Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero habló con Sentiido sobre cómo este país se convirtió en uno de los pioneros en conseguir la igualdad de derechos para la población LGBTI.
El 9 de mayo de 2012 fue un día histórico. Ese día, con 55 votos a favor y ninguno en contra, Argentina le dio vía libre a una de las leyes de identidad de género más revolucionarias hasta ahora aprobadas en el mundo.
La nueva legislación le garantiza a sus habitantes “la vivencia interna e individual del género tal y como cada persona lo siente, el cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”.
Contrario a lo que sucede en otros países, en este caso exime a la persona de presentar un diagnóstico psiquiátrico que informe su “condición” o de haber pasado por una cirugía de reasignación de sexo para recibir el tratamiento legal, quirúrgico y psicológico que el transgenerismo requiere.
La ley establece que cuando la identidad de género asignada por la genitalidad no coincida con la que la persona sienta, podrá solicitar la rectificación del sexo en su registro de nacimiento y cambiar su nombre y foto en sus documentos de identidad. El trámite es gratuito incluso para las personas extranjeras residentes en Argentina.
Según Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero, solamente presentando una declaración juramentada expresando el género con el que se identifica, se emite una nueva partida de nacimiento con las correcciones necesarias.
La ley de identidad de género llegó a Argentina como consecuencia de la Ley de Matrimonio Igualitario, que incluye adopción, aprobada en 2010. Este hecho convirtió a este país en el primero en Latinoamérica y en el décimo en el mundo en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
O todos en la cama…
Para la puesta en marcha de la ley de matrimonio igualitario se modificó el código civil para incluir a las parejas del mismo sexo, de manera que todos los derechos y obligaciones vigentes para las uniones heterosexuales cobijaran también a las homosexuales.
Por su parte, el primer proyecto de ley de identidad de género ingresó al parlamento en 2007, dos años después de haber entrado el de matrimonio igualitario. Después de ser votado en primera instancia por la Cámara de Diputados en noviembre de 2011, finalmente la ley de identidad de género fue aprobada en mayo de 2012.
“Cuando se presentaron las dos leyes, una primera estrategia para su aprobación fue recordarles a diputados y senadores que la constitución de Argentina establece la igualdad, la no discriminación y el derecho a la autonomía y todo esto estaba garantizado en ambas leyes”.
También se les demostró a dichos funcionarios la vulneración de derechos de la que era víctima la población trans. “Se les dio conocer que su expectativa de vida era de 40 años, que el 80 por ciento de las mujeres trans se veía obligada a ejercer la prostitución y que el 35 por ciento de ellas vivía con VIH”.
A finales de 2010 se logró un fallo histórico. Se trata del caso de la actriz trans Florencia Trinidad, en el que por primera vez la justicia argentina reconoció el derecho a la identidad al permitirle modificar su documento de identidad sin necesidad de haber pasado por cirugías de reasignación de sexo o de presentar un diagnóstico médico o siquiátrico.
El camino está abierto
Después de ese fallo, vinieron las audiencias públicas en el Congreso que contaron con la participación de activistas trans.
“Trabajamos sobre la misma plataforma con la que se logró la ley del matrimonio para personas del mismo sexo: acercándonos al Congreso y aprovechando el capital político construido”.
Fuera del Congreso, se dio a conocer una campaña publicitaria bautizada “Derecho a ser”, que incluía una serie de videos con la realidad del mundo trans.
Además de establecer una cláusula de trato digno, la ley de identidad de género le garantiza a las personas trans la atención integral en el plan médico obligatorio, lo que incluye los tratamientos quirúrgicos necesarios para la adecuación del cuerpo.
“La persona puede ir a cualquier hospital público o clínica privada (si está por este régimen) y acceder a tratamiento hormonal, prótesis u operaciones tales como vaginoplastia o mastectomía”.
El problema es que la ley dejó la salud en manos de los gobiernos provinciales y sin líneas de acción claras, lo que dificulta su puesta en marcha. “El camino está abierto, pero debe avanzarse en una reglamentación precisa”.
Médicos en formación
Adicionalmente, el personal médico no está preparado para llevar a cabo las cirugías y tratamientos hormonales requeridos por las personas trans, porque hasta hace poco era algo prohibido por la ley: ese tipo de intervenciones eran penalizadas como lesiones graves.
