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Especiales Pirry Iglesia y homosexualismo

Especiales Pirry: Iglesia y homosexualidad

Aunque el episodio abordó irregularidades frente a la protección de derechos de los menores de edad y las personas LGBT, hizo falta claridad a la hora de distinguir la homosexualidad de la pederastia.

El domingo 27 de octubre se transmitió por el canal de televisión RCN un nuevo capítulo del conocido programa Especiales Pirry.

En esta ocasión, Guillermo Prieto, también conocido como “Pirry”, se enfocó en dos temas coyunturales de la actualidad colombiana: el abuso de menores por parte de funcionarios de la Iglesia católica, y los obstáculos que ha tenido la aprobación del matrimonio para personas LGBT en el país.

El episodio, que fue titulado “Iglesia y homosexualismo: durmiendo con el enemigo”, despertó muchos comentarios a favor y en contra, que crearon un debate en torno al tipo de argumentación y a la forma como Pirry presentó los temas elegidos.

El interés del periodista al sacar a relucir problemas que suelen verse con condescendencia es importante, dado el impacto y el nivel de difusión que tiene un canal como RCN. Sin embargo, hubo algunos aspectos que también reforzaron ideas nocivas sobre las personas LGBT.

Empecemos por el principio. El título: “Iglesia y homosexualismo” en apariencia indicaba que iba a tratar un tema del que poco se ha querido hablar en las altas esferas de la institución católica: la orientación sexual de sus miembros.

Es decir, el reconocimiento de que los sacerdotes tienen y viven una sexualidad y que, como seres humanos, no es una dimensión que se pueda cortar de sus vidas como sacando una tajada de mango con un cuchillo.

Sin embargo, la primera sorpresa apareció cuando se presentó la introducción al episodio: el tema de la primera parte era el abuso sexual de menores por parte de funcionarios de la Iglesia.

En este caso, del sacerdote Efraín Rozo Rincón y de los hermanos Carlos y Jaime Alonso Vásquez, el primero de ellos sacerdote de San José del Guaviare y el segundo, exsacerdote y actual Representante a la Cámara por el Partido de la U.

Si el episodio se denominó “Iglesia y homosexualismo”, esta primera información pudo dar a pensar a los espectadores que tanto Rozo como los hermanos Vásquez eran homosexuales y por eso abusaban de niños.

Palabras más, palabras menos, el mismo argumento que usan los opositores al Matrimonio Igualitario y a la adopción por parte de parejas del mismo sexo: falta de idoneidad moral, abuso de menores, sexualidad exacerbada, promiscuidad, enfermedades, etc.

Una cosa es la pederastia y otra la homosexualidad (u “homosexualismo”, como Pirry prefirió llamarlo). Es una diferenciación que muchas personas se esfuerzan por que sea reconocida en las instituciones educativas, en el ejercicio de las leyes y en la percepción cotidiana que se tiene sobre las orientaciones sexuales.

Es, de hecho, una distinción fundamental que podría evitarles a muchas personas homosexuales el dolor de sentir que su orientación sexual es un error y una aberración para la sociedad, además de ser discriminadas en sus familias, trabajos y círculos de amigos.

Al respecto, el abogado y docente César Sánchez Avella escribió en su cuenta de Facebook:

diferencias entre homosexualidad y pederastia

Un ejemplo más concreto de esta confusión, llegó cuando Pirry incluyó el ya famoso pronunciamiento del senador Roberto Gerlein durante una plenaria para votar el proyecto de ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, en noviembre de 2012.

Al respecto, el funcionario afirmó que el sexo entre hombres es “sucio, asqueroso, un sexo que merece repudio, un sexo excremental”.

El testimonio de Gerlein es una excelente muestra de los prejuicios, el machismo y la falta de respeto que aun se tiene, desde las más altas esferas del gobierno, frente al libre desarrollo de la personalidad y a la orientación sexual de las personas.

Sin embargo, Pirry confundió los posibles usos que se le podían dar a estas declaraciones, y las incluyó (no sin cierto tono risueño) para referirse al presunto abuso sexual que los hermanos Vásquez cometieron contra Francisco Javier Bohórquez en San José del Guaviare.

