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Los chicos no lloran: homofobia y estereotipos de género

Sentiido habló con Francisco Navarro, un español de 18 años, autor del libro “Los chicos no lloran”, que trata sobre el daño que causa la creencia de que los hombres deben comportarse de una determinada manera y las mujeres de otra.

Oriundo de Albacete, ciudad española ubicada entre Madrid y Murcia, Francisco Navarro habla con una voz tan profunda y madura como sus palabras escritas. Con frases pausadas y cargadas de emociones, describe metódicamente las experiencias vividas por los personajes de su libro “Los chicos no lloran”, una historia que gira en torno a la homofobia, la violencia doméstica y la salud mental. Ha sido el dolor de las personas que han sufrido la discriminación y el rechazo, lo que le ha inspirado a escribir este libro. (Ver: “Cuando acepté que ser homosexual no era enfermedad ni pecado, mi vida cambió”).

Antes de hablar de tu libro Los Chicos No Lloran, cuéntanos un poco de ti.

Mi nombre es Fran y tengo 18 años. Vivo en Albacete, una ciudad no muy grande en España. Soy escritor, fotógrafo y activista LGBTI. Siempre he amado la música y el piano. Comencé a escribir poesía cuando tenía 14 años y en marzo de 2020 publiqué mi primer poemario. Imfranxu (el nombre de su cuenta de Instagram) es mi alter ego, el otro “yo” loco por el arte, la música y las reflexiones profundas.

¿Qué te inspiró a escribir este libro?

Me inspiró la necesidad imperante de visibilizar y tratar temas tan necesarios como la homofobia y la violencia de género. Gracias a mi rol como activista LGBTI, he podido tratar con muchas personas y he conocido sus historias, sus miedos y sus duras experiencias. Respondería que me ha inspirado el dolor de las personas que han sufrido la discriminación y el rechazo por ser quien quienes son, pero también mi propio dolor. He vivido experiencias que también alimentan este libro. (Ver: Bullying homofóbico en el colegio: esta fue mi experiencia).

Siempre me gusta explicar qué busco con el libro. Sí, es una historia ficticia, pero refleja la realidad. No es sobre cosas lindas o feas, es simplemente lo que vivimos. Mi propósito es mostrar esto, pero también que hay que intentar tomar esas limitaciones y convertirlas en aprendizajes para continuar el camino siendo mucho más fuertes. No es olvidar lo que ha pasado, sino tomar lo negativo y convertirlo en fortaleza.

Los chicos no lloran
Francisco Navarro, un español de 18 años, es el autor del libro “Los chicos no lloran”.

¿Te ves reflejado en Roy, el personaje principal del libro?

Me relaciono con él en cuanto a la inseguridad y el miedo que le crea la sociedad para que él pueda ser quien es. Ese miedo de no gustarle a los demás, de ser rechazado por la familia o el entorno, esa incertidumbre de “¿qué va a pensar la gente?”. Escribir el libro me hizo dar cuenta de muchas cosas de mi propia realidad.

En algún punto se tornó como un desahogo, soltaba todo aquello que me provocaba malestar y ansiedad, y fue una manera de escupir el miedo que tenía dentro. Luego de leer lo que había escrito, me di cuenta de que siempre vamos a ser juzgados por una cosa o por otra, no importa cómo seamos. Pero al final es tu vida: debes vivirla como sea más conveniente para ti.

El título del libro hace una clara referencia a los roles y comportamientos asignados a los hombres. ¿Cuál es tu punto de vista sobre estos roles?

El rol de virilidad y la referencia de que los hombres no deben llorar me parecen ideas arcaicas. Al fin y al cabo, necesitamos llorar, expresar nuestros sentimientos y mostrarnos débiles a veces. No somos material inerte. No eres más o menos hombre por llorar. (Ver: “Desde que las niñas son rosadas y los niños azules, estamos jodidos”).

En el libro la homofobia se percibe como fuente de sucesos trágicos. ¿Cuál es tu definición de “homofobia”?

La homofobia para mí es una masa de odio que crece en el interior de gente intolerante, un asesino invisible. A veces me pregunto de dónde viene ese sentimiento lleno de ira contra personas que viven de la manera que creen conveniente sin hacerles daño a otros.

Como activista colaboro con una asociación de mi ciudad de protección a personas LGBTI. Brindamos apoyo psicológico, les recordamos que son libres de ser lo que quieran, dejándoles saber que no deben tolerar actos homófobos, sean verbales o físicos. Cuando sufrimos agresiones y discriminación, olvidamos que somos iguales porque nos hacen sentir inferiores. Es como cuando coges un billete, lo estrujas y lo tiras al suelo. Está arrugado, pero tiene exactamente el mismo valor.

Hablemos de las mujeres en el libro: Sara, una amiga incondicional, y Lena, una madre abusada. ¿Cuál consideras que es el rol de las mujeres cuando hablamos, por ejemplo, de homofobia?

Le debemos nuestra libertad a una mujer trans, afro y prostituta: Marsha P. Johnson. Las mujeres han jugado papeles muy importantes en las luchas LGTBI. La lucha hacia la igualdad es una lucha en común. Ellas viven la desigualdad de género y las personas LGBTI la desigualdad en derechos, esto hace que los colectivos deban unirse.

Algo que puede ser común en la vida de una persona LGBTI es tener algún familiar homofóbico, así como se expone en el libro. ¿Lo has experimentado en tu vida?

Sí, por desgracia yo y mucha gente lo hemos experimentado. Es doloroso sentir el rechazo de un familiar al que amas, y que te haga sentir que no eres “normal” o que estás enfermo. De todo esto aprendí que quien no te quiere como eres, realmente no te quiere. Mi padre siempre ha sido una persona muy conservadora y siempre ha tenido comportamientos homófobos y siempre he sentido ese rechazo por mi orientación sexual. (Ver: 6 respuestas a un familiar homofóbico).

Los chicos no lloran

Hombres gais, e incluso personas LBTI, pueden identificarse con esta historia. ¿Cómo crees que ha sido recibido este libro por parte de esta población?

He hablado con muchos lectores, y la gran mayoría de ellos se han sentido muy orgullosos de mostrar la cruda realidad a la que nos enfrentamos, a lo difícil que es nuestra vida por culpa de una sociedad que rechaza lo que se sale de ciertas normas impuestas.

Mi familia más cercana, con quienes mantengo mayor comunicación, han aplaudido la valentía de expresar realmente lo que siento y por tratar de representar problemas como la violencia doméstica, la salud mental y la homofobia. (Ver: “Dejemos de decir que no queremos hijos LGBT”).

¿Qué le dirías a alguien que esté experimentando situaciones difíciles a raíz de expresiones homofóbicas?

Le diría que jamás van a estar solo. Que a veces el camino se pone difícil, pero hay que seguir adelante. No necesitas a una persona que cuestione tu vida, porque es tuya y sólo vamos a vivirla una vez. (Ver: Sí, todo mejora).

La entrevista terminó con interrogantes y silencios espaciados, con una sensación agridulce de quienes exaltan el poder de las experiencias plasmadas en letras al tiempo que reflexionan sobre las vivencias y preocupaciones de una población tan viva como oprimida.

Francisco está trabajando en la segunda parte del libro, una pequeña continuación en la que buscar resaltar historias de abuso en un sentido más amplio que, para él, “es otro de los problemas que lleva conviviendo con nosotros desde que existimos.” También espera publica un breve poemario sobre salud mental. Los Chicos No Lloran está disponible en Google Books y Amazon en formato impreso y digital.

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