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gaslighting

¿Qué es gaslighting?

La palabra “gaslighting” es cada vez más popular. Se refiere a una forma de abuso. Pero qué significa exactamente, de dónde viene este término y cómo puede identificarse y prevenirse.

Por Lily Sweeting*
Ilustración: @LosNaked para Sentiido.

Gaslighting es una forma de abuso emocional que busca que quienes lo vivan cuestionen sus pensamientos, sentimientos, intuiciones y hasta su propia cordura.

Es un término que viene de la obra de teatro británica de 1938, “Gas Light”, que más tarde se adaptó en una película con el mismo nombre. En la obra, Gregory, utiliza la mentira y la manipulación para convencer a su esposa, Paula, de que está perdiendo la cabeza para así robarla más fácilmente. (Ver: La media naranja y otras trampas del “amor verdadero”).

A lo largo de la obra, Paula se da cuenta de que las luces de gas de la casa parpadean o se encienden sin motivo aparente. Cuando se lo comenta a Gregory, él la convence de que todo está en su cabeza, cuando en realidad Gregory había estado encendiendo y apagando la luz del ático, lo que hacía que el resto de las luces de la casa parpadearan. 

Junto con otras tácticas similares, Gregory consigue poco a poco manipular a Paula haciéndole creer que ella ha perdido la cabeza, mientras se deja ver como un marido cariñoso y preocupado, hasta que Paula acaba ingresada en un hospital psiquiátrico y Gregory hereda su fortuna. 

Aunque el término proviene de ahí, el gaslighting puede adoptar muchas formas de manipulación. Sigue siendo una de las formas más dañinas, efectivas y prevalentes de abuso emocional y psicológico.

En esencia, el gaslighting consiste en que la persona que abusa intenta controlar a su víctima al socavar su autoconfianza, sus intuiciones y su percepción y sentido de la realidad. De esta manera aumenta la confianza y dependencia de quien le está haciendo gaslighting, dejándola más propensa a permanecer en la relación abusiva. 

El nombre de la obra, “Gas Light” proviene de una de las tácticas de manipulación que Gregory utiliza para convencer a su esposa Paula de que ya no puede confiar en sus pensamientos ni en su sentido de la realidad. 

¿Cómo se manifiesta?

Hay muchas técnicas que un abusador puede utilizar para hacer gaslighting a su víctima, sin embargo, hay cinco que se consideran las más comunes:

  1. Retención: el abusador finge no entender la conversación o se niega a escuchar. Puede decir cosas como “intentas confundirme” o “no quiero volver a oír esto“, lo que hace que la víctima dude o se cuestione a sí misma. 
  2. Contrarrestar: el abusador cuestiona la memoria de la víctima, aunque esta recuerde los hechos correctamente. Puede decirle: “¿Estás segura de eso? Sueles tener mala memoria” o “creo que estás olvidando lo que realmente ocurrió“.
  3. Trivialización: el abusador minimiza o desprecia los sentimientos de la víctima, haciéndole creer que está armando un problema de la nada. Puede decirle: “¿por qué te pones tan dramática con esto?” o “siempre estás tan sensible“.
  4. Desviación: el abusador cambia el enfoque de una discusión, cuestionando la credibilidad de la víctima. Puede decir: “eso es sólo algo que has leído en Internet, no es real” o “sólo lo dices porque se lo has oído a tu mamá“.
  5. Negación: el abusador se niega a asumir la responsabilidad de sus actos o lo que realmente ocurrió. Puede decir: “Te lo estás inventando, yo nunca he dicho eso” o “no recuerdo que eso ocurriera“.

El gaslighting es una forma de abuso emocional y psicológico muy común. 

El gaslighting, a diferencia de muchas otras formas de abuso, puede ser difícil de identificar porque se produce, sobre todo, en relaciones afectivas en las que hay confianza y el abusador puede mantener su imagen de pareja respetuosa, confiable y cariñosa, debido a que no hay un maltrato evidente o fácilmente reconocible como violencia física o verbal. 

Además, el gaslighting puede ser aún más difícil de identificar porque el abusador manipula lenta y gradualmente a la víctima hasta llegar a su objetivo de minar su autoconfianza y su percepción de la realidad.

