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Yusimil Carrazana, la médica dedicada a la salud de los hombres trans en Guatemala

Yusimil Carrazana llegó hace 14 años temporalmente a Guatemala con una brigada de médicos cubanos, pero terminó quedándose en este país centroamericano. Allí se enamoró de un hombre trans y de la medicina al servicio de las personas trans.

Consultorio médico: ese lugar impersonal, de paredes blancas, temperatura polar e iluminación de neón que nos hace sentir vulnerables. Sin embargo, la sensación la viven con más intensidad las personas trans para quienes visitar un doctor muchas veces implica estrellarse contra una pared de ignorancia, prejuicios y discriminación. (Ver: La Tía Nohora y el sistema de salud para las personas trans).

A menos que al entrar a ese consultorio brille desde el escritorio la sonrisa cálida de la doctora Yusimil Carrazana, médica cubana especializada en medicina familiar, quien atiende en Ciudad de Guatemala el consultorio del Colectivo Trans-Formación y la REDCAHT+ (red americana de hombres trans y personas disidentes del género femenino asignado al nacer, integrada por: El Salvador, Honduras, Costa Rica, Uruguay, Perú, República Dominicana, Nicaragua, Brasil, Panamá y Cuba).

Yusimil Carrazana es una médica cubana especializada en medicina familiar, quien atiende en Ciudad de Guatemala el consultorio del Colectivo Trans-Formación.

Yusimil Carrazana
La doctora Yusimil Carrazana es una de las pocas personas en Guatemala -y probablemente en América Central- dedicada a la atención médica de personas transmasculinas (hombres trans) y personas asignadas femenino al nacer.

La brigada médica con la que la doctora Yusimil llegó a Guatemala, la llevaría a abstenerse de ir a Cuba, su país natal, por una década. Pero también la llevaría a enamorarse de un hombre trans y a dedicar su profesión al cuidado de las personas trans.

Ella llegó como integrante de una brigada de médicos cubanos que ese gobierno envió a Guatemala en 2009. En ese entonces fue designada para atender pacientes en el municipio de Yupiltepeque, en el departamento de Jutiapa, al suroriente del país.

Recuerdo que el consultorio quedaba al frente de un cementerio y una de las primeras memorias que tengo de mi llegada a Guatemala es la de una celebración de Día de los Muertos. Yo pensaba: ‘¡Pero cómo! ¿Una fiesta en un cementerio? ¿Por qué no respetan?’. Con el tiempo aprendí que era todo lo contrario: una ceremonia respetuosa y muy bella, para honrar a los seres queridos. Hoy en día en mi casa celebramos el Día de los Muertos, así como en la película Coco, ¡me fascina!”, dice la doctora Yusi, como es más conocida.

Pero ese sería sólo el comienzo de muchos cambios que trajo Guatemala a su vida: también dejaría la brigada médica, tendría que abstenerse de ir a Cuba (su país natal) por una década, se enamoraría de un hombre trans y dedicaría su profesión al cuidado de las personas trans. (Ver: El género desde una perspectiva trans).

Desde su consultorio -también blanco, también ascético pero inundado por la calidez de su personalidad- la doctora Yusi habló con Sentiido entre lágrimas de nostalgia y satisfacción acerca de su historia personal y profesional.

Yusimil Carrazana
La doctora Yusi acompañada de Alex Castillo, su pareja.

Dos amores, un camino

La doctora Yusi llegó a Guatemala después de haber trabajado cinco años en otra brigada de médicos cubanos enviados a Venezuela y luego de haber trabajado en su natal Cuba, donde fue subdirectora de un policlínico.

Aunque llegó en una misión temporal, terminó quedándose, ¿por qué? “Prometo que no voy a llorar”, dice antes de empezar a relatar su historia, pero al instante brotan las lágrimas al revivir los diez años durante los cuales no pudo ingresar a Cuba, su país natal.

Pese a ese dolor, en Guatemala encontró el amor tanto a nivel personal como profesional en un camino que desde entonces recorre con pasión: el de las personas trans. Esta es su historia. (Ver: Brigitte Baptiste, una navegante del género).  

La doctora Yusi es especialista en Atención Primaria de Salud, la cual engloba: ginecología, obstetricia, pediatría y medicina interna.

Yusimil Carrazana
En Guatemala la doctora Yusi encontró el amor tanto a nivel personal como profesional.