Pirry sacó del contexto las declaraciones de Gerlein, que se referían de manera displicente a la homosexualidad, para tratar los supuestos actos de pederastia de estos funcionarios de la Iglesia. Esto refuerza la intención que nunca estuvo clara desde el principio: que para Pirry, abuso sexual de menores y homosexualidad van, implícitamente, de la mano.

Todos son Carlos y Gonzalo

Cuando llegó la segunda parte del episodio, Pirry se enfocó en los obstáculos que ha tenido el Matrimonio Igualitario en Colombia, sus principales persecutores y cómo se ha buscado defenderlo.

Esta sección rescató información importante y relevante, como el protagonismo que ha tenido la Fundación Marido y Mujer en la búsqueda por impedir que esta institución se extienda para las personas LGBT.

Pirry habló de cómo una serie de tutelas buscaron eliminar los matrimonios entre personas del mismo sexo que ya algunos jueces habían efectuado. El más mencionado fue el caso de Julián Albeyro Cantor y William Alberto Castro, cuyo matrimonio fue anulado por el juzgado 39 civil de Bogotá mediante una acción de tutela interpuesta por la Procuraduría General de la Nación. Posteriormente, dicha acción fue invalidada por la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá. Es decir, el matrimonio se ratificó y la tutela no tuvo efecto sobre esta unión.

A pesar de que se han hecho públicos los nombres de estas dos personas, ellos se han mantenido al margen de la explosión mediática que estos matrimonios han generado en Colombia. No hay registros fotográficos ni videos con testimonios de los contrayentes.

diferencias entre homosexualidad y pederastia
Gonzalo Ruíz (izquierda) y Carlos Rivera (derecha), a la salida del juzgado 67 tras haber obtenido su estado civil de casados.

Sin embargo, se ha visto que ya varios medios han utilizado otra imagen para hablar de Julián y William. Esta, corresponde a la unión de Carlos Rivera y Gonzalo Ruíz (que sí cambió su estado civil pero la juez no lo llamó “matrimonio”) y que tuvo en su momento un amplio despliegue de imágenes y declaraciones.

Durante el programa de Pirry, al ver que se mostraban a Carlos y Gustavo como si fueran Julián y William, Sentiido se manifestó de manera irónica en sus redes sociales de esta manera:

Por su parte, algunas personas expresaron su desacuerdo:

En muchos casos los medios de comunicación tienen dificultades para acceder a material que ilustre sus notas, artículos o reportajes. Es común ver, en consecuencia, que si se habla del desempleo en general, se use una imagen de unos señores sentados en las bancas de una plaza, o que si se tratan las relaciones sentimentales, se incluya una imagen de parejas cogidas de la mano mientras caminan por la calle.

Ni hablar de los derechos de las personas LGBT, que suelen ir ilustrados con la foto de la silueta de dos personas besándose detrás de una bandera arco iris o con la foto de una torta de matrimonio con dos hombrecillos de pastillaje.

El problema surge cuando se trata de un caso en particular, como el de Julián Cantor y William Castro, y se usa reiteradamente la imagen de Carlos Rivera y Gonzalo Ruíz. Puede que a quien no conozca a las personas esto no le afecte directamente, aunque aún así le esté llegando una información equivocada.

Podría darse el caso de que se hablara del presidente Juan Manuel Santos y se usara la imagen de su primo Francisco Santos, o que se difundiera la noticia del asesinato de Rosa Elvira Cely y se usara la imagen de Lisette Ochoa, una de las tantas mujeres agredidas por su marido.

Pero no es lo mismo. Y esto lo constata una actividad obligada para los periodistas: el fact checking. Esta tarea requiere que los periodistas verifiquen todos los datos que están utilizando para sus notas, bien sea escritos, narrados, en imágenes o cualquier otro tipo de fuente. Es una tarea difícil y que no siempre garantiza la inexistencia de imprecisiones, pero sí reduce el margen de error.

Por esto mismo, a pesar de que parezca irrelevante, es importante que los consumidores de productos informativos les recuerden a los periodistas (incluidos los de Sentiido), que la precisión en los contenidos es importante, así se esté hablando de “anónimos”.

