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Marcha LGBT Colombia 2017

Vengan, marchen con nosotros

Se acercan las marchas de la diversidad sexual y de género en Colombia. Vengan, marchen con nosotros y apoyen con su presencia a quienes tienen miedo de salir.

El 28 de junio de 1969, en un bar de Nueva York, los clientes se negaron a aceptar una nueva redada policial. No porque desconocieran la autoridad, sino porque cada redada significaba maltrato, insultos, sobornos y cárcel para quienes no pagaran.

La protesta ocurrió en un bar gay, pero la iniciaron mujeres trans y lesbianas. Los disturbios duraron tres días y significaron el inicio de una forma de protesta y reivindicación que se repite cada año desde 1970, la Marcha del Orgullo.

Desde ese año, cada vez más ciudades del mundo se unen a la reivindicación. Para lograr hacer la marcha, en varios países se afronta la resistencia de grupos neonazis, de ultraderecha, de fanáticos religiosos o la represión del gobierno.

De manera que en muchos lugares marchar representa un riesgo, no solo de ser encarcelado si no de perder la vida. (Ver: La importancia de las marchas LGBT).

En Bogotá marchamos desde 1983. Hubo un par de marchas en la década de los 80, pero se volvió anual a partir de 1996.

Desde 2001 no se llama Marcha del Orgullo Gay, sino Marcha de la Ciudadanía LGBT, que incluye a más gente y habla de los derechos que se reivindican.

En otras ciudades del país también se ha vuelto una actividad infaltable en el mes de junio, o el domingo posterior al 28 de junio. (Ver: Marchas LGBT 2017 en Colombia).

Llevo 17 años asistiendo a la Marcha. La he visto mutar desde cuando solo salíamos un grupo pequeño de mujeres y gente LGBT, hasta cuando se empezaron a unir los grupos universitarios, los partidos políticos, la defensoría, entidades gubernamentales, agencias de cooperación, delegaciones de embajadas, grupos de investigación universitaria, entidades privadas e incluso iglesias.

Cada año asiste más gente. Cada año llegan más personas a acompañar la causa de sus amigos, de sus hijos, de sus sobrinos, de sus hermanos o de sus padres. Es una manifestación enorme de colorido, risas, fuerza, rumba, memoria y reivindicación.

Está la rabia de la memoria por las personas asesinadas, por las que se han suicidado, por las que han afrontado la discriminación en tantas formas. Por eso se marcha, pero se marcha en tono de fiesta.

Quienes asisten por primera vez se encuentran con muchas expresiones que no son habituales. Probablemente encontrarán gente que va menos vestida que como siempre: no hay que asustarse. Basta recordar el tono de carnaval de la Marcha.

Además, es importante no dejar de lado el hecho de que para algunos es una manera de expresar la autonomía sobre lo único que realmente es nuestro y que tantas voces pretenden regular: nuestro cuerpo.

Es probable que algunos otros rechacen todas las recomendaciones y se tomen unos tragos mientras marchan.

Es un asunto que no hemos logrado evitar, pero no se le olvide que la Marcha también es un carnaval y, aunque no debería pasar, la gente se toma sus tragos en todos los carnavales. Que eso no le disuada de asistir, se va a divertir, se lo prometemos.

Debajo de la fiesta, siempre está el reclamo contra la realidad tozuda de la discriminación.

Verá familias grandes, unidas, apoyando a sus hijos, acompañando a sus hermanos o sobrinos. Encontrará niños y niñas, felices, de la mano de sus padres, acompañando a sus tíos o a sus dos mamás.

Se va a encontrar con un río de gente que camina bajo el sol y sonríe; algunos gritarán consignas, otros estarán bailando, pero todos, todos, estarán unidos por la convicción de que es posible un país distinto, es posible convivir con la diferencia y es posible reconocernos humanos e iguales.

Si quiere apoyar la causa de la igualdad, apúntese a la marcha. Lleve bloqueador y sombrero. Siempre hace sol, aunque el día haya amanecido gris. Póngase unos zapatos cómodos, hidrátese, y prepárese para vivir una fiesta inolvidable.

Su presencia será muy importante. En medio de los miles de marchantes, su sola asistencia será una voz de aliento para miles que aún no se atreven a marchar, que tienen miedo, que se sienten intimidados por los discursos de odio que por desgracia se han vuelto tan frecuentes.

Por eso su compañía es tan importante, porque la suya será la voz de los que no tienen voz. Así que gracias por venir, gracias por unirse a la causa de la igualdad y gracias por ponerse del lado correcto de la historia. ¡Nos vemos en la marcha!

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