Sentiido: ¿Por qué no pudo volver a Cuba, su país natal, durante casi una década y cómo afectó esto su vida?

Yusimil Carrazana: Cuando yo hacía parte de la brigada médica, los estatutos en ese entonces les prohibían a los cubanos entablar relaciones sociales con otros connacionales.

Cuando nosotros llegamos a Guatemala había dos médicos cubanos que habían decidido quedarse aquí y nos hicimos amigos. Es como si tú llegas a cualquier país y te encuentras a un colombiano. ¿Tú crees que tu empatía por gente de tu mismo país no te lleva a hablar con esa persona? No era nada político, era sencillamente una amistad.

Debido a esa relación, la brigada médica central nos anunció que nos devolverían a Cuba como traidores a la patria. Mi conciencia estaba tranquila, yo sabía que no había hecho nada, pero imagínate: salir de Cuba como subdirectora de un policlínico, con toda mi trayectoria de trabajo ¿y regresar como traidora a la patria?

Así que decidí quedarme en Guatemala. Y no me arrepiento porque, aunque fue muy doloroso, he crecido mucho como persona y como profesional.

S: Hace poco pudo regresar a Cuba, ¿cómo fue eso?

Y.C.: Mi mamita estaba enferma de cáncer y murió sin que yo pudiera ir. Sólo recientemente pude volver después de diez años y ahí fue que pudimos echar sus cenizas al mar. Y fíjate como son las cosas: actualmente no castigan a ningún médico por eso, aquella norma quedó obsoleta.

S: ¿Cómo han cambiado su vida y su manera de ejercer la medicina la experiencia de vivir en Guatemala?

Y.C.: ¡Tan bonita y tan bendecida Guatemala, llena de gente preciosa! No pasó ni un mes de haberme separado de la brigada médica cuando comencé a trabajar en clínicas a nivel municipal, luego me incorporé como especialista en Atención Primaria y estuve prestando este servicio de forma ininterrumpida, hasta que en 2015 comencé a hacer la incorporación al Colegio Médico de Guatemala, del cual ya formo parte.

Luego comencé a trabajar ejerciendo la medicina trans en el Colectivo Trans-Formación y desde 2019 estoy vinculada a la WPATH (World Professional Association for Transgender Health, o en español, Asociación Mundial de Profesionales para la Salud Transgénero).

S: ¿Cómo conoció a su actual pareja y qué tuvo que ver esto con su decisión de dedicarse a la medicina al servicio de las personas trans?

Y.C.: Conocí a Alex Castillo en 2014 cuando estaba trabajando con la municipalidad. Él es perito contador y trabajaba en una organización que prestaba servicios a mujeres víctimas de violencia y ellos solicitaron mis servicios para jornadas médicas de ginecología.

Con Alex comienzo a conocer la medicina trans que pare mí era desconocida porque para mí existía solo la identidad cisgénero (las personas que no son trans). (Ver: Cis…¿Qué?).

En este entonces Alex comenzaba su proceso de transición y me preguntó si lo podía asesorar como médica. Yo tuve que decirle: “discúlpame, pero no sé nada de eso“.

Sin embargo, esa fue la chispita que encendió mi amor por esta especialidad. Desde entonces no he parado de aprender, de hecho, ahora sigo estudiando medicina trans en línea con una universidad en España y cada día estoy más enamorada de mi profesión. Y de Álex también.

S: ¿Qué ha significado para usted como médica poder ayudar a las personas trans a cuidar de su salud?

Y.C.: No tengo palabras para describir la satisfacción que siento porque son personas que han sido tan mal atendidas, tan estigmatizadas, tan discriminadas, que desde el momento en que el trabajo de la clínica se pudo hacer visible porque teníamos un poquito más de recursos, hemos tenido gran impacto.

Empezando porque la mayoría de los hombres trans desconocen su identidad trans y por mucho tiempo se identifican como lesbianas hasta que aprenden de estos temas y dicen: “¡wow, por fin me reconozco, yo soy así!”. (Ver: “Dejemos de decir que no queremos hijos LGBT”).

S: ¿Qué orientación les brinda a los hombres trans que llegan a consulta con la intención de hacer su transición?

Y.C.: Este es un procedimiento que se realiza con consentimiento informado, entonces se explican los beneficios y los posibles efectos adversos.

El objetivo de esta fase es crear conciencia de que es un proceso que se tiene que hacer con máxima responsabilidad profesional y personal. Y luego se indican los exámenes a realizar.

La atención es gratuita, excepto la hormona y los exámenes complementarios. Ojalá en algún momento aparezca un donante que pueda permitirnos cubrir esos gastos, ¡sería lo máximo!

S: ¿Qué aspectos debe tener en cuenta un profesional de la salud que acompaña a una persona trans en este proceso?

Y.C.: La población trans realiza tres tipos de transiciones fundamentales. Una es la social, que consiste en ir adquiriendo características en la expresión de género pero que todavía no incluyen lo hormonal o lo quirúrgico. (Ver: Soy como soy, ¿qué es la expresión de género?).

Por ejemplo, me refiero a la vestimenta o al uso de determinadas cremas para la salida del bello en la población trans masculina o el uso de depilación láser en las mujeres trans, etcétera.

Luego hay otra transición que involucra el uso de medicamentos o de procedimientos quirúrgicos. Mientras los tratamientos sean con hormonas, todavía estamos en una fase reversible que es importante porque si la persona no se está sintiendo afín con ese paso, puede dar marcha atrás.

En Guatemala eso sólo inicia en la adultez y la legislación nos prohíbe comenzar este tipo de terapia en menores de edad, como sí se hace en algunos lugares en donde usan bloqueadores de la pubertad. (Ver: Las infancias trans siempre han existido y existirán).

S: ¿Y cómo es la tercera fase?

Y.C.: Es la transición legal que en Guatemala consiste en el cambio de nombre. Como dice Alex, aquí te puedes poner “Arbolito de Navidad” o como quieras y no hay problema. (Ver: Dani García y su desafío al sistema binario en los documentos de identidad).

Lo que no tenemos es ley de identidad de género, entonces nos podemos cambiar el nombre, pero el género en el documento sigue siendo el mismo asignado al nacer. (Ver: El decreto para el cambio de sexo: un paso más para las personas trans).

S: Su hijo Ander también es un hombre trans, ¿cómo ha sido esa experiencia como mamá y como médica?

Y.C.: Yo siempre noté que Ander tenía una expresión masculina, no le gustaba usar vestidos, era más bien tosco en su comportamiento y eso para mí era llamativo.

Pero sí fue una sorpresa cuando Ander llegó a Guatemala y vio a Alex y por fin se reconoce, por fin puede sacar a flote todas esas dudas que tenía y decir: “sí, soy un hombre trans”. Porque esto no es una decisión, es un reconocimiento que tiene la persona.

Ander todavía no está en terapia hormonal porque debemos atender determinadas cuestiones médicas y yo con él seré igual de rigurosa que con los demás pacientes. Ahora está en proceso de su tránsito social. Es decir, todavía no usa hormonas, solo cambia su expresión, va al gimnasio, modifica su vestimenta, usa binder y por esos pasos deben comenzar todos.

Cuando los pacientes vienen al consultorio yo les digo: hay que pensar a largo plazo porque aparte de la responsabilidad médica y personal, hay una responsabilidad económica también.

Se tiene que comenzar la terapia hormonal de afirmación de género cuando económicamente puedan sustentar los gastos ya que los pacientes deben comprar su hormona y es un proceso ininterrumpido, a no ser que aparezcan situaciones médicas.

S: ¿En qué consiste la atención en salud que se les brinda a sus pacientes en su consultorio?

Y.C.: Para quienes están en terapia hormonal, hacemos un seguimiento continuo y debemos estar atentos al más mínimo síntoma para suspender la terapia, corregir el problema y, si es posible, retomar más adelante. Los exámenes se realizan cada tres meses de forma rutinaria y continua, o antes si se evidencia algo.

Pero no solamente me enfoco en la terapia hormonal. Aquí vienen hombres trans con hipertensión, cardiopatías, diabetes, problemas de tiroides, enfermedades que no contraindican la terapia hormonal, mientras estén siendo tratadas.

Entonces, se solicitan servicios de cualquier tipo y en caso de que yo necesite la intervención de otro especialista, tenemos profesionales aliados -endocrinólogo, psicólogo, cirujano- que nos colaboran, aunque son pocos.

S: ¿Qué pasa cuando llegan infancias o adolescentes trans?

Y.C.: Siempre deben venir acompañados de un adulto y se les da orientación psicológica para que reafirmen o confirmen que en realidad se identifican como una persona trans. En esos casos se les orienta para poder comenzar a trabajar la transición social. En Guatemala no se puede hacer ningún tipo de intervención antes de los 18 años.