Finalmente, hay que destacar que el trabajo de Pirry procuró buscar una variedad significativa de fuentes en los dos casos, aunque especialmente en el del Matrimonio Igualitario.

Se permitió conocer tanto la perspectiva de la oposición, representada por el vocero de la Fundación Marido y Mujer, como la de quienes la defienden, en cabeza del abogado y activista Mauricio Albarracín y la Concejal Angélica Lozano. Se les dio espacio al senador Armando Benedetti y al “Concejal de la familia” Marco Fidel Ramírez.

Francisco Javier Bohórquez, el demandante en el presunto caso de abuso sexual por los hermanos Vásquez, pudo hablar personalmente con Monseñor Francisco Nieto Súa, obispo de San José del Guaviare, y confrontarlo sobre la ayuda y el apoyo que requirió y que aparentemente no recibió en su momento (los contenidos de las respuestas del religioso son tema que ameritaría otra columna).

Al final del episodio, Pirry quiso conectar los dos temas mencionando lo irónico que resulta que la Iglesia persiga a los homosexuales mientras carece de autoridad moral para negarles derechos.

También trató de poner al descubierto situaciones muy complejas sobre el abuso de poder de algunos políticos y funcionarios religiosos. Fue un episodio que merece un debate tanto por el tipo de denuncias que hizo, como por el manejo y el enfoque que le dio a los temas tratados.

2 thoughts on “Especiales Pirry: Iglesia y homosexualidad

  1. Me parece que el mensaje principal estuvo claro; sobre todo cuando al principio hizo alusión a todas las “cruzadas” y “cacería de brujas” que ha hecho la Iglesia contra grupos humanos en todas las épocas de la historia. Con este inicio ya quedaba diáfana la posición del programa, su intención de crítica a la “doble moral” de la Iglesia Católica. Como televidente desprevenida capté que la proposición principal que se quería transmitir es que la Iglesia, en todas las épocas de la historia, ha escogido a grupos humanos para perseguirlos, pisotearles sus derechos y que la historia ha demostrado que estas persecuciones estaban fundamentadas en el fanatismo, la superstición, la ignorancia. Viene luego la segunda proposición al referirse a los casos de pederastia; en este sentido también quedó claro que la pretensión es demostrar cómo los representantes de la Iglesia católica se erigen como jueces implacables siendo ellos enfermos sexuales, delincuentes, seres pervertidos. La última parte, cuando se centran en la lucha de la comunidad LGTBI , deja claro el deseo de romper paradigmas en el televidente para que respete a esta comunidad…Considero que el señor Pirry hizo un buen trabajo y, si bien es cierto que hurgando profundamente se puede hacer la lectura que en este artículo se enuncia, esto no corresponde al mensaje central que dejó el programa. Estas iniciativas de los medios de comunicación por apoyar la lucha de la comunidad LGTB deben ser estimuladas, no tratar siempre de buscar el lunar para demeritarlas. Es grandioso que un espacio triple A, visto por millones de personas haya respaldado así a la comunidad y haya desmitificado y desenmascarado a la Iglesia, principal oponente de sos derechos.

    1. @mavalen:disqus . En el mundo académico y de la investigación de estas problemáticas sociales, mi señora, existen personas “suceptibles de cambio”. Estas personas son aquellas cuyo posible prejuicio existente hacia un grupo o situación humanos no es dogmático ni ciego y, por ende, es suceptible de cambio con la presentación de argumentos coherentes y hechos que contradigan dicho prejuicio.

      Sin embargo, están las personas no susceptible a ese cambio, aquellas que por dogma y terquedad no permiten ningún argumento , razón o hecho contradictorio a sus prejuicios, por más razonables y verídicos que sean. Para este tipo de personas, los errores cometidos por Pirry en su lenguaje y su rigor investigativo es una excusa para construir imaginarios deformes en este tipo segundo de personas, ya que el esfuerzo ético que la “mayoría” de la sociedad les exige para evaluar sus prejuicios y los hechos con justicia y honestidad son mínimos aún.

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