que su cuerpo encarnaba una feminidad a la que no sabía ponerle un nombre porque no tenía un referente.(Ver: Ni hombre ni mujer: persona no binaria).

De pequeña sentía mucho temor porque me sentía obligada a comportarme como no quería cuando estaba en espacios dominados por hombres. Me sentía más cómoda y segura con niñas y con mi mamá. Yo me vestía y me peinaba en mi casa como niña, pero en aquellos tiempos poder decir ´soy una chica trans´ no pasaba por mi mente, porque la información que tenía no era la misma de ahora. Yo simplemente actuaba como sentía”. (Ver: Brigitte Baptiste, una navegante del género).

Sin embargo, tuvo que prestar el servicio militar obligatorio y fue allí donde se encontró con quien era realmente. “Estar en ese espacio dominado por hombres explotó mi identidad. Como tenía acceso a Internet, comencé a investigar sobre lo que yo sentía”, recuerda.
 
En ese entonces, la información predominante sobre las mujeres trans era que eran peligrosas, que no tenían futuro y que sólo eran hombres que se vestían de mujeres. “Pero me informé y empecé a decir: así me reconozco, aunque tenía miedo”. (Ver: Cristina Rodríguez: mujer orgullosamente trans).

Al igual que para Nicole, la comunicación para Sang es fundamental para empoderar a su comunidad. “Cuando entré a Caribeñxs (corporación feminista LBT de la ciudad), conocí sobre nuevas masculinidades, sobre ser LGBTIQ de todos los colores y sobre el no binarismo y sentí que me reconocía”.

Es muy difícil que una mujer trans en Montería consiga trabajo, lo que aumenta su círculo de pobreza.

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Sang López es una persona trans no binaria de Montería.

Para Sang, su revolución es transitar con la sociedad, para abrirle el camino a mujeres trans negras y/o no binarias. Por eso, cuando habla de su activismo dice que es educativo, con la comunidad y con otras chicas que empiezan su tránsito. “Si yo no educo a la sociedad, no estoy haciendo nada, yo siempre digo que hay que llegar a los lugares donde nadie llega”.  (Ver: Ser lesbiana y afro en Colombia).

Sang es un ejemplo de resistencia en Montería. Camina fuerte y no se va de ningún lugar. Incomoda y reconoce que es fundamental hacerlo, aún sabiendo que no cuenta con ningún lugar seguro en la ciudad.

Yo voy a muchos espacios en los que no me siento segura y de los que he pensado ‘allá no me puedo meter’. Y puede que en un primer momento me sienta incómoda, pero luego esas personas estarán más incómodas que yo. Siento que incomodar está bien y los que tienen que cambiar son ellos, no yo. Mi papel es acostumbrar a la gente que me vea”.

Dibujar un transfeminismo en esta ciudad significa para ellas abrir espacios para todas las mujeres trans y personas no binarias y garantizar derechos básicos como empleos dignos y el respeto por sus vidas.

Tanto Nicole como Sang tienen muy claro que un feminismo sin mujeres trans, no es feminismo. “El transfeminismo existe porque las mujeres compartimos experiencias, violencias y discriminaciones. Al final del día todas somos una”.

*Licenciada en literatura y lengua castellana. En 2020 publicó e libro de poemas Bramidos de agua dulce.

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