A medida que la víctima experimenta gaslighting, con frases como: “lo que pasa es que tu tienes mala memoria”, “eres demasiado sensible” o “te estás inventando cosas”, los efectos de esta manipulación conducen a que la persona que abusa tengan cada vez más poder y control sobre la víctima y, por tanto, de la relación. 

El gaslighting suele ocurrir en relaciones afectivas y, en la mayoría de los casos, las víctimas son mujeres. Esto se debe, en buena medida, a los estereotipos de género que suelen situar a los hombres en posiciones de poder en las relaciones con mujeres. A esto se suma que muchas veces las sociedades han negado o restado importancia a esta desigualdad. (Ver: Decir “no”: un privilegio de los hombres).

Así, con mucha frecuencia, las mujeres que viven estas situaciones o que expresan los miedos que sienten en sus relaciones, son calificadas de “exageradas” o “histéricas”, lo que conduce a que ellas cuestionen sus emociones y realidades.

Como resultado de esto, tienen muchas más probabilidades de vivir gaslighting y, a menudo, les resulta más difícil reconocer cuando lo están sufriendo. (Ver: Colombia enfrenta una emergencia de violencia machista).

La víctima suele sentir que no puede confiar en nadie más que en su abusador, ni siquiera en sí misma. 

El gaslighting puede provocar o agravar la ansiedad, la depresión y el aislamiento social, lo que puede dificultar aún más su identificación. Sin embargo, hay algunos signos que se pueden utilizar para reconocer si uno o alguien más es víctima de este abuso, entre otros están: cuestionarse constantemente su memoria o su percepción de los hechos, creer que está “loca” o que es “irracional”, sentirse incompetente o inútil, disculparse constantemente ante su pareja, no confiar en sí misma para tomar sus propias decisiones o defender constantemente el comportamiento de su pareja ante las demás personas. 

Aunque el gaslighting suele darse especialmente en las relaciones afectivas heterosexuales, también puede presentarse, entre otras, en las relaciones entre padres e hijos o entre parejas del mismo sexo.

Otro ejemplo de gaslighting es aquel que utiliza tácticas de manipulación similares para socavar o desacreditar, por ejemplo, a las personas afro cuando hablan de sus experiencias con el racismo. (Ver: Ser lesbiana y afro en Colombia).

Viene en forma de preguntas como: “¿estás seguro de que fue por tu color de piel?” o “¿de verdad crees que el comentario fue con mala intención?” o mediante afirmaciones que intentan justificar los casos de racismo, como: “no todo tiene que ver con el color de la piel, probablemente fue un error” o “no es para tanto, no tienes que ser tan sensible“.

Este gaslighting no sólo hace que las personas afro cuestionen sus propias realidades, reacciones y experiencias, sino que también contribuye a perpetuar el racismo estructural al intentar hacer creer que no existe o que no son asuntos urgentes. 

En las redes sociales…

El uso del término “gaslighting” se ha disparado tanto en redes sociales que, incluso, fue la palabra del año en 2022 para el diccionario Merriam Webster. Y aunque es importante que el tema sea cada vez más visible, se trata de un término frecuentemente mal utilizado y malinterpretado. (Ver: Postverdad: la gente cree lo que quiere creer).

Por ejemplo, mucha gente afirma que está sufriendo gaslighting para señalar a alguien que está en desacuerdo con ellos. A veces se califica de gaslighting cuando alguien está tratando de cambiar la perspectiva de una persona sobre un tema o influir en ella de una manera u otra, y aunque esto a veces puede ser frustrante o conducir a debates, no es gaslighting. (Ver: No. La culpa no es de las redes).

Una diferencia clave entre estas interacciones y el gaslighting es que, en lugar de intentar alterar la percepción de la realidad o cuestionar la confianza en uno mismo, este tipo de desacuerdos pretenden ofrecer otra perspectiva, además del propio punto de vista o experiencia. A esto se suma el uso del término “gaslighting” en redes sociales para cerrar un debate. 

Si bien hay casos de gaslighting en las redes y en las interacciones cotidianas, el mal uso del término ha confundido y minimizado su significado real y hace más difícil que las personas reconozcan cuándo son víctimas de este abuso o que lo comprendan plenamente. El primer paso es entender muy bien qué es para identificarlo y denunciarlo cuando ocurra y evitar que más personas lo sufran. 

*Periodista de American University, Washington D.C, practicante en Sentiido.

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