“Por tanto, los médicos no estudiaban el tema en las facultades, ni mucho menos lo practicaban, así que la idea es que estos profesionales se capaciten al respecto. Hasta el momento se cuenta solamente con un equipo médico en la ciudad de La Plata calificado para estos tratamientos porque era el que lo venía realizando cuando una orden judicial autorizaba el cambio de sexo”.
Tanto con la ley de matrimonio igualitario como con la de identidad de género, Argentina demostró que, contrario a lo que senadores y diputados creían, votar a favor de de la igualdad no afecta su número de electores. “Permitió despejar fantasmas, mitos y prejuicios del efecto electoral que este tipo de leyes tienen. Así, por ejemplo, los distintos sectores políticos que las apoyaron tuvieran altas votaciones en las elecciones de 2011”.
Libres de prejuicios, los políticos han empezado a guiarse más en términos de derechos de la población y no tanto de cálculos o especulaciones electorales. “El reto ahora es aumentar las posibilidades educativas y laborales de la población trans: a pesar de tener un nuevo documento de identidad, aún no las contratan en el ámbito laboral y la discriminación continúa en las escuelas”.
Por tanto, el paso a seguir es acabar con los prejuicios, motivos por la cuales no se ha podido avanzar en la inclusión laboral y educativa. “Hay que trabajar en políticas públicas, un compromiso compartido entre el gobierno, la sociedad civil, el sector empresarial y los medios de comunicación. En Argentina este tema no está tan desarrollado como en Colombia”.
Lo cierto es que tanto en uno como en otro país, la población trans ha sido maltratada por la resistencia que existe hacia lo que se sale de ser “completamente femenino o masculino”. Se ha hecho ver como una minoría dentro de la propia minoría de la diversidad sexual. “El desconocimiento sobre el tema, los prejuicios y la influencia de la jerarquía de la iglesia católica también han sido determinantes en esta difícil realidad”.
¡A donar sangre!
Otros de los desafíos de la Federación son conseguir derogar la prohibición que tienen los hombres gays de donar sangre y avanzar en la ley de penalización de actos discriminatorios.
Sin embargo, ni la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo ni la de identidad de género habrían pasado si Argentina no hubiera dado pasos importantes en un cambio de actitud y sin una mayor capacidad de su sociedad para comprender e interesarse por realidades distintas a la propia.
También contribuyó en su aprobación el hecho de que el movimiento LGBT esté muy bien consolidado. Hoy, por ejemplo, la gran mayoría de organizaciones que abogan por la diversidad están agrupadas en la Federación LGBT, constituida en 2005 y percibida como un actor político relevante, lo que facilita avanzar en la agenda propuesta.
“No hay debate social en el que no se espere la participación del colectivo LGBT. Hace unos días se debatía el código civil que incorpora el derecho a la fertilización asistida y el matrimonio igualitario como uno más y no con el título de “igualitario”, espacios donde la Federación tuvo una voz muy fuerte”.
“A la población trans de Colombia le digo que los cambios van a llegar, que más temprano que tarde el derecho a la identidad de género será una realidad y que en materia de igualdad en diversidad sexual, la proyección es de progreso. Es importante que Colombia avance en el tema porque es un país de mucho peso político en la región. Cuentan en Argentina con una mano solidaria: no queremos vivir en un país sino en una América con igualdad”, concluye Paulón.
Mientras el panorama en Argentina es de avance, en Colombia la situación es distinta. Para empezar, la población trans aún necesita de tutelas y de un certificado que señale su “patología” para acceder a un tratamiento hormonal.
La constitución de Colombia, por su parte, también garantiza la igualdad y el libre desarrollo de la personalidad, así que ¿cuándo será que, al igual que Argentina, también tendrá una ley de identidad de género y otra de matrimonio igualitario?
Cuándo lo hará Colombia? Cuando caiga nieve en el infierno. Es lamentable que nuestro congreso solo piense y haga leyes para su propio beneficio y le importe un rábano el resto del mundo.
50 años de guerrila y terminaron comprados por… sí, por ellos.
Desde Gaitan (AÑO 1948) no puede surgir nadie que quiera el bien generaL PORQUE LO ASESINAN.