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Voces LGBT católicas se hacen sentir en el Vaticano

En octubre se celebra el Sínodo de la familia en Ciudad del Vaticano. Un grupo de personas LGBT católicas asistimos para hacernos sentir en este encuentro.

Del 1 al 4 de octubre nos reunimos en Roma (Italia) cerca de 70 personas provenientes de 32 países de los diferentes continentes. ¿La razón? Formamos parte de movimientos LGBT católicos y queríamos unir nuestras voces para enviar un mensaje al Sínodo de obispos sobre la familia, reunido en Ciudad del Vaticano entre el 4 y el 25 de octubre.

El propósito también era constituir la primera red global de católicos arcoíris. La reunión que inauguró esta red se tituló: “Voces LGBT al Sínodo”.

Como parte del programa, se llevó a cabo la conferencia “Caminos del Amor – Imágenes del Encuentro Católico con personas LGBT y sus Familias”, en donde se presentaron actividades pastorales LGBT que se desarrollan en América, África y Europa.

Allí compartimos y escuchamos diversas experiencias y contribuimos a la discusión sobre matrimonio y familia que tiene lugar en el Sínodo.

Los testimonios ofrecidos por líderes pastorales católicos procedentes de todo el mundo demuestran que un trabajo pastoral enfocado en el dialogo, es la mejor manera de promover relaciones pacíficas y fructíferas con las personas LGBT de las comunidades de fe católica.

Se trata de compartir nuestra vocación cristiana en busca de la justicia, a partir de principios de fraternidad y amor. Las experiencias compartidas sirvieron como ejemplo para que los obispos congregados analicen las maneras de incluir a las personas LGBT en las comunidades eclesiales.

El testimonio de estos líderes pastorales (obispos, sacerdotes y laicos) muestra cómo la inclusión de las personas LGBT es una realidad entre los católicos, aún sin existir líneas pastorales concretas por parte de su jerarquía.

Inspirados en la segunda encíclica del Papa Francisco Laudato si, consideramos que es el momento propicio para que todas las personas podamos ser reconocidas, respetadas y amadas en nuestras comunidades de fe.

Presentes pero invisibles

Las personas LGBT hemos estado presentes, con gran compromiso, en la historia de la Iglesia Católica Romana, aunque hemos sido invisibles e incluso perseguidas por nuestra orientación sexual e identidad de género.

Es momento de superar los prejuicios, dejar las divisiones y de encontrar un sitio para cada uno de los hijos e hijas de Dios, sin distinción alguna. El mensaje del evangelio nos desafía a todos de igual manera para ser mejores seres humanos, comprometidos con la vida y la dignidad.

Para los participantes fue emocionante contar con la presencia de Raúl Vera, un obispo católico de la Conferencia Episcopal de México. Con su testimonio y compromiso como pastor, Vera nos motivó a seguir trabajando por el reconocimiento de nuestros derechos dentro de una iglesia que aún no descubre la maravillosa diversidad de la humanidad.

soy gay y creo en Dios
Fui el único representante de Colombia en “Voces LGBT al Sínodo” en Ciudad del Vaticano.

El testimonio de un sacerdote jesuita de Chile nos hizo pensar que el sufrimiento de las personas LGBT en nuestras comunidades de fe no tiene raíces evangélicas.

En representación de América, participaron tres chilenos (un sacerdote y dos laicos), dos brasileros (un sacerdote y un laico) y yo por Colombia. De Norteamérica asistieron 10 personas y la iglesia mexicana estuvo representada por monseñor Vera.

Es poco lo que puedo expresar ante lo maravilloso del encuentro con otros hermanos/as que, como yo, creemos y trabajamos por nuestro reconocimiento e inclusión en nuestras comunidades de fe, convencidos de que ser cristiano y LGBT no se oponen de ninguna manera.

Estamos seguros de que el camino que sigue es muy largo y que existen muchos contradictores, pero con la luz del Espíritu y la fuerza que nace de nuestro corazón, llegará el día en que se nos reconozca a las personas LGBT como llamadas a la santidad y no como pecadores.

Como teólogo, educador y hombre de fe, este encuentro me sirvió para renovar mi compromiso con el trabajo de acompañamiento espiritual a personas con orientaciones e identidades de género diversas y para continuar construyendo junto con mi equipo de trabajo, rutas de inclusión, respeto y amor.

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