Les informamos que la niñez trans existe y que se evidencia desde muy temprana edad y que la familia debe informarse y estar al tanto de las señales que su hijo o hija les está dando.

Es fundamental no verlo como un trastorno, no lo es, y conocer cada caso a profundidad para determinar si efectivamente se trata de una infancia o de una adolescencia trans para orientarles.

S: ¿En qué consiste esa orientación?

Y.C.: Es un seguimiento de psicología de inclusión. Es decir, no vas al psicólogo a que determine si eres o no una persona trans, eso lo descubres tú.

Psicología ofrece los mecanismos a través de los cuales tú y tu familia pueden manejar las situaciones que van a presentarse en la escuela, en la sociedad y dentro de la misma familia. (Ver: “Dejemos que nuestros hijos vivan su vida y no nuestros sueños”).

Por ejemplo, un estudio de 2019 con 50 hombres trans, titulado “Estudio Exploratorio de Hombres Trans”, muestra que más del 84% sufrió algún tipo de violencia o discriminación. (Ver: Así vivió la pandemia la juventud LGBTIQ de Colombia).

S: ¿Cómo afectan en la salud de las personas trans, los prejuicios del entorno médico?

Y.C.: La población trans, tanto femenina como masculina, se encuentra en estos espacios con que no les respetan su identidad de género. Hay discriminación, hay estigma y coacción. Entonces, muchos prefieren no acudir a los servicios de salud.

Desafortunadamente, aunque está científicamente evidenciado que la identidad trans forma parte de la diversidad humana, muchos profesionales la siguen tratando como una enfermedad mental. (Ver: Mónica Fonseca: si nos sumamos a las causas LGBTIQ, el mundo será mejor).

Por eso dentro del trabajo que realizamos en la clínica hacemos jornadas médicas en las que ofrecemos chequeos básicos como servicios de ultrasonido y gracias a eso hemos salvado vidas.

Aquí atendemos a un hombre trans de 56 años, sobreviviente de cáncer de tiroides, quien fue diagnosticado en una de las jornadas que realizamos. Ya está recuperado y de nuevo con su terapia hormonal de afirmación de género. También con estas jornadas hemos diagnosticado quistes de ovarios. Todo esto porque la gente deja de ir a hacerse sus controles.

S: ¿Cuál es la posición oficial del sistema de salud de Guatemala frente a las personas trans?

Y.C.: En 2015 el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social aprobó la “Estrategia de salud integral diferenciada para personas trans”, pero dicha estrategia todavía no se ha implementado por falta de voluntad política.

El Ministerio eligió cinco departamentos en Guatemala donde se va a comenzar a capacitar al personal en los tres niveles de salud sobre los temas trans, pero tampoco quieren incluir a la sociedad civil, ¿y quién mejor que una persona trans para capacitar, orientar y ofrecer su conocimiento? Tuvimos la última reunión en noviembre de 2022 y no nos han convocado nuevamente.

S: Al menos la existencia de la estrategia en el papel es un reconocimiento de una necesidad existente…

Y.C.: Sí, al menos existe, pero el tema de las iglesias fundamentalistas lamentablemente golpea cualquier acción en este sentido. Por eso nosotros tratamos de que todo nuestro desempeño esté estrictamente regido por la ley. (Ver: Rodrigo Uprimny: Dios sería el primero en defender el Estado laico).

En Guatemala, recientemente se trató de implementar una ley contra la niñez trans que casi alcanza a ser aprobada pero nos movilizamos y obtuvimos más de 90.000 firmas y al menos ahora está detenida porque no pasó el tercer debate en el Congreso. Si hubiera sido aprobada habría sido terrible para las personas trans. (Ver: “Muchas personas antiderechos hablan de ‘defender la familia’, pero rechazan a sus hijos LGBTIQ”).

S: En este momento, ¿a cuántos pacientes atiende?

Y.C.: De manera presencial, en Guatemala, a aproximadamente 100 que tengo en mi base de datos entre hombres trans y personas asignadas femenino al nacer. A través de la REDCAHT+ (red americana de hombres trans y personas disidentes de género femenino) hemos llegado a muchos más que están en otros países de la región y son atendidos de manera virtual.

S: Muy satisfactorio…

Y.C.: Yo siempre les digo a mis pacientes: ustedes son mis pollitos y yo la mamá gallina.

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