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Más allá de la muerte de los curas

Contrario a lo que algunas personas dicen, el caso de los dos sacerdotes que pagaron para ser asesinados no es un llamado para que de ahora en adelante sea obligación revelar la orientación sexual, pero sí para que la iglesia católica reflexione sobre algunas de sus posturas que tanto daño le hacen a sus religiosos y a la sociedad.

Podríamos sumarnos al coro de las redes sociales y repetir “ah, eso les pasa por maricas” o “llegó el momento de que todos los curas salgan del clóset”.

Podríamos intentar profundizar en si los sacerdotes que fueron noticia la semana pasada eran pareja o tenían sida o sífilis o las dos, pero hay que dejarle trabajo a Elenco y a las secciones de farándula de los noticieros.

En cambio nos preguntamos si no habrá llegado el momento de que la iglesia reflexione sobre algunas de sus posturas, incluidas aquellas que, para evitar discusiones o respuestas que no tienen, prefieren llamar ‘dogmas de fe’.

¿No será hora de que esta institución reflexione si debe seguir manteniendo sus llamados votos de castidad? Y de paso los de obediencia, porque digamos que los de pobreza ya quedaron atrás.

El asunto es más de fondo. Va mucho más allá de exigir que a partir de ahora todos los sacerdotes revelen su orientación sexual. Eso nunca, en cualquier caso, dejará de ser una decisión personal.

Nos preguntamos qué será más “contranatura”: las relaciones homosexuales como la iglesia se ha encargado de difundirlo, promoviendo de paso la homofobia o evitar que los seres humanos, seres sexuados por naturaleza, tengan vida sexual, la que sea que elijan.

En un país donde el 70,9 por ciento de la población se define como católica, cómo pueden sus directivas seguir diciendo que no tienen nada en contra de los homosexuales pero que deben abstenerse de llevar una vida que ni siquiera eligieron, sino que, por obra y gracia divina, les correspondió vivir.

Mientras el clero continúe en su férrea posición de que el matrimonio debe ser solamente entre un hombre y una mujer porque lo demás es ‘contranatura’ y que los hijos deben crecer en un hogar constituido de tal forma, buena parte de ese 70 por ciento, que tiene una fe ciega, seguirá repitiendo de generación en generación esta premisa que sus guías espirituales les enseñaron.

¿Hasta cuándo algunos jóvenes se sentirán presionados a ingresar al seminario para ocultar una orientación sexual? ¿Hasta cuándo la iglesia seguirá encubriendo a los sacerdotes que abusan sexualmente de quienes confían en ellos?

¿Hasta cuándo obligará a sus sacerdotes a cumplir con unos votos de obediencia con el único fin de seguir manipulándolos como borregos? ¿Hasta cuándo le seguirá respondiendo a los fieles “esto es dogma de fe” cuando no sabe qué responder ?

El asunto de los dos sacerdotes va mucho más allá de si frecuentaban o no bares gay o si tomaban whisky o cerveza. El asunto acá es que la iglesia católica desista de su interés por mantener unos votos contranatura, que le haga saber a ese 70 por ciento que la homosexualidad es tan normal como la heterosexualidad y, especialmente, que entienda de una buena vez que en su afán por mantener el poder lleva siglos desvirtuando la esencia de su existencia que no es algo distinto a un legado de amor, tolerancia y reconciliación.

5 thoughts on “Más allá de la muerte de los curas

    1. Enfermedad es la homofobia, que usted destila tan alegremente.
      Por cierto que se escribe eutanasia, además de ignorante, bruta/o.

  1. Con el respeto que me merece tan importante discución lo que yo creo que es que las personas deben hacer una elección si son homosexuales deben asumirse como tales y no usar la sotana para tapar esa situación que en este momento en nuestra sociedad es casi totalmente aceptada. osea la invitación es vives como pienses.

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