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Tatiana Piñeros

“Le apuesto a una Bogotá diversa, en todo el sentido de la palabra”

Tatiana Piñeros, quien desde el pasado 3 de julio es la directora del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá, habló con Sentiido sobre la importancia de valorar toda la diversidad de la ciudad, más allá de la orientación sexual y de la identidad de género.

Se identifica como una mujer transexual. Aunque para algunas personas es errado decir que una persona nace en el cuerpo equivocado, Tatiana Piñeros cree que este sí es su caso. “Yo estaba atrapada en el cuerpo de un hombre, porque me siento una mujer y así me he construido”.

No por esto se considera  una “cuota trans” o de “inclusión” de la Bogotá Humana de Gustavo Petro. Señala que el alcalde jamás la habría nombrado directora del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá (IDT), un cargo en el que tiene a su cargo 30 empleados de planta y alrededor de 150 contratistas, si no conociera de cerca sus capacidades. El turismo, además, es el tercer renglón que más genera divisas en la economía de la ciudad.

Piñeros asumió este puesto el pasado 3 de julio, después de haberse desempeñado durante un año y medio como directora corporativa de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Su historia laboral en el sector público empezó a los 18 años, en la Contraloría General de la Nación, entidad a la que estuvo vinculada durante 11 años. Estando allí, cursó su carrera en Contaduría Pública y una especialización en Gerencia de Recursos Humanos.

Posteriormente trabajó en el sector privado, pero rápidamente regresó al público: primero a la Alcaldía de Chapinero (Bogotá), después al Instituto Distrital de Participación y Acción Comunal (IDPAC) y, más adelante a la Secretaría de Integración Social.

“Si hubiera sido nombrada directora del IDT para demostrar que en esta alcaldía se contratan personas LGBT para ‘altos cargos’, Petro habría podido optar por un hombre homosexual, una mujer lesbiana o una persona bisexual. Me eligió a mí por mis capacidades, especialmente en asuntos tan delicados como ser ordenadora de gastos”.

Cuando se desempeñó como directora de gestión corporativa en la Secretaría de Integración Social, Piñeros manejó presupuestos de 600.000 millones de pesos. “En ese entonces hubo gente que protestó por dejar a cargo de una mujer transgenerista tanto dinero, como si mi identidad de género tuviera algo que ver con mis habilidades profesionales y personales”.

Ser transexual, lo de menos  

Algo similar sucedió cuando fue nombrada directora del IDT. Muchas personas no se detuvieron en su formación o experiencia, sino en el hecho de ser transexual. “Como si una persona dirigiera una entidad con lo que tiene entre las piernas y no en la cabeza”.

Algunos medios de comunicación titularon la noticia así: “Por primera vez una transgénero llega a dirigir una entidad distrital” o “Tatiana Piñeros, la transexual que vende a Bogotá en el mundo”.

No obstante, reconoce que su nombramiento sí marca un precedente para el país. Recuerda que cuando trabajaba en la Alcaldía de Chapinero, alguna vez se reunió con un grupo de mujeres transgeneristas de Fontibón. Piñeros les dijo que debían estudiar y capacitarse, a lo que ellas respondieron: “para qué, si nadie va a contratarnos”.

“Mírenme a mí”, les señaló Piñeros, pero ellas insistieron en que su caso era la excepción y no la regla. Ahora, agrega, se ha demostrado que estaban equivocadas: muchas mujeres transgeneristas trabajan en dependencias distritales.

Sin embargo, la responsabilidad de garantizarles oportunidades laborales a ellas no debe recaer solamente en el sector público. “¿Por qué en los supermercados no se ven mujeres trans de cajeras o empacadoras? ¿Por qué los empresarios no las contratan como secretarias o directoras de comunicaciones o mercadeo? El chip debe cambiar tanto en el sector público como en el privado”.

Y sabe que para que esto suceda, ayudaría mucho que el Congreso de Colombia aprobara una ley de identidad de género que, entre otras cosas, le permita a las personas elegir el sexo que aparece en su documento de identidad.

“Este Congreso será histórico porque aterrizará los acuerdos de La Habana (Cuba). Pero una sociedad no puede pensar en paz o postconflicto, mientras exista desigualdad o intentos por regular la vida de las personas. Esto implica la aprobación de una ley de identidad de género que evidencie lo que dice la Constitución Política de Colombia sobre el libre desarrollo de la personalidad”.

A Tatiana Piñeros no le interesa ser la única persona trans que ocupe “altos cargos” en el país. “Lo positivo es que, por un lado, cada vez más mujeres transgeneristas son consientes de la importancia de capacitarse y prepararse y, por otro, que más empresas contemplan incluirlas en sus nóminas”.

El problema es que mientras estudian, muchas personas transgeneristas se sienten obligadas a aplazar su construcción de género o la manera en que quieren lucir físicamente. Y lo hacen así porque temen ser víctimas de burlas y discriminación.

“Yo hice mi carrera antes de empezar mi tránsito. Y hay quienes dicen que eso es lo correcto: estudiar, capacitarse y después construirse físicamente. Pero yo pregunto: ¿por qué uno tiene que pasar parte importante de su vida sin lucir como quiere? No es justo. El tránsito debería poder iniciar desde el colegio”.

Tatiana Piñeros, mujer transgénero Bogotá
Antes de llegar a la dirección del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá, Tatiana Piñeros se desempeñó como directora corporativa de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Más allá de cirugías estéticas

Según explica, las intervenciones físicas a las que acuden las personas transgeneristas no son “cirugías estéticas”, como el sistema de salud las clasifica. “Son intervenciones necesarias para exteriorizar un sentir o para que el cuerpo coincida con lo que uno es”.

Algunas mujeres acuden a cirugías para aumentar el tamaño de sus senos o hacerse una lipoescultura, porque no se sienten a gusto con una parte de su cuerpo, pero con una persona transgenerista el asunto es mucho más de fondo.

En la búsqueda de ese cuerpo acorde con su interior, agrega Piñeros, muchas mujeres trans se someten a intervenciones de garaje y a inyecciones de aceites que cuando no les ocasionan la muerte, les producen laceraciones o graves problemas respiratorios y circulatorios.

“En términos económicos, es mucho más rentable para el sistema de salud del país acompañar los tratamientos y las intervenciones físicas requeridas para la construcción de las mujeres trans, que atender los daños que se presentan en su salud por lograr una imagen acorde con lo que sienten”.

Otra de las prioridades de las mujeres trans, explica, es algo tan sencillo para la mayoría de personas como poder caminar tranquilamente por Bogotá, sin sentirse restringidas a estar solamente en una parte de la ciudad.

“Yo también he sido discriminada por mi identidad de género, nunca en la magnitud de muchas de ellas, pero en un ocasión no me dieron un empleo por ser transgenerista y una vez por la calle me gritaron ‘adiós mamacito’”.

Por todo esto, tiene muy claro que la prioridad de esta población y de buena parte de la LGBT no es el Matrimonio Igualitario. “Antes de garantizar que puedo casarme, necesito saber que si voy por la calle no me van a agredir”.

Ahora, sin embargo, el principal reto de Tatiana Piñeros es promover a Bogotá como destino turístico. Reconoce no ser una experta en el tema, pero sabe que en este momento la prioridad del IDT es una buena gerencia. “Y yo siempre he estado vinculada a temas administrativos, de ejecución y cumplimiento de metas”.

Entre sus propósitos como directora del IDT está mostrar las diferentes caras de Bogotá, continuar con la promoción nacional e internacional de la ciudad e impulsar más el turismo de negocios. “Mi premisa es: el destino es Bogotá. Voy a salir a vender esta ciudad y sus más de 400 atractivos”.

El llamado turismo LGBT también está entre sus planes. “En promedio, las personas heterosexuales viajan una vez al año, mientras que algunas LGBT, tres. Necesitamos sensibilizar a la ciudad para mostrarle que hay un nicho de mercado desatendido. A un hotelero poco le importa si el dinero proviene de una persona heterosexual, homosexual o transgenerista, sino vender sus servicios”.

Tatiana Piñeros, mujer transgénero Bogotá
La prioridad de Tatiana Piñeros como directora del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá es promocionar los más de 400 atractivos turísticos de la ciudad.

Hay espacio para todos

No se trata de estereotipar a la población LGBT, agrega, sino de lograr que la ciudad sea amigable con la diversidad sexual y de géneros. “Que parejas heterosexuales y homosexuales puedan demostrarse afecto sin problema en un mismo restaurante. Bogotá no puede tener unos espacios para heterosexuales y otros para LGBT”.

Según Piñeros, aún hay un largo camino por recorrer para el pleno reconocimiento de la diversidad sexual y de géneros en el país. “Todavía hay gente que cree que ser LGBT es algo aprendido. Yo tengo dos hermanos heterosexuales y a los tres nos educaron igual. Entonces, ¿yo por qué soy trans y ellos no?

“Aún hay quienes dicen que en las instituciones educativas no debe hablarse de diversidad sexual y de géneros porque los niños van a querer ser LGBT. Por el contrario, si se hablara y se mostrara abiertamente este tema, nos ahorraríamos infinidad de traumas, peleas y discriminaciones. La gente se sentiría más cómoda con su orientación sexual o identidad de género y no como un ‘bicho raro’”.

La educación en Colombia, explica, parece concebida única y exclusivamente para personas heterosexuales y no para toda la diversidad existente y que incluye no solamente a las personas LGBT sino afrodescendientes, indígenas y demás.

“La diversidad sexual debe ser más visible. No tiene por qué ocultarse. Es importante que veamos más mujeres transgeneristas en supermercados, transporte público, librerías y en todos los espacios de la ciudad”.

Según Piñeros, es importante que la gente tenga la oportunidad de conocer y de tratar personas abiertamente LGBT. “Se señala a esta población sin siquiera conocerla. Dicen que las travestis son peligrosas sin haber tratado a una”.

“A veces también lo que hay detrás de la discriminación es miedo. En ocasiones la gente no sabe cómo tratarme, si decirme él o ella, y es cuestión de explicarles. Yo les digo: mi construcción es femenina, entonces refiéranse a mí como mujer”.

Tatiana Piñeros no descarta postular su nombre a un cargo de elección popular. “Las personas LGBT no necesitamos interlocutores o que otros hablen por nosotros. Tenemos voz propia y podemos exigir respeto e igualdad de derechos en primera persona